lunes, 16 de marzo de 2009

LIBRO DE VERSOS VARIOS

A Lucas, que no es médico
ni acompaña a Saulo, ni sirio-antioqueno,
sino hispano.germano y bisnieto.
¡No es na!

¡Oh, Lucas! Vaya con Lucas.
Gran alegría nos produjo
Lucas, al salir al mundo,
del acuario de mamá.

Con cuatro kilos de peso
ni cabeza ni las nalgas
encajaban,en el tubo,
de la pelvis maternal.

Con los genes alemanes
y cromosomas de España
buena alianza en las entrañas
de su madre germinó.

Por la gloria de las razas
con bendición de San Lucas
su evangelio nos educa
lo que Jesús enseñó.

San Lucas será su santo
felicitarle esperamos
con bisabuela contamos
no tardando lo verá

Por ser el primer bisnieto
al cielo haremos plegarias

Él nace en mayo florido
en el parterre las rosas
son las flores muy hermosas
Lucas, con rosas nació.

Le cubrieron de pañales
y con flores muy hermosas
arrancaron rosas rojas,
que perfumaron su hogar.

Aunque lejos de él estamos
tenemos deseo de verle
correteando por el césped
de la Atalaya sin par.

Vamos, Lucas, adelante
a disfrutar de la vida.
Tu padre en la homilía
pida salud, pida paz.







El bautizo de Lucas,
según San Lauren, 22,11.

Las risas, los lloros
la muerte la vida
la fiesta convida
¡Oh, Lucas, amar!
En diciembre el nueve
el agua bendita
señala la cita
.de tu cristiandad.
¡Oh, Lucas, tu día!
La marca sucinta
los mundos eternos
los días serenos
¡Oh, Lucas, sabrás:
Que nada perdura
que todo transforma,
En tanto conforma
¡Oh, Lucas, tu amor!







La comparación divina.

Lucas, con Alma y André
qué parangón tan tremendo,
existe en este momento
¡Jesús, María y José!

Pues dime, de los abuelos
con, Begoña, con, Julián;
estos que, de él son maternos
¡De qué parangón serán!

Con los abuelos paternos
¡Vaya con el alemán!
Difíciles me son ellos,
¡Que no los sé pronunciar!

¡Qué tipos más estupendos,
estos alemanes son!
Abuelos de mi biznieto
¿Con quién tienen parangón?

Ellos son cristianos viejos
Como en Salamanca vi.
con la boda de los nietos
Todos reunidos allí.








A Lucas, en Navidad.

vas cruzando
Cruzando vas nubes blancas,
encantado caballero
todo un Quijote embrujado
en días de Navidad
Quién es ¿Quién el gran caballero,
que de Alemania a España,
en un Pegaso de madera,
cruzando va el firmamento?
Quien saber quiera que diga
Lucas, y acertó el misterio.

El mejor regalo es
Ver tus hermosos ojos
con pestañas como toldos
¡Y villancicos cantad!

¡Que un fiero perro me ladre!
Si aquel no es el niño Lucas,
que dormido te acurrucas
en los brazos de tu madre.









A Lucas en Monterrubio.
I.
Cuando yo tenga cien años,
esté vivo o esté muerto,
lo que te digo es bien cierto,
tú los doce cumplirás.

Serás un gentil muchacho,
que a nada tendrás temor,
ni al infierno ni al amor,
ni temerario serás.

Hombre razonable y justo,
mas, no serás Sancho Panza,
que rechaces una lanza,
te defienda de lo injusto.

Respetarás al que cae,
víctima de una desgracia,
del que no tiene más gracia,
que de limosnas vivir.

Como un Quijote enarbola
la bandera de la paz,
busca diálogo eficaz,
no te embarques en la ola,
de la que es pasividad:
busca en todos santidad,
y rehuye del engaño,
te produciría daño,
unirte con la maldad.







HACER OTRA ESTRIBA.

Cuando mi nieta me besa
Con aires de juventud.
Me trae un rayo de lid,
Que alegra mi corazón.

Un bisnieto nos ha dado,
muy parecido a un muñeco
no siendo guatemalteco,
Es un buen alemán de hombría.


El compañero de Pablo
iluminará tu vida.
No llegando a ser un druida,
que te confunda la Biblia.









Corre, Salta, brinca al trote
lleva bien a don Quijote
de aventura en aventura,
no tenga mala ventura
Que tuvo con galeotes.

Y tenga buenaventura
Que tuvo con los leones.

Un día en el ascensor,
te robé furtivo un beso
Y tu me ofreciste: ¿Subes?
- No. -Yo te dije cobarde-,
lo que fuera la salvación
De tu honra y de la mía.






Mira ese árbol que a los cielos
sus ramas eleva erguido,
en ellas columpia un nido
Donde duermen tres polluelos.

Ese nido es un hogar
no lo rompas, no lo hieras,
sé bueno y deja a las fieras
El vil placer de matar.

El padre a lo lejos gusta,
con su armónico piar
que te alejes pedirá,
Pues los polluelos se asustan.

La madre muy afanosa,
Estará limpiando el nido,
no haya algo corrompido
No les huela bien a rosas.

Piensa que son criaturas,
como tu, y como yo,
La naturaleza dio
gracia de las aventuras.



A LOS NIETOS.

- Haz a los nietos
un galimatías,
-dice la abuela-
con tus poesías.
- Manos a la obra.
¿Cómo lo quieres?
A la carta
o al correr de la máquina.

- A mí me es igual.
Versifica justo
a los tres al tiempo
sin dejar ninguno,
en las cunetas El Tiemblo.

- ¡Vaya! Me han salido
sin rima los versos
- No me culpe a mí
si es analfabeto.
- Pues, vamos a ver
cual es el primero
Si luego requieren...
Dame algún consejo
- Empieza con mucho orden.
Fernando que es el más viejo
- ¿No será el buen psicólogo?
Alma no puede ser eso.
- Es aquél que tras los musgos
corre pisando los suelos
escala los terraplenes
Con tiento y bastante esmero.

Este galimatías
ya está, ya va saliendo
que yo hubiera querido
lo mejor que hay para ellos
gracias a nuestra poesía.
- Eso también yo quiero
que encuentres ritmo y rima
para hacer bien los versos.
- Veamos: El poeta marra.
Por más que lo intento.
No tengo fuerza ni garra.
- Es difícil si del suelo
la zorra dejó la parra.
Bien sabes lo que te tengo
dicho, si es para tu bien
que esto para los nietos
nada tiene así que ver.
- Que si Fer se fue muy lejos.
- Me dijo, que a Canadá
y Julio no fue al Tirreno,
- Alma si fue a Alemania
a promocionar un puesto
en escuelas alemanas.
- Como ves esto ya está echo.
poner a Alma, o a Fernando
Indiferente el primero.
- Sabemos que Julio es
de los tres el más pequeño:
- Tenía ya diez en cada ala.
cuando les hice los versos.
- A propósito del año.
Quieres decir: Con respeto
repartimos por igual
sin ver si uno es el primero
y el otro al concierto va,
con músicos compañeros
- Alma los ve como lógicos
a los recuerdos sinceros,
sean a todos.
- No está mal,
consigan lo que queremos.
Uno, u otro y el de más allá.
Todos reciban los besos,
que les mandan los abuelos.





LEÓN.
¡León! Sólo el nombre me ha de bastar.
Para dar luz clara de su grandeza.
¡León! Es lo mismo que decir nobleza:
Cuna y sepulcro de reyes sin par.

Si en un soneto no puedo alabar
glorias pasadas y tanta belleza
no me pidáis un imposible, Alteza,
porque en él nada habéis de saborear.

La Catedral, San Marcos, San Marcelo,
San Isidoro, Legio Séptima.
Mas como a seguir no me comprometo.

Suplico alteza, que vengáis a verlo
Y admiréis belleza diamantina.
Que cuanto digo hay verdad en concreto.

Mas acabe con el soneto,
que un estrambote para describirlo,
me sería vano intento repetirlo.




DESDE EL ATALAYA

A MI AMIGA LA GOLONDRINA


Ver volar es agradable
cuando van en sociedad
huyen de la soledad
Aqui paran en los cables.

Rizan vueltas por el cielo
con inaudito donaire
toman alimentos al vuelo
con el pìco como el anzuelo
Cazan con mucho socaire.


Todo el año retozando
El sustento van buscando
si no es en este lugar
en otro lo han de encontrar
en partidas van viajando.


Si otro sol les ilumina
con reflejos en el ala
sin dañar la retina
al pasar por la colina
Es alli donde se instala.


Luego de regreso a casa
nidos forman con anhelo
donde nacera el polluelo
los hacen con argamasa.
Con hojas cubren la masa.


Llega el mes que se han de amar,
a la hembra han de alcanzar
Por debajo de la nube.
Es obligado a procrear
esto a todos nos incumbe.

Viva el amor ! Estos dos.
cantando alegres se van
y el uno del otro en pos
fuera como ujn semidios
a natura gracias dan.



MIS AMIGOS LOS PERRITOS CHIQUITINES


Tienen Marilo y su madre Petrita
Tres lobeznos: dos perros y perrita
uno luce un bonito lazo azul
lo sacaron hacen poco del baul
y no es el tercero un cosmopolita


Que este nacio siendo el mas pequeñito
de coyunda de los dos, esta inscrito
por naturaleza. Es el mas travieso
es un pesado y no le doy un beso
no ha salido feroz : es un bendito.


Con lazo rosa la hembra es un primor
ver como corretea, y busca un salvador
Uno de continuo acosa y molesta
cuando organizan a coro una orquesta
por quererla montar el vencedor


Cuando llegan a visitarnos
primero que hacen es ladrarnos
el gorila - es el mayor - nos presenta
la pelota que me hice en compraventa
y a jugar, cuidado con pasamanos.


Sin verlos pasa un año y nos abruman
y de estos perros no se que presuman
de memoria intensa como el olfato
quiza nos huelan con abintestato
y los huesos del suelo los exuman


Los amigos tienen esos perritos
muy chiquititos, son una monada.
Ladran con mas fuerza que cien cabritos
y al mas pintado le dan la cornada
si se descuida por la granujada.


Por eso guardan el hogar del amo,
el ladron malo corre como un gamo
y Marilo leé, Petrita descansa
ellos vigilan y cuidan la casa.
Detener más crias, esto es un reclamo.


NO TE PERDONO

( A RASPUTIN SE LO DEDICO GRAN PECADOR
ARREPENTIDO PERO NO PERDONADO ) mayo, 2003


Ha llegado pecadora Angelita
Al reclinatorio y a la sacristia
cuando llego y ella me vio,
una serpiente que se reptaba
por el paraiso se transformo.


Yo la temblaba pensando en Eva
en aquel sitio con una manzana
le hizo pecar, pobre de adan
el no sabia lo que era..... Liar.


Arrodillate en el reclinatorio
cuatro Padrenuestros y al purgatorio
pero Angelita si queria con el vestido
tan ajustado con esos dos lirios
quew son dos tetas como las
bombas del ETA.


Yo no quisiera pecar hoy contigo
miedo tengo de ir al infierno maldito
por eso pido que te santigues
a sacristia vete a rezar
que yo por fin aqui termino
y voy a ver si te has arrepentido.
pero Angelito tan pecadora de arrepentida.
nada entendia y yo sufria
ay Angelita !!
Es tan hermosa !!
va por iglesia do sacristia
le doy estopa para que rece
por su alma un poco y por la mia.


Asi un día y otro día ella pecaba.
Y se arrepentía, dándole castaña.
El perdonaba ella lo creía
por que rezabaen sacristía.


Tal Rasputín quien lo hacía,
en la Siberia en una orgía,
con la esperanza de perdonados,
volver otro día, y con los
rezos que hacían todos juntos
y guiados por el monje disoluto
más no podían ser perdonados
que los pecados si son veniales
cualquier humano puede anularles.
Pero esos gordos de comilones,
con tanto morbo ni Dios habrá
que los perdone.






A MI HIJO

UN JUEVES EN EL H.C.A.
DEDICADO A LOS CINCO JINETES DEL APOCALIPSIS NEURONAL
DEL HOSPITAL CENTRAL DE ASTURIAS
MADRID, ENERO 2005

Al recibir al enfermo de Parkinson
es de triste su lamento una oración:

Ay , de mi!!!!!
con el mano en la mano no bebí
Triste día cuando enfermos movimientos,
Yo perdí.
consumía mi existencia sin vivir.
Satisfecha esta lozano,
la elección resultó buena,
que la pantalla lo observa
la operación va a empezar.
Con el trepano en la mano
y en la camilla el enfermo
el buen cirujano Seijo
pronto le va a trepanar.


En el registro Fernando bien
contempla en la pantalla,
que el enfermo da la cara,
dispuesto esta a cooperar.
Sujetan ribusto al cráneo
casco con cuatro tornillos.
electrodo al orificio
pasa para estimular,
Esta Salvador atento
transtornos del movimiento,
ponen microelectrodo su
precision es el colmo
va a el núcleo a atravesar,
Analiza Guisasola
lo que por audio se escucha
cuando su micro estimula
un buen punto neuronal,
contento está el cirujano,
Tambien neurofisiólogo
esta bien el protocolo.
Empecemos a actuar
- Traspasa lindo electrodo
ese núcleo neuronal
- Le dice el neurofisiólogo -
la diana vete a buscar.
Semisentado el paciente
para que no pierda fluidos,
y no este el cerebro caído,
que no se pueda operar.
Dan barridos neuronales
al cerebro como egipcios
por estar comprometidos
en busca de mejorar.

- Déme el vaso que ahora puedo
yo beberlo con mi anís,
si conseguimos la cuchara
que es de plata otrosí
con la fuerza que recibo reviví.
Cuando estamos en la meza
no hay quien pueda sin candíl.

SEIJO, LOZANO , FERNANDO
Y MENENDEZ-GUISASOLA
Y CON ELLOS EL SALVADOR
PARA ELLOS LOS CINCO LA AUREOLA.
CUMPLIDA SATISFACCION.





LOS PECADOS CAPITALES.
(MADRID ENERO 2005)

SON SIETE :
SOBERBIA, AVARICIA, LUJURIA, IRA , GULA, ENVIDIA Y PEREZA.


LAS VIRTUDES CONTRAPUESTAS TAMBIEN SON SIETE :
HUMILDAD, LARGUEZA, CASTIDAD, PACIENCIA, TEMPLANZA,
CARIDAD Y DILIGENCIA.

I

Quien obrase con SOBERBIA
creyendo ser el más listo
es que a sí nunca se ha visto
lo repugnante que está
le recomiendo HUMILDAD.

II

Quien con AVARICIA vive
muy poco le satisface
lo acumulado administre
y saque de su escondite
lo que el pueblo le complace
es Lrgueza quien resarse.

III

Quien peca con la LUJURIA
para endulzarce la vida
va en busca de una quimera
son excesos de Afrofita,
los que dañan su existencia
CASTIDAD se le aconseja.

IV

Quien nos responde con IRA
es hombre muy insensato
le recomiendo templanza,
es una virtud del alma
y del hombre recatado

Quien iracunado pervierte
lo bueno por lo fatal
un regusto de maldad
es constante hasta en su muerte
PACIENCIA le salvará.

V

Quien come con mucha GULA
sin masticar lo que come
sin bula a fallar se expone
con estreñimientos tantos
como días hay en el año.
ABSTINENCIA le correponde.

VI

Quien nos miente por ENVIDIA
no es amante a la verdad,
en perjuicio de su prójimo
por el beneficio propio.
finge con mucha maldad
ha de obrar con CARIDAD.

VII

Quien se vale de la prensa
y le angaña al ciudadano
pagará con la condena
de saber que fue un marrano
del mal que le hizo antaño.

VIII

Quien mata a los seres vivos
y al hombre, mujer o niño,
si con hierro vil los mata
su vida a hierro se apaga
maldita vida de vicio.

IX

Quien fornica a la mujer
casada, eso es adulterio
si el marido toma venganza
no es de extrañar que lo haga
para su arrepentimiento
si en casa a los dos les mata.

Quien difama es un cobarde
un mísero reportero
se vale de la falacia
e insulta al caballero
que encuentra en el derrotero,
de su merecida fama.

X

Quien roba con grave daño
sin llegar a compensarlo
ni es capaz de arrepentirse
no es raro vaya a vestirse
con ropa de presidiario.

XI

Quien es inocente y pena
por lo que no delinquió
la sociedad le indemniza
con el perdón de boquilla
sin otra compensación
ten mucha, mucha paciencia.

XII

Quien del tabaco es vicioso
no tarda en sufrir el daño,
envía nicotina al foso
y encontrarás mejoría
en el bolso y en la vida.

XIII

Aquel que guarda las normas
y en sociedad se comporta,
los parabienes recibe
de sus hijos, si le viven.
Estos con gracia le adornan,
con virtudes que mejoran.

XIV

Quien se atreve a despreciar
con ignorancia supina
la ciencia y sigue lo ignoto
en la vida estará tonto
como persona indecisa.



XV

Quien padece de pereza
ni se contempla en el espejo
abandona su belleza
no es capaz de una proeza
diligencia le aconsejo.





NO TE OLVIDO

Cuando miró madre tu sepultura
de mi atrevida indignidad me espanto
de haberos ofrecido tanto y tanto
por el derecho de primogenitura


Cuando contemplo madre tu hermosura
en un retrato de entonces, mi llanto
regando va a tu lecho sacrosanto:
reverdece florida la envoltura.


Por las sendas del mal corriendo ajeno
soñe siempre en tus cariñosas manos
a mis lujurias y a mis deseos vanos
eran ellas las que ponian frenos.


Te alzaste a regiones de los cielos
y aspire el aliento que te robaban
malditos asesinos que te insultaban
en la noche fria como los hielos.



Allí en la fosa común te arrojarón
do arrasada yacía la cultura
tiempos erán de muy malaventura
bestias humanas españa arrasarón.


Vencereís, pero no convencereís
bravo Unamuno asi les hablaba
- insigne profesor de Salamanca -
Vos que de patriota poco teneís.


Pobre mujer que horrorizada oyó
tus súplicas tristes, en los tormentos,
oraciones sagradas y lamentos
en el momento que tu alma expiró.


Esa mujer que tan enferma estaba
en cama, por la ventana oía tus voces
las voces; ella expirar no tardó
horrorizada, en la noche.


Donde estan hoy, los ecos lastimeros,
lanzados cuando te sacrificaron?
Hijo mio !! Dios salve!!se apagaron
sus ojos a la vida, se exitinguieron.



YO TAMBIEN REZO


Yo tengo madre, niventa y un años
te sigo hablando como si existieses
como si de la muerte resurgieses
para hacerte bien sin hacerme daño.


En días que siguieron a tu muerte
soñaba que en Asturias te encontrabas
cumpliendo con tu deber enseñabas
Válgame Dios !!! esa no era mi suerte.


Ahora, pues, perdóname madre mía,
rezo com la vida me ha enseñado.
No todo es ateo, si igualado,
como Francisco de Asís me decía


Acostado todas las noches rezo,
con el que quiero recordaros siempre:
Tu y mis hijos tengáis, salud y suerte
como los nietos, yernos, y biznieto.


Hijos Fernando y Begoña
tanto monta tanto,
Begoña como Fernando.


Que tengan buen concepto
buena salud y suerte
se críen sanos y fuertes
yernos nietos y bisnietos.



COMO SE HIZO EN SODOMA Y GOMORRA
MONTERRUBIO DE ARMUÑA
MARZO 2009


Castiga, Señor ,crímenes que hacen!!!!
Pues, en nombre de Cristo los hicieron
o exomulgales por crímenes hechos,
y perdona a los hijos que les nacen.


Y no te olvido en mi memoria historica
como a todos los demás profesores
y víctimas que sufrieron dolores,
de la cultura saber y retórica.




A MIS NIETOS
OVIEDO, NOVIEMBRE 2004


No corras cariño mío,
no hay prisa en llegar a casa
mira como va la luna
brillante su enorme panza
y fijate en la tortuga
cuando en la luna se ampara
poco a poco se encaminan
y siempre al destino alcanzan.
Un elefante muy gordo
a la tortuga no aplasta,
por que los dos a la luna
admiran a la sabana.
De noche el niño en la cuna
contemplándola se baba.
No corras cariño mío
no hay prisa en llegar a casa.




VULCANO O LA MADRE DE MIS HIJOS
MADRID, ENERO 2004


Cuando te contemplo tan dichosa
caminando tan alegre con soltura
Crees que te quiero
por lo hermosa que eres
te equivocas
que aún si un feo adefesio fuera
yo te quisiera.


cuando en la playa hacemos streaptease
para lanzarnos raudos al agua
piensas que por eso yo te quiero
al verte esbelta, y muy ufana
ya te equivocas.
Que si un panfleto villano fuera
yo te quisiera.


O si en la mar con cuatro brazadas
te alejas pícara de mi lado,
piensas te amo por lo bien que nadas
te equivocas.
Pues si como una foca tu fueras,
Yo te quisiera.


Si cariñosa abrazas a los niños
con infinito misterio de madre
crees que ahora voy a quererte más,
por lo tan bonita que estás
cantando la nana.
No vuelvas a equivocarte
que si un adefesio fuera
Como siempre, yo te quisiera.


O tranquilamente gozas a diario
con dicha de los magníficos hijos
y luego me besas,
complacida del regalo:
Crees que te quiero más
Te vuelves a equivocar
Aunque una descgraciada fuera
Yo te quisiera.


Si te pareces a Doña Leticia,
con tu sonrisa y con carácter fuerte
crees que por eso, te quiero mucho más,
te vuelves nuevamente a equivocar.
Aunque fueras Asturiana fea,
Yo te quisiera.


Si el esperma nos dió buen resultado
y los hijos salieron tan hermosos
por eso crees que yo te quiero más
por la buena acogida que tuviste
a los buenos genes que te ofrendara
Te equivocas.
Si aunque un desierto fueras,
Yo te quisiera.


Te quiero y me quieres
y eres madre de mis hijos
y mi compañera.
Que si fueras de ellos un Vulcano
por muy hermosa que fueras
Yo te quisiera.





LA CATEDRAL DE LEON


Veis esos pórticos? con esas fachadas,
encarnan las fuerzas, de glorias pasadas,
pueblo trinfante en el orbe sin par.



Veis esos picachos con sus pajarracos,
que graznan en lo alto y hacen arrumacos?
Todo forma parte de la catedral.


Y mientras por dentro por las amplias naves,
invisibles nidos de invisibles naves
que cantan, que entonan sus himnos sagarados.


Que extasían al que puebla las hornacinas.
Son inmóviles mujeres peregrinas,
están sus bustos en mármoles tallados.


Encima estan de alabastros pedestales,
santos que reciben luz que entra a raudales
caladas policromas cristalerías.


Cristo allá esta en la sombra oscura,
se le adivinan en su trágica escultura,
y ambos lados puertas de las sacristias.


Por fuera el sol baña la forma ojival
y a viejos paseando pasa por la catedral
y por sus jardines amantes parejas


Leonesas parejas, que son tan felices,
Turistas que observan los miles matices
Grandezas pasadas en ellas reflejas.


Y asi se presenta imponente y hermosa
en ojos viajeros, altiva, orgullosa
que encarnan aureolas de un pueblo sin par.


Cuando contemplo en ella me embeleso,
como amante constante al verla ex profeso.
Como quisiera en su seno anidar!!






ROGUEMOS A SAN LUCAS
( madrid, 13 Abril 2009)

Tres años vas a cumplir
desde el día que naciste,
el grito que tu diste
al mundo hizo vibrar.


Un nombre le hay que elegir,
- los padres ilusionados -
los santos examinados
a lucas van a elegir.


Aquel que cuidaba a Pablo
quien mejor que ati también
te guíe en la vida bien
pon obsequio en su retablo.





PICO BURIN



AY!!!de mi alegre montaña
donde tan efliz viviera
donde siempre lisonjera
fue mi vida al parecer.
AY!!!de mi alegre casita
con balcón al mediodía
donde el sol siempre se ría,
nunca más te vuelvo a ver
allá junto aquel picacho
que sabrosa es la merienda
que apacible que estupenda
cerca del pico Burín.
La sombra de aquellos pinos
los ruiseñores que trinan
y buroneses caminan
de un confina otro confín.
Muy alta la cumbre estaba
cerca del cielo, Dios clava
donde no es facíl llegar
y en la gruta de aquel monte
cuando a torrentes llovía
plácido asilo elegía
sin llegarnos a mojar.
Dicen que cuestas del mundo
suelen causar pesadumbre.
Y yo que subia a la cumbre,
sin llegar a descansar!
Muy alta estaba la cumbre,
muy alta la cumbre estaba
cerca del cielo, Dios clava
Que no es fácil alcanzar!




EL PECADO ORIGINAL


El paraíso estaba hermoso
arribaen el firmamento.
todo erá dulzura, y dicha.
nada confundía en el cielo.


Los pinguinos bien nutridos
los dos lanzados a el fuerón
sin advertencias ni normas
que alli sobran los consejos.


Y que harán estas criaturas!
los sexos tienen expuestos,
a uno aquello le cuelga
como si fuera un anzuelo.


Al otro, que siendo hembra
nada le cuelga, por cierto
pero tiene prominencias,
pezones les llamo el pueblo.


EL FRUTO DEL ARBOL PROHIBIDO


Condición que Yhavé impuso:
No coman el fruto nuevo
el del árbol prohibido
ese, caído en el suelo.


Así paso la velada
nada ímpedia el sosiego
Adán aqui se acostaba
Eva en el otro extremo


Yhavé les enfrio el lugar
grave error en aquel tiempo
les cobijan las estrellas
las que les sirven de techo.


Los dos bien arrejuntados
del frío se protegieron
estaban tan arrimados
que a Adán se le empinó aquello.


Entonces surgió el problema
¿ Que hacemos ahora con eso?
fruto del árbol prohibido
es la serpiente un señuelo.


-Va! No hagáis caso pareja
del confuso impedimento,
saber no ocupa lugar
si pruban de ese buñuelo.


Fue así como les convence
y rómpiendoles el hielo
les mete en el pecado
sin níngun otro consuelo.



COMO FUE EL PECADO


El pecado no fue simple
que la manzana comieron
es sabido, que sea el mal
por comerla no lo creo.


Los pobres sin experiencia
fallan en como lo hicierón
fruto prohíbido del árbol
digerirla no supieron.


La manzana era indigesta
había que tener resuello
no evitan que se ensuciara
al encontrarse en el suelo.


Por eso al siguiente día
la diarrea a los dos,les dieron
los frutos que se comían
con las pepitas aún dentro.




EL AMOR EN PRIMAVERA
( la atalaya , junio 2003)

Bonito es el campo en primavera
la vida se expande con gran potencia
las aves regresan, formando van
nidos, que pronto los hijos vendrán
y hay que proteger no tenerlos fuera
se hace un repaso.
- Mi novia fue aquella
el año pasado. Voy a por ella.
No hay reparo para seguir procreando
cual si fuera tambien esta doncella.
El nido hace bien, y en él va sumando
Cinco años venimos a este portal
nos instalamos y el nido litera
en un escondrijo de la madera.
Formamos seguros el arsenal
de noticias como un arrabal.
Allí tranquilos, los dueños se fueron;
nos dicen piando. El nido lo hacemos.
El amor en pleno vuelo, y luego ella
unos días de pausa, pone las yemas.
y las crías, dichosos, nacer las vemos
cuatro nacieron de huevos, fueron cuatro
ninguno falló por la buena estufa
y nosotros orgullosos los criamos.
Es amor que nos permite Natura.
para seguir la vida mejorando.
pese al destrozo de los viejos campos,
que notamos el intenso progreso
en el desarrollo de los humanos.
De como los animales estamos.
Ya nadie se fija, si no hay dinero,
de como el medio ambiente es un fracaso
mucha mejora con mejor bienestar;
pero el ambiente se esta destrozando
y a sus habitantes está olvidando
por ansia desmedida de progresar.
Y somos del mismo gen del primero
de cuando el Mundo fue creado.
Ya está con este razonamiento.
seguro que a los humanos
aún nos tienen engañados.
Por aquellos que fueron los más fieros
Como depredador del Universo.
- No es tanto muchacho; pues a nosotros
nos hunde en el misterio
de matarnos sin remedio
cuando el ambiente pococ a poco
irrespirable se nos está haciendo.
Si el ozono no protege de rayos
cósmicos perversos y destructores
abrasarán a nuestros descendientes
y verán como el mundo se convierte
en largo espacio sin vida, arcano.
Tendrán tambien que emprender el vuelo
y como vosotros busquen otros cielos
que los acoja y proteja de ser desechos.
¿Seguira la vida? ¿Llegará eñ siglo XXV?
¿O antes conseguiran subir a las estrellas
y monten en ellas un nuevo hábitat
de la humanidad.
- Según tu me dices también nosotros
seremos barridos de estos mundos
que son nuestros hogares.
También desapareceremos
sin ser los causantes
de tantos daños como me dices.
¿ Y este mundo, pues, seguirá rodando
por otros derroteros, en la tierra?
-Que el futuro te oiga, mi compañero,
y nos encontremos en el siglo XXV
sin tener ningún serio contratiempo.






TRISTE NOCHE
Cuadros, septiembre 1936

Una noche de septiembre triste y fria
medrosa y callada. Dios mío da miedo!
seoyen lejanos opacos sonidos:
solo su recuerdo me crispa los nervios,
por calles desiertas, calles fangosas,
cuatro energúmenos por el pueblo,
caminan silenciosos, todos cierran
ventanas y puertas con troncos gruesos
que estos endemoniados criminales,
tienen sed de sangre, que están sedientos
de vidas cristianas e inocentes
y todo lo arrasan y a sangre y fuego
Que la orden de Gerifaltes dierón
es matar a diestro y siniestro.
Hay que atemorizar al pueblo

Quien les manda quien le guía?
Dicen acaso, que fuera el general
para el coronel la muerte era anunciada
sus manos he visto de sangre manchadas,
salpicado también tienen el cuerpo
sepultados en el fango del crimen
sus ojos arrojan vivos destellos.
En tricheras heladas
de lejanas tierras,
sus manos he visto
de muertes llenas,
de inocentes criaturas
que se llevó la guerra.
Solo el recuerdo me crispa los nervios.
No lo creo , no lo creo.
Pero es posible? Dios mío, Virgen Santa!!
Qué buscan, que quieren. Más, por qué llaman?
Virgen Santa! apartad de mi este recuerdo.
Que ni vivo Dios mío,
ni descanzo ni duermo.
Señor mío, vos que conocéis las criaturas
y sabeis quienes son malos y quienes buenos,
decid muy alto que todos lo oigan.
Que solo tu sbes quien es perverso.
Que ninguno mancille tu santo mandamiento:
no matarás.

Una noche fría y triste
noche de otoño sangriento
poco a poco, poco a poco,
yo me duermo;
más de súbito me despierto.
Me despierto me despierta un sobresalto.
Dios mío, que recuerdo!
luego diálogos
luego un beso,
No te asustes, hijo mío, hoy me voy
pero mañana vuelvo.
luego nada, no recuerdo
no sé si una descarga
me arrullara, me arrullara,
blandamente en mi sueño.
Hijo mío!!
Dicen fue su último suspiro.

Madre!, No soy poeta,
no sé cantarte con
la elegancia de un espronceda
o de un Campoamor.
Madre!, dulce y amante,
¿Quién te quitó la vida?
el infierno le abrase
y a su madre compación.
Madre! Madre!
Mil veces madre, que pena
que no sepa
cantar lo que me atormenta.
Madre! Cuantas veces soñe
estabas en otro pueblo
no quice nunca creer
qué, había muerto tu cuerpo,
Madre! Mil veces dijera
madre, no completaría
la frase de mi alegría
si cerca de mí estuvieras.

Como no quisiste hiciera
de mi venganza los usos,
de un criminal, una fiera
hubiera limpiado el mundo.
en las noches malas
Madre! velaste cerca de mí.
Sólo pido para tí,
la gloria que tanto amaste.




ELLOS, NO MÁS, ERAN TRES
JESÚS, MARÍA Y JOSÉ
madrid abril 2003

Jesús.
No hay palabras que resuman
al que fue savia de vida
su gradeza nos abruma
y su misión nos deslumbra
no dejó fuera torcida.
Discurso de la montaña
para mi pleno reflejo
de lo que es un mundo nuevo
si para mí no se apaña,
espero para mis nietos.

Le dijo, anda amigo Lázaro
y anduvo con su fe autónoma
y con sus trapos colgando
por las piedras del gólgota
la fe en Jesús propagando,
subio Jesús a montañas
y a las covachas bajaba
y en aquella en que vivió
a María reverensiaba
como un buen hijo sirvió.


Mi madre que le adoraba,
y tanta fe le tenía
la protección le pedía
para mi, cuando faltara,
parece que lo preveia.
Y faltó que asesinaron
los esbirros que triunfarón
en más de muchas batallas
por las tierras castellanas,
Al gobierno taicionando.
Se la llevó ÉL, por que quiso
y no se cual fue el motivo
por que era buena y cristiana.


Y aún si no lo hubiera sido
seguiría siendo una santa.
te venero y mucho más
por todo y del mundo espero
comprenda este mi deseo,
de amor y felicidad,
a toda la humanidad.
Y simplemente Jesús,
ni una pizca de Mesías,
que dijo yendo a la cruz
con la claridad de un día:
Mejorar he. No destruía
Y los Mesías como los generales
destruyen lo que pillan a su paso
con tal de triunfar
sobre los contrarios
sin pensar puedan ser angelicales
los que mueren y destruyen acaso.


María.
A María tengo el respeto
que por una madre imprime
quien como un hijo sublime
fuera Jesús Nazareno,
y como hijo era un lucero,
sin saber, como ni cuando,
por Belén va caminando,
la hebrea y trajo con orgullo,
al mayor hombre del mundo
Por Israel glorificado,
como buena hebrea
las normas cumplió
de sus compatriotas
Luego la quitarón
de verdad su vida
y la zarandearon
con insinuaciones
de malas calumnias.
María yo te adoro
mi madre lo hacía
en reclinatorio,
sumisa en la Iglesia.
por mi suplicaba,
Tocaba el armonio
Cantaba en el coro,
Al mundo pedía la felicidad.
Yo te respeto María
toda mi vida he querido
como Madre de Jesús,
que apellidaron el Cristo.


JOSÉ
Carpintero, tu que fuiste
de los buenos artesanos
el más pobre y el más humilde
al niño divino en brazos
que eran rudos y muy ásperos
al nacer le recogiste
EL llego a ser bienvenido
era el mayor de los seres
y de los hombres nacidos
la espalda coger no quizo
ni sangre de amaneceres.


Unes tu vida a María
y le das el apellido
que quizá más convenia
te llegarón a nombrar
quienes a Jesús seguian
con mejor apelativo
pater putatis decian
pasas por padre por serlo
pero tu no te crees eso
diste la sangre la vida
trabajo y el mayor esfuerzo,
llegas a criar al pequeño
salvas de la tirania
como Abraham va a Egipto
con Jesús: tu hijo y María.
Por los desiertos temidos,
oteando perversas cimas
y a cada paso el peligro.


Y al chico le perseguían,
según escritos decían:
desciende del rey David.
Le hallan como un
bravo Cid,
lo que Jesús no quería,
el pueblo lo pretendía,
bueno, humilde carpintero
y estupendo te quería
y te quiero por todo esto
y por tu gran valentía
Trabajando allí en Egipto
lo que se podía
por sacarles adelante,
al hijo y a María.




EL AMOR
MADRID 15 AGOSTO 2003


- Fui diablo muy divertido
a la infeliz que pillaba
sin dudar me la cargaba
por un capricho maldito
de las especies canallas.

A la que se enamorase
le preparaba una base
esperaba el tropezon.
en las redes del capricho
del alma y del corazón
Y a la infeliz me aguantaba
No sbía ella que era amor
yo diablo muy sabedor
de mimos, la engatusaba
robándole el corazón
Luego que podía hacer!
si no comprarles el alma
conmigo al fuego llevaba
con una escoba a barrer,
inmundicias y más lágrimas
Pero era tan divertido!
el fuego no nos quemaba,
mas tarde la abandonaba
y entonces me venía el lío
al quedarme con el crío.
Fueron todos mis cariños
para el más hermoso niño.




AGOSTO


Ya crece agosto rubio en los centenos
cándido en el aire, azul en las nubes.
El campo perfuma con sus querubines,
el baile mundano anima con truenos
estando dormidas las fuentes,
despiertan a sones de esquilas potentes
y sus murmullos, más son bostezos,
son dulces plegarias y humildes rezos,
el sol rutilante, cándido fuego,
despierta del fuego a las dalladoras
acariciando a las madrugadoras,
y las encuentra en campestre sosiego.



SALVE!!


Rubicunda estrella
sol, gloria fin del firmamento
que das vida y das aliento
a los seres de la tierra
desde lo alto de la sierra
a lo profundo del valle
no hay rincón ni hay calle
que tus rayos iluminen.
L.F.B. MADRID 13 MAYO 2009






NO TODOS FUERON MALOS

Madrid, 07 de Mayo 2009


I


Mi madre, mujer valiente,
lucha por sacar a su hijo
de fauces sanguinolentas
de los esbirros malditos.

Lo consiguió ciertamente,
sacándome del recinto
que en Riaño tenían
de cuartel los asesinos.

Allí estaba tonto de mí
voluntario todo un crio
como si el colegio fuera
de compañeros y amigos.


Aunque tenía dieciocho,
razonaba como un niño,
bien educado salí,
con voluntad de servicio.

Tanto como fueron muchos,
enrolados sin sentirle
en las filas de la muerte,
en la lucha sin sentido.

II

Víctima fui en mi carne
de aquellos mismos esbirros,
que incongruentes siguieron
los pájaros del terrorismo.

Con áfán de hacer callar
y acobardar a los hijos
de la patria maltratada
por conseguir sus designios.

Señor! en lo más profundo
del infierno un escondrijo,
que penen eternamente,
los males que tanto hicimos
a ellos sí, pero no a sus hijos.

Déjalos que acaso ellos,
sean personajes dignos,
y hagan bien en penitencia
por quienes fueron malditos.



AL SOL

14, Mayo 2009


Salve! Rubicunda estrella,
sol, gloria del firmamento
que das vida y das aliento
a seres de la tierra bella.

De la sierra con sus tallos,
al valle que es más profundo
en verdad a todo el mundo,
atas a tus fuertes rayos.

En su día te adoraron,
en babilonia y egipto,
Akhenatón, fue un hito,
en tener un solo Dios.




A LA LUNA


Tan necios fueron los hombres,
que no te valoraban, oh luna!
no comprendian que fueras algo,
arrancada de la tierra.

Muchos siglos viviste
en la ignorancia hasta que
galileo u otros valores
reconocieran lo que valias.

Muchos te vieron cornuda
otros espachurrada,
alfinos de locos poblada,
con visos de fantasia.

Hasta que los grandes sabios
estudiosos del firmamento
te describieron como lo que eres
un trozo no más de la tierra.

Pero sigues siendo cómplice
de los muchachos enamorados,
que iluminas sus caras,
gozosas de dicha y encanto.




EL AGUA H2O
ORIGEN DE LA VIDA


Base de la vida fue
que en el fondo de las aguas
el CHON provocó el CAOS
creando la materia orgánica.

Se desarrollaba allí,
la vida evolucionaba
a móleculas y células,
y así seres se creaban.

De progresíon geométrica,
que inmortales las creaba
la reproducción de células,
a la sexualidad pasaban.

Pues, con una condición:
la evolución progresara,
nacer, procrear, morir,
la vida se renovaba.

En un mundo en expansión,
al infinito se avanza,
y aún mucho se expande hoy
desde el fondo de las aguas.





CHON
Madrid 15, Mayo 2009



CHON es un compuesto químico,
con el (C) Carbono, (H) Hidrógeno,
(O) Oxígeno con nitrogeno se formo
un producto líquido.

Con su unión el Caos ya era,
con la fuerza que estalló
primera revolución
entre la energía y la materia.

En el fondo de las aguas
resultó fuerte explosión
al Bing Bang, muy inferior,
crea materia orgánica.







HUBIERA SIDO UN INFIERNO
LA ATALAYA(El Tiemblo),Junio 2003



¿Quién te ha pedido que hoy me ayudaras?
el que llevo odiando con toda mi alma,
que marcharas hubiera preferido,
o que te alegrases de mi desgracia.
en mi ayuda, sin envargo, has acudido.


Y con el muchacho, Maldita sea!
me has jorobado bien el esquema
por lo que hiciste, con lo que te odiaba,
por humillar hace un año, a mi hermana.
en casa que te quería me dijo ella.


Vaya cuñado que hubiera tenido
noble, poseedor de grandes templanzas
virtudes cardinales que te han dicho.
en la catequesis del cura Gicho,
lleno de buenas bienaventuranzas.


Y hoy he de tener en correspondecia
que ayudarte, declarando en la audiencia
que eres mi amigo ante tus enemigos
lo que haré encantado ante el peligro
de burla que será la penitencia.


Quiero compensar tus hermosos gestos
con participación en los sucesos
no soy capaz de dirigirme ante ti,
te daré las gracias en estos versos
por esto que has hecho, y dicho de mí.


Perdona amigo aunque tu no lo creas,
pues es tanto el odio que te he tenido
que nadie creerá que hemos coincidido
los dos de mutuo acuerdo en la asamblea,
al estar allí en el pueblo, reunidos.



-Esta es la carta que el amigo le envió-



Querido amigo y compatriota mío
si a los inmigrantes he defendido
como no iba a salir en tu defensa
Tú, que eres mi vecino más querido
no produjo reaccion ni sorpresa.


Ella, tu hermana, la que me dejó
no me quería y el amor no se fuerza
por eso me fuí sin decirte adiós,
para seguir con amistad eterna,
siempre de todos fuiste el mejor.


Desde la infancia yo quise a tu hermana,
no pienses la dejara por despecho
me deja ella porque le dío la gana
que si no me quería muy bien lo ha hecho.


Un infierno hubiera sido
este matrimonio nuestro.
No la acuso, hizo lo cierto,
que yo no hubiera podido
con lo que la he querido,
mucho la sigo queriendo,
yo siempre seré tu amigo
Filiberto.





QUIÉN FUERA DIABLO !


Para pasarlo muy bien
desde los tiempos de antaño
en las orgías, Lucifer
fue primero en el pecado.

Un tipo muy ambicioso
en el año en el que rompió
la cábala con su Dios,
por el mundo va gozoso.

El no quisiera ser malo,
pero a esos pecadores!
las almas les ha comprado
a cambio de darles goces.

Caducados los pecados
a muchos arrepentidos,
al infierno les bajaron
se armó allí la de San Bito.

Yo quisiera ser un diablo,
pues abajo en el Averno
se ha de pasar muy bien,
metidos en el jaleo.

-La Mochales, está allí,
amiga de la juventud.
Con la bella Cleopatra,
Mata Hari en su ataúd.

Si pudiera arrastraría
conmigo, al ser diablo ya,
a la hermosa Berrocal.
Otra mella no querría.

La linda Norma Dubal,
me permito la gracia,
de no conceder entrada
a Nuria Espert, la genial.

Hay una que admiraba,
la cantante Ana Belén.
No voy a dejar, Ana!
que caigas aqui también.

No quiero verte quemar!
por más que me divirtiera,
y emocionado te oyera
buenas canciones cantar.

Nota que brota del alma
no me andes con más rodeos
y ven amigo, al infierno,
el Ángel Caído nos llama.

Si has tomado la determinación
de ir a la Gloria, por cierto
a adorara a Dios eterno,
grande será tu emoción.

De rodillas con las manos
juntas como se ven ángeles
a Dios Padre adorando
rodeado de arcángeles.

Pues, chico es aburrido
estar en la eternidad,
sin pizca de libertad,
como una estatua lucido.

Recuerda en el Averno,
abarrotado de niñas,
ninguna es boba ni lisa,
te harán alegre y contento.
Nada de estar tieso
en la eternidad.









LA CIVILIZACION




- I - (ESLABÓN PERDIDO)


Oiga, ¿Dónde está el eslabón perdido?
Eslabón con dos cromosomas menos,
dos cormosomas que no eran precisos
en el mejor desarrollo del feto.

Problemas géneticos al nacer
que cambian la vida en la tierra al pleno,
con un lindo rostro muy deformado
de los padres que la vida le dieron.

Diferenciando una especie de la otra,
que al andar a dos patas mira al cielo,
y en los árboles no sabe trepar,
caminando aún torpe por los suelos.

Con patas delanteras palmotea
bala por la noche como un cordero
patas difieren de las de su hermano
con un claro desvio en los dedos.

Ese sol con su fuego, esas luces,
dice libre ya con su pensamiento:
Que es lo que habrá en el alto firmamento!
al no saber andar se cae de bruces.

Sigue con la busca de su alimento
le ayuda su madre, un ser distinto,
gatea como puede por los suelos,

- II - (HOMO ERECTUS)

Se diferencia cada día más,
y, sin enbargo, los quiere contento
de tenerlos cerca cuando se alejan,
pregunta por qué es diferente a ellos.

Si al venir al mundo lo hicieron juntos
en un parto con géneticos defectos,
aunque mamarón de las mismas tetas,
uno nace blanco y el otro negro.


- III - (HOMO HÁBILIS)


Como no lo entiende sigue dudando,
para consuelo de su pensamiento,
el eslabón perdido surge de otros
lugares y partos del mismo género.

Y en la tribu la paz se tambalea
la madre le defiende contra viento
y marea de quienes lo aborrecen,
es el diablo que ha entrado entre ellos.

Así evolucionan se van juntando
y por el mundo se van extendiendo,
de este eslabón surge una nueva especie,
desarrollandose son como nuestros.

Les contemplan del alto de los árboles
los que un día fueron sus compañeros,
reunidas las tribus que se forman,
ya la civilización va naciendo.



- IV -


Los seres que se extienden por el mundo
pueblan los cercados que construyeron,
la evolución que hay en la nueva especie
hace que este Homo andar ligero.

Desde millones de años que han pasado
los fósiles que han dejado en el suelo
ha sido primero el Homo Hábilis
que cercados y chozas construyeron.

Estos ya trabajaron bien en la piedra,
y en el campo cosechaban centeno
´mas tarde el trigo, dándose a la caza,
si el campo sin agua quedaba seco.

Avances del saber y de la ciencia,
surgen en el oportuno momento,
cuantas veces en nuestra historia humana
las llamas los campos empobrecieron.

El Homo Hábilis cayó en la cuenta
que les era beneficioso el fuego
tras varios intentos se hacen con el,
lo que coge destruye por completo.

Era tanto su poder como un Dios
adoran y tienen mucho respeto
les quita el frio y además les protege,
cocinando mejor los alimentos.

Cuando la glotis baja y se sitúa
sus voces mejoran pronunciamiento
de sonidos que animales emiten
y así entenderse con sus compañeros.

Erguido ya camina el Homo Hábilis,
y tiene el ADN igual al nuestro
y sus dudas son mayores que las nuestras
mas no teniendo a Dios son unos memos.

Mas son ricos pues tienen muchos dioses,
el sol, la luna las aguas y el fuego,
para nada les sirve tantos dioses,
el fuego destruye el trabajo hecho.

El dios agua arrasa buenas cosechas,
si no llueve queda el campo desierto,
la diosa luna es en momentos nada,
el dios sol, les daba luz y consuelo.

¿No fueron, acaso, los diablos que,
transtornaron aquel parto? Bien cierto.
O alguno de esos dioses hacen daño,
ante la duda es libre el pensamiento.

Siguen a las fieras depredadores,
que dejan de su caza muchos restos
que así estos homínidos se aprovechan
y van ocupando nuevos terrenos.

Mejoran la cosecha de cereales
y domesticando gatos y perros,
de años mil tardaron con los caballos
de las aves de corral, sacan huevos.

Los medios para entenderse aumentan,
y así con la evolución y el progreso
ya el homínido es igual al hombre,
varón y hembra de distinto aspecto.

Mejorarón al dejar de ser nómadas
ya se aposentaban en ricos suelos,
los tres continentes colonizaron
dedicados al campo y al pastoreo.




(HOMO SAPIENS)

Aparece el homo sapien y sapiens
un verdadero homínido entre ellos,
todos los textos le hacen igual
con mujer linda de muy buen aspecto.

Los pueblos se agruparón en ciudades
los cultos a la ciencia se extendieron
y fue a más la vida de los homínidos,
con progreso en los conocimientos.

Con ocho millones de años los fósiles
de ellos dan testimonio verdadero,
a trescientos mil años del presente
que evoluciona su conocimiento.

Obligados por duras circunstancias
las tribus agrupadas forman pueblos,
con buenas relaciones comerciales,
se entienden bien con sonidos y gestos.

La glotis colocada en su sitio,
merced a los desarrollos del cuerpo,
donde con afán buscan un lenguaje:
ya van uniendo ideas y conceptos.

Corresponde el Homo Sapiens al hombre
más inteligente, como moderno,
pleno y completo que poblará el mundo
con su inteligencia dió nacimiento
a la cultura, que entre lo moderno
y arcaico que marca disentimiento.

La cultura percibe la persona
en su plenitud de conocimientos
seis mil quinientos años hasta Cristo
bien visto ahora desde el mundo nuestro.

Se asentó al norte en la zona de lluvias,
facultad propia en el conocimiento,
en mejor cultivo de cereales,
en la cria con un buen pastoreo
del ganado bobino y de cerda,
complementan con caza de rebecos
con otro muy diversos animales.
Las cazas evolucionando fueron
desde sencilla construccion cuadrada
de trozos de barro al sol, bien secos.

Del trabajo que incluían un patio
y almacen,en cerámica un progreso
en su pintura y en la fundición
de cobre y plomo, con indicios buenos.

Para marcar la propiedad privada
con la impresion usaron buenos sellos
la cultura Hassuna fue innovadora
muchachas con ondulantes cabellos.

Pintaban como mujeres esbeltas
y sofisticados rostros muy bellos
de tecnologia sofisticada
con economicos avances plenos

Hacia seis mil años antes de cristo
llegaron colonos al norte lejos
de occidente la cultura Hala,
a la Hassuna sustituyeron.

Y la cultura Halaf se extendio
de Siria e Irak todo su terreno
durarón como unos seis cientos años
su arquitectura de mayor progreso.

se caracterizaba por un tipo
de casas redondas y estilo abierto
fueron diferentes de las cuadradas
y teniendo de diámetro unos diez metros.

Los enterramientos se realizaban
en profundos pozos escalados en el suelo,
varias incineraciones ensayan
ritos funerarios introdujeron.

Y se enterraban dentro de la casa,
encontrados casos de enterramiento
la cultura Samarra parcialmente
que con los de Hassuna coincidieron.

Se acentó con la region central al margen
del Tigris, más al sur de esos terrenos
realizarón actos de híbridacion
cebada seis carreras obtubieron

Los habitantes del valle del Tigris,
y el Eufrates, politeístas fueron
creen en la divinidad de los astros
o el sol o la luna, mas son de ellos.

Más dios Marduk, Beli, de Babilonia
en jerarquia divina , estubieron.
en agricultura fue el dios Emlil,
e Imspar, la diosa Venus evento.

De la guerra y el amor en Nínive,
la mayor divinidad que tuvieron
A los Babilonios los dioses eran
viles y furiosos solo a los cerdos.

Adoptaban y grandes sacrificios
les dedicaban, las guerras a los pueblos
que no querian seguir a esos dioses,
en la época babilonica nos vemos.

Solo a los brujosy alos dioses malos
tenian forma de animales recios
más tarde todos los dioses tomaron
forma de animales, bien llevaderos.

Y creen los babilonicos poder
interpretar a dioses sus deseos
por el vuelo de bandadas de pájaros
por la posicion de los astros y los sueños.

En mesopotamiaya se creía
que pasaban las almas de los muertos
a los que consideraban bastante
a otros mundos, en sus enterramientos.

estimaban que la vida continua
como en las tierras les ponian objetos:
joyas armas y herramientas, diversas,
los primeros pueblos que poseyeron.

Esas caracteristicas humanas,
las civilizaciones que así fueron,
Mesopotamia, Egipto, India, China.
No llegando a alcanzar a oriente medio.

viernes, 6 de marzo de 2009

VIAJES AL SEPTIMO CIELO

OBRA ANOTADA EN EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL CON EL NUMERO M-6045-02
AUTOR LAURENTINO FERNANDEZ BLANCO.



VIAJES AL SÉPTIMO CIELO

Sucesos oníricos.



CAPÍTULO I.



Cierto que el mundo no es un dechado de virtudes al gusto de todos, desde sus orígenes; pero al fin, no deja de ser la Tierra el más querido cobijo de la colectividad del género humano. El creador de la cosmonáutica ya lo dijo. Sólo los locos maldicen o destruyen su casa.
En el Colegio
En el hombre existe
Mala levadura.
Cuando nace viene con
pecado, es triste.
Mas el alma de la bestia es pura.


Rubén Darío.

Juventud divino tesoro: ¿sí o no?.
- Atravieso la alta atmósfera sin notar molestia alguna y me sitúo en el pivote de la galaxia. A él me agarro fuerte
- dije a mis compañeros del colegio.
- De qué galaxia hablas -preguntaron varios.
- La verdad, no sé. No llegué a enterarme.
Nunca se me ocurrió preguntárselo a alguno de los insignes astrónomos, cuyas almas estaban en el Séptimo Cielo.
Con estar admirando el espacio intergaláctico, me consideraba muy feliz.
----
Nuestra ignota juventud transcurría tranquila, sin sobresaltos. El colegio donde internos seguíamos los estudios, desde 1928 acunaba mis años de diversión y alegría: de inconsciencia y temeridad. Hasta que los sueños se apoyaron en fantásticos viajes por los espacios siderales.
Me lancé todas las noches al desconocido Cosmos. Era mi afán sustraerme a la fuerza de la gravedad, lo cual estimula mi fantasía -como indica Ítalo Calvino.
-----

No quise nunca confesarle los sueños que tenía, con bastante asiduidad. Si me los prohibía, ¿cómo podía tener conocimientos del más allá?.
- Que no ¡leche!. Que no, que sus procedimientos de abstracción de la mente no me convencían. Nunca me han convencido -dije a Carrascosa uno de los buenos compañeros.
----

Nos consumíamos con lecturas de mi valiosa Biblia. Más de uno quiso apoderarse de ella. Estaba vigilante. Por nada del mundo dejaba abandonado mi preciado libro, expuesto a la codicia de los camaradas. Hubo quien me ofreció intercambio. Me daba su mejor novela en perfecto estado, casi nueva, a trueque.
La misteriosa Biblia nunca la presté. Procuraba que cuando alguno de mis amigos deseaba saber algo, yo se lo leía; comentaba el texto en ocasiones con los interesados.
Pecábamos ya con todas las consecuencias, tal como a los católicos practicantes se nos prohíbe su lectura y menos interpretar sus pasajes, desde luego complicadísimos: pero qué aventuras tan magníficas tiene, con batallas y héroes incluidos. Para su conocimiento exacto están los doctos representantes de la Santa Madre Iglesia. Ellos nos guían en la fe.
Leíamos todo aquello que tuviera relación directa con nuestros deseos. Para colmo, Onofre y yo, teníamos de vecino de cama a Romil, dos años mayor que nosotros. Él nos instruyó, durante noches con gran diligencia. Era somnílocuo.
---
No tenía yo malas notas en los estudios; tampoco buenas. Diría que mi calificación como estudiante era regular. La culpa de esa maldita manía para ilustrarnos fuera de tiempo en problemas que nos ilusionaban.
Asistí a clase en el bello Instituto de Segunda Enseñanza. Un magnífico edificio de estilo arabesco.
De habernos dedicado en el Colegio a las confusas matemáticas, la difusa historia, la engorrosa geografía y otras asignaturas del bachiller, de seguro hubiéramos progresado a ojos vista.
Los comentarios versaban sobre varias ideas esotéricas, más bien abstractas, irreales, surgidas de la pormenorizada lectura de la poética Historia hebrea; así como de la ignorada Astronomía, abandonada durante años, con todas las consecuencias, por contener en su verdadero conocimiento la Verdad del Universo, y otras lecturas científicas. En España aún nos manteníamos dentro del concepto genérico de la filosofía aristotélica. La ciencia empezaba a introducir sus verdades empíricas. Los resultados tecnológicos se advertían. Ya se oía decir: Si nuestros abuelos levantaran la cabeza.
- Frase que en todos los siglos se han debido de oír -dijo Carrascosa.
Incrédulos compañeros no creían en mis apreciaciones del mundo exterior. Me decían que estaba como el insigne loco de marras de tanto leer libros. No me creían. Nunca quise darles a conocer los diversos libros en los cuales me inspiraba.
Otros por el pecado de la curiosidad estaban dispuestos por escuchar, e incluso por acompañarme en mis viajes al intrigante espacio sideral, que llegué a ejecutar con gran éxito.
---
Tengo la impresión que, la lectura de la Biblia, influyó grandemente para que me lanzara a estos viajes de ensueño. Nos dijeron que la traducción de la palabra Biblia, significa Los Libros. Son un total de 73, contados desde el bando cristiano. De ellos 46 corresponden al Antiguo Testamento y al Nuevo Testamento, 27.

3.- Primeros viajes.
En mis primeros viajes a las pícaras estrellas, con sus destellos como guiños, quedaron sin alcanzar gran altura.
Un año antes creía ser aviador en simbiosis con el aparato. Movía a mi capricho los brazos, como los pájaros sus alas, haciendo que subiera y bajara con inusitada facilidad. Mis manos extendidas resultaban eficaces. Catalogué todos los pormenores de cuando fui aviador onírico: excelente planeador a imitación de grandes águilas; profesor insigne en la lúdicra academia del aire y nunca mejor dicho. Instalé en sueños, entre queridos compañeros de la imaginada técnica aeronáutica. O como el caso del generalísimo Jerjes cuando creía haber sido iluminado en sueños sobre el resultado victorioso de la próxima batalla; su filósofo Artábanos le dijo:
"Las visiones de los sueños contienen casi siempre en la vida lo que el sujeto piensa, despierto. Ten cuidado jefe, y no te lances al desastre sin premeditar los resultados".
Yo esperaba encontrar la piedra filosofal con el apoyo de Artábanos y la ayuda de Kekulé. El famoso químico Kekulé (1829-1896) descubrió que los componentes del Carbono forman anillos, gracias a soñar que una serpiente se mordía la cola.
- Lo que me extraña es que consigas acordarte. A mí me es imposible recordar -aseguraba Carrascosa.
- Debo de ser una excepción. Incluirme entre aquellos que llaman soñadores lúcidos. Si los investigadores del sueño me entrenasen con señales previas, como están haciendo con otros, seguro que podría mover la mano, o los labios totalmente dormido, a impulso de ellas.
Por entonces mis ilusiones en los estudios y en el futuro, no muy lejano que vislumbraba, se concretaban en querer ser piloto. Me dijeron: por las dioptrías que tienes no te admiten en la Academia del Aire.
Llevé gran disgusto.
Ni las verdades científicas consideraba firmes. Ignoramos casi todo del Universo. Más tarde he coincidido, en mis viajes oníricos, con muchos astrónomos e investigadores. Estuve allí arriba con la sensación de que no existe el Universo; vi una inmensidad tan inalcanzable, tanto con el pensamiento como con los sentidos, incapaz de comprender. Adormecen, dicho con exactitud, las velocidades de los cuerpos celestes. El suave ruido producido por sus rotaciones, llamamos música celestial, y el baile jacarandoso de los mismos, acunan. La sensación de estar flotando en una forma material oscura, más que plasma inapreciable, como si fuera una cama de gas invisible, inodoro, incoloro. Sin brillo, ni reflejo de rayos solares de estrellas separadas entre sí, a distancias incalculables.
Tengo una enorme curiosidad por discernir la auténtica verdad. Con mi pensamiento deseo acomodar lo que veo y oigo.
En aquellos tiempos de mi hermosa juventud llegué incluso a saber que, la Verdad no estaba al alcance frívolo de ningún humano.
Dicen los padres de la Iglesia, que sólo cuando se deja esta vida terrenal, se llega a advertir el inmenso orden y concierto del Universo inconmensurable. El motivo de su creación y el desconocimiento absoluto, por parte de los humanos, del principio y fin del mismo. Para ir Allí se precisa dejar este mundo de ilusiones.
Eso es, ipso facto; pero hay quien de forma excepcional consigue sumergirse en un profundo sueño. A través de él, vislumbra algo de lo que creía saber. Nada de alucinaciones, ni estados hipnóticos, ni situaciones propias de somníferos, conseguidos con ciertas drogas.
Ni con métodos psíquicos de astrólogos maliciosos, ufólogos y curanderos de todo tipo: auto definiéndose videntes. Proliferan hoy pese a los descubrimientos de Galileo. Nada de hipnotismo; rechazaba procedimientos contranaturales defendidos por conocedores del engaño, para sobrevivir a costa de los ingenuos.
Muchos de mis compañeros querían que por medio de la oración, nos adormeciéramos para vislumbrar sumergidos un mundo de esperanzas e ilusiones. ¡Puñetas!, que no hay en este cielo prometido, huríes de Mahoma. Hay que llegar al Séptimo Cielo donde se encuentran en unas hermosas perspectivas de estancias celestiales a disposición de los héroes musulmanes. Aquellos otros se quedan en el primero que encuentran.
Y, ¡eh aquí!, que precisamente sobre esto fragüé mis investigaciones: iría allí y conocería al menos parte de la Verdad.
Estos sabios razonamientos se llevaban a cabo en una confabulación juvenil de distracción, con unos coloquios que organizábamos en uno de los pétreos bancos del Colegio. No tenemos paz, ni madurez a nuestra edad, ni armonía interna, como señala Jung, para no soñar nunca.
¿Dónde Jung encontraría individuos con esa paz, madurez y armonía interna?. Dudo exista alguno por natura.
Teníamos un buen bagaje de fantasías nocturnas, para todos los gustos.
Así llegué a una histórica noche. La recuerdo perfectamente. Fue el hito desde el cual puedo medir las noches y días que ejercí con nobleza de insigne astrónomo.
Los sueños de los compañeros nos entusiasmaban al escuchar sus relatos: nos instruían. Se oyeron narraciones de todo tipo. Nos congratulamos de los conocimientos que asimilamos con nuestras conversaciones.
- Hubo quien dijo: la mayor confusión invadía a los homínidos. De igual forma que a los hombres actuales, cuando se empieza a observar el firmamento y vemos que no sólo el Sol brilla en él. ¡Ahí está el Cielo!
- Luces, a cuál más interesante, indican del intrincado Universo la extraña enormidad para el hombre -dijo otro.
- No tomemos por idea peregrina la adoración que nuestros prehistóricos tuvieron por el fuego al que protegían y cuidaban como a las niñas de sus ojos. Daban de comer a las llamas ramas secas del bosque. Disfrutaban contemplando el chisporroteo de troncos.
- Dices bien que, tal medida se encuentra en la raíz de muchas civilizaciones que han progresado. En casas de Grecia y Roma antiguas, incluso entre los brahmanes de la India legendaria, había en todas un hogar donde siempre existía fuego, cuidando no se apagara.
- Tengo entendido que tenían reglas prescritas para ello: todo un catálogo.
- Así es, pues lo he leído. En él incluían las normas precisas para su conservación. De noche no lo abandonaban: el rescoldo cubrían con cenizas. A la mañana quien madruga, por regla general el ama de la casa, reaviva el fuego, removiendo los carbones y echando leña seca menuda para que broten las llamas.
- No me extraña que los humanos de tiempos prehistóricos lo tuvieren como un tesoro: y no era para menos.
Tomó la palabra Carrascosa:
- El ritual del hogar esta íntimamente relacionado con los antepasados. Al calor del fuego se calientan, oran por sus muertos, cocinan los alimentos, y a los infantes cambian sus pañales.
- Al amor de las llamas -dije yo-, el homo sapiens fornicaba y las hembras parían. Los perros y gatos seguían el ritual de sus amos, tumbándose al lado del hogar.
Constituían en él un remanso de paz. ¡Qué son sino las llamas perpetuas en ceremonias religiosas, en honor de los héroes e incluso en actividades artísticas y olímpicas, en todo el mundo!. De esta forma y con la experiencia vivida por las generaciones anteriores de remotos tiempos, se fueron alejando a marchas forzadas de sus homólogos los primates.
- Cómo no iban a adorar no sólo al fuego, sino también al Sol, a las estrellas, a la Luna y a los planetas -intervino Silvestre-, a las aguas y a las montañas, que tanto influían en sus vidas.
- Es decir, percibían los efectos; pero desconocían las causas.
- Les dieron alma y figura humana y animal. Con ello crearon religiones animistas.
- Los primeros seres humanos hicieron uso de infinidad de fetiches y amuletos que les preservaran de males -dijo Carrascosa-.
- Superstición que aún hoy en día existe: anillos, cadenas o pendientes, y otros. Entre más caros más eficaces. Etapa de máximo animismo de objetos al servicio de la fantasía. Creó a los dioses y no estos al hombre -opinó Silvestre.
Cuando intervino Jiménez, afirmó:
- Los fariseos importaron a Judea, al volver del cautiverio de Babilonia, la creencia en la inmortalidad del alma.
- Cosa que los saduceos rechazaban -dije yo, amparándome en la Biblia.
Tal como lo habíamos planeado, mi animoso confidente de los viajes espaciales, Onofre y yo, los dos estuvimos atentos aquella noche para captar las palabras mágicas de nuestro compañero Antonio Romil Ramos. Magnífico muchacho, verdadero empollón, en la Escuela Normal del Magisterio. Los cursos seguidos hasta aquel momento los remontó con notas extraordinarias: matrículas de honor y sobresalientes. La nota correspondiente a la asignatura de gimnasia, sacó aprobado por los pelos. Se dijo que el profesor de esta asignatura fue presionado por los demás colegas, quienes le pidieron que no manchara con suspensos el estupendo historial académico de Romil. Llegaron los profesores al colmo de no molestarse en preparar el ejercicio, ya que se valían de él, para que expusiera en conciencia, una por una, las partes correspondientes a la lección del día. Dedicaba mucho tiempo al estudio, más que corretear por los amplios patios del Colegio, jugando al balompié o al entretenido marro, con los demás compañeros. Siempre se le veía con un libro bajo el brazo. Nunca formó parte de alguno de los equipos de futbol, baloncesto o atletismo que organizaba el profesor de gimnasia. Sin embargo, Romil no era esmirriado. Pese a salirse de lo normal en los estudios de la Escuela, el resto de los que tenían aproximadamente su misma edad le respetaba. Un fuera de serie. Se le quería y apreciaba.






CAPÍTULO II.

Vamos para arriba, Onofre.- Un destino infernal.

La noche anterior nos apostamos, Onofre y yo, para escuchar a Romil, con provecho. No pudo ser, pues padeció de intensa crisis de insomnio como consecuencia de la copiosa cena que tardó en digerir. Éramos verdaderos vigilantes, dispuestos en todo momento a prestar ayuda, con tal de conseguir nuestro propósito. Atentos de sus movimientos por falta de sueño, no decíamos ni pío, por miedo de estropearlo todo. Si nos descubría, en lo sucesivo podría influirle en el subconsciente, negativamente, y, perder el valiosísimo privilegio de ser somnílocuo. Nos perjudicaríamos con esa imprudencia. Valoramos cualquier causa por la cual pudiera perder la facultad de repasar dormido las lecciones, aprendidas en la hora de estudio. Teníamos una mina, como profesor improvisado. Nos ahorraba el esfuerzo de gastar fósforo.
Nuestras camas flanqueaban la suya, de forma que éramos como dos chuchos, guardianes de aquel tesoro que, por nada del mundo dejábamos perder.
- Crees que éste nos dirá algo sobre las almas, - me preguntó muy intrigado Onofre.
- Qué nos importa. Allá cada cual con sus pensamientos. Respetemos lo que los demás tengan a bien considerar. Nosotros a lo nuestro; si es que deseas de verdad subir al reino de las almas.
- Naturalmente, quiero. De día en día se va incrementando mi interés, al describirme las hermosas vistas que tienes por aquellos espacios tan abiertos.
- Dices bien, tan libre y abiertos. O mejor podías decir inmensamente diáfanos de nuestra contemplación. Figúrate que no encuentro objeto alguno, entiéndeme: cuerpo celeste en miles de millones de billones de kilómetros a la redonda.
- Claro que por ser sincero te digo que medir no medía, ni podía por más que quisiera, sino que era un cálculo newtoniano.
- ¡Qué maravilla!.
Entonces por iniciativa de Onofre, aprovechamos la noche para que pretendiera, al menos, iniciar el viaje al Espacio libre con la fuerza que yo le aconsejaba.
- Antes que nada persígnate, por que somos cristianos. Es, por lo que sabemos, la contraseña que tenían antes y durante las catacumbas, para reconocerse como tales, en la época de persecución en la clandestinidad.
Realiza actos de contrición y propósito de enmienda de aquello que hubieras cometido contra el bienestar y la paz de tu prójimo; de otros seres vivos que pueblan la Tierra, las aguas y los aires. No se te olvide que Jesús dijo:
Ama al prójimo como a ti mismo.
Toma la resolución de luchar con todas tus fuerzas por el bienestar ecológico de la naturaleza, donde la vida se recrea. No destroces nada si te fuera posible. Mas no sufras por ello que, las almas no se te quejaran. ¡Son tan liberales!. Mira que dicen: a cuerpo muerto, cuerpo nuevo.
- Luego crees en la reencarnación.
- La reencarnación animista será ineludible. Lo es para ciertas creencias. Haz recuerdo de tus seres más queridos, presentes como vivos y ausentes por haber muerto. Como católico rézales unos padrenuestros. Es bueno, ya sabes, te lo agradecerán las ánimas del Purgatorio, según dicen las beatas. Al menos, sus espíritus, por el recuerdo sostenido de ellos. Y no quiero, por favor, volver a mentar lo que no debo.
Para sí o para no, házlo. Con ello nada pierdes y puede servirte como un talismán para ascender al reino de los diversos escalones celestiales.
Luego manifiesta con toda tu alma, sin reservas mentales, tu deseo de subir raudo como el viento. O mejor dicho como la luz, ya sabes 300.000 kms por segundo.
Y con la conciencia tranquila, pon toda tu voluntad en ello. No escatimes esfuerzos y procura dormir tranquilo. Este es el principio fundamental.
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Ese primer día no conseguimos nada. Ni yo, preocupado por Onofre. Me temía que por error pudiera tomar otro derrotero peligroso para su integridad psíquica. ¿Y si hubiera perdido la facultad de elevarme al Cosmos, por dedicarme en ayudar al compañero? -pensé.
Lo más que consiguió fue lanzarse al exterior del edificio del Colegio. Igual me ocurría a mí con los primeros sueños; me lanzaba hecho todo un gran aviador; cuando en simbiosis con el aparato volaba dichoso por los espacios libres del centro, de la sala de estudio, del dormitorio y exteriores.
El sueño de Onofre, fue corto y no tardó en quedar profundamente dormido.
- Para la próxima intentona -le dije- va a ser preciso dejes de pensar si las almas son pecadoras o no lo son; si quieres de verdad ascender al hermosísimo Séptimo Cielo.
Así ocurrió.
A la noche siguiente, empeñado el hombre en aprender el sistema, rezó dos padrenuestros; uno por su madre y otro por el alma del padre muerto, también como el mío en la guerra de África, en el Desastre de Annual.
Aquí cometió el mayor error. Rezó por el alma de su padre. ¿No le había dicho que no precisan rezos quienes son perfectas por naturaleza?. ¿Qué resultó?. Muy sencillo: iniciado el sueño, agitado su espíritu por el deseo del perdón de los pecados, tomó camino totalmente distinto al que despierto me había manifestado:
- Enséñame, por favor, para subir al Reino de los cielos.

En el próximo intento, vi horrorizado el destino emprendido por Onofre. En esas condiciones nada podía hacer por él. Me encontraba totalmente a disposición del Infinito, flotando en el espacio y por ende sin posibilidades de tomar determinación alguna. Ergo no era yo dueño de mis actos, sino juguete de los designios de mis deseos viajeros.
Por el contrario, mi viaje, como siempre, se dirigió a los escalones del pulquérrimo reino intergaláctico; tenía la esperanza de encontrar allí al futuro discípulo de mis enseñanzas escatológicas. En ocasiones, insignificantes equivocaciones, son de consecuencias imprevisibles. Él confundió el destino. Al día siguiente estaba desencajado. Agotado, tanto mental, como físicamente. Es como si no hubiera dormido en toda la noche, navegando sin descanso en el espacio sideral.
Su pretensión de ascender a los cielos, terminó con su resistencia mental; y claro, cayó a lo más profundo con grito desgarrador que, no obstante, se vio compensado al despertar.
Todo compungido me contó, con todos los pormenores, lo que le había ocurrido. Entonces yo, dándome cuenta de ello, y para elevarle el ánimo, le felicité; dado que al menos había conseguido recordar con precisión todos los detalles por pequeños que fueran.
- Esto es, Onofre, un paso importantísimo. Si hubieras subido y no recordases Pe con Pa es como quedar en le inopia.
Me aseguró que no había conseguido pasar de la troposfera, lugar donde se encuentran las nubes, el aire y los cambios atmosféricos. Se precipitó sobre un enorme cráter, a través del cual, como si un agujero negro del Cosmos fuera, llegó a la zona donde el calor es sofocante.
- Me sentí muy mal. Me abrasaba todo el cuerpo, y pese a ello seguí bajando, profundizando en lo más recóndito de la Tierra, hasta que conocí el lugar. Lo que en sentido escatológico se conoce como Infierno.
- Onofre, eso no puede ser -le contesté bastante desabrido-. Acaso estabas en el barranco Tirabuelos. Te imaginaste esa tontería del Infierno.
- ¿Y el calor que sentí?.
- Vaya, hombre, la misma imaginación empecinada como estaba con la creencia de haber llegado a un sitio infernal, sugestionada creyó percibir el calor.
- Y las almas pecadoras que me suplicaron rezara por ellas para poder salir de aquel maldito horno, y nunca mejor dicho.
- Ni calor, ni almas, ni infierno. Todo aquello ni existe, ni ha existido. Convéncete. Has tenido un mal sueño.
- Y tan malo. Te aseguro que luché denodadamente para no hundirme en aquel condenado lugar.
- En tanto sigas con tu creencia de que las almas son pecadoras, no conseguirás lo que deseas. No podré ayudarte, por ser condición sine qua non, no tener reservas mentales en cuanto a la bondad del alma; a su estado vaporoso, sutil, etéreo, inmortal, inmaterial, que no ocupa lugar, ni sufre ni padece -como dicen ciertos sectores. Has de luchar mucho hasta que tu subconsciente lo acepte. Esperemos que lo consigas.
- Haré todos los esfuerzos que sean necesarios. Pero, si al propio tiempo me dice Don Anselmo que hay Infierno, Cielo, Purgatorio y Gloria, me va a resultar difícil mandarle al cuerno.
Don Anselmo era cura castrense del honroso benemérito Colegio. Un atribulado cura de tomo y lomo. Acostumbrábamos los niños, no más de once años, a mirar por debajo de la sotana cuando subía los escalones.
¿Qué miráis?, socabrones. Debajo de la sotana también llevo pantalones.
Que son de muy buena pana.Y debajo los cojones.
Cosa de niños.

Todos asustados corríamos a protegernos entre los mayores. Al día siguiente vuelta con la misma trastada y el infeliz caballero se veía y deseaba para deshacerse de ellos. Es de justicia manifestar que luego en el reclinatorio y ante el altar se mantenía ecuánime, y digno representante de Dios en la Tierra. Intervino la Dirección y el asunto se zanjó.
Desde aquel preciso momento, le tomé inquina. Un individuo blasfemo, indigno de llevar sotana, y mal hablado. Por entonces, así pensaba yo. ¡Que Dios me perdone!.
Dije a Onofre, le confesara o no Don Anselmo, sobre el temido Infierno:
- No te preocupes, es cuestión de voluntad. No obstante, y en tanto lo consigas, cuéntame tus experiencias nocturnas. ¿Qué viste en el temido Infierno?.
- ¡Joder!, chico, aquello es el desmadre.
- ¿Tanto?.
- Como lo oyes. Mira: imagínate unos individuos con tridentes.
- Cómo individuos con tridentes. ¿Es posible que esas almas, siendo inmateriales, portaban objetos?. ¿Y en aquel lugar quién podía fabricarlos?.
- No. Las pobres no cogían nada. Bastante tenían con pretender apartar de ellas las lenguas de fuego. Se les acercaban por todos los lados de las rocas. Les rodeaban, fustigándoles atrozmente. Te digo, y no miento, que yo, ¡Dios me perdone!, si por algún mal pensamiento delinco y voy a ir al Infierno, prefiero seguir en la superficie del globo terráqueo, padeciendo mil enfermedades. Aquello es horroroso. Gritos tenebrosos retumbaban en las peñas.
- Date, amigo, las del barranco de Tirabuelos.
- No, no, que éste bien que conozco yo. Eran las peñas del Infierno que formando calderas, contienen alquitrán hirviendo. Unos diablos.
- Onofre, no seas irredento. ¡Diablos a estas alturas!.
- Van derramando por el suelo, alquitrán.
- Aceite hirviendo, es lo que corrientemente, dicen que, arrojan sobre las almas pecadoras.
- No, no, alquitrán, que bien reconocí yo, para que constantemente las desgraciadas ánimas salten y no descansen.
- Habrá descansos. La aborrecida Inquisición de los Médicis, en particular, se permitía el lujo de hacer descanso para comer, beber, hacer sus necesidades y si venía a cuento violar inocentes criaturas de las allí apresadas. Luego seguían con fuerza martirizando a unos y los otros aguantando la tortura.
- No, en este Infierno no hay sosiego. Aquello es continuo y constante. Allí a nadie le dan alivio. No te digo que, cuando desperté tenía un cansancio tremendo, peor que si hubiera estado toda la noche picando. Te digo que me decían:
- Señor, rece por mí. No tengo allá arriba quien sufrague diezmos y primicias para mí, y por ello peno atroces deslices que en la Tierra cometí.
- ¿Cómo dices arriba?.
- Claro, hombre. Yo me encontraba abajo, luego los vivos se encuentran arriba. ¿No es así?.
- Si, es cierto. Continua, por favor, -le decía yo claudicante, haciendo esfuerzos para no aparentar enfado.
- Pobres de solemnidad.
- Seguro que se quejaban por estar solos en el Mundo cuando murieron, sin nadie que les heredara.
- ¡Infelices!. ¡Qué iba a ser de ellos!. Purgando para




siempre, quizá delito menor que el de su vecino el adinerado.
- Posiblemente; pero así es la justicia humana. Una sociedad corrompida desde sus orígenes.
- Dí mas bien escatológico, de peor fragancia. Así unas tras otras se atormentan con las súplicas. Un alma llegó a contarme su calvario.
Onofre calló ensimismado en el relato triste que recordaba haber oído en el mismísimo centro de la Tierra.
- Allí las grandes garrafas de Pedro Botero derraman aceite hirviendo para martirio de las almas pecadoras. Esto nos enseñó Don Anselmo. Cuenta, cuenta -tuve que animarle.
Entonces retomando el hilo de la fantástica invención de sus experiencias infernales, dijo:
- Me contó el alma...
- ¿De quién?.
- Pues lo desconozco. No se me ocurrió preguntar.
- Vamos, vamos, no exageres.
- Me contó lo siguiente
Un feo individuo aprovechándose de la amistad que tenía con mis padres, me violó una tarde que estaba sola en casa.
- Luego esa mujer era...
- Silencié. Nada dije a mis padres por temor a mayores males. Por otra parte no opuse mucha resistencia engañada con sus dulces insinuaciones. Me abandonó, ya no quiso estar conmigo. Hice el propósito de matarle como a un vil gusano, en algún momento, que esperaba repitiese. No fue así. Nunca más volvió a molestarme.
No tenía valor para ir en su busca. Cuando me enamoré de quien por poco tiempo fue mi novio, le conté la denigrante acción del canalla, vecino nuestro, quien había robado nuestro tesoro más preciado.
Mi novio, una vez que comprobó lo dicho, desesperado, más bien por no encontrar lo que pensaba hallar en mi inocencia, se enfureció de tal manera que me juró justa venganza.
Tan mala fortuna me acompañó en el fatal desenlace que me vi involucrada en el crimen del bárbaro pretendiente.
El fiscal me acusó de incitadora y cómplice, por lo que fui penada con la cárcel, así como el loco muchacho que todavía purga su delito, ahí cerca; fíjese bien en el de luenga barba y fisonomía envejecida. Repare bien en el fondo del horno lateral izquierdo nuestro, le verá abrasándose las posaderas.
- Chico lo has contado sin respirar. ¡Qué barbaridad!. ¿Todo eso le dio tiempo al alma de la infeliz?. Supongo que entre salto y salto alquitranado.
- Pues sí. ¿De qué té extraña?. Las almas son capaces de ello -dijo Onofre.
- ¿Las almas?. ¡Estás listo!.
- Tu me has dicho...
- Pero son las bellísimas del Reino de los Cielos. En éste no tienen prisa. Nada les achicharra como a las conocidas tuyas del Infierno. Ellas, por sí, nada cuentan. Sigue, no obstante, con tus relatos; al menos me entretienen, si es que a ti te complace -le dije.
- Compláceme, amigo. Otros lugares había en el Averno, entre rocas, barrido por completo de vegetación, rojas con el fuego que latía en sus entrañas, donde se representaba la tragedia griega.
- No me digas. Lo que faltaba oír. ¿Cómo sabes esto?.
- Cual.
- Lo de la tragedia griega.
- Yo que sé. Allí la vi por primera vez.
- Bueno... Sigue.
Me era difícil seguir escuchándole. Tenía la seguridad que me engañaba. Que me tomaba el pelo. Como nos entreteníamos contando nuestras visiones, me daba gusto, no obstante, escucharle. Por ello le animé a seguir.
Empezó diciendo:
- Alrededor, sentados en las escaleras del teatro, de rocas auríferas, brillantes de los reflejos de las llamas infernales, miles de almas de griegos de la época floreciente de la filosofía y la cultura de Atenas entre ellos Demócrito, Epicúreo, Platón y Aristóteles, se presentaban impacientes para escuchar los misterios para los cuales habían sido convocados.
Como si fuera el teatro de Pisístrato, pero menos.
- No entiendo que hayas visto tales cosas. Y menos al tirano Pisístrato que vivió hace 600 años antes de Cristo. Jefe del Partido Popular, estableció la tiranía en 560 y ejerció hasta su muerte. Continuador de la obra social de Solón, fomentó la industria y el comercio; su administración financiera proporcionó gran prosperidad a Atenas. Monumentos estupendos que no creo vieras. El pueblo pagó con su libertad.
- ¿La maravilla que contemplaba?.
- Sí; pero, dices maravillas en el Infierno.
- Pues de verdad, no podía ser repetida en el planeta.
- Quién, ¿la comedia?.
- No, señor, la maravilla que contemplaba.
- No creo que en el Infierno... Pero qué digo. Hasta me haces caer en el error, también a mí.
- Te seguro que contemplé allí a un actor que salía sobre el estrado...
Le interrumpí:
- También estrados.
Continuó sin hacerme caso.
- Yo soy Hades, el dios de los infiernos.
Dicho esto se retiró a un extremo.
-¿Quién, Hades?.
- No, señor, el actor. Entonces apareció otro, quien dijo:
- Yo soy Deméter, madre de Perséfone, diosa del Olimpo.
Otro con porte más respetable aseguró:
- Yo soy Zeus, el dios supremo del Olimpo.
Luego las actrices fueron desfilando por orden de aparición en escena.
Cada una de ellas dijo:
- Yo soy Perséfone, la hija de Deméter, diosa del Olimpo
- Yo soy Lemele la mujer de Zeus, dios supremo del Olimpo.
Interrumpiéndole dije:
- Me tienes, Onofre, anonadado. ¿De dónde leches has sacado tamaña historia?.
- Presencié la tragedia el maldito día, mejor dicho noche, que bajé a los Infiernos.
- Sigue, pues no consigo nada contigo.
Onofre retomó el hilo de la explicación.
- En esto, adelantándose el presentador del acto dijo:
- Yo soy Eleusis, relator de estos hechos. Así conocidos los personajes que van a intervenir, estar atentos, pecadores arrepentidos.
Queridos ciudadanos de Atenas, la sorprendente historia que jamás hayáis oído: Hades el dios de los endemoniados infiernos, subió cierto día al paradisíaco reino del Olimpo, cuando la diosa Deméter se encontraba en el campo de batalla protegiendo a los valientes guerreros atenienses. Hades se enamoró de su bellísima hija, llamada Perséfone; la sedujo y raptó, llevándosela a los profundos dominios infernales de la Tierra.
La madre de Perséfone, también bella como correspondía de quien la engendró, no pudo impedir el rapto. Nada podía contra el dios del Averno.
Transida de dolor visitó a la mujer de Zeus de quien rogó suplicara a su marido intercediera cerca del dios Hades, para que permitiera a su hija Perséfone, la visitara al menos una vez al año.
Zeus apiadado por el dolor de la madre de Perséfone, mandó al padre de la muchacha raptada que, en su nombre suplicara a Hades para que permitiera a ésta visitar a su madre cada año.
Hades dando deseos cumplidos al supremo dios Zeus, permitió que cada año en las fiestas de primavera, Perséfone subiera desde las entrañas del Infierno al Olimpo.
Deméter, madre de la muchacha era feliz con la visita de ésta.
He ahí la historia, queridos atenienses.
Vosotros pecadores, deseosos de ser redimidos y felices en la vida eterna.
- Qué tontería, Onofre.
- Te digo que fue el sueño.
- A mí no me la das. Allá tú, pero te advierto...
Siguió Onofre.
- Decía luego el presentador, con gran sentido poético en las frases:
La vegetación es mucha. La semilla fue enterrada, en el suelo; en el otoño renace la flor bella.
Al llegar la primavera, ved como Perséfone cada ciclo anual vuelve a subir del antro infernal de su esposo.
Y surge, hermosa cada año a la vida.
Quién de vosotros pida su intercesión podrá conseguir como ella, una vida feliz después de la muerte.
-Eso es una leyenda hermosa, amigo.
- También nosotros los católicos rogamos la intercesión de algún santo que nos libre de los males que padecemos.
- Será un ejemplar...
- Yo aseguro haberlo presenciado.
- Y dale con tu testarudez. Cómo vas a presenciar en el Infierno esas almas que dices de los dioses del Olimpo. No siendo de uña y carne, carecen de ella. Sigue así y verás el Reino de los Cielos cuando de él tiren elefantes.
- Los actos se llevaron a cabo en el teatro de Eleusis, no en el Infierno.
- Pero, vamos a ver, ¿no dijiste que habías presenciado en lo más profundo del Averno?.
- Cuando a él bajé por error en mi primer intento, por subir al escalón siete, es cierto, percibí estas escenas del drama griego reflejadas en el firmamento; pero no en el Infierno, que allí estoy seguro se abrasarían y pocas ganas tendrían de representar la comedia.
- Granuja, vaya susto que me has dado. Creí que insistías en la versión infernal.
- Bueno pues, te aseguro por fin que, deambulando por el escenario estaba Orfeo, indagando el paradero de su mujer Eurídice que previamente había sido raptada por Hades, como lo hizo anteriormente con Perséfone.
- Por lo que dices, Hades, dios mitológico griego de los Infierno era un conquistador y echaba mano al recurso típico de aquellos tiempos, imposible de revocar: el rapto. Símbolo de amor.
- Te diré más; cuando Orfeo se retiró, yo me cerqué y encontré a Eurídice convertida en figura petrificada, como castigo de Orfeo por haber desobedecido las recomendaciones del dios de los infiernos, de no volver la vista atrás.
- Hombre, ya ves. Otro caso similar al de Sodoma y Gomorra, convertidas en estatuas de sal las mujeres que volvieron la vista atrás, desobedeciendo al Ángel.
- También lo creía yo.
- Te has divertido de lo lindo, Onofre, con tu visita de los infiernos.
Él seguía con el rollo:
- Esas representaciones de los misterios que se desarrollan en Eleusis, se convierten en ritos. Estos se dividen en dos partes: misterios para iniciados y misterios grandes. Exigen fases de preparación. Ocho días de finales de septiembre, y otra de revelación de tres días, al principio de octubre. Los misterios de primavera se celebran en las inmediaciones de Atenas y los de otoño en Eleusis.
- De forma que conocías la leyenda. Acaso se la oíste a Romil. Me dejas con dudas sobre tu integridad espiritual.
- No. Es corriente ver en cualquier libro que trate de la mitología griega. Y no te preocupes. Estoy en condiciones de seguir mis viajes.
- Me complace volver a felicitarte. Recuerdas por completo lo soñado. Hasta sientes calor y ves las llamas, y oyes los sufrimientos y las súplicas de quienes crees están allí. Tuyo será, próximamente, el reino de las almas. Quiero que me digas algo más: ¿viste por casualidad a Caronte ayudando a los muertos a cruzar los ríos infernales a cambio de un óbolo?.
- Si lo vi; y a más infelices, algunos con una moneda en la boca.
Después de contener la risa que nos provocó una carcajada, le dije:
- Esa era la costumbre que tenían, en aquella época, de introducir una moneda en la boca del difunto, para atender a gastos de viaje.
- Ahora tenemos la costumbre de rezar por su alma para que San Pedro deje al muerto entrar en el Reino de los Cielos. Que error, verdad, cuando tan fácil subes sin más consecuencias.
El pobre diablo, no cabía en sí por el gozo que tenía, al animarle.
Onofre se me dormía. Tan agotado había quedado de su viaje por los infiernos.











CAPÍTULO III.



Los seres microscópicos. Topé con las bacterias.

Y aquí empezó mi sentido escatológico de la cuestión, con viajes por los espacios siderales.
Vi arracimadas las almas sobre un espacio luminoso, sin luces directas, sino resplandores lejanos de multitud de estrellas; pero distantes unas de otras, a millones de años luz. Su esplendor era hermosísimo. Ningún reflejo inoportuno dañaba la retina. Todo era suave, desconocido, sin conseguir explicar más tarde a mis contertulios la visión más intrigante que nadie tuvo ocasión de contemplar.
- Sí, vi el alma de Simón, el zelote, por la izquierda del estrado del Maestro.
- No me digas, y no se revolvió contra...

- Tu todavía no has comprendido bien el resultado de mis viajes espaciales. Ya te he dicho que allí están todas las almas. Si en alguna ocasión digo que, hacen expresiones, mimos o gestos indicativos, es por que los percibo en la imagen proyectada sobre la nebulosa, de lo que fue cuando se mantuvo en la cárcel del cuerpo; pero no en las almas; el cual, precisamente, cada una de ellas animó en vida en la litosfera.
Se proyectan sobre el mismo lugar de la Tierra, en el que se sucedieron los hechos finales, como si fueran hologramas, de miles de kilómetros. Son fenómenos paranormales.
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En el banco de los coloquios volvimos a nuestras narraciones oníricas. El que más y el que menos tenía experiencias al respecto. No sólo yo podía considerarme en exclusiva los momentos estelares de las diversiones nocturnas. Los había que se lo pasaban bomba jugando durante toda la noche con alguna chiquita de la Concordia, cerca del Polvorín o en el Panteón de la Condesa: en sueños compensadores de las faltas de oportunidad que cada uno deseara.
- Tú eres fenomenal. Espero con tu ayuda ascender al cielo aunque sea sólo al primer escalón, de momento -me rogó Onofre.
- Qué esperas hagamos allí, entre almas de seres unicelulares: bacterias, protozoos, y otros seres microscópicos.
- ¿Cómo dices protozoos?.
- Sí, alma de Dios. No sabes nada, puñeta. Toma el diccionario.
- Como no he estado nunca en ese espacio.
- Ya estarás y te hartarás de conocer cosas que más te valdría no llegar a entender.
- ¡Ostras!. No me metas miedo. De forma que me hartaré, en el sentido de fastidio, de atiborrarme de sabiduría que más daño me haga que beneficie.
- Mira, a Romil ya has oído. El célebre taoísmo pugnaba para que las gentes volvieran a la naturaleza.
Aseguraba que la instrucción, la cultura del pueblo lo que provoca es su infelicidad. Había que regresar al origen.
- Esa opinión tiene carácter retrógrado. A colgarse de los árboles, de los tiempos del mono.
- ¿Los chinos se lo creían? -dijo uno de los contertulios no habituales.
- Así es. Pues como veis no prosperó mucho, que digamos, esta religión
- Ese sistema, como dice Onofre, es retrógrado. ¡Cómo no!. Hay que avanzar y conocer lo que la vida nos ofrece -dijo Carrascosa, interviniendo en la conversación.
- Pero a veces más vale no haber conocido.
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Dirigiéndome a Onofre, seguí con mis relatos sobre los seres del primer escalón:
- Los protozoos son organismos microscópicos afines de los animales.
- Afines. Quieres decir que no lo son.
- Se caracterizan por su unidad estructural unicelular y por ser móviles, al menos en un estado de su ciclo vital y carecer de clorofila, como los vegetales, lo cual le distingue a su vez de las bacterias. Incluso, hubo un momento, en el que las bacterias, levadura y algas fueron denominadas plantas, al poseer rígidas paredes celulares.
- No conozco ninguno.
- Ni a mí me han presentado alguno; pero si sé que son de talla microscópica.
- Entonces, no me digas más.
- ¿Miraste por algún microscopio?.
- En el laboratorio de Fisiología.
- Habrás observado que han de ponerse las muestras en el aparato, previa preparación adecuada.
- Tengo entendido que se colocan como si fueran untadas de mantequilla en el pan, sobre un cristal. Pero no directamente, por la imposibilidad de aislarle del otro medio. Éste sí, por ejemplo: una gota de agua, un esputo, una gota de sangre etc., donde pretendemos encontrar el microbio que buscamos.
- ¿Se ve bien?.
- Muy bien. En el Laboratorio del Instituto hemos visto como el profesor hizo las preparaciones y luego nos dijo: Miren en el ocular y vean en la muestra, bichitos moviéndose.
Miramos y vimos como se movían los puñeteros. La muestra se tomó de una gota de agua de un charco cercano. Nada se veía en un principio, a simple vista, salvo la suciedad del agua, pero luego confirmamos la presencia de seres microscópicos, que pululaban en el medio líquido.
- Los protozoos están clasificados como animales elementales. No fue muy acertada, pues nos dijo en clase el profesor que producen su alimento por fotosíntesis, habilidad que está reservada para los vegetales -dijo Carrascosa.
- Yo le entendí que, en un remoto pasado entre las formas de vida que consiguieron sobrevivir, a la carencia total que asoló la Tierra, se encuentran las llamadas bacterias fotosintéticas. Pero aún antes estas bacterias se hicieron organismos capaces de generar energía mediante reacciones químicas, lo cual afecta a las moléculas inorgánicas -intervino Silvestre.
- Es más, fueron capaces de crear los genes, mediante ácidos, propulsores de la herencia de los caracteres del individuo: altos o bajos, flores rojas o blancas, y otros, son codificadas por los genes en parejas. No olvidemos la lección magistral del profesor Monserrat: aseguró que los organismos unicelulares representan más de la mitad del peso total de los seres vivos en el mundo -medió Carrascosa.
- ¡Órdago!. Eso es terrible. Ya pueden producir grandes cantidades de detergentes que eliminen a mansalva bacterias antes que nos invadan.
- Es medida desastrosa, pues trae como consecuencia esa destrucción masiva, la muerte de muchas especies animales por atentar contra su medio de vida -también corroboró Carrascosa esta aseveración:
- Se fastidiaría el medio ambiente. Cuidemos la naturaleza que ella misma tiene procedimientos para preservarnos la salud y la supervivencia. No olvidemos las reglas elementales de higiene, alimentación sana y constante ejercicio.
- No cabe duda que tuvieron que valerse de mil procedimientos, los primeros generadores de energía para llevar a cabo la evolución de la vida -les dije.
- Hay microorganismos que rechazan, asimismo, el oxígeno, por ser un gas fatal para ellos: se vieron obligados a vivir en lugares donde no existía.
- Un momento -dijo Jaime-, conozco la leyenda de los fuegos fatuos y del espíritu de los pantanos. El otro día me informaron de esas luces observadas en los cementerios y pantanos: son explosiones de burbujas de gas, producidas por unas bacterias, llamadas anaerobias. Ese gas llamado metano, o gas de los pantanos, se inflama. En ocasiones puede ser apreciado en la superficie de las aguas fangosas y marismas en forma de misteriosas llamaradas fosforescentes.
- ¿Quieres decir que no debemos temer a esos espíritus de ahogados y de muertos, como vulgarmente se cree, cuando brotan pequeñas luces en los cementerios?
- Claro.
- Pero ahí no radica todo; tan temidas bacterias en un tiempo se encontraron con que el hidrógeno desaparecía de la atmósfera. Tuvieron que buscar una fuente de energía fiable y abundante. Se valieron de la luz del Sol, con lo cual crearon moléculas orgánicas capaces de realizar la fotosíntesis.
- Date, lo que hay que oír. Es decir, que fueron los primeros seres vivos.
- Puede ser.
- No me extraña que te entusiasmes, cuando visitas el primer escalón del cielo.
- Pero es tanto lo escrito sobre estos detalles. Tanto lo investigado por los científicos, que al comparar moléculas dedujeron una relación cercana entre el hombre y el mono africano.
- Eso lo dijo Darwin, ¿no es cierto?.
- No todo. Mendel dio respuestas a las dudas de Darwin sobre la herencia. El hecho de ser algunos genes dominantes en el individuo y otros recesivos, sentó las bases de la herencia genética.
-Ya, apenas te he entendido; pero a mí siempre me intrigó eso de que procedemos del mono.
- No jodas, de donde vamos nosotros a hacer monadas -dijo otro.
- Es cierto. Hay muchas observaciones de fósiles que lo atestiguan. Además, sitúan la separación de la linea evolutiva entre ambos, en cinco millones de años.
- Estáis leyendo demasiado y el barullo que tenéis en la mente, os impide razonar.
- ¿No sería mucho más?.

- No, aunque haya diversas opiniones. Hoy se tiene como la más correcta. Por los estudios sobre el ADN y los estudios proteicos, cuando se separó la linea humana, de la de los gorilas y chimpancés.
- Me resulta muy difícil creer. A mí no me vengas con ideas no admitidas por la Iglesia. Dios hizo el mundo y todo lo que en él existe -rotundo afirmó Jiménez.
- No hay duda hoy día, de los conocimientos científicos.
No olvidemos que los perros proceden genéticamente de los lobos, y no de los chacales u otros similares. Ya sabes las diferencias tan enormes que hay de un chihuahua a un san bernardo o a un danés.
- También entre nosotros los hay enanos, gigantes, y deformados. Con los perros se ha dado lo que se denomina evolución artificial, por los intensos cruces de ellos que el hombre ha hecho.
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Onofre hacía grandes esfuerzos, en comprenderme. Estaba entusiasmado de la inmensidad del espacio sideral, cuando se lo describía, pero el subconsciente donde tenía grabada y bien grabada la instrucción primaria recibida, no le permitía aceptar de plano mis enseñanzas y recomendaciones. Le cuesta creer que las almas recuperan su pureza y libertad así dejan el cuerpo. ¡Caray!. ¡Si los cátaros defendían el derecho de la liberación de las almas abandonando las cárceles del cuerpo que las aprisionaban!. Le decía que suben raudas al Reino de los Cielos, donde se aparcan tranquilamente, sin ninguna clase de recelos, temores o complejos. Lo cual bien que llegué a comprobar. No sufren ni padecen.
- ¿Tú como has sido capaz de convencerte de lo que afirmas? -habló Jiménez.
- Anda, ¡leche!, después de tantas excursiones al exterior; de tanto instruirme sobre el sentido escatológico que tiene la Iglesia. Cómo no voy a tener opinión razonable, totalmente en desacuerdo con quienes no han subido en sueños a los escalones celestiales.

Lo que he visto del más allá, no concuerde en nada con lo de aquí. Los del púlpito, al no tener idea de lo que es aquello, nunca se les ocurrió emprender la ascensión al Reino de los Cielos. Aunque sólo fuera por un momento, para no propagar conceptos e ideas que difieren de lo que yo he contemplado en mis deliciosos viajes.

- Te he oído decir que Mahoma si subió al Séptimo Cielo.
- Al menos él, así lo aseguró: por mediación del arcángel Gabriel. No me extraña haya sido inspirado por Alá, durante sus meditaciones en una cueva del monte Hía: para escribir el Corán. En la azora XVII, 28 de este libro, abierto sobre la nebulosa como una hermosa pancarta de colores, estaba escrito:
Nosotros tenemos apercibido para los inicuos un fuego, que les abarcará sus toldos. Y si piden socorro, serán socorridos con agua como la pez que quema las caras, pésima bebida y pésimo lecho.
- Mi sueño -afirmó Onofre, muy convencido por lo del fuego.
- Sin reparar en lo dicho por Onofre, recité la azora 29:
Los que creyeren y obraren puridades; ciertamente nosotros no dejaremos perder su recompensa de quien hizo buenas obras.
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Lo que sólo es posible si ellos, que no han alcanzado escalón alguno del Cielo, han sabido crearse con ilusión, de su imagen y semejanza, al más hermoso, al más capacitado, de luengas barbas blancas considerado el Supremo, como servil protector de los infelices seres humanos. O de bellas pinturas cinceladas en su espíritu; la estampa de la cual ven luego reproducida la imagen. No faltan situaciones morbosas y pecaminosas.
Esas mismas pinturas me sirven, en ocasiones, en mis viajes para percibir las figuras proyectadas sobre las nebulosas.
- Pensaba, y creo que al respecto algo me has dicho, que es puro aprendizaje de algo que nunca hubieras llegado a saber, sobre los protozoos -dijo Onofre.
- Si, es el control que podemos llevar a cabo sobre ellos.
- Dijiste que no eran vegetales esos pro...tozoos - preguntó otro en el banco.
- Y no lo es, por su unidad estructural; pero están más bien entre vegetales y animales. Son en general de talla de 20 a 30 micros, si mal no recuerdo.
- Si son vegetales, ya me explico yo como terminan por contaminar toda el agua, sobre cuya superficie tienden bien el ramaje.
- Un momento, no sólo en el agua viven las bacterias; pero es más, los protozoos carecen de clorofila, por ello viven en tierras húmedas, en las aguas marinas, continentales y freáticas. Incluso los hay parásitos y simbiontes.
- Y, ¿te has atrevido a decir que tienen alma?. No ves que es una locura.
- El Papa ha reconocido el alma en los animales. Aristóteles aseguraba con Platón, la existencia de alma vegetativa, propia de las plantas; sensitiva de los animales y racional de los hombres. ¿No te has fijado el día de San Antonio, como llevan animales para que los bendigan?.
- Pero sigo sin comprender tengan cielo, cuando muerto el perro, digamos como símil, el alma sube a aparcar, como aseguras, en un lugar glorioso.
- Hombre, bien dicho: Cielo y Gloria son la misma cosa. Allí arriba es tan enorme todo lo que se aprecia que es gloria contemplar. ¡Dónde mejor pueden ubicar las almas!.
- Lo que extraña es que insistas en tu permanencia en el Séptimo Cielo. Es como si hubieras hecho lugar de reposo durante las noches. No lo comprendo.
- Es fácil. Has de saber que la mente humana, durante el tiempo que está el cuerpo en reposo físico, ella no descansa.
- Eso bien sé. No hay más que ver a quien duerme.
- Actúa de tal forma que en ocasiones percibe hasta sucesos que van a producirse, que no se han producido y que se producirán en un futuro, lo cual es repetitivo de hechos acaecidos con anterioridad.
El subconsciente tiene archivados.
-Lo que me ha llamado la atención en observaciones que he tenido el placer de hacer sobre los perros dormidos, es que hacen raros movimientos, hasta chillan en sueños. Digo yo, si tienen mente, ¿qué pensarán?.
- Es como si otearan el futuro, ¿verdad?. Estoy conforme contigo, Onofre. Los perros y ciertos animales del bosque auguran un próximo suceso. Aquellos casi siempre relacionados con su vida salvaje barruntan catástrofes, como es el fuego de la arboleda y matorrales de su entorno, a distancia de kilómetros, incapaz, por otra parte, el hombre de darse cuenta con sus propios medios naturales.
No hay más que ver el terror extendido en todo el bosque al aproximarse el fuego, y digo a kilómetros, huyen con carreras galopantes en busca de la salvación.

- Eso que dices, ¿es motivado por acción mental?.
- Hay quien dice instinto.
- Ya; pero tu, qué opinas. Es tu versión la que interesa ahora, cuando aseguras tienen alma, y no la de eminentes hombres de ciencia.
- Pero no te escandalices con lo que te diga, y, ¡por Dios!, no se lo confieses a Don Anselmo.
- Descuida, hombre.
- Los animales tienen alma, ¿verdad?.
- Si tú lo dices.

- No sólo yo. Ya te he dicho desde cuando viene esa afirmación: en época anterior al nacimiento de Cristo. De forma más sencilla quizá, te he insistido en afirmar: la vida es sinónima de alma y viceversa. Luego todo ser vivo tiene alma, por el hecho de tener vida. Pues bien, los animales piensan, los animales tienen espíritu. Tanto en el hombre, como en ellos, el espíritu es la energía que el alma transmite al cuerpo, que informa. Si tienen espíritu, tienen mente: lugar donde pudieran las almas situarse en vida del cuerpo, del que dan razón. Al tener mente, tienen facultad para pensar. Si piensan, se comunican entre ellos con arrullos, como las palomas, con gruñidos como el jabalí cuando se ve perseguido; aúllan los lobos, ladran los perros; de las ovejas, ciervos y cabras su lenguaje es balitar; barritan los elefantes, braman los toros, bufa el caballo; el gallo, y los pájaros cantan; carretean las cotorras, y los loros; castañean las perdices; crotorar hacen las cigüeñas al llegar al nido; maúllan, quién bien sabéis, y otras muchas formas de hablar sui géneris. El hombre habla, en otros tiempos emitía sonidos guturales.
En ocasiones, los animales quieren relacionarse con nosotros, ya sea con chillidos, con movimientos circulares alrededor nuestro como las abejas; mirando fijamente con deseos de entendernos, de transmitirnos sus deseos y con ladridos; piafando el terreno y otros piando con sonidos armoniosos que algo deben decir, ¡qué caray!.

Entonces Onofre aprovechando un momento de la disertación me dijo: Podríamos intentar esta noche mi viaje al Reino de los Cielos.

- Bien. Ya lo sabes. Tienes que prepararte adecuadamente. Digo: dale un pequeño baño, pero bien concienzudo a tu espíritu. Para ello realiza los actos de contrición y propósitos de enmienda. Manifiesta con toda tu alma el deseo de subir. Has de estar verdaderamente convencido que, las almas reflejan las imágenes como si fueran hologramas de los cuerpos conocidos en la Tierra. Limpias de todo pecado o delito cometido por los individuos a los cuales informaban en el mundo. En tus rezos no olvides lo que dijo El Nazareno al referirse a los puros de espíritu:

De ellos será el reino de los cielos.
- Estoy preparado -me dijo impaciente por experimentar lo dicho-. Lo deseo con toda mi alma.
- Ese es el principio fundamental. Repite el segundo:
Vénganos tu reino y hágase tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo.
- El tercero, Onofre, para estar en disposición de iniciar el vuelo.
- Estoy verdaderamente convencido ya. Perdona, no es así, ¡joder!, es que el nerviosismo que tengo dificulta me acuerde bien.
Me arrepiento de mis dudas, en cuanto al reino de las almas puras.
- No, ¡leches!, no puedes decir de las almas puras; no hay más que un sólo reino.

- ¡Vaya!. Como lo complico. Ahora lo conseguiré: Estoy verdaderamente resuelto a subir al séptimo de los cielos, en donde están las almas racionales. Así como las de otros animales.
- Por Dios, Onofre. Están todas las almas, vuelvo a repetirte. En los distintos escalones de los cielos están todas: ya sean vegetativas, sensitivas o racionales. Plantas hay con movimiento, si bien no es motriz en el conocimiento de moverse en una dirección. Al tacto o contacto sienten -Chillón dijo en el banco, si recuerdas.
- ¡Allá voy!. Me encuentro resuelto a subir al maravilloso reino, que tu describes.
- Muy bien. Ahora duerme tranquilo, y mañana me dirás. No te preocupes, velaré durante un pequeño lapso de tiempo tu sueño.
Se fue el decidido ascensorista soñador a su cama. No tardó en dar un pequeño ronquido, signo inequívoco de haber tomado velocidad inicial que el viaje precisaba.
Yo estaba intrigadísimo. ¿Llegará a contemplar las maravillas que le he narrado de aquellos hermosos soles?. Las velocidades inimaginables, con enormes distancias, del vacío interestelar, de la serenidad que se percibe en él. En conclusión, le deseaba lo mejor.
En ese momento y con el fin de cumplir con mi promesa de que vigilaría durante un corto tiempo su sueño, me puse a cumplir con los tres principios fundamentales:
a). - Como todas las noches deseé bienestar para los más desheredados.
b). - Que los terratenientes recapacitasen. Su ambición les impide tener la conciencia tranquila, lo que manifiestan con sus odios y rencores a la clase inferior, sin ver el peligro al cual quedaban expuestos sus descendientes.
c). - Tuve fe en los pobres de espíritu. Aquellos que Él reconocía como seres privilegiados para subir al Reino de los Cielos.
No tardé en elevarme con la velocidad endiablada que últimamente caracterizaban mis viajes al Más Allá, a la zona escatológica del Mundo. No conseguí alcanzar a Onofre, pese a que tenía convencimiento, dada mi experiencia, en pasarle y esperarle agarrotado al pivote de la espiral de la agrupación de estrellas donde se ubica el Séptimo Cielo.
¡Lo que son las cosas!. Allí estaba esperándome, lo cual significaba que había mantenido velocidad muy similar a la mía, por no decir la misma.
- Preguntó Carrascosa: ¿Qué superficie puede tener el espacio que ocupa el Reino de los Cielos?
- Nada de eso. Ya os he dicho y repito que, espacios límites o finitos, como queráis llamarle, no hay. Todo es movimiento. Las fronteras se traspasan y se anulan por sí. No puedo concretaros, por la sencilla razón de que no hay sitio material, sino diáfana extensión, dilatación inmensa, cuya dimensión es inconmensurable.
Onofre y yo no pudimos saludarnos. No es lugar apropiado para permitirnos el lujo de soltar el pivote, con la posibilidad de ser arrastrados por las fuerzas cósmicas hacia otro lugar desconocido; o quedar flotando en el éter, sin oportunidades de regreso a la Tierra. Llegué a preguntarme:
- Y si ocurriera algún día esto, ¿qué pasaría con el cuerpo?. Materia orgánica arrumbada en la cama, sin espíritu, sin el alma que le insufle la energía necesaria, en la medida que el cuerpo necesita. Sería aparcado, ¿pero dónde?.






Capítulo IV.


Extraño caso de un muchacho cuyo cuerpo se ha encontrado en total estado de coma.

El cuerpo no estaba muerto, sino carente de alma; pero esto no sabrían los humanos. Luego, ¿qué podría ocurrir?.
- Te someterían a observación con grandes titulares en los periódicos. Llegarían a investigar, celebridades de la ciencia, las neuronas de tu cerebelo: el bulbo raquídeo, la médula espinal, la reacción de los sentidos y los hemisferios cerebrales.
- ¿A quién transmitirían estos, las vibraciones de las partículas de los átomos?.
- Me someterían a unos tratamientos con arcos voltaicos para ver si nuevamente se animaba mi cuerpo. El corazón funcionaba, también los pulmones; los sentidos no reaccionaban a los estímulos: no oía, no hablaba, no veía, no olía, ni percibía al tocar el roce áspero de algún objeto intencionadamente acercado a mis dedos, ni el dolor, ni el calor, ni el frío de las cosas; totalmente un individuo dormido sin alma: menos que un vegetal, aun cuando los movimientos involuntarios subsistieran: me orinaría, arrojaría los excrementos, actos reflejos ejecutaría; pero sin alma.
- Si no conseguían atraerla del Infinito, ¿qué?.
- Vaya interrogante. Esperaba algún día preguntar a uno de los genios que en el Séptimo Cielo estaban. Por ser asunto moral, principalmente, me decía: sería interesante hacérselo saber a un eminente doctor de la Iglesia. Mira por donde estaba allí cerca San Agustín, el santo de los agujeros difíciles.
Quizá él...
Tan distraído estaba en estos pensamientos que no di cuenta de que me miraba Onofre, y con gestos pretendía transmitir algo que no llegué a comprender. El espectáculo del Infinito, en la noche, era maravilloso.
Si nuestro mundo hubiera tenido un principio, habría habido un periodo de tiempo infinito anterior a él, en otro Universo. ¿Por qué iba a empezar la vida en un momento particular cualquiera?. Aquella belleza no podía ser de un día, sino del infinito inconmensurable de su existencia.
Ya hemos dicho que el ignorante afirma y el sabio duda y reflexiona. Viene a cuento de la afirmación de quien asegura conocer el tamaño del universo observable: Un billón de billones de kilómetros. Opinión que dudo y reflexiono, colocado en aquel dichoso extremo.
En números redondos hay al menos 30 veces más materia oscura que materia brillante en el universo y posiblemente 100 veces más,
- ¿Cómo es?.
- Menos de la mitad de la materia cósmica, es brillante.
Discurriendo se puede llegar a la creencia de que la mayor parte de la materia oscura que constituye el grueso de la masa del Universo quizá no sea ni siquiera del tipo de materia de que están formados el Sol, las estrellas, la Tierra y nosotros mismos.
- Cualquiera de nosotros -dije un día a los contertulios del banco de los coloquios- puede hacerse una pequeña idea. Observemos con gran detenimiento la bóveda celeste. ¿Qué veis?.
- Una oscuridad preciosa, por las noches,
-Así es.
- Llena de luces: unas fijas, otras rutilantes. Unas vivas, otras mortecinas -dijo Carrascosa,
- Y las figuras que vemos: la Vía Láctea, también llamada El Camino de Santiago; Las Nubes de Magallanes, formadas por dos galaxias satélites de la nuestra la Vía Láctea, descritas por el explorador portugués Magallanes en 1519; la constelación del Cisne, la Osa Mayor y la Osa Menor, el lucero del Alba y más.
- Pero no vemos más que oscuridad y pocas luces.
- Si profundizáis algo con un telescopio os sentiréis arrastrados a la hermosura del Cielo: a la paz infinita del Universo.
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Nada más despierto con las odiosas voces del galonista(uno de nuestros compañeros, mejor clasificado para dirigirnos): Ya es hora. Lavaros rápido y a formar. Desayunábamos y en dos saltos bajamos al Patio Grande a hacer gimnasia. Entre una y otra intensa actividad, y antes de emprender camino de las clases, me dijo Onofre:
- Te estoy muy agradecido; nunca pensé llegara a conocer tanta maravilla. Desde hoy, sabes me tienes incondicional tuyo.
- ¿Qué piensas hacer en las próximas noches?.
- Subir nuevamente, si no pierdo las facultades que me has infundido. Estoy enamorado de aquello. Sólo encontré una dificultad: no conseguí ver imágenes de las almas reflejadas en la nebulosa de Andrómeda, la cual bien conozco gracias a tus explicaciones.
- Has de saber, asimismo, que esta acumulación luminosa de estrellas forma parte con las dos Nubes de Magallanes y la Vía Láctea, el llamado Grupo Local
- Pues, chico, no vi nada.
- ¿Cómo fue eso?. ¿Hiciste alguna pregunta?.
- ¿A quién?, ¡puñetas!.
- A alguna de las almas.
- No reconocí alma alguna.
- ¿Pero las viste?.
- Ninguna.
- Entonces, ¡alma de cántaro!, qué fue lo que apreciaste del Reino de los Cielos
- Pues en realidad no sé cuantos años luz podrá haber en aquel abismo astral.
- Qué almas pueden estar allí de los muertos que hayas conocido.
- Mi padre.
- No, nada de familiares. De momento recuerda otros.
- Ya está: tu padre.
- Muchacho de qué vas a conocerlo.
- ¡Ah!. ¿Tiene que ser conocido personalmente?.
- Pues, claro.
- Y tú como puedes conocer a Copérnico, a Galileo, a Newton, y a otros tan raros que has mentado.
- Bueno está, yo tengo práctica y sé como llegar hasta ellos a través de otros medios. Es como la memoria. Para acordarte de algo lejano en el tiempo te vales de un punto de referencia. El recuerdo deseado te viene a la mente y otros no deseados, pero presentes en la memoria.
- En el viaje de anoche, ¿has conseguido algún interesante conocimiento en el Reino de los Cielos que puedas divulgar?.

- Siempre que asciendo, enriquezco mi acervo cultural con informaciones de primera mano. Una cosa es que Romil se empolle esas magníficas lecciones, con las que nos atiborra todas las noches...
- Otra, y dices bien, -interrumpió Onofre- que los contertulios, en particular Jiménez y Carrascosa, pretendan pisarnos.
- Nada tiene que ver con la sapientísima conversación que mantengo con insignes científicos y sabios, durante mis viajes. Sus almas campan a sus anchas por los amplios espacios siderales.
- No comprendemos desde la Tierra la hermosura inconmensurable que deben sentir tan preclaros personajes.
- Disfrutan de lo que en la Tierra defendieron con sus investigaciones o sentaron inteligentes hipótesis. Mira, un día, mejor dicho, una noche vi a Pitágoras. ¿Sabes quién es?.
- Cómo, no. Al menos me recuerda las matemáticas.
- El mismo. Pues también, y en su mismo grupo, estaban Platón, Aristóteles, Cicerón, y Lucrecio.
- Me permití el lujo de hojear la obra maestra de este poeta latino, seguidor de las teorías de Epicuro: De la naturaleza de las cosas -había dicho Carrascosa.
- No quiero listar todos los grandes filósofos que allí estaban. Bueno, para qué decirte y creo ya te lo he dicho:
Todas las almas estaban allí, que ninguna faltaba.
El registro es perfecto. No se olvide que allí vi a Pitágoras y otros insignes matemáticos. Las cuentas no fallan.
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Llegué a saber que, por aquellos días tan conflictivos, no sólo en Judea, sino en los demás territorios más allá del Eúfrates, se apreciaron luces que se desplazaban por el firmamento. A los astrólogos, entonces llamados magos, les produjo terror pudieran ser las caídas de estrellas, de cuyo episodio hasta el apocalíptico trató. En China era avanzada la investigación de cuerpos celestes. Formaban una asociación de astrólogos que registraron el paso de un cometa por primera vez en la historia de la humanidad. Se desplazaban por distintos territorios, siguiendo las diversas estelas de luz que se producían en el Cielo. Unas eran originadas, en su mayoría, por trozos de material rocoso o metálico desprendidos de cometas o asteroides que giran en órbita alrededor del Sol: meteoritos. Dejan estos una estela de luz producida al atravesar ardiendo la atmósfera terrestre, cuando la Tierra siguiendo su giro alrededor del Sol cruza esos grupos. Algunos han producido enormes catástrofes ecológicas en la Tierra, dejando como señal profundos agujeros.
Los griegos llaman a los cometas, estrellas con melena, (kometes, en griego). Admirado contemplé desde tan lejano sitio que ocupaba en el espacio, como un montón de polvo cósmico y material helado se aproximaba a una estrella; por cierto, no conseguí saber en qué constelación se encontraba. El cometa era tan grandioso o más, me parecía a mí, que nuestro Sol. Un enorme resplandor brotó de una cola de fuego que apuntaba en dirección hacia él debido a la presión del viento solar.
- ¿Pero qué tiene que ver ese cometa con la estrella de anunciación de Belén? -impaciente Jiménez me acució.
- De ahí saca la conclusión. Al igual que ese cometa de otra agrupación de estrellas, distinta a nuestra Vía Láctea, vieron esos tres sabios de Oriente, procedentes de China y sus proximidades. Otro cometa similar desde la Tierra quisieron seguirlo maravillados, sin saber que tardaría en volver a verse más de setenta años: y muchísimos más en completar la órbita
- Por reyes tomaron y reyes son para nuestro bien en la fe de Cristo -aseguró Jiménez.
Preferimos cambiar de conversación. Continuamos con las religiones instaladas sólidamente en China: el confucianismo y el taoísmo, cuyos fundadores por curiosa coincidencia son más o menos contemporáneos de Buda.
- Por entonces también nuestro Señor Jesucristo hizo su aparición en el nefando Israel -aseguró Jiménez.
- Más tarde, amigo Jiménez, más tarde. Quinientos años después de Buda -dijo Carrascosa.
- Se dan las circunstancias que cada quinientos años más o menos surgieron filósofos que sentaron sus enseñanzas, con connotaciones religiosas. Veamos, Carrascosa, tu me dijiste que, exactamente, después de Buda a los quinientos años, surgió Jesús; en parecido periodo de tiempo surge Mahoma; en el año mil cien de nuestra era Valdo: con los llamados Pobres de Lyón, y otros similares; en el mil quinientos algo más, Lutero; acercándonos al año dos mil otro papa se proclama en la Iglesia del Palmar de Troya, en Andalucía.
- ¿Y en dos mil quinientos, quién surgirá?.
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Onofre tenía una buena memoria y me ayudaba en la disertación. Me sirvió de perfecto auxiliar.
Con una entonación rara, nuestro exquisito instructor nocturno, fue recitando los párrafos de la lección sobre el hinduismo, budismo y el mazdeísmo.
- Nunca. Mientras haya hombres sobre la faz de la Tierra, siempre habrá quien propague nuevas normas morales; nuevos preceptos correctores de pecados sodomitas y corruptos del género humano, en tanto el individuo sea de carne y hueso.
- ¿Y de qué otra forma, nosotros podíamos ser?.
- Ya se ha dicho; te hubieras enterado de haber estado el día que hablamos de esta posibilidad.
- Dijimos quizá de silicio -así se expresó Carrascosa.
- No, ya no es posible.
- ¿De qué otra materia?.
- De hierro.
- Esto sí que es gordo y de peso. De un material no maleable.
- Los hombres robot del futuro.
- Los dependientes de información mecanizada

(¡Ay!, Si entonces hubiéramos sabido la infinidad de trasplantes de órganos humanos llevados hasta ahora. Incluso marca pasos, corazones artificiales y no olvidemos las pretensiones en un futuro, ya rebasado el ingenio de transplantar órganos del cerdo, se recurra a fabricarlos con metal. Así se cubrirá gran parte del cuerpo humano, haciéndole casi inmortal, mejor dicho más duradero en edad y resistente a enfermedades. Pero no me toquen el cerebro o nos convertiremos en autómatas inteligentes).
- De electricidad y energías afines, dentro de miles de años.
- No tanto; pese a que el mundo progresa a marchas forzadas -dijo Carrascosa dando por terminada la reunión.
Nos acostamos resueltos a descansar tranquilamente sin más sobresaltos.




CAPÍTULO V.


Visiones astronómicas.


El ignorante afirma.
El sabio duda y reflexiona.
Aristóteles.

No hay mejor práctica que una buena teoría.

Con este rico bagaje, incitado desde las fuertes controversias que llevábamos en el célebre banco de los diálogos, me produjo una situación tal que veía, con ilusión, lo que soñaba y recordaba con perfección una vez despierto. Me entusiasmaban mis locuras ensoñadoras. Mis experiencias me divertían. Recuerdos de tiempo que viví feliz con mis ilusiones. Aventuras intensas que nada ni nadie pueden arrebatarme jamás.
Aquella noche, quizás más lleno de preocupaciones, por las agrias discusiones en el banco de los coloquios, estiré las piernas, me puse boca arriba en la cama, recé y lleve a cabo actos de contrición y propósitos de enmienda. Con la firme voluntad de ascender, emprendí el misterioso viaje. Me lancé raudo en alcanzar el vacío, fuera de la estratosfera, donde la temperatura es constante. Me encontraba entre la troposfera que como sabéis se extiende desde la superficie del planeta hasta la base de la estratosfera.
Tiene de espesor 12 Kms y la mesosfera, espacio comprendido desde la estratosfera a la termosfera de 40 a 80 Kms de altura aproximada.
- Confirmó Carrascosa: es la termosfera capa atmosférica superior a la mesosfera en donde la temperatura aumenta regular con la altura.
- En ella pensaba sería la velocidad mucho más enorme de la que arranqué desde la biosfera. Ésta rodea la corteza terrestre; capa ideal nuestra, en la que pensamos se manifiesta únicamente la vida. Tan convencido estaba que, exageraba las teorías de Tsiolkovski. No obstante, ponía en duda si el pensamiento no podía alcanzar mayor velocidad que la de la luz, so pena de transformar la energía desarrollada en materia.
- ¿Qué nuevos problemas crearía?. Te daría miedo pensar en ellos.
- ¡Joder!, chico, que lío has armado. No me enteré nada de la corteza y la atmósfera. Qué jaleo has aireado. No lo entiendo. De la Tierra lo único que me he enterado que es redonda como la naranja. Además, leí en la novela de Julio Verne que viajando a favor del sol, es decir, en su busca, se ganan cuatro minutos por cada grado de la circunferencia terrestre.
Por ello, el viajero que dio la vuelta al mundo, por una apuesta muy sustanciosa, había logrado veinticuatro horas justas y suficiente para ganar.
- No seas tan cerrado de mollera, Chillón, la cosa es fácil -le dijo Carrascosa-. Es la atmósfera como escudo protector. Coraza de meteoritos y otros cuerpos celestes. Techo que admiramos por su azul tan claro en días buenos.
- Mira, Chillón -continuó Carrascosa-. Pintemos un círculo, tal como una naranja, algo achatado en los polos. Esto es la Tierra, la corteza terrestre. Ahora pinto otro y es la troposfera; le pongo 12 Kms de espesor. Una capa aquí, un poco más arriba, ves, es de ozono.
- Ya; ¿pero qué es eso del ozono?.
- Es oxígeno enriquecido, cuya molécula tiene tres átomo en lugar de dos. Es un gas más oxidante que el oxígeno. Puedes obtenerlo, según tengo leído, con una descarga eléctrica sobre el oxígeno. Se encuentra en muy pocas proporciones en la atmósfera, después de las tormentas. Si se licua tiene color azul, con fuerte olor a marisco.

Tras un descanso, continué con mis explicaciones.
- Leía en las imágenes proyectadas sobre la nebulosa que, grupos de átomos forman moléculas -les informé.
- Dijo Carrascosa: mira por donde recuerdo al profesor hablando de los componentes. Decía que la célula es una unidad fundamental, tanto en las estructuras externas de órganos y organismos, como fisiológica, y reproductora de todo ser vivo.
- Por lo general sólo es visible al microscopio -dijo Silvestre.
Y heme aquí que empiezo la más espectacular carrera de mi vida por los espacios siderales. Otra tan emotiva no tuve, pues no subí hasta años más tarde en un avión.
No sé de donde saqué suficientes fuerzas para conseguir salir fuera de la estratosfera; mi viaje fue rápido y posible. En un abrir y cerrar de ojos atravesé el cinturón de radiaciones de la última capa: la magnetosfera. Pronto alcancé lugares jamás soñados, por la mente humana. Ni por los más sofisticados telescopios. Son idóneos para distinguir nebulosas a millones de kilómetros; para apreciar que las galaxias se están alejando y en consecuencia deducir que el Universo está en expansión; y lo son para contemplar el choque entre dos galaxias; y para presenciar el nacimiento de nuevas estrellas; o el apagado de otras; pero jamás para apreciar, como yo, los enormes intervalos, la magnitud inconmensurable del Espacio y la realidad del movimiento cósmico. Desde la intensa luminosidad en la cual me ubiqué en mi viaje contemplé como se alejaron todas las demás a velocidades proporcionales a sus distancias. Se atraen de forma directa proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ellas.
Imaginemos que subimos a unos cinco kilómetros en globo. Desde esa altura vemos las farolas de la ciudad como una mancha luminosa. Que os parece que podemos contemplar mirando a las nebulosas: pues una mancha luminosa. Pensareis que es polvo interestelar, sin caer en mientes, de que sus partículas son absorbidas por las estrellas circundantes. No es lo mismo que en el sistema solar, donde cercanos a los planetas existe polvo, partículas sólidas, inclusive éstas formando asteroides o meteoritos. Desde el pivote galáctico en el cual me encontraba, no veía más que un espacio enorme limpio, sin partículas ni polvo que lo enturbiara.
Cuando me aproximaba, con mis desplazamientos, de pivote en pivote de las galaxias, las veía como aldeas en el desierto de los cielos. De aquí deduje la existencia de una fuerza de contracción gravitatoria que las mantenía en orden. Contemplé, en contra de algunos de los astrónomos, las imágenes proyectadas sobre la nebulosa, del Big Bang; el cual ciertamente se produjo más años de los millones que aseguran. Por la sencilla razón de que en el espacio exterior el tiempo no se mide como en la Tierra.
- Pero de dónde sacas que el Universo se expansiona. Quién puede demostrarlo.
- Coge un globo poco hinchado, lo suficiente para ir dibujando sobre él unos pequeños círculos como si estrellas fueran, unos cerca de otros.
Infla el globo y apreciarás como al expansionarse, se van distanciando las figuras pintadas. Así le ocurre al Cosmos, desde segundos después del Big Bang; se fue extendiendo y un día llegará que se irá encogiendo, con el llamado Big Crunch; hasta volver al punto de origen. La expansión del Universo, como si un globo fuera, separó unas galaxias de otras y en consecuencia sus estrellas; y redujo así el número de colisiones galácticas.
- Quiero entender -dijo Carrascosa-, que llegará un tiempo que el globo se desinfla.
- Le llaman el Big Crunch.
- Si todo eso has apreciado, estoy seguro piensas posible la resurrección de los cuerpos -dijo Jiménez.
- ¡Es tan efímera esa posibilidad!. Creo insinúas lo siguiente: Si la materia del Universo se contrae, en analogía a su expansión, los elementos simples que en su día formaron un ser vivo, dígase el hombre, volverán a reunirse por ese espíritu de contracción. Ten en cuenta que serán todos los seres vivos. El cuerpo surgirá en el lugar de su muerte; pero a su vez irá encogiéndose y los elementos de la materia orgánica que lo componen se esparcirán, y volverán al centro de las estrellas. Estas a su vez por el efecto de la contracción quedarán convertidas en la bolita origen del Big Bang. Es el fundamento de la resurrección de las almas, que tanto bombo la Iglesia señala para el Juicio final.
Estoy seguro que de producirse ni tiempo dará para reunir a todas, ni lugar terráqueo donde se ubican, aun cuando sólo fuera por unos momentos.
- No me digas que has visto todo eso del Universo.
- No seas bruto, amigo: conocimientos científicos, los cuales me ilustraron las imágenes de los astrónomos, cuyas almas están en el Séptimo Cielo.
- Por tanto, las estrellas fueron pintadas por Dios cuando creó el mundo.
- No percibí tamaña suposición, fuera del raciocinio humano. Oí una barbaridad, eso sí, en el sentido de grandioso: Nuestra Galaxia está canibalizando a la galaxia, llamada Pequeña Nube de Magallanes.
- ¿Cómo caníbal? -preguntó Carrascosa.
- Sí. Porque la nuestra está absorbiendo a la más próxima. Mira, creo fue Sherlock Holmes quien dijo:
Cuando has eliminado lo imposible, todo lo que queda por muy improbable que parezca, debe ser la verdad.
Así es como había unas superficies donde no percibía estrella alguna, ni cuerpo celeste alguno; pero existir, claro que existían invisibles, cuya motivación, aún hoy día, sigue desconocida. No fui capaz de discernir. Ya he dicho que los astros surcan los espacios interestelares a unas velocidades superiores a un millón de kilómetros por hora.
- Yo he leído que, los objetos lanzados a nuestro sistema solar pueden alcanzar aceleraciones todavía más elevadas, de las obtenidas en principio, aprovechando el campo gravitatorio de los planetas mayores del sistema -dijo Carrascosa.
- Circunstancia ya prevista por el maestro ruso, para los cohetes lanzados al espacio -confirmé yo, y continué:

Tan negro contemplé por un momento una de las nebulosas, que me dio miedo. Más tarde llegue a conocer. Al explosionar la partícula cósmica, produjo una energía en potencia superior al fotón. Esto hizo que la masa creada con la energía se expandiera por todo el espacio.
Surgieron cuerpos celestes, en unos segundos, de proporciones enormes de la explosión cósmica. Pocos días tardó en formarse el disco galáctico con un radio de 40.000 años luz, y en recorrer éste trescientos sesenta mil billones de Kms.
Debido al proceso termonuclear del Big Bang, se transformó una gran cantidad de hidrógeno en helio.
- No recuerdo el valor atómico del helio -afirmó Carrascosa.
- Es el segundo de la tabla de los elementos, y el más ligero tras el hidrógeno. En los átomos de helio, cada núcleo está acompañado de dos electrones. En el aire hay poco y mucho en el Universo -dijo Silvestre.
- Yo sé que se usa para inflar los globos -afirmó Chillón.
- Todos los demás elementos se fabricaron a partir del Hidrógeno y helio en el interior de las estrellas, en un proceso conocido como nucleosíntesis estelar. Así vemos que los elementos más pesados surgieron de los núcleos de hidrógeno. Varios panfletos nebulosos insistían que tal suceso ocurrió una centésima de segundo después del estallido de una singularidad, mucho después de la era de la inflación -confirmé yo.
Me proyectaban ideas de conocimientos no bien investigados. El universo, en todo, está constituido por materia, radiación, espacio-tiempo y vacío. Son -me aseguraban-, los cuatro componentes elementales de todo lo conocido.
- Vaya, hombre, algo parecido dijeron los sabios griegos de la composición del mundo: agua, aire, fuego y tierra.
- Los errores aristotélicos se proyectaron más de mil quinientos años sobre la civilización occidental, hasta la llegada de Copérnico, según tengo leído -dijo Silvestre.
- Y aún a éste no creyeron, y castigaron por la Iglesia católica, hasta que Galileo demostró con tozudez que la Tierra se movía -aseguró Carrascosa.
- Pero de qué errores de Aristóteles habláis, pues tengo entendido que su filosofía aún hoy día tiene muchos partidarios -opinó Jiménez.
- Uno: el Universo estaba compuesto por esferas concéntricas que giraban alrededor de la Tierra.
Otro: el desprecio que tuvo a las teorías atomistas de Epìcuro. Creyó que de dos objetos de pesos distintos caía a tierra antes el que tuviera más peso. Ideas que junto con las de Platón puso a los astrónomos en vía equivocada -afirmé yo-: no apreciaron la investigación.
Galileo, a pesar de ser católico ferviente, se inclinó por el desarrollo de la ciencia. Introdujo el concepto de razonamiento con ayuda de la observación y de la experimentación.

Continué con mis experiencias oníricas:
- En este panorama las cuatro fuerzas de la naturaleza, actúan de forma diversa. Maniobran junto con la materia sobre la que actúan. Parecen, más bien un torbellino, asistido por el vacío, como el resultado del espacio-tiempo cuadridimensional.
- Pero, chico, eso lo habrás leído.
- Sí, pues decía la pancarta que, es la fuerza electromagnética diez veces más débil que la fuerte. Actúa en todas las escalas. Es responsable de la luz, de la interacción entre los átomos que da lugar a moléculas y por ello a los componentes orgánicos. El portador de la fuerza electromagnética es el fotón. La fuerza fuerte actúa sólo en el interior del núcleo atómico el cual está lleno de ocho partículas, llamadas glucones.
Esta fuerza es responsable de la variedad de elementos que existen en la tabla periódica de los elementos. La fuera débil, es la responsable de la radiactividad. Ha conferido a las moléculas del ADN su estructura helicoidal. Mil veces más débil que la electromagnética.
Su ámbito, como la fuerte, es el núcleo atómico. La más misteriosa es la gravedad; la más familiar y menos conocida: responsable de una enorme variedad de fenómenos: de las mareas, de los planetas girando alrededor del Sol y de los satélites alrededor de su astro; del movimiento de las galaxias circulando en el Universo; de la atmósfera terrestre, responsable de la evolución cósmica y de las distintas clases, tanto vegetales como animales: la miga de pan que une todo.
Es 10-39(diez elevado a la 39 potencia con signo negativo), o sea: 0, (cero coma), seguido de otros 38 ceros y un 1 en el lugar 39, menos que la fuerza fuerte.
- Quieres decir que te mantenía a ti pegado a la galaxia.
- No sé; pero sí a nosotros todos los que estamos sobre la Tierra, pegados a ella. Atrayéndonos hacia el centro del globo terráqueo. En la actualidad vemos al átomo constituido, no sólo por esas partículas, sino que hay una verdadera galimatías de nombres de partículas elementales.
Esas partículas atomistas, no son estables y rápidamente se desintegran.
- ¿Lo de partículas elementales a que te refieres? -preguntó Chillón.
- Pues has de saber -dijo Carrascosa-, son constituyentes de la materia que no puede ser descompuesta en otras partes principales.
- Un momento, recuerdo de clases que la tabla periódica de los elementos simples, fue obra de otro ruso, Mendeléiev. El profesor Sr. Martín se admiraba de este químico, que hubiera dejado en la tabla, en aquellos tiempos, huecos para en el futuro fuesen ocupados por elementos, por entonces desconocidos. Los había sugerido, dado que el número de átomos iba en aumento en cada uno de los elementos, hasta llegar al uranio con 92 átomos - dijo Silvestre.
Dije muy compungido:
- Llegué a asustarme de mis visiones, comprobando la grandeza de los cielos. Así que, me vino a la memoria, pensando fuera éste el motivo, las ilusiones y profundos estudios que el inigualable maestro de escuela ruso tuvo con sus cohetes.
- Te refieres a artefactos aptos para viajar por el vacío cósmico.
- Esto, precisamente, no fue en alguno de mis viajes cósmicos, sino que lo oí en un viaje de tren desde Madrid hacia León, en vacaciones. En el apartamento de tercera, iban dos hombres; mayores, desde luego, y yo. Al principio, apenas prestaron atención a mí persona. Mas tarde me demostraron su sentido de solidaridad al invitarme a chorizo, pan y vino. Aquel tintorro que tanto me deleitaba beber por una bota, hecha de cuero y con gollete.
En un principio se encontraban tan entretenidos en su conversación, ayudados por fotografías, que ni caso me hacían.
Les oí arremeter contra aquellos que en Madrid dicen:
- Esta obra hizo Carlos III o esta otra el Rey Alfonso XIII, cuando en realidad los verdaderos artífices de los trabajos son los mismos trabajadores: arquitectos, técnicos y obreros, de los cuales nadie se acuerda.
Por esto aseguraban ellos que en Rusia dicen:
- Este metro de Moscú está echo por los moscovitas.
De las fotografías que se pasaban uno a otro conseguí ver alguna de soslayo.
Conversaban sobre el hecho de ser el Ejercito Rojo capaz de poner en órbita cohetes, según aseguraba en sus investigaciones el maestro ruso Tsiolkovski.
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Aquella noche tan enorme velocidad adquirí que de sopetón me encontré agarrado a un pilar de los que constituían el deseado Séptimo Cielo.
Supe más tarde se llamaba séptimo en honor al pueblo hebreo; Cielo en analogía con Gloria. Y cobijo de almas racionales, por ser el último escalón de los que de forma similar tiene el árbol genealógico de los mamíferos.

Mis viajes intrigantes por las alturas celestiales los hacía, sin alucinaciones provocadas por infusión de sustancias vegetales alucinógenas: mandrágora, adormidera(opio), marihuana, estramonio u otras. Del siglo XVI antes de Cristo el papiro de Ebers, egipcio, consignaba el uso médico del cannabis. Los rituales de Tebas empleaban ingestión de humos de incienso, a fin de comunicarse con sus dioses. Da la sensación que los sacerdotes, y entre los de más alta categoría mejor, estaban drogados. Que el drogadicto ve visiones es una realidad.

Nunca pretendí llevar a cabo pruebas, aún conociendo sus efectos, como Kaempfer, quien durante un viaje a Persia probó en un banquete las semillas de karmala. Sintió alegría, risa, hilaridad y acabada la cena se subió a su caballo. Se transformó el caballo, gracias al efecto psicodélico de la harmala, en Pegaso, el famoso alazán volador. Sintió como si volase por las nubes, cerca del arco iris. Al día siguiente lo había olvidado todo. Las semillas de esta planta se usan por los árabes para procurarse una deliciosa embriaguez. Es similar al yagé de los indios americanos.
Cuando Sancho Panza montó en el caballo de madera Clavileño con Don Quijote, temió ser víctima de una burla, a lo cual Don Quijote contestó: ¿Y qué?. Allá ellos con sus burlas, que a nosotros no podrán arrebatarnos la gloria del intento. (L.Landero).
Ni Sancho Panza, ni el Quijote, creo estuvieran drogados, bajo pena de estar algo pimplados; pudiera ser por el vino ingerido en el banquete que los condes les obsequiaron.

Sin pensarlo me encontré con una enorme pancarta reflejada sobre la lechosa galaxia. El alma de un astrónomo, -no recuerdo su nombre- me dijo:
Estas imágenes que proyectamos sobre la Andrómeda, están en un cúmulo de polvo cósmico y gases. No podemos acercarnos a las galaxias del mismo nombre, pues las imágenes quedarían absorbidas por la fuerza gravitatoria del centro de ellas. Como ves, siendo elíptico su aspecto y sus brazos en espiral giran majestuosamente a una distancia infinita de comprender. Nosotros decimos, por entendernos, con cierto aire sapiencial, a más de 18 millones de billones de kilómetros de lo que fue en el pasado nuestra cuna.
Allá a lo lejos dejaba la formidable formación de la Osa Mayor, bien conocida por la figura proyectada por sus estrellas. Poco más a la izquierda creí percibir la constelación de la no menos hermosa y reconocida Osa Menor.
- Dijo Carrascosa: en la Osa Mayor existe el cúmulo muy numeroso de estrellas en su interior. Me supongo la enormidad del espacio sideral que debes percibir.
- Es tal la distancia a la cual me encuentro de ellas que, siento verdadero vértigo contemplarlas en la más enorme profundidad del Espacio. Estando sobre la constelación más vistosa, consigo enterarme de muchas cosas. Ya iré dando detalles.
Lo más gracioso es que la pancarta estaba informada de lengua sanscrita y yo de esa lengua brahmánica, jamás tuve opción para estudiar. Allí la entendía. ¿Por qué razón?. Lo desconozco. Misterio, no creo en ellos. Los sucesos desconocidos allá arriba, no se miden como misterios, sino como hechos para inteligencias incapaces de aclararlos.
Sus explicaciones debe tener y espero que con el tiempo lleguemos los humanos a averiguar el motivo. Pues, siendo muy difícil, se descifró la escritura jeroglífica con la aparición de una piedra, la Roseta. En tres lenguas estaban las inscripciones sobre ella: la jeroglífica, la demótica y la griega. Así como también se aclaró el misterio que rodeaba la construcción de las pirámides de Egipto.
Es auto de fe que, sin la tecnología actual elevaran grandes bloques de piedra con un peso cada una de ellas de 60 toneladas. Se llegó a afirmar que formaron rampas de arena para levantarlas. Lubricaron con limo del Nilo el terreno por el que tenían que transportarlas. Utilizaban miles de campesinos camitas, en la época de la inundación que se paralizaba el trabajo agrícola. Se asegura que esclavos no hubo en la construcción de los grandes templos, pirámides y monumentos funerarios de los grandes gobernantes. Un orgullo irrenunciable de los egipcios poder construir las tumbas de sus faraones. Los esclavos, en su mayoría prisioneros de guerra los convertían en siervos de las familias que los tomaban y su trabajo era atender a las necesidades de las mismas.
Otra imagen proyectada de forma similar a las anteriores me informaba que, también en Inglaterra se produjo un caso insólito. Leí que tanto como las pirámides, impresionaba contemplar las enormes piedras que yerguen en el mítico templo megalítico de Stonehenge de los druidas, de la clase sacerdotal. En él llama la atención la existencia de piedras de sarsen cuya cantera se encuentra a 80 kilómetros de distancia con un peso cada piedra de hasta 45 toneladas. Se remonta este misterio al segundo milenio antes de Cristo; no sólo lo es por el peso de cada piedra sino del modo de transporte y por el movimiento a imprimirlas para colocarlas en los distintos sitios donde ejercieran la función para la cual fueron erigidas, sin duda en dirección a la Luna. También se valieron del río. Lo que se desconoce el siguiente paso de arrastre. Y no digamos de lo que se contempla en la isla de Pascua.








CAPÍTULO VI.


EXTRAVAGANCIAS ASTRONÓMICAS.


- En ese lugar preferente del Infinito, cuando contemplaba el misterioso pasado, llegué a predecir el intrigante futuro.
- Ya te he oído decir que es irreal.
- Es inútil anunciar lo que no se conoce, cuando no existen antecedentes que lo avalen. Me extrañaba creyera como examen definitivo, lo que fuera proyección de alguna pintura endiablada, de algún irresponsable pintor, atreviéndose a predecir con los pinceles el Juicio Final.
- ¿Esa imagen se te proyectó en la Andrómeda?.
- Esta imagen seguramente fue la que hizo la revolución entre las almas, las cuales equivocadas siguieron dóciles empujadas por el viento cósmico al paso de sonidos celestiales.
- Te darías cuenta que hasta en la Gloria hay equivocaciones.
- Sería una insensatez, de mi parte, y por quien lo intentara, lanzarme por un agujero negro para explorar al otro lado oscuro, para descubrir la existencia de otro Universo. Y luego otro, y, así como en una cadena interminable de elementos simples formando compuestos orgánicos.
- Estás listo encadenando universos.
- Yo no afirmo más que aquello que me fue proyectado. Si mis informadores científicos auguran la existencia de muchos universos, yo os lo traduzco y basta.
No olvidéis que los cúmulos de materia y energía, se producen como las estrellas de neutrones, en los estertores de desaparición de estrellas masivas que explotan como supernovas.
El Universo no es estático; en él se produce la evolución cósmica, en semejanza a la evolución de la variedad de seres vivos en la Tierra. Como en ésta unos nacen y otros mueren. Y como nada desaparece, sino que todo se transforma, las estrellas que explosionan van sus elementos a formar nuevos cuerpos celestes.
- La curiosidad inoportuna es motivo de grandes descalabros -dijo Carrascosa.
- En esa posición me emocionaba contemplar las enormes distancias de los grandiosos cuerpos celestes. Se acercaban y alejaban con cierta viveza cuanto más alejados entre ellos estuvieran. Un baile cósmico maravilloso acompañado de armoniosas músicas celestiales. Esto me hacía a mí cambiar el concepto de tiempo.
Einstein señalaba que el tiempo es un mito sin realidad física, sólo existen los propios de cada observador, los cuales dependen de su movimiento.
Recordemos a Cervantes, quien opinaba:
Se dará tiempo al tiempo que suele dar salidas dulces: a muy amargas dificultades.
Razonando en noches posteriores llegué a la conclusión de que el momento transcurrido al alejarse una estrella de otra u otras, visto desde la altura privilegiada que tenía, sin ser ni mucho menos Dios, ni lo pretendía con mis amigos, era inmensamente distinto a intentar medirlo desde la Tierra. El resultado difería enormemente. Más tarde si me agradó pensar que podía haber sido profeta. Llegué a pensar en la posibilidad de inspirarme por el Infinito y convertirme en un nuevo Profeta de finales del siglo XX que tan necesitado se encuentra sin ellos. No de falsos visionarios que abundan: fariseos de la interpretación.
¿Qué podía propagar?. Pensaba en ocasiones: nada nuevo. Ya todo estaba dicho por Él, por Jesús.
Las demás normas de conducta serían dadas como resultado de ser fieles cumplidores del principio. La libertad lleva implícita el amor, con su inseparable igualdad. Quien no ama esclaviza a los demás: es cobarde y conservador de sus privilegios. Si no hay igualdad no hay libertad.

Para qué le sirvió a Moisés recoger la Tabla de la Ley, de manos de Dios si al primer descuido, su pueblo, al cual conducía a mejores tierras, se dedicó a la idolatría: el oro, los vicios carnales, la vida fácil y descuidada. Así les fue con el castigo impuesto por Yavé: ruinas, miserias y múltiples desgracias, hasta hoy. Pese a que en el exilio purgaron bien sus pecados.
Oportunamente me preguntaba:
- ¿Fui o no fui inspirado?.
De dónde, pues, procede mi hipótesis sino del mismísimo Infinito, tal como a Mahoma fue iluminado por los ángeles, quienes le dictaron el Corán.
¿Es que mi estancia en él no tiene el mismo valor que las facilitadas a los profetas?.

¡Pues que no percibí secretos! : conocimientos reservados a la posteridad, durante el tiempo en que me fue permitido permanecer allí, libremente, con mi ilusión.
Creéme, amigo, fui intensamente ilustrado. Que conste, no he sido nunca analfabeto, como otros, y no digo quien, ya está en la mente de todos, que pese a ello bien que extendió sus doctrinas y poder temporal por muchos países en el siglo VII, con su Corán.
Para escarnio mío, ninguno quiso escuchar mis hermosas enseñanzas. ¿Acaso pudieran ellos representar a la enviciada humanidad del siglo XX?. Ni mi incondicional amigo me entendió.
- Sabrás, que percibí allá arriba como una voz que me decía:
Propaga la única Verdad: la que te inspira los cielos.
- ¿Cuál puede ser? -dijo temeroso el bondadoso discípulo. Temía alguna de mis afirmaciones oníricas, que por extensas en su exposición resultaban molestas.
- Verás. Sobre una pancarta, con la rúbrica de Él, leí:
Sigue las enseñanzas
que dicté por Egipto, Galilea
Y por la ruta de la seda.
- Pero cuando habla de prójimo se refiere a sus compatriotas, los judíos -dijo Onofre.
- ¡Órdago!, Onofre, allá arriba no hay patrias que valgan. Allí todas las almas, ya te he dicho, son iguales. Ni etnias, gentilicios, patrioterías, ni razas. Ya te lo he repetido infinidad de veces. Todas las almas son iguales ante Dios. ¿No te he dicho que hasta las bestias, y pacíficos animales, tienen la misma configuración química de sus componentes orgánicos?. Idénticos en sus principios vitales: hasta doce elementos simples, entre ellos carbono, hidrógeno, oxígeno, y nitrógeno.
---
Debido a la enormidad de kilómetros que los astrónomos se veían obligados a utilizar, llegué en eso a la conclusión de proponer, en el banco de los coloquios colegiales, una nueva medida de las velocidades y distancias en el infinito espacio sideral: Año tiempo, por considerar que la de año luz con sus nueve billones de kilómetros que recorre la luz en el año queda obsoleta, para nuestras visiones en el Cosmos. Por otra parte debido al avance de la ciencia en el conocimiento del mundo exterior, había que manejar tal número de ceros que mareaba la inteligencia de los más eminentes matemáticos. Aun con mayor problema cuando se pretende comprender las enormes distancias y las extraordinarias celeridades de las estrellas en sus desplazamientos constantes. Sobre todo, vistas las estrellas desde alguna de las nebulosas próximas a la Vía Láctea.
- Tengo entendido que los astrónomos manejan otra medida para las lejanías del mundo exterior, el parsec, el cual equivale a 3,26 años luz, o sea, a 3.087 multiplicado por 10 elevada a la 13 potencia de Km. La unidad de medida que manejan ahora los astrónomos para dentro de la Vía Láctea es la que llaman UA, Unidad Astronómica, o distancia que hay de la Tierra al Sol, aproximadamente ciento cincuenta millones de kilómetros -nos informó Carrascosa.
- Dices bien, que poco más o menos es la medida propuesta por mí de año tiempo, con la cual me desenvuelvo mejor en mis ensoñaciones cósmicas.
- Como dato para comprender otros detalles -dijo Carrascosa- leí que cuatro núcleos de hidrógeno se fusionan para dar un núcleo de helio y cierta cantidad de energía, en las estrellas. Digo que en particular el Astro Sol da vida a nuestra existencia, con esas transformaciones nucleares.
- ¿Tu no percibes estos fenómenos allá arriba?.
- Sí que les descubría, que ver no podía dada la falta de visión suficiente para alcanzar la distancia a la que me encontraba.
- Pues yo sé decir -intervino Polo Camacho- que la estrella más cercana a la Tierra es la que llaman Regil Kentana de Centauro y nunca supe por qué razón le dan este nombre. Está, según los astrónomos, a una distancia de 4,3 años luz - Sabemos que, ya los egipcios se entusiasmaban observando el firmamento; cuando las luces se extendían por él, en las noches claras; mirando a la estrella que llamaron Sirio. Aparecía al amanecer en el Cielo (salida helíaca), todo los años, en el solsticio de verano, justo antes de comenzar la crecida de las aguas del Nilo. Así que esa luz anunciadora es muy importante, por cuanto les avisa de la inundación y el comienzo del año nuevo. Adoraron y estuvieron pendientes de verla resurgir, año tras año, en el firmamento. Significaba su esperanza y salvación. Después de huir de las aguas, regresarían a trabajar y recoger la cosecha. Es como la Penélope griega que cada ciclo anual brota en primavera de su estado invernal, a visitar a Deméter, su madre, para renacer y fructificar y vuelta en otoño a hundirse en las profundidades: ciclo agrícola. Obligación de la madre, que ayuda a la joven casada en sus actos maternales. Penélope, la semilla; Deméter la primavera que propicia la germinación de las plantas.
- Sirio es la estrella más brillante del cielo. A su alrededor gravita una pequeña estrella, el Compañero de Sirio con densidad considerable, cuya existencia fue establecida en 1844, y pertenece a la clase de estrellas enanas.
Está a 8,7 años luz de la Tierra. Los antiguos egipcios llamaban la Estrella de Isis, representada por un perro. Construyeron el templo de Denderah, orientado hacia el punto por donde surge la estrella.

Lo que ha llamado siempre la atención es el hecho de que los antiguos sin más medios que la tradición, conocían, no sola la existencia de la estrella Sirio, sino también su acompañante, la Sirio B, que daban el nombre de Digitaria, en traducción libre. El conocimiento de esta acompañante, que gira alrededor de ella, en modo alguno resulta a duras pruebas visible. Descubierta en el siglo pasado con la ayuda del telescopio. ¿De dónde llega esa tradición, con otros muchos fenómenos conocidos por la antigüedad, y sus construcciones?.
Ahora se sabe que sus átomos están apretados unos contra otros y sus partículas de carga negativa se encuentran apiñados. Es tan pesada la masa de esta estrella que, no puede concebirse utilizando términos conocidos -así se expresaban las pancartas de los astrónomos.
- No queda así la cosa -dijo Onofre- pues, he leído otra de las extravagancias astronómicas. Tenemos la afirmación de que el Sol se convertirá en estrella gigante roja. Entonces su radio se habrá centuplicado y la temperatura de la Tierra sobrepasará los 2.000 grados centígrados. Yo me dije, tendrá aún que recorrer cuarenta y cinco mil trillones de Kms. Saqué la conclusión, investigando más, de que la luz, emitida en el primer momento del nacimiento del Sol, llegó a su final. Sabemos se han de recorrer cuarenta y cinco mil trillones de kilómetros.
- ¿Quieres decir -dijo Jiménez molesto- con sentido irreverente que Dios es la misma luz?.
-Sí. Y quién mejor para entendernos. ¿No es la luz la alma vitae de toda la existencia?. ¿Comprendes la posibilidad de vivir sin luz? : ni las plantas, ni los animales somos capaces de prescindir de ese dios infinito.
Siempre tendremos un rayo de luz, por insignificante que creamos a nuestro alrededor en el planeta, como en el espacio.
- De tu razonamiento más filosófico que científico, me parece afirmas que, reduces la imagen de Dios a la distancia de nueve billones de Kms al año -dijo muy cachondo Jiménez.
- Bueno. Ve en esa medida el Infinito. ¿Hay algún ser humano capaz de recorrer, de alcanzar su fin, de vislumbrar siquiera el principio y fin de ese rayo de sol?.
La luz no necesita adoradores, ya lo es de por sí. Si lucubráis un poco, tenéis que pensar que el kilómetro en aquellos lugares, fuera del sistema solar, no concuerda con el que se mide en la Tierra. Se agranda mucho más el Infinito, por cuanto al recibir la acción del vacío o éter estelar, se estira y ocurre que tal como yo me apreciaba, un decímetro de un dedo se alargaba a decímetro y medio, de forma aproximada. Me veía muchas veces más largo, más ancho, joven, porque al medir los años comparando con el tiempo del inalcanzable Cosmos, me resultaba francamente muy beneficiado
Quizá por la acción de la curvatura del espacio mi figura se desfiguraba tal como me veo en los espejos cómicos de casetas de feria de la Concordia, en las fiestas de la ciudad.
Vamos, que de ir con la materia de mi cuerpo, hubiera rejuvenecido de forma alarmante, o mejor dicho: hubiera pasado el tiempo, en mi edad. Advertiría lo que envejecían mis compañeros en la Tierra, tanto más cuanto fuera el tiempo mayor, con mis entretenimientos en el lejano lugar. Los del banco a una me dijeron:
- No seas bruto.
- Bien que lo sé. Allí no hay cuerpo humano capaz de subir. Ni Tsiolkovski. Si acaso, Jesús y su madre ascendiendo en cuerpo y alma, según la Iglesia y no cuentes más, por mucho que lo digan los santos. Elías debió desvanecerse con su carro de fuego. Solo si se les ocurriera asegurarlo con relación al profeta Mahoma, más bien percibido en sus meditaciones en la cueva del monte Hía; al aristocrático Buda o al eficaz gobernante Confucio que, pongo en duda lo hagan. Y mucho menos el cuerpo de Osiris, dios de la Gloria egipcia, reconstruido por su mujer Isis.

Yo me decía en mis ensueños mundanos sobre la Mochales: si la hermosa joven pasara por esos lugares celestiales, ¡ostras!, que guapa resultaría. Y es que con ésta, más de un sueño de los que dejan huella nocturna había tenido. Me imaginaba a la muchacha subida en mi imaginativo carro de fuego, o más bien con energía atómica, una simple imitación al carro de Elías, ascendería veloz al hogareño lugar. Imaginaba verla más hermosa, si cabe, difícil era, en la realidad, y mis goces mayores. Lo que no recuerdo es si acaso, en aquel acto onírico, tuve algún desliz. Falla la memoria en este aspecto y no sé si me ocurrió con ella, lo que a Quevedo le sucedió con la bellísima Floralba.

Me encontraba, sin afán narcisista, hermoso. Muy beneficiado y me daba satisfacción y gran complacencia.
- ¡Ay!, Si me viera Pepita la Mochales -volvía a suspirar.
Así que, en mis cálculos dejé fija la unidad de medida en el Infinito de año tiempo, igual a novecientos trillones de kilómetros en lugar de los nueve billones que tiene al año luz. Deduje de las enormes aceleraciones que tomaban las estrellas, del intenso vacío del éter interestelar y de la propagación que advertía en un abrir y cerrar de ojos de rayos de luz que brotaban en alguna de las intensas explosiones del Sol. Medida superior al parsec, que queda en unos treinta billones de Kms con las tres unidades de medida espacial; ya podemos hacer cálculos astronómicos.

Y digo que estas lejanías son ridículas comparadas con lo que apreciaba en el maravilloso Infinito.
Años luz se extendía en el inmenso lugar sin que ninguno de los cuerpos celestes pasara por las proximidades. Y los que pasaban, lo hacían a tal celeridad que me sentía incapaz de observar. Meteoritos, asteroides, cometas o alguna nube cuya masa barruntara la pronta creación de una estrella, o absorbida por la atracción endemoniada de los astros más potentes, o destruida en sus proximidades por efecto de las reacciones termonucleares y de la curvatura del espacio que en ocasiones apreciaba tenue.
- ¿Por qué razón dicen los astrónomos observan nubes de gases, objetos, sonidos de ondas de radio magnéticas y lugares con otros detalles?. -dijo Carrascosa.
- Vaya, hombre, por lo que ya os he dicho. Por la enormidad de las distancias imposibles de medir. En el punto de vista de ellos, en la Tierra, y en el de sus telescopios, se concentran espacios infinitamente enormes, pero inferiores de encontrarse Allí. Vemos unas cuantas estrellas que nos parecen, en una noche estrellada y carente de luminosidad, estuvieran a poca distancia entre ellas. Os aseguro que es tal la separación de una a otra, que sólo por la desmedida masa que tienen, enormemente mayor a la de nuestro Sol, y ya, es decir, y con la intensidad de la luz emitida, nos es permitido contemplar. Un engaño de perspectiva. Subid al extremo galáctico donde os reservo un lugar a cada uno de vosotros para convenceros de lo que significa el Cielo. Dejaos de ideas foráneas de mentes calenturientas, temerosas del Infierno, -entiéndase sitio en el centro del planeta donde aún se conserva parte del fuego origen de su creación-, y se forjan su Firmamento a imagen y semejanza del Paraíso. ¿No vaciarán diariamente acaso el Infierno con sus vómitos tan fenomenales de los volcanes?. De sesenta que se encuentran activos en todo el globo terráqueo, acaso entre sus lavas se encuentren fósiles de las pobres almas, pienso yo, que penando fueron arrojadas al fuego eterno.
Al propio tiempo, insisto: hice gala de mi privilegiado lugar al contemplar la estática parada del tiempo. En ese momento sensitivo en el que nada se movía, o al menos eso creía, por ser incapaz de contemplar, como ya os he dicho, movimiento alguno de cuerpo celeste. Los que pasaban veloces no daban lugar a medir el tiempo. Mejor dicho: éste no existe. Podía en ciertos momentos decir:
El mundo se ha parado.
- Chico, tenemos año luz, año tiempo, parsec, año tierra, Unidad astronómica (UA); ¡a dónde vamos a parar!.
- No reniego de ninguna de estas medidas que evitan esa barbaridad de ceros que hay que poner para entendernos, y, así facilitan también las operaciones aritméticas.
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Onofre estaba ya interesado, como yo, en oír las explicaciones de nuestro somnílocuo Romil. Cometió aquél un grave tropiezo que más tarde hubo de pagar.
Influido por los pensamientos dados a conocer por éste sobre la Iglesia católica, en particular. Así como referencias del humanista Buda, del buen administrador Confucio, del arriesgado hinduismo y de la sabiduría del sionismo en el Japón. De la inteligencia innata de Mahoma, sin olvidar a Lao-tse, llegó a dudar de mis afirmaciones extraterrestres.

Se tambaleaba su fe, y para la ascensión a los anchos cielos es un impedimento insalvable. Esto le costó quedarse unos días sin poder remontar el viaje espacial. Las maravillas que apreció y los horrores que percibió, en sus diabólicos itinerarios; la falta de experiencia le impidió admirar otras conquistas que yo había conseguido y el castigo recibido en no poder, libremente, remontar el vuelo, le martirizaba.

Iba aumentando en él el deseo, cada día más ferviente en apreciar en algo la posibilidad de volver a emprender un excitante viaje al muy deseado Séptimo Cielo: el verdadero paraíso del Más Allá. Aún tuvo un pensamiento pecaminoso de escasa importancia: recordó las huríes del inspirado Mahoma que pudieran alegrar su espíritu, una vez instalado cómodamente allí. Se dio cuenta del error. La experiencia que tuvo en su primer viaje cuando cayó en el Infierno, es paralela a mis connotaciones como piloto planeador. Le valió mucho, como ya le dije cuando me lo contó:

- Conseguir mantener el recuerdo de lo vivido en sueños, es de un valor incalculable. Sin esta ventaja, los vuelos quedarían en agua de borrajas.
Alguien ha dicho:
El sueño es la puerta del Mundo.
Hay quienes carentes de conocimientos oníricos ricos en experiencias dicen con mucho énfasis:
Los sueños, sueños son.
Parangonando al poeta, quien a buen recaudo pronunció la frase dando sentido a la historieta escrita, así como en función a la rima del verso.
Los sueños se viven. Son valores psíquicos que en ocasiones pueden enriquecer nuestro fondo cultural.

Todos los seres superiores sueñan, como soñamos nosotros: perros, gatos, leones, etc.
En estos casos los sueños nos hacen vivir, tanto más cuanto más es el tiempo largo y lejano, en lugares en los que se remontan los sucesos ambivalentes que vivimos.
Los sueños nos transportan a la más bella ilusión, tan distante, e insatisfecha; en momentos cumplimentan a gusto nuestros deseos. Según la Biblia, el sueño además de fenómeno fisiológico reparador de las fuerzas humanas, es:
a). - Momento privilegiado para que Dios haga llegar al hombre su palabra.
b). - El sueño es también imagen de la muerte, tanto física como espiritual..

Sin embargo, puede suceder, no sean válidos, en particular, digo yo, para quien sueña con el Infierno, testigo de ello fue Onofre. Alcanzamos el orgasmo más refinado de poseer a la bella que se nos resiste, a la Floralba de Quevedo. Llenamos nuestras faltriqueras de ricos presentes, como en Las Mil y Una Noche, sin maldad, que nos pueda llevar al crimen, el cual sólo queda en pretensión, de llegar a ello.
Tanto los tortazos que en sueño podamos pegar a nuestros odiados enemigos, como el pistoletazo o el lanzamiento del acerado puñal, quedan paralizados en el aire, en claro intento de volvernos nuevamente a la realidad.

Se dio por terminada la controversia en este momento y cada cual a su olivo, excepto Onofre y yo, que nos estábamos haciendo inseparables: el maestro y el discípulo. Entre sí, o no, estuvimos en lugares a los que no se puede llegar sin ilusión.
Si estos ejemplos no son vivencias con nuevas sensaciones, quien los niegue procure abordar la experiencia de intentar, al menos, en llevar a cabo un vuelo onírico revelador. Todo depende de la voluntad que se ponga en ello. Aquí si es posible el dicho:
La fe mueve montañas.

Les proponía al tiempo que se valiesen de magnetófono, por quien se encontrase imposibilitado de recordar lo soñado. Porque hay quien al despertar, lo recién soñado, bueno o malo, es hábil en detallarlo; pero una vez llegado el nuevo día, ya es incapaz.
Onofre se entusiasmaba cuando volvía a recordar sus aventuras, descendiendo al Averno. Tal experiencia, ni yo puedo presumir de haber pasado.

Como sabe que me da inquina, me repite una y otra vez:
- El calor de las llamas que se me acercaban lamiendo las rocas, el alquitrán ardiendo en los suelos que obligaba a las almas a saltar de continuo; los tridentes sostenidos por enrojecidos seres diabólicos, azuzando incesantes a los achicharrados infelices. Me suplicaban un rezo por sus pecados. Era un verdadero espectáculo circense.
De tal manera influyó en Onofre, en su delicado ánimo, que hizo firmes propósitos de no delinquir contra los mandamientos de la Ley de Dios.
- Onofre, y ¿no fornicarás como manda la Ley mosaica?.
- No fornicaré. Si preciso es que me la corten antes de ir a aquellas mazmorras endemoniadas.
- No seas ingenuo. Tu mismo sentimiento te hace pecar. No has de cortar nada que sea obra divina.

Las mejores podas deben hacerse sólo por buenos podadores, conocedores de verdad del oficio, con el fin de mejorar, máxime si son bellos atributos del manipulado cuerpo humano. Precisamente por un buen cirujano, de esos que tienen reservas de conciencia.

Afeítate para tener mejor presencia; pero no te comas tus propios pelos como hacen los sufridos camellos cuando tienen feroz hambre. Córtate el cabello, eso sí, mejor al rape, que crecerá con más fuerza. Que te corten las uñas para evitar parecerte a un brujo.

Pero si hubieran de cortarte los testículos, atributos de masculinidad y fertilidad, o te autolesiones, que al menos sea un buen castrador quien con un corte limpio haga la labor.
Pese a ello te dejará inútil garañón para toda la vida. Si te cercenan el prodigioso instrumento vivirás cual mala orquesta, carente de afinado pito y atiplada flauta.

Sé sensato y respeta la obra divina. Cuida del cuerpo que te han prestado para depósito del alma racional. No maltrates animales, ni aún los toros que también son criaturas de Dios. Sufren horrores con el martirio a que se ven sometidos desde que salen de la dehesa y son introducidos en el túnel de los horrores. Gladiadores son como los sayones romanos que le clavaron en la Cruz; a los cornúpetas contra la arena. Piensa en Él. Con maldad ecológica no pises las tiernas plantas, ni quemes legendarios árboles por capricho, cuyas almas vegetativas verás en el segundo escalón del cielo. Que no te acusen de malvado, cuando llegues allí. No destruyas extensos bosques, montes bajos o aquello que tenga vida.






No te iguales a los malditos glorificados que liberan almas destruyendo cuerpos, los cuales son las cárceles del alma: unos ejecutados contra el paredón, por malvados individuos fanáticos; otros destruyendo haciendas con bloqueos económicos que llevan consigo el hambre o la escasez. Nunca abandones a nuestros semejantes a su triste suerte.
Mira que muchos están imposibilitados por diversas causas.
Piensa en la maldad de quien origina la destrucción del hábitat de tantos seres vivos: hombres, animales y vegetales, que en vida tienen alma.
- Cierto; pero por Dios, dáme nuevamente el privilegio de subir a los cielos.
- ¡Ea!. Esto está hecho. Piensa en los tuyos y por ellos reza como creyente. Haz lo que siempre te he dicho: un concienzudo examen de conciencia; actos de contrición y propósito de enmienda de tus males. Pon férrea voluntad; manifiesta el más ferviente deseo en subir a los cielos y el resultado se te dará.
- Es que, ya verás, resulta que aún tengo en duda, eso que me dices que no debe haber condena divina a los pecadores en la Tierra.
- En nuestro planeta solamente. Allí arriba todo está en orden, todo perfecto. ¿Qué dudas, hombre de Dios?.
- ¿Las almas son inmaculadas, verdad?. Es que temo a don Anselmo.
- ¡Leches!, con lo que me sales ahora. Tu estás a más distancia del día que vuelvas a subir, y de turista puedas contemplar el Séptimo Cielo, que Martí en
ser charlatán.
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CAPÍTULO VII.



LOS ESCALONES CELESTIALES


- El premio Nobel, James Watson, descubridor de la ordenación del ADN, molécula de la vida, difundió la propuesta de que la Galaxia, (con mayúscula acostumbran a nombrar nuestra Vía Láctea) ha sido deliberadamente sembrada con vida por una civilización que apareció hace miles de millones de años; involuntariamente con sus excrementos. Esto puede reafirmar mi teoría del bombardeo constante de meteoritos con partículas elementales precursoras del Caos. De cualquier manera se han encontrado huellas de vida unicelular(algas, parecidas a las que hoy viven) en rocas de 3.000 millones de años de antigüedad. Quedaron sedimentadas, menos de 1000 millones de años después de la formación de la Tierra.
No le gustó nada mi contestación al puritano Jiménez.
- Yo digo, que la ausencia de pruebas no es una prueba de ausencia -contestó molesto Martímanuel.
- La distancia seguida, desde luego, enorme. Sin yo saberlo, tomé el camino ya marcado. Me llevó al lugar de las almas racionales. Estaba libre de la acción de esas radiaciones solares, así como de las actividades de las estrellas de neutrones, tan peligrosas. Percibí a lo lejos, hacia el Infinito, sin poder calcular el número de años luz. Distanciado como estaba.
Llegué a conocer que el Sol no se agota. ¿Cuantos años tiene de vida sin apreciarse disminuya su masa?. El fuego es constante, intenso. En su centro se produce la fusión de los núcleos de hidrógeno. Está constituida la enorme masa del astro rey por ochenta por ciento de ese gas.

Me interrumpieron con preguntas. Yo continué:
- Digo que, se produce un choque tremendo originando la fusión de protones del átomo del hidrógeno, convirtiéndose en helio. Libera gran cantidad de energía. Hay desgaste de la masa del Sol, pequeñísima, ya que el núcleo sólo representa el 12 por ciento del total del astro.
Esa energía, ríete, ha de recorrer un trayecto desde el centro hacia la superficie de 700.000 kilómetros.
- Insisto. Como has podido afirmar tal desmán.
- No es tanta, hombre. Ten en cuenta que los volúmenes de cuerpos celestes se miden por grandes cantidades de kilómetros.
- Sólo se ve la irradiación de la superficie solar
- ¿Qué puede pasar cuando en el centro del Sol, todo el hidrógeno se haya convertido en helio?.
- Tengo entendido que habrá una transformación enorme en el Sol.
- Habrá entonces apocalipsis -le atemoricé.
- ¿Lo dices en serio?. ¿Piensas que se terminará el mundo?.
- Nunca. Creo que es ilimitado, según el espacio que vi desde el Séptimo Cielo. Además, los años luz que dicen tiene de vida efectiva el Sol, eso significa infinito. ¿O no?.
- Luego tuvo principio y así tendrá fin.
- Si entendemos que el Universo no está inmóvil, sino en continuo movimiento.
- Creo te contradices.
- El Mundo, con la enormidad de sus universos, es Interminable. Nuestro campo solar, de por sí es finito; pero somos incapaces de alcanzar los límites del mismo. Sólo un dios, que por eso lo adoraban los griegos, quizá sea Zeus, puede medir el Fin y Principio de todo el firmamento y de su obra por naturaleza. Pensemos sobre los millones de galaxias y cada una de ellas con esa infinidad de estrellas.
Cada grano con multitud de planetas. Y algunos de estos con posibilidades de vida. Como ves, para enloquecer pensando en el abismo tan enorme.

Como negaban mis compañeros la existencia de tantas estrellas, con masa, muchas de ellas mayores que nuestro Sol, les dije:
- No os asustéis de lo que digo: más estrellas que granos de arena en los mares. Recordar: las células del cerebro humano, viven como mínimo 100 años, y son más de 150 millones de neuronas y no os digo, para que penséis, la cantidad tan desorbitadas de células del cuerpo humano.
- Admite que ese dios que tú dices es el Principio.
- No llamaría principio aquello que no puede medirse, ni pesarse, ni contarse, siendo inconmensurable.
- Pero si la masa del Sol se agota, ¡estamos listos!, no hay fusión.
- Intervino Carrascosa: Si quieres lucubrar, ya que Fernando quiere, hagámoslo. He leído que la masa de la Tierra es por ejemplo seis mil trillones de toneladas. Una figura matemática despampanante. Así como la correspondiente a la masa del Sol.
- Cierto que hay, como hemos visto, estrellas a mansalva, dispuestas algunas, quizá, a ocupar con orgullo el sitio que deje nuestro Rey Astro. Decían ciertas imágenes sin llegar a saber de quién, pues estaba borrado el nombre y muy difuminadas las letras:
Las fuerzas de atracción y repulsión existentes en el Cosmos, mantienen el equilibro estelar.
Si algún cuerpo celeste, por alguna causa, explosiona o por agotamiento muere, la próxima estrella nueva sin planetas a su alrededor lo sustituiría.

El Caos.
La estrella de neutrones, dada la energía tan enorme que desarrolla, de pasar cerca de la Tierra, incluso del Sol, seríamos engullidos éste y nosotros.
Mejor dicho, sus masas se convertirían en otras energías del Cosmos. Nada se destruye, todo se transforma.
- Explícame lo de que se transforman.
- Verás: un cuerpo humano, o un microbio, es indiferente para el ejemplo, se destruye. Sus elementos químicos que conformaron las moléculas y por ello las células imprescindibles para su formación, se difuminan para ir a combinarse con otros elementos simples y formar un nuevo compuesto. Es decir, se transforma. Incluso la energía no desaparece, sino que se transforma en materia y ésta en energía. Entramos en un ciclo sin solución de continuidad.
- No comprendo actúen como las plantas asesinas, o como las amebas, ingiriendo las partículas que pasan por sus cercanías.
- Sí. Serían atraídas como moscas por la fuerza de atracción, desarrollada por la energía liberada, con potencia incapaz de que comprendamos.
La Iglesia tardó; pero al fin no tuvo más remedio que aceptar las ideas de Copérnico, defendidas más tarde por Galileo. En principio parecieron endiabladas y en su nombre muchas vidas fueron leña para las hogueras de la Inquisición. Han dado el fruto del reconocimiento científico de la verdad. Y que conste, lo leí en la nebulosa. Era de agradecer que la Inquisición, imitando a los cátaros, liberaran de las cárceles del cuerpo a las inmaculadas almas.
- Sabrás, ferviente católico, es creencia generalizada haya sólo vida en el planeta Tierra, según el Génesis. En ella hizo Dios el Mundo -dijo con énfasis Jiménez-. La fe es muy amplia. Unos creen, otros no en los detalles del Génesis. Cada cual es hijo de sus obras y creencias. Pretender convencer a quien no cree, es perder el tiempo. Para unos, Dios existe tal como ellos se lo imaginan, para otros no. Estos niegan la posibilidad de su existencia, tal como la interpretamos los católicos -se contestó así mismo Jiménez.
- En que diablos creen estos ateos -le preguntó Onofre.
- Tienen fe en la vida -dije.
- Sin Dios.
- Con él, como parte intrínseca de la materia.
- No te entiendo. Dios está por encima de la materia, según Don Anselmo.
- Perdóname la intromisión; pero tengo dudas. Las imágenes que considerabas de Él estarían tan alejadas que no podrías visionar. Lo digo por la grandeza del personaje -dijo Jiménez.
- Me parece lo tengo dicho, y en caso contrario, ahora lo comento. Nunca vi su imagen.
Supongo estaba tan alejado, tan en su sitio escatológico, sentado a la diestra de Dios Padre, que me sentía incapacitado poder contemplar, y reverenciar. No vi tampoco alguno de los ángeles o imágenes aladas, en el Séptimo Cielo, quizá por encontrarse en otro escalón, situado a más del billón de billones de kilómetros distante de la Tierra.
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Agotada la conversación, nos disolvimos en busca de otros juegos divertidos. Llamados, luego, por el alegre repiqueteo de la campanilla, colocada en el dintel de la puerta principal del patio grande, nos dirigimos a la Sala de Estudio.
En días sucesivos fuimos desgranando las sabias opiniones que sobre las teorías darvinianas, y las que por nuestra propia cuenta forjábamos, se concretaban en el siguiente resumen:
De insignificantes componentes de materia viviente salieron luego seres unicelulares.
Adaptaron sus distintas formas de vida a las necesidades del entorno en el que se encontraban.
Por desarrollo celular en muchos años, surgieron seres multicelulares y multiformes.
Los hubo que optaron por seguir viviendo en las aguas y crearon las branquias y otros órganos con los cuales extraer el oxígeno del líquido que les envolvía. Posible que primero se formaron los microscópicos organismos. Creo fueron los primeros y quizá las bacterias antes que los protozoos. Como eran tantos los seres vivos surgidos de las materias orgánicas, que un número inconmensurable cubría las aguas de los océanos, mares y lagos.
Apretados componían moléculas originadas por el Gran Caos universal. Buscando más amplios horizontes se decidieron a probar fortuna en tierra y en los aires.
Tuvieron que adaptar las aletas y órganos locomotrices al nuevo mundo. Así mismo la columna vertebral sufrió grandes modificaciones. Todo ello comprobado por restos de fósiles.
- Es sabido que las ballenas son anfibias. Se ven forzados estos animales por necesidad imperiosa, a veces por causas ignotas, a quedar varadas en las playas o litorales de las mismas. Mueren asfixiadas con los pulmones y la caja torácica aplastados por falta de columna vertebral, capaz de resistir el peso del animal.
- Un fallo en el desarrollo de la especie de los cetáceos, no previsto, es opinión personal mía. Recordemos que tampoco tienen dientes -nos dijo Jiménez.
- Otros multicelulares quisieron volar y al fin consiguieron adaptar las aletas, agallas y miembros similares a una nueva forma de navegar.
Cruzaron los aires con las recién formadas alas y los picos tomaron tantas formas como necesidades tenían para alimentarse. Para mejorar la visión perfeccionaron los ojos para poder descubrir desde grandes alturas pequeños animales que capturar.
Algunos caminaron y tuvieron que desarrollar los miembros superiores e inferiores, procedentes de las aletas de sus antepasados los peces u otros animales afines, nacidos en las profundidades de los océanos
- Continua con tus viajes por el Más Allá. Por favor no interrumpáis. Al final sean las preguntas y respuestas, ¿conforme? -propuso Carrascosa.
- ¡Conforme!- clamaron a una.
- Todo esto, y contesto a tu pregunta, Jiménez, está demostrado por el estudio de infatigables científicos realizados sobre fósiles, con relación a la configuración de sus miembros y otros órganos, y sobre el fenómeno natural del desarrollo y atrofia de los mismos. Nuestros antepasados tuvieron figuras que, aun similares a nosotros, diferían con notoriedad.
En el transcurso de esos años la evolución de la especie hizo su trabajo. Henos aquí los engreídos amos del mundo.

(Sentí que entonces no supiéramos los avances tan espectaculares que se han dado, al respecto. Es sabido que en 1974 en Etiopia, fue descubierto el fósil de la que se le dio por llamar Lucy. Esqueleto completo de una adolescente que vivió hace 3 millones de años, en las estepas africanas. Mide 1 metro de alto, y su cerebro es como una pelota de mano).

- Vamos, dejémoslo en paz -había habido una pequeña discusión-. Tu, Jaime, insistes en afirmar la creación del hombre, tal como lo dice el Génesis. No reparas que la expresión abstracta puede ser reflejo de lo que otros aseguran su creación, por evolución de las distintas ramas del árbol genealógico de los seres vivos.
- Me conformo tal como el Génesis lo relata.
Salvo Onofre y Chillón, todos los demás como si fuera un referéndum, me apabullaron con su mayoría de las opiniones. Callé; pero no por mucho tiempo.
-La otra noche -me decía Onofre- quise entender no estás conforme que, las almas de los pecadores sean quienes sufran la condena eterna.
- Así es. Considero que quien peca es el cuerpo. No el alma del individuo. Repito:
El alma es sinónima de vida.
La mente, la inteligencia, la voluntad con sus actos voluntarios, o los involuntarios por acción refleja, son productos de la vibración de los átomos de la materia y de los deseos.
El alma es asociación de átomos
que vibran a los impulsos
De las vibraciones de los átomos.
De los sentidos.
Esto ya se afirmó más de trescientos años antes del nacimiento de Jesús, por los epicúreos, seguidores de Demócrito y posteriormente Lucrecio.
Las obras de Demócrito fueron quemadas a propuesta de Platón(dicen, que un tanto hizo con las de Homero). Los ateos atomistas, así llamado el grupo de Demócrito, y Epicuro, entre otros no aceptaban la existencia de almas inmortales. Aseguran están compuestas de átomos, formando parte del cuerpo. Hoy sabemos como cualquier otra entidad mental: la memoria, la inteligencia, el entendimiento, la palabra, el movimiento etc. radican en centros nerviosos del cerebro: a través de las neuronas o células nerviosas, formadas por moléculas, las cuales a su vez son constituidas por átomos.
No aceptaban los epicúreos la existencia de dioses, o héroes inmortales, capaces de trastornar la naturaleza de las cosas. El misticismo pitagórico rechazaban. Y creían en un inmenso infinito de mundos.
No tenemos ninguna obra de Demócrito de las 73 que escribió, llenas de herejías para las mitologías y posteriormente religiones monoteístas. Sólo fragmentos de ética y relaciones de segundo orden. Otro tanto ocurrió con las de Epicuro. Se salvaron las de Lucrecio, ciudadano romano, ya transcurridos unos siglos. Pitágoras y Platón aceptaron fácilmente las sociedades fundamentadas en la esclavitud de obra y pensamiento, haciendo retroceder la iniciativa del hombre. Para colmo el fuego destruyó el puerto y la Biblioteca de Alejandría, centros del comercio, de la cultura y del saber. Gloria y cerebro de la mayor ciudad del planeta en aquella época. Con la muerte de la bella Hipatia, de gran talento, quien consiguió levantar el espíritu decaído de aquella época, nacida en Alejandría entre los años 370 y 380. Murió asesinada tras demostrar su simpatía por los gentiles. Se inició la Edad de la Berbería y el oscurantismo, que duró siglos. Alejandría, sabemos fue construida por los generales de Alejandro Magno, cuyos proyectos de la ciudad se llevaron a cabo por iniciativa de éste. La ciudad estaba adornada de amplias avenidas, de treinta metros de ancho. Tenía arquitectura y escultura elegantes, y con un enorme faro, el Faros, una de las seis maravillas del mundo antiguo. Pero el verdadero portento, fue su Biblioteca y Museo.
Pese a ser Alejandro alumno de Aristóteles, respetaba a los dioses de las demás naciones, como inteligente ciudadano de Macedonia. Le coronaron faraón, y enterraron como tal en el desierto líbico.
Interrumpió Jiménez:
- El alma es obra de Dios, y, por tanto, perfecta.
- Eso también lo sospechamos; pero si es perfecta, ¿a qué castigarla enviándola a los infiernos?. Me aseguraban los epicúreos, es perfecta; por ello admito también tu razonamiento.
- Si así es, no me vengas con rollos biológicos. El alma del hombre es única, cuya inteligencia le diferencia de todo animal -recalcó Jiménez.
- Qué sabemos de la inteligencia de los animales, de sus sentimientos, de su amor a las crías, al entorno, el afán en la reproducción de la especie, y a todo lo que constituye su ser. Cuantas anécdotas hay sobre la fidelidad de los perros, digo como ejemplo, que todos conocemos. Es triste nos consideremos los reyes del mundo. Cada uno de los seres vivos cumple los dictados marcados por la Naturaleza. Los genes van transmitiendo la herencia de unos individuos a otros.

Hubo quien dijo en la reunión, al iniciarse al siguiente día:
- De no señalar castigo a los delitos cometidos, al tener seguridad los malhechores de no sufrir condena eterna, se harían peores y los buenos se contagiarían de creencias diabólicas.
- Tal como asegura Don Anselmo, muchas bestias, incluidos nosotros los racionales que infligimos tanto mal a nuestros inferiores del reino animal, iríamos al Infierno y al Purgatorio sin remedio. Sabido es que odiados lobos, sinónimo de criminales homínidos, deshacen rebaños, degüellan sin compasión pacíficas ovejas; sus almas no pueden ir a un escalón del cielo.

Sería transigir demasiado. Es necesario y la sociedad pide que haya Infierno y allí se consuman por los siglos de los siglos -quien así hablaba era Jiménez.
- Así visto, me quitáis todos los escalones del cielo. El Séptimo, ¿para quién queda?. Pues en el primero se sitúan las bacterias, los virus y las algas; de ellas las benefactoras biológicas estarán a sus anchas. Por lo que sabemos, es totalmente inexistente un ambiente libre de bacterias y otros gérmenes. La disyuntiva está en aprovechar aquellos gérmenes útiles y procurar que el cuerpo desarrolle una resistencia eficaz contra organismos del exterior.

Evitaremos que los tejidos se hagan vulnerables como para sustentar el desarrollo y la reproducción masiva de los que originen enfermedades.
Les sobrará mucho espacio, si como insinuáis, las dañinas van a parar al Infierno, a consumirse.
- Pero, hombre, esos son bichitos malvados.
- Depende. Sabemos hay bacterias benéficas para el ecosistema y otras perjudiciales para los vegetales, los animales y los humanos; pero todos forman parte del equilibrio ecológico.
Dijo Carrascosa:
Tengo entendido que los genes extraños, vienen de fuera, por ejemplo: de otras plantas, hongos, bacterias e incluso animales o virus, los cuales producen calamidades donde se introducen.
Otras son útiles cuando luchan contra virus que infestan a la planta, digamos por ejemplo con el arroz. Así en el arroz introducen resistencia a la enfermedad de Tungro, causada por dos virus. El arroz perdido anualmente por esa enfermedad viral, serviría para alimentar a muchísimas personas, opinan biólogos. No quiero dejar de hacer constar que también por falta de vitamina A en el arroz, es causa de que muchos niños presenten deficiencias de esta vitamina -siguen opinando los científicos-, mientras cada año millones de ellos quedan ciegos por la falta de ella. Se origina, asimismo, la muerte anual de niños en edades comprendidas entre uno y cuatro años. Se podrían evitar con una dieta enriquecida con provitamina A.
- Y como puede conseguirse ese procedimiento.
- Fácil, clonando aquellas especies que sean resistentes a los males que azotan a las grandes plantaciones de arroz. Así como facilitando por los organismos internacionales esa dieta complementaria.

Se da la circunstancia, en algunos de estos microorganismos, sean de los pocos seres vivos inmortales.
- No me digas más atrocidades -dijo Jiménez-. Sólo el alma del hombre es inmortal.
- Lo pongo en duda; pero estos individuos son inmortales en la tierra, no lo dejan para la otra vida. Muchos son destruidos por muy variadas causas. He dicho que no mueren por crecer indefinidamente, y, los animales simples, como los corales o como las esponjas, forman colonias de individuos, que pueden propagarse continuamente sin ningún signo obvio de envejecimiento. Las plantas tienen estructuras menos complejas que los animales. Algunas familias son asimismo inmortales, ya que tienen medios para mantenerse de forma indefinida por medio del crecimiento vegetativo.
- Cómo y por qué se habrán desarrollado en la evolución de las especies. ¿Quién les dio carta de naturaleza?. ¿No serán producto de partículas cósmicas especiales que en el fango de las aguas, como dices, han proliferado en épocas distintas a las demás especies?. ¿No serán intrusos, que aprovecharon algún cataclismo, o algún fenómeno atmosférico para atravesar la capa protectora de la atmósfera y reproducirse? -Carrascosa preguntó.
- Pues pese a ello, sus almas, insisto, son hijas de Dios, obra perfecta y como tal, acorazadas contra la maldad, o la corrupción destructora de sus propiedades.
Sólo los diablos, los verdaderos demonios de la provocación, son capaces de negar la obra, bien hecha, del Sumo Creador.
Diablos que se disfrazan de mil formas. Bien sabéis quienes son: entre ellos los ateos y laicos.
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- Y los demás seres vivos, ¿dónde los tenías? -creo fue Silvestre.
- En el segundo escalón del cielo se ubican las almas de los peces, de animales invertebrados y fieras marinas. Temo quede desierto, porque mira que en los mares hay enormes depredadores entre ellos mismos. El peor el hombre.
En el tercer escalón, los animales de orden inferior, y las plantas. También los hay abominables: vegetales que envenenan, matan, atrapan entre sus garras a infelices criaturas que se aventuran entre sus llamativas flores y las hay que destrozan grandes espacios fértiles, por conveniencia propia.
Insectos y seres invertebrados se ubicaron en el cuarto.
Decían en el cuartel de Aerostación, colindante con nuestro Colegio:
No hay quinto bueno.
Pero en éste se situaron las aves.
Las hay que Dios nos libre de ellas, pues quien no ha visto a un águila arrebatar de las mismas patas de la oveja madre al tierno corderito y elevar por los aires como sí un panal de rica miel se tratase: golosina para los retoños expectantes en el nido. También se ubican vertebrados, y otros animales ovíparos. Y los primates: póngidos y homínidos.
Al sexto, llegaron los animales superiores; atroces depredadores, temidos por sus vecinos de los bosques y de las sabanas, de la montaña, y del valle, y de los mares. Mamíferos como ballenas, y las más temidas fieras.
No digamos de nuestro hermoso Séptimo Cielo, bendito por los cristianos y los mahometanos. En él se ubican todas las almas racionales, ya repetido con saciedad. Muchas corresponden a míseros individuos responsables directos de la matanza de tribus indígenas, de inocentes criaturas, con un sadismo que clama al cielo.
En vida, por el contrario, fueron glorificados.
- Vaya perorata que nos has soltado de tus prácticas oníricas y como tal fantásticas e inexistentes -dijo Benito.
- Qué dices, hombre de Dios. Resulta que con toda tú religiosidad, de la cual haces gala, eres incrédulo. Tampoco creyeras en las visiones de tantas gentes de pueblos obedientes a los dictados de la Iglesia. No creerás en los milagros habidos en curaciones de enfermos, de tullidos y de endemoniados y de visiones de santos.
- De qué hablas. De todo lo que has dicho eres tú quien menos debe mentar. Sabemos que, rechazas estos sucesos milagrosos.
- Depende. Sé que la mente humana puede dejarse someter a influencias esotéricas capaces de hacerle contemplar visiones. Quien se sugestiona en la curación de alguna enfermedad; o llegar a mover con la mente objetos y otros raros sucesos. Soy incrédulo de aseveraciones contra la magnificencia del Creador.

- Gracias, dices, ¿de qué?. Gracias, dices, ¿a quién? : al Caos, ¿y no a la voluntad divina? -dijo Jiménez.
- En ello radica mi fe. Creo saber que como resultado de un proceso cósmico, digamos Creador, Infinito, Dios, Jehová, Yahvé, Señor, Él, Alá, Mazdá o como se quiera, nació la vida en nuestro planeta. Los estudios científicos lo corroboran.
- En nuestros días, hay tribus por el Amazonas que no creen, ni conocen la gracia de la redención, y son tan felices, en igual proporción que el resto de los humanos.

- Sé que existen gentes ateas que mantienen gran orden moral y social; en ocasiones mejor que los creyentes.
- Me extraña. No hay mejor moral que la católica, según ha dicho el cura.
- Anda, ¡leches!. Éste con lo que sale. Es que no has leído nada de la Amazonia, del Brasil, del sur de Asia, de las islas del Pacífico. Etc.
- Hombre, Carrascosa, también en Venezuela existen tribus de la zona del Amazona con vida social y religiosa, sui géneris, muy distinto al resto de la sociedad civilizada.
- Cierto. ¿Y qué?.
- Es que, eso de sociedad civilizada, me hace mucha gracia.

- Y a mí. Como si fueran ángeles haciendo el bien; propagando el amor entre todos los hombres. ¡Y ya veis!.
- Es un error. Tanto más civilizados más capacitados para destruir al prójimo de forma un tanto sofisticada. Para ir destruyendo nuestra cuna, sin posibilidades de utilizar el Cosmos, tal como Tsiolkovski recomendaba.
- Esperamos nos digas que aconsejaba.
- Debéis saber que también soñaba como nosotros y lo hacía con asentamientos extraterrestres, con ciudades en el cosmos, con fábrica de valiosos materiales de difícil -incluso imposible- producción en la Tierra, con centrales eléctricas espaciales que suministraran a nuestro planeta energía sacada del Sol.
- No creo llegue el hombre a completar esas ilusas pretensiones.
- Pues os aseguro que, no están descaminados esos sueños.
¿Es que no vemos algunas ensoñaciones de Julio Verne, realidades?.
-Vaya vida la de esos pobres salvajes. Con seguridad que siguen subiendo a los árboles y cazando con flechas envenenadas.
- Por ello no dejan de ser felices en igual medida que lo somos nosotros con nuestros progresos técnicos. Ellos se adaptan más a la madre Naturaleza. La posesión de bienes, ambiciona más posesión y crea una desazón motivo de infelicidad. Esto lo he oído al cura.
- Pues has de saber que el regalo mayor que nos hicieron fue la alimentación: tomates, cacao, patatas, y otros. Las culturas anteriores a la inca o a la azteca también tuvieron aportaciones más interesantes en el arte. La pieza madre de Valdivia data del 3000 antes de Cristo.
No sólo las que he nombrado sino otras etnias como los olmecas, quienes dieron origen a una cultura que se considera centro de la civilización mesoamericana, principalmente en escultura de piedra labrada, y realizaciones en basalto o jade. Zapotecas, pueblo amerindio, de religión politeísta. Tenían un sistema de regadíos y su economía era fundamentalmente agrícola. Huaxtecos, se integraron con la familia maya. La escultura de la diosa Teotihuacana, de 1,20 ms es maravillosa por su abstracción y su expresión.
- Recuerdo ver en las pinturas de indios de América cuando trajo Colón, como prueba de haber llegado a las Indias. ¡Cuánto me hubiera gustado saber lo que pensaban!.
- Pobres diablos. Desgajados de su vástago. Decía la pancarta en la nebulosa de la Andrómeda, donde se reflejaba la imagen de un jefe sioux:
Para nosotros, las grandes praderas abiertas, las hermosas colinas onduladas y los arroyos que serpentean no son salvajes.
Sólo para el hombre blanco la naturaleza es salvaje.
Para nosotros la tierra es generosa
Y vivimos rodeados de los dones del Gran Misterio.

¡Pero cómo se le ocurrió a este soberbio navegante ir de niñas a más de 10.000 kms!.
¿Acaso creyó que sus subordinados iban a ser gentes honradas y religiosas, con una moral por toda prueba?. Toscos individuos incapaces de luchar contra el deseo innoble del hombre. Luego llegaron los castigos a los violadores, asesinos, y ladrones.
- Ingentes pobladores, ignorantes indígenas, comulgaron con la nueva buena de la llegada de Cristo, el hijo de Dios hecho hombre, para redimir el género humano, para erradicar el pecado original.
- Más original, Martí, sería el pecado siguiendo los dictados de su ancestral religión. Más antigua que la nuestra, cuyos orígenes se pierden en China.
- Tengo leído:
Bien que fastidiaron a quienes alcanzaron la buena nueva.
Persiguieron a sus dioses, sus sacerdotes, sus magos y curanderos. Destrozaron toda una cultura autóctona con la cual se sentían muy felices, a cambio de otra que no entendieron nunca.
-Con la fe en Jesucristo serían más felices. Además, quedaron limpios del pecado original.
- ¿Tú lo crees así?. Sabéis lo que dijo un teólogo:
Muchos testimonios indígenas afirman:
El Dios de los cristianos es cruel y sin piedad.
- Afirmo son crueles aquellos que lo portan como estandarte, sin amarle en realidad.
- Razón tienes, Martí.
- Los misioneros salvaron a muchos de ellos de la condena eterna.
-Vivían hundidos en la más atroz ignorancia.
- Es cierto que tenían dioses falsos. Idólatras.
- De los cuales renegaron para abrazar la doctrina de Cristo.
- Serían más felices.

- ¿A qué vino Jesucristo, acaso?.
- Vino. Pero no han retenido sus seguidores en el transcurso de los años, sus bellísimas enseñanzas de amor al prójimo y paz.
- No seas endemoniado. Nuestra religión nos hace más humanos, más conscientes de ser todos hijos de Dios.
- Para evitarlo, antes hay que rezar y cumplir los mandamientos de la Santa Madre Iglesia.
- Conforme. Cúmplase; pero lo malo es que nadie cumple en la medida que debería ser. Nos quedamos, mi querido amigo, Benito, a medias. Nuestras ambiciones y vicios nos arrastran a olvidar esos dictados -insistí.

- ¿Y en el séptimo que te dicen al respecto? -Intervino Carrascosa más irónico que complaciente.
- Pues eso mismo: la necesidad en la Tierra de ser buenos, respetando a los demás. -afirmé.
- Para qué, si luego van a estar todas las almas, tanto de justos como de pecadores, apelotonadas en ese lugar descubierto por ti -afirmaban todos.
- No seamos tan egoístas. Todos los que han ascendido al cielo y Mahoma entre los que yo sepa, han estado allí, lo confirman; así como los escritos sagrados de las religiones: por ejemplo este libro y el Corán.
- Pues ellos apreciaron otro ambiente.
- Eran ellos, yo soy yo -contesté muy seguro de mí mismo.
El indeciso Onofre se mantenía silencioso. No intervenía para echarme un capote y me encontraba atosigado por todos, aunque me defendía en los momentos comprometidos. Cada cual daba su opinión. Me tenían sin saber que hacer ni que decir.
Tras un pequeño silencio, bastante embarazoso por la lucha dialéctica que habíamos mantenido, dijo Carrascosa, como siempre bien preparado.
- Tengo leído:
Mahoma niega el pecado original.
- Bueno, y, a nosotros qué nos importa esto.
- ¿El qué?.
- Lo que dices.
- Eres impertinente, Chillón. Es que no deseas estar bien instruido. ¿Para qué estamos aquí?.
- Para divertirnos -dijo Silvestre.
- Me refiero a su opinión -señalando el Corán-, la cual vale menos que la de nuestra Biblia.
- Si por eso es, también lo creo.
- Yo, sin embargo, pienso que no puede haber un aterrador Infierno sólo para unos. Es muy cómico enviar al aburrido Purgatorio a seres que guiados por su instinto animal realizan crímenes horrendos, cual los odiados lobos: aún después de purgar los pecados, por los siglos de los siglos, se les hunde en los infernos. Valiente gracia es la sala de espera.

Es como en el Sol, el interior de la Tierra: una central de fuego, originado éste por las constantes reacciones que en ella se forman: a eso llaman Infierno muy convencidos los más creyentes.
- ¿Insinúas que nosotros actuamos por instintos?. Que nuestros actos malvados y pecadores no son obra de la maldad del alma racional. ¿Para qué pensamos?.
- No volvamos a discutir la bondad del alma. Opino que, desde los más lejanos tiempos de la antigüedad, siempre se consideró la posibilidad de ser unos premiados y otros castigados por Dios; digo, por el Sumo Creador.
Pecadores al influjo de lo más Desconocido; por el misterio de la hermosa Creación; por el peso de lo que sobre nuestros hombros gravita: el fantástico Universo y por creencias atávicas de la vida.
- Sí; pero el espíritu tan liviano y sutil como dices, si sufre algún castigo debe ser muy duro.
- Anda, pues que tenga cuidado y no peque -dijo Jiménez.
- ¿Tú crees estar libre de culpa?.
- No, pero procuraré no delinquir.
- Y si delinques, ¿ te gustaría ser condenado?.
- Hombre, siempre existe la posibilidad del arrepentimiento y de ser perdonado.
- Habláis del alma y no del espíritu, ¿es cierto?.
Todos afirmaron por no contradecirme.
- Antes de aventurero del Cosmos fuiste monaguillo; dános tu opinión -me dijeron.
- Con Don Anselmo fue un periodo que ya he olvidado -contesté.
- Algo aprenderías.
- Que todos pecamos, hasta el cura.
- Qué nos dice que no sepamos nosotros.
- Pues sé los buenos lengüetazos que daba a la botella del sabroso vino de consagrar, antes de salir a decir la Santa Misa.
- Tengo entendido que tú también le dabas al codo.
- Sí, no lo dudo. Pero fue Salvador quien me dijo:
Prueba del vino de consagrar, que te gustará.
Infeliz de mí; probé y me gustó. Pequé y no me arrepentí que estaba sabrosísimo. Repetí tal como veía hacer a Don Anselmo, quien no dejaba de lengüetear el botellón. Pues yo dale que te pego.
- Todo un lazarillo de la sacristía.

Aquellas sentencias de los grandes doctores de la Iglesia:
- Los pecados mortales son personales.
Pueden causar la muerte del alma, de no ser perdonado por Dios o sus representantes en la Tierra.

En la forma en que el papa Inocencio IV dispuso en el año 1754:
Quien muera sin penitencia en pecado mortal, será torturado sin duda por siempre en las brasas del infierno eterno.
Nos tenía por bobos o niñatos. Me hizo de revulsivo. Me dejaron apabullado. Yo que defendía la virginidad del alma; por el momento consideraba que debía ser así: había que poner orden.
Fue grande la influencia que ejerció sobre mi intelecto el hecho de que hubiera almas buenas y almas malas. Me motivaba para no creer ver convertido a Dios en Juez infalible de los seres humanos. Que así hicieran, quienes siguiendo una moral religiosa se irrogaban ese atributo, era harina de otro costal.
Cuando me lancé con mi calenturienta imaginación, en el primer sueño escatológico, al Séptimo Cielo, ya he dicho que quedé asombrado por tanta maravilla, paz y sensatez.
Pero en el segundo viaje, ya puse la máxima atención. Es maravilloso poder recordar, como si en realidad lo hubiera vivido.
Como el novelista que estampa en su obra la verdad del autor, que la ha vivido al crearla para que sea verdad en el lector.
No cabe duda que la lectura de la Biblia influyó en mí, de manera decisiva. A esto debía referirse Don Anselmo, cuando me recriminó:
Te puede perjudicar su lectura. Ya estamos nosotros, los representantes de Dios para interpretarla y su contenido enseñaros.

Como tal pecador, tuve miedo. Apenas daba crédito a lo que veía.
En aquellos días tenía que haberme dedicado a escribir mis experiencias oníricas, y no dar sólo a conocerlas en el banco. Estoy ahora seguro, que saldría una enciclopedia estupenda del Universo.
Pese a lo cual, bien que disfrutaba con ellos. Se gozaba, reía y alegraba el espíritu. También se pasan ratos desagradables, cuando los recuerdos resultan negativos; pero se compensa con rapidez ese momento con el buen despertar. Comprobaba, por ejemplo, que no me había hundido en tenebrosas profundidades, ni es cierto que el malvado demonio me acuciase.. Esto quedó para Onofre.
Valdo.
Agarrotado de la blanca luminosidad donde se ubicaba el lugar de las almas racionales, observé y no me harté de contemplar lo más maravilloso que pasaba por delante de mis sentidos de percepción.
Estaba en el lugar reservado para los que como yo, hemos sido espíritus inquietos por el Más Allá. Vi aparecer de sopetón en la pantalla de la blanca superficie de la nebulosa, la imagen paranormal de Pedro Valdo. Proyectaba razones que me dejaron de piedra.
Pero lo extraño que, nunca había visto un dibujo, ni retrato de este personaje; pero sí conocía sus ideales, lo que me ayudaron a evocar la imagen de su alma, muy difusa.
Impresionaba, en lengua latina, razones que coincidían con mis opiniones. Esas razones se clavaron en mi mente. ¿No son reflejos de mis creencias en la vida, despierto y razonando al unísono con el cura del Colegio, Don Anselmo?. Tal vez de mis lecturas.
En tanto allí estaba me imaginaba ver en la blanca acumulación de intensas luces de hermosísimas estrellas, jamás divisadas desde la Tierra, ni aún con potentes telescopios, las espeluznantes huellas. En las debilitadas figuraciones, observé a quienes sufrieron horripilantes torturas en las frías mazmorras de la repugnante sociedad dominada por los inquisidores.
Las torturas en la católica España, no eran tan bestiales como en la civilizada Europa: tenían otra clase. Los divertidos españoles poseían marcadas en el cuerpo, huellas de estilo propio.
- Cómo dices españoles. ¿Es que acaso sólo veías a estos?.
- No, hombre, pero es lógico que mi preferencia se dirigiera sobre mis compatriotas.
- Ya. De forma que hasta en el Cielo de las Almas racionales tenemos preferencias raciales: existe el tráfico de influencia, patriotería mal entendida y las chapuzas reconocidas.
- Oye, digo yo, -preguntó Chillón- ¿y los que sean judíos, moros y chinos, están marginados?. ¿Supongo que estos no tendrán figuración cósmica, ni carné que les acredite como tales?.
- No andéis con burlas. Me fijé en ellos sin pensar en nada más. Quizá por inercia. No sé; pero no digáis barbaridades. Si me queréis creer, allí no existe lugar, espacio acotado, o cosa alguna de tipo material terrestre; allí todo es sutil, volátil, difuso, inmaterial e inexplicable. Todo es armónico y consecuente con las circunstancias que nos imaginemos.
- ¡Ah! ; pero tenías facultad para pensar.
- No. Creo me estáis acorralando con intención de pillarme en renuncio. Decía que, advertía en las imágenes las hendiduras hechas en la masa blanda del cuerpo, de las infelices víctimas torturadas; señales dejadas por los ásperos cordeles que les aplicaron. En otros contemplé cicatrices en el cuello que indicaban la verdad fatal de síntomas de asfixia, en deducción de haber sufrido la tortura para que confesaran. Las más de las veces para salvarse emitían juicios erróneos, con tal de soslayar el tremendo dolor del martirio. Les aplicaban toca, especie de paño que introducían por la boca de la víctima hasta la garganta y le echaban agua hasta que diera muestras de asfixia, si antes no confesaba. ¿Quién podía resistir?.
- Serían mártires -afirmó Carrascosa.
- Mártires heroicos, claro que había. Los valdenses con los años terminaron por fusionarse con los protestantes, a los que cedieron algunas de sus ideas.
No obstante, sigue latente la secta -acaso los del Palmar de Troya y la Orden de la Paz, en nuestros días, sean sus continuadores -. En fin, también leí o mejor traduje con dificultad, que en 1894 por un Sínodo rechazaron la condenación eterna por parte de Dios: Infinito, misericordioso, magnánimo, sapientísimo.
¡Vaya!. Qué casualidad, me dije: Kong-Fu, Buda, Jesús, Pedro Valdo, Gandhi y tantos otros coinciden en la magnanimidad de dios. En su benevolencia; por tanto, en la imposibilidad de ser juez y parte en el acto.
Así quedé convencido de mis afirmaciones.
- Os insisto. -dije a mis interlocutores- En el Séptimo Cielo todas las almas son racionales. Arriba no faltaba alma alguna, que para sus regidores, es muy fácil llevar la cuenta. Todas están allí desde que el mundo es mundo; cuando a la masa de barro se le insufló vida. No se os olvide que la masa en ese sentido es una forma de energía.
Me convencía al ver que, en lo más alto, todas las ánimas eran castas, sin distinción de clase, ni en su figura ni en su calidad, porque al no tener materia no podía calificarse ni cuantificarse, sino contemplarlas como la imagen en un espejo.
Todas ellas son iguales, tanto la del asesino como la del santo varón. Son como los latidos de la vida que pululan por el Espacio intergaláctico. No sólo en nuestro Universo, compuesto como sabemos por tantas galaxias y que a su vez tienen infinidad de estrellas cada una de ellas, y, ¿cuántos planetas, satélites y asteroides o cuerpos celestes hay?.
Espacio, imposible, pues se desconoce su existencia y sólo somos capaces de imaginar lo imposible.
Por eso sufrí una impresión al notar que, el fuego que se forma en el interior de las estrellas, o soles, no percibía. En el Cosmos notaba frío. No llegué a congelarme, por que nunca supe que nadie se congelara merced a sus sueños.
Pero cierto debe ser lo que dicen los científicos: las partículas de nitrógeno, en combinación con helio, oxígenos y otros elementos, precursores de la materia orgánica, se conservan, en aquél, por los 200 grados bajo cero que en el exterior del sistema solar, existe. Esa materia en cuerpos celestes y la energía que los mantiene en una rotación equidistante, no desaparece, pues en el Mundo:
Nada se destruye, todo se transforma.
Y es posible que produciéndose otros momentos creadores, originen nuevos mundos; nuevos soles, y planetas y quien sabe si nuevos seres inteligentes, que procedan de aquellos principios orgánicos.
- Estoy sorprendido pensando que si el Sol sin la capa de la atmósfera, puede abrasarnos, ¿cómo en el espacio que carece de esa protección no hace calor sofocante?.
- No te sorprendas. Ya he dicho la enormidad de distancias entre los astros.
Una imagen proyectó la frase fundamental:
"La vida es una unidad. Todos los animales, incluidos los seres humanos, las plantas, los hongos, las bacterias y los virus que han vivido y viven sobre la Tierra tenemos un antepasado común".







CAPÍTULO VIII.

Temores fundados. - Séptimo Cielo.

Mi alma había quedado acompañando al cuerpo; vivo y coleando en el catre que ocupaba mi menda, en la 1ª. Compañía del Colegio. Me llenó de orgullo haber podido alcanzar lugares tan distantes y distintos del nuestro. Me callé como endemoniado. Poseedor de secretos que podían revolucionar la ciencia. Quería estar seguro. Nada dije aquel día en el banco de los coloquios. Se hubieran burlado de mí. Así que reservé mis experiencias para futuros días.
En mí primer viaje al Más Allá profundicé poco sobre el Universo. Me sentí acogotado. Por otra parte, de momento, tenía poca preparación en el conocimiento del Espacio exterior. Me daba miedo mi propia decisión de lanzarme al espacio sideral.
- ¿Y si pierdo la fuerza que me mantiene y me hundo en lo desconocido? -me preguntaba- ¿Cómo podría regresar a mi dulce cama del Colegio?.
Temía. Pero como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, testarudo me lancé de nuevo, dispuesto a conocer aquello que en nuestra pequeñez nos estaba reservado.
Así, en la próxima noche me quedé de nuevo dormido. Ascendí sin tropiezos de ninguna clase, hasta el Séptimo Cielo. Ya conocía el camino. Volví de nuevo a quedar agarrado del extremo donde se forma el escalón séptimo, lugar donde se ubican las almas racionales. Nunca llegué a saber como se llamaba el sistema. Es más, temí estuviera fuera de nuestro universo. En uno de tantos universos islas del Cosmos desconocido.
Recordemos que nuestra agrupación de estrellas forma parte de 27 galaxias como ella. Cuya ocupación cósmica es reducida ante la grandeza del Espacio incalculable. ¿Cuántos universos pueblan el Cosmos?.
La llamada Vía Láctea, en la cual nos encontramos, contiene más de cien mil millones de estrellas, con luz propia. De ser también soles, pueden formar cada una de ellas un sistema. No será raro que girando alrededor del sol correspondiente, haya otros planetas distintos a los que configuran parte de nuestro sistema solar. Éste puede tener planetas, satélites, meteoritos, asteroides y cometas y otros cuerpos celestes de menor cuantía, de forma análoga al nuestro. La vida en ellos, ha podido estallar de conformación caótica, como en la Tierra.
- Con órbitas aptas para recibir los componentes moleculares precursores de vida -habló entusiasmado Onofre.
- La Vía Láctea no era bien conocida por nuestros científicos. Ni por mi primer viaje, por encontrarme en otro camino lechoso del inmenso Universo. No lo pongo en duda ni lo puse; diversos caminos de Santiago, como florecitas relucientes sembradas por los campos bien cultivados del inmenso firmamento. Y quizá con tantas estrellas o más que la nuestra, contiene.
Los antiguos creyeron que la Vía Láctea, a la cual pertenecemos, era una enorme gota de leche de la bellísima diosa Juno, quien dejó caer mientras daba de mamar a Hércules. Camino de Santiago llamaron en el Medievo.
- Por cierto -preguntó Chillón-, ¿díganme el motivo por el que se ve el firmamento negro durante las noches?.
- Por no haber suficientes estrellas, -le contestó Carrascosa.
- Y por el vacío que vemos entre las estrellas, y más allá de ellas, es infinitamente oscuro y profundo. Donde quiera que uno mira, estando allí, las nebulosas distantes que veía brillantes por la infinidad de cuerpos celestes que las componen, se alejaban, ya os he dicho a velocidades enormes, no sé calcularlas, pero seguro estoy está expandiéndose el universo, tal como las imágenes de Edwin Hubble lo afirmaban.
- Díme, ¿cuántas estrellas hay en el firmamento?.
- Infinitas. Multiplica. Supongamos que todas ellas se pudieran colocar en orden en el azul cielo: menudo espectáculo de luz y color.
Si Juan el teólogo hubiera estado en él, en lugar de sumergirse en éxtasis profundo en la isla de Patmos, no se le ocurriría afirmar fueran a caer las estrellas que lucían en el firmamento.
- Hombre, no se te olvide -me dijo Onofre-: Mahoma, según tú, también consideraba como castigo divino la caída de todas las estrellas del cielo sobre nuestro planeta.
- Fue un plagio. Menuda juerga se iba a armar en el firmamento. Sólo una de esas luces que vemos, corresponde a un cuerpo celeste muchísimo mayor que nuestro planeta, y con una masa superior a la de nuestro Sol. ¡Ya, es decir!. ¿No creéis que el aplastamiento sería enorme?. No se encontraría ni un trozo terrestre en todo el Cosmos. Es lógico que cometieran tan graves errores desconociéndose por aquellos días la enormidad del techo que hay encima de nuestras cabezas.
Mas tarde conocí que, de haber ocurrido semejante falsa ilusión, se produciría, en lo llamado el exterior del orbe terrestre, ya en el cielo interestelar que circunda al Sol, una verdadera catástrofe igual a un nuevo estallido cósmico. Quizá ocurra dentro de millones de años, en nuestro mundo. Dicen, si acaso para entonces, choque nuestra galaxia con la Andrómeda.
- No fastidies. Serían consecuencias imprevisibles en nuestro Universo. Su destrucción o mejor dicho, provocaría su transformación en otros mundos, alumbrados por otros soles.
Y la resurrección de los cuerpos debido al Big Crunch
- Se calcula que el proceso cósmico se produjo hace 15.000 millones de años.
Más tarde aseguraba que muchos más. En consecuencia por muy poderosos que sean los nuevos instrumentos y los que en el futuro se construyan, nunca podrán los astrónomos ver más allá de 15.000 millones de años, ya que esto nos llevaría al punto de origen.
Veamos la que puede producirse. Si una estrella se despedazara, dicen los científicos, la energía desprendida con la explosión de la misma brillaría con más intensidad que lo harían infinidad de soles juntos.
- Alcanzaría también a los ángeles, los santos de la gloria, las huríes, y a tantos hombres buenos que han ascendido desde la Tierra. Sus almas navegan en el firmamento -dijo Benito, sentado muy tranquilo en el banco de los coloquios junto con Carrascosa, Jiménez, Polo Camacho, Martí y Onofre, más tarde se unió al grupo González Luna y Silvestre.
- Menudo desastre imprevisto -dijo uno de ellos.
- A mí lo que más me extraña es que digan conocer las separaciones que hay desde la Tierra no sólo al Sol, sino a los otros planetas y estrellas -preguntó otro.
- Cierto que es complicado para nosotros comprender; pero los científicos y aficionados que se dedican al estudio de la Astronomía, tienen medios y procedimientos para llegar a su entendimiento. Por ejemplo: se sabe que el diámetro del Sol es de un millón trescientos noventa y dos mil Kms. El de la Tierra es 109 veces menor. Diez veces mayor que el de Júpiter. La masa del Sol es 330.000 veces superior al de la Tierra y 740 veces superior a la suma de la de todos los planetas juntos -dijo Carrascosa leyendo.
Posteriormente he conocido -lo que entonces no podía Carrascosa ni imaginar- que, telescopios láser lanzan a los astros haces de luz que se reflejan en ellos, y son devueltos a la Tierra. Así, con reloj atómico puede después medirse la distancia que nos separa de los objetos celestes, según el tiempo que tarda la luz en realizar su camino de vuelta.
Lo que ya en aquellos días rechazaba como factible. El ir la luz a un astro, por muy cercano que esté de la Tierra, tarda años en llegar y otros tantos en volver. Puede considerarse como una idea futura, pero no ahora.
- A mí lo que me interesa es cómo han podido llegar a conocer esos datos -dijo Chillón.
Entonces no sabía que contestar.
Fue nuestra Tierra labrada hace más de 4.500 millones de años, merced a las violentas sacudidas cósmicas que en lejísimos tiempos tuvieron lugar en la masa rocosa desprendida, muy cierto, de alguna estrella. Quizá del mismísimo Sol, como la Luna lo fue de la Tierra.
La Luna, hay quien opina que se formó al chocar un cuerpo celeste contra la Tierra en esos años de formación, corroborado este suceso por un ordenador.
No conseguía ver el final de nuestro Universo. La Nebulosa en la Andrómeda se percibía con gran claridad. Sobre ella, también en esta ocasión, unos paneles informativos tendían sus pliegues blanquecinos, encuadrados en estrellas, a cuál más reluciente.
- Has dicho y sabemos por las clases en el Instituto que hay pruebas prehistóricas del paso del hombre por la Tierra. Pero en ese Cosmos del cual hablas, ¿qué pruebas tenemos?.-dijo Carrascosa.
- Has dicho bien. Te aseguro que, fósiles del espacio exterior claro que hay. Veamos. Se trata en realidad de fenómenos físicos de los más antiguos tiempos del Cosmos y cuyas características nos permiten reconstruir el pasado, tal como los estudiosos de la prehistoria, lo hacen con fragmentos de huesos.
La radiación fósil, por ejemplo, que se emitió en un periodo en el que el universo tenía temperaturas de varios miles de grados. Es un vestigio formidable de la luz que existía entonces, para después del Big Bang, una pálida luminosidad uniformemente repartida en el universo. Nos llega bajo la forma de ondas radio milimétricas detectables con antenas adecuadas en todas las direcciones del cielo. Es la imagen del Cosmos en formación: la imagen más antigua del mundo. La luz está constituida por partículas que llamamos fotones. La mayoría está viajando desde los primeros tiempos del universo y las estrellas han emitido los demás.
- Y como se pueden localizar -preguntaron.
- Se cuentan merced a la temperatura del espacio. Las sondas espaciales han medido con gran precisión: 2716 grados absolutos. El cálculo nos da 403 granos de luz(fotones) en cada centímetro cúbico de espacio. Está demostrado que el universo en el cual vivimos, se enfría. No sólo uno, sino varios físicos lo confirmaban.
Entonces perplejo me preguntaba a mí mismo: Dios en cual de ellos está. ¿Se encuentra a poca distancia del planeta Tierra?. Como Creador de tantos y tantos Universos, con infinidad de estrellas, de miles de millones de planetas como los de nuestro sistema solar, constituyendo otros mundos. Su cetro lo tiene situado en el Más Allá, en el lugar más privilegiado, más acorde con sus reinos.
Me supuse hubiera hecho lo que Felipe II hizo con la capitalidad de España: colocó en el mismo centro geográfico de la piel de toro. Pero el centro del Mundo, ¿dónde está?.
No me cabía duda: Dios estaba en ese punto neurálgico de la Eternidad. Por eso no podía tenerlo en cuenta en su trono, como lo había imaginado después de admirar hermosas pinturas, llenas de luz y color.
Nosotros estamos situados en uno de los cuernos de la Vía Láctea.
En mi estado onírico admiraba esa grandeza. No sufría éxtasis de ninguna clase con el cual, por basarse en referencias conocidas, algunos creen reverenciar a Dios, a Jesucristo, a la Virgen o a todos los Santos, cuando en realidad son reflejos de imágenes grabadas en su mente, más o menos bien conseguida.
El principio y fin. La pequeñez y la suntuosidad de los cuerpos celestes. El ir y venir de masas enormes con luz propia moviéndose con grandes velocidades. Constante y discontinuo ser y estar de los universos, me recordaban las arenas en las playas bañadas por el agua de los océanos y los mares, en cuyas profundidades nació la materia orgánica.

Con mis pensamientos nocturnos pretendía conocer: ¿dónde empieza la arena y dónde termina?. Como el agua llevaba y traía, desconocía si se iniciaba en Constantinopla, es un decir, y terminaba en Río de Janeiro, es otro decir, por exagerar el razonamiento.
La cantidad de granitos de arena, como si fueran cuerpos celestes de la playa, ¿cuántos son?. Quién es capaz de contar. Al tiempo pretendí medir las estrellas en el Cielo; su grandeza y pequeñez. No pude contrastar.
Los reflejos, cual luceros de granos de arena de luz propia, como las luciérnagas hembras con su bioluminiscencia interna; brillando más las cercanas, así como las alejadas con luz tenue. En fin así me decía:
- Lo poco que somos capaces de comprender lo que tenemos encima.

Llevábamos varios días discutiendo la existencia del alma. En realidad éramos unos monigotes; pero ya teníamos preocupaciones en conocer los misterios con los que tantas veces nos habían atosigado.
Por otra parte, estábamos libres de prejuicios. Nuestro afán era aprender.
- ¿Quién hizo el mundo?. Preguntaron a San Agustín.
- Dios -respondió sin pestañear.
- Antes de hacer el mundo, ¿qué hacía Dios?.
San Agustín quedó pensativo.
Al fin dijo:
- Nada.
De donde los ateos deducían que, antes de crearse el mundo había nada.
También se puede especular sobre el después:
- Si el mundo tiene fín, Dios que hará después.
- Tendrá que hacer otro.
- Luego no tiene fin, sino cambio de aspecto y de lugar.
En el sitio a propósito que se coloque la vida, allí renacerá nuevamente el hombre, como cúspide del desarrollo animal.
Es como si Dios fuese simple gusano, una sencilla bolita de Nada que se metió en su crisálida y al fin brotó el Mundo, mediante una intensa explosión cósmica. Digamos mejor:
Se produjo el Caos, pasando de lo simple a lo compuesto.
- Dios, según el Génesis, hizo el hombre del barro -aseguraron varios.
-Sí, cierto. Pero tengamos en cuenta que el Génesis tiene varias versiones, con redacciones distintas. Génesis significa comienzo.
En la actualidad se admite la hipótesis de meteoritos, dígase mejor cometas como cuerpos celestes procedentes del espacio intergaláctico, portadores de elementos simples creados en las estrellas, se hundieron con sus cargas en las aguas de los mares. Con anterioridad, como es de suponer, arramplaron en el espacio interestelar con las partículas congeladas a unos 200 grados bajo cero.
- Partículas conteniendo principios fundamentales para crear la vida. Elementos simples desprendidos de las estrellas. ¿Te refieres a lo que en Química hemos estudiado como elementos químicos?.
- Con certeza. Sustancias que no pueden descomponerse con medios químicos en otras más simples.
- No entiendo que de las estrellas se desprendan partículas de ninguna clase.
- Pues se supone que en el centro de las estrellas se han formado por reacciones nucleares el hidrógeno, el oxígeno, el carbono, el nitrógeno y otros elementos más que, unidos forman minúsculas bolas interestelares, sin llegar a colisionar sus átomos.
Los estudios científicos permitieron establecer la identidad de composición entre la Tierra, el Sol, y los restantes planetas del sistema solar. Es decir, que todos ellos están formados de los mismos elementos simples. Así como todos los seres vivos conocidos; ya sean plantas o animales. Incluso nosotros, tenemos los doce elementos biogenéticos fundamentales.
Hemos de agradecer a las plantas fueran los organismos terrestres más importantes que aparecieron hace millones de años. Los primeros eran muy simples, poco más que brotes, con capacidad de utilizar la luz solar para producir glucosa a partir del agua y del dióxido de carbono, llamada fotosíntesis. El oxigeno que estas primeras plantas arrojaron a la atmósfera permitió a la vida animal abandonar el medio líquido.
Hoy tenemos oxígeno en un 21% en la atmósfera. Sin ese oxígeno no sobrevivían. No se hubieran expuesto a germinar en la tierra. Así como a partir de los peces se desarrollaron los primeros vertebrados terrestres. He de pedir en compensación algo de juicio y no se haga de menos la permanencia de estos primeros seres en los escalones del cielo. Según la teoría de Delsemne, los cometas tienen las mismas proporciones de Carbono, Hidrógeno, Oxígeno, y Nitrógeno, que los organismos vivos.
Esto de los cometas tiene su gracia; pues volví a apreciar otro de ellos cuando se precipitó amablemente, es decir, sin explosiones o choques de ninguna clase con otros cuerpos celestes, hacia el sistema solar interior nuestro. Como el cometa que contemplé en otro sistema. Aquí contemplo al Sol calentándolo: el hielo que forma cuerpo celeste se vaporiza y desarrolla una hermosa cola de luz y color cometaria en sentido contrario a la dirección del Sol.
.- Pero las estrellas, ¿cómo se formaron?. Si me doy un golpe las veo.
- Así debe ser, en el Infinito. Con la explosión cósmica surgieron las partículas, creándose nuestro universo. Si desde el Big Bang el universo no hubiera evolucionado, como la evolución de las especies que bien propuso Darwin, hoy día tenía que brillar el firmamento, con la intensidad de una única estrella, a causa del intenso fuego desarrollado por la explosión. El universo del pasado, aseguran por investigaciones recientes, alcanzó una temperatura de por lo menos diez mil millones de grados. Hay pruebas indirectas, como la oscuridad del cielo nocturno.
Pero el espacio fue evolucionando, expandiéndose, y dejando lugar para que lo ocuparan las galaxias. Intensas investigaciones son dirigidas a definir el origen caótico del mismo.
Lucrecio, escritor romano, adivinó las razones que tenían Demócrito y Epicuro, cuando afirmaban que la materia en un principio pasó de lo simple a los complejo, de lo menos eficaz a lo más eficaz. La historia del universo es la historia de la materia que se organiza.
Pero yo os aseguro, que contemplando el Infinito desde mi honrosa posición, agarrado al eje galáctico, he llegado a la conclusión de la imposibilidad humana en alcanzar con todos los medios técnicos a su alcance el origen, pues no existe principio. Si descubrimos el nacimiento de nuestro universo, nos encontramos con otros mundos de formas distintas, de años también infinitos, tal como una madeja sin fin. Esto está demostrado por la nocturnidad que nos embarga al contemplar el firmamento. Pero esa oscuridad contemplada y que yo mismo consideraba ensimismado desde el pivote, me indicaba lo infinito e inmutable del Mundo, compuesto por un incompresible número de universos cada uno de ellos con su evolución.
Yo propongo, por el conocimiento que me ha sido dado allí, que vean de encontrar los datos precisos.
Hoy sin duda, al alcance de la ciencia, de la existencia de otras singularidades donde se hayan, o se vayan a formar, creadores de nuevas vidas, posiblemente, en otros planetas en tiempo pasado o por venir. Les digo a los hombres del saber: miren al otro lado de los agujeros celestes, ya sean negros, de gusano y en particular los agujeros blancos donde se sabe están emergiendo materia y energía a nuestro universo.
Como el Sol, las estrellas son cuerpos gaseosos, con brillo propio que generan energía mediante reacciones nucleares. Hay una teoría que llaman nebular: determina el nacimiento del Sol y los planetas de una única nube de gas y polvo, una nebulosa. Me supongo antes hubo otras explosiones cósmicas y antes en muchos años luz, otras y así en una cadena continua, sin solución de continuidad se fueron formando y otras transformándose en energía y ésta en materia y viceversa. Somos los humanos incapaces de discernir.
- Te oí el otro día que, nuestra Galaxia forma parte del Universo que conocemos, y 27 más.
- Así es y cada agrupación luminosa contiene más de cien mil millones de estrellas.
Yo sostengo después de mi experiencia onírica vivida que, al producirse la explosión primitiva con la creación de nuestro universo, tenía que haber entonces, dos espacios: uno repleto de luz y materia que expandiéndose por ese espacio que se iba ensanchando, invadía poco a poco a un segundo, o tercer espacio, existentes con anterioridad, ¿por qué no?, vacíos y fríos.
- ¡Qué barbaridad!.
- Como lo oís.
- ¿No intervino la mano de Dios?.
- Sí, si Dios tiene manos; lo que nunca se ha visto ni sabido. Pero razonemos: ¿Cómo unas despreciables partículas en el Cosmos, que en un principio fueron los seres vivos, han de ser capaces de ver, ni conocer el misterioso Infinito?.
- ¿Infinito es para ti, Dios?.
- No se os olvide que Galileo, ferviente católico y gran investigador del espacio, pedía a sus adversarios teólogos:
Decidnos como se va al cielo y dejad que os digamos como marcha el cielo.
Bueno está. Los hebreos cuando redactaron la Biblia llamaron a Dios de formas distintas: Él, Jehová (o Yahvé), Dios único, Señor, Dios de Israel. Por eso no debemos insistir tanto en la palabra Dios, que por su grandeza somos seres insignificantes para nombrarlo. Respetemos lo inalcanzable.
- Sólo le llamarían Dios, como nosotros los católicos.
- Pues no es cierto. La prueba la tenemos aquí en este gran libro.
- Si tú lo dices.
- No es sólo cosa mía. Habéis de creerme; de lo contrario no tiene sentido que siga con mis viajes oníricos.
- Pues insisto: Dios hizo el hombre del barro. Supongo que haciendo alguna bolita, como dices, Fernando. ¿No estarás confundiendo los términos? -obstinado afirmó Jiménez.
- Cierta coincidencia científica con el Génesis si que existe: por qué voy a negarlo.
Dice este libro:
Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos.
Y las tinieblas cubrían el abismo; y el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas.
Dios dijo: Haya luz y hubo luz.
Qué fue sino el Big Bang creador de la luz, y la soledad y el caos, sino el paso de lo simple a lo complejo y las tinieblas sino otro cielo vacío y frío donde pudo crearse la tierra y el cielo.
Pero lo que no aclara la Biblia es como se producen reacciones químicas termonucleares en el centro de las estrellas. Tan profunda es su luz, que se ve, pese a la enorme distancia que nos separa, de miles de billones de Kms. En particular, se pueden observar con enormes telescopios, profundizando en el espacio intergaláctico. Esas reacciones nucleares tienen capacidad para crear los elementos simples, de los que hablé. Pero las estrellas nacen, evolucionan y mueren.
Viven miles de millones de años. Brillan porque queman su carburante nuclear y se extinguen cuando se agota. Acontecimiento bien conocido por los astrónomos.
- Yo insisto: ¿quién hizo las partículas?- reiteró Jiménez.
- ¡Puñetas!, el mismo Cosmos, el Infinito -contestó por mí Onofre y hube de agradecérselo.
-- Pero de dónde sacas tamañas locuras -recalcó Carrascosa.
- Ya digo, resultado de mis viajes; en el mismo sentido que los profetas y visionarios de todas las religiones, tienen.
Insisto, la vida se inició al unirse en el cielo interestelar los distintos elementos desprendidos de las estrellas.
Sus átomos fueron formando moléculas, las cuales al recibir la acción del frío cósmico se congelaron. Quedaron flotando en el espacio; por el vacío existente entre los cuerpos celestes, con temperaturas menores de 200 grados centígrados, en él.
- Bien lo razonas. Pero usas palabras que desconozco.
- Igual me ocurre a mí -dijeron varios.
- ¡Jolín!....pues leed, ¡puñetas!. Y esas palabras llegaréis a conocer -dijo Carrascosa, estudiante, también, en quinto año de bachiller. Penúltimo curso del llamado Bachiller universitario, Callejas. Con este título se ingresaba directamente en la Universidad.
- Lo que mi privilegiada posición arriba me...
Me interrumpió Jiménez el más preocupado en mantener su formación religiosa:
- Estás equivocado. Nunca oí tamaña afirmación. Es más, esto deberíamos consultarlo con Don Anselmo.
- ¡Por todos los santos!. No se os ocurra, o mi participación brillará por su ausencia.
- Le tienes miedo.
- Dí más bien: no me fío de sus reacciones.
- ¿Podía condenarnos a todos al Reino infernal de Hades? -preguntó Onofre preocupado por la experiencia soñada.
- Eso es, por complicidad en las conversaciones.
- Quien tema que deje de venir al coloquio.

Estaba seguro que Jiménez debió confesarse ante Don Anselmo. Su ansia por intervenir en el coloquio le arrastraba hasta el banco a la hora prevista.
- Bueno; pero a mí déjame con mi creencia. Dios hizo el mundo en seis días.
- Cada día bien podía tener millones de años.
Seguía con mis trece.
- Como iba diciendo, las moléculas así formadas con los átomos de los elementos simples de referencia, hubieron de evitar las cercanías del Sol, para que el proceso molecular resultase eficaz.
- ¿Hubieron de evitar?. Pero, bueno, si les das vida tal cual fueran seres vivos que reaccionaran a los impulsos de los sentidos, determinando su futuro, te estás pasando.
- No es que sean seres vivos, en la forma que los entendemos nosotros, ni aun materia viva; pero cierto es que respondían al señuelo del medio que les rodeaba, por reacción de las partículas que componen sus átomos. A los impulsos de las fuerzas que el espacio ejercía sobre ellos. Los animales con su instinto huyen de las cercanías del fuego, incluso lo detectan a kilómetros de distancia. Son estímulos percibidos sólo con intervención de los sentidos.
- Hombre, no compares. Qué barbaridad, igualando instintos con reacciones. Para mí es un misterio. Sólo debemos leer en las líneas marcadas en la doctrina de nuestra Santa Madre Iglesia.
- Rechaza ésta el progreso científico en aquello que contradice al Génesis.
- Creo se complementan.
- Pues tardaron en aceptarlos.
- Error tras error y con tremendas contradicciones, la Iglesia sigue viva ya hace cerca de dos mil años.
- Y seguirá otros dos mil. No te quepa la menor duda.
- Llevamos nuestra religión al Nuevo Mundo y cristianizamos a salvajes indígenas.
Hernán Cortés, cuando fue invitado por Moctezuma II, presenció bárbaros ritos religiosos: sacrificios humanos al dios de la guerra -dijo Jiménez.
- Me consta y alguna referencia llegué a contemplar en las pantallas de las nebulosas, en las que criticaban haberles obligado a cristianizarse.
Dijo alguno:
Salvo en otros lugares, todo hay que decirlo, no se justifica arrebataran su religión milenaria; para ellos tan buena y verdadera como para nosotros, la de los conquistadores.
- Cisneros se empeñó en España cristianizar a los moriscos. El que no abrazaba la religión católica era expulsado -hubo quien criticó mordaz.
- Intervino Onofre pretendiendo echarme un cable: Tenían que evitar esas partículas las cercanías del Sol, ¿por qué?.
- La superficie de este astro, o estrella, como se quiera entender, tiene seis mil grados de temperatura y no digamos su centro con diez millones de grados.

- Un perfecto horno.
- Ya se agotará y llegará el fin del mundo.
- Sí, sí. Puede ser dentro de tres mil quinientos millones de años.
- ¡Órdago! -dijeron varios - ¿Y quién lo verá?.
- De no regenerarse volviendo a sus orígenes, el hombre se destruirá asimismo, antes que llegue a presenciar el fin del mundo -expuso un contertulio.
- Eso es. Con una temperatura alta, ninguna molécula puede subsistir, desde que los caóticos complejos químicos se destruyen -les aseguré.
- ¿Y si es baja?.
- Entonces no pueden reaccionar con el medio. Se paraliza el proceso. Si la temperatura es muy baja, a muchos grados bajo cero, las protege para en un momento adecuado poder resurgir.

- Dijiste que hay menos de 200 grados centígrados y por ello la temperatura interestelar es adecuada -señaló Jiménez.

- Pero, hombre, será sin acercarnos a la superficie de las estrellas y menos de las terribles estrellas de neutrones. Es tanto el fuego que irradian que, ni a propósito -dijo Carrascosa.
- Ni las atracciones gravitatorias de los cuerpos celestes.
- Sí, sí, así debe ser, pues sino, ¿cómo pudieron llegar a la Tierra?
-¿Cómo vinieron?.
- Meteoritos trajeron en la época propicia de hace millones de años. Atraídos por la gravedad del planeta. Más de tres millones y medio de años, hace que dejaron por hundirlas en las profundidades de las aguas. Desde entonces ya existía la atmósfera - recordaba lo soñado.
- Meteoritos.
- ¿Las moléculas se convirtieron en meteoritos?.

- No propiamente dicho, sino fragmentos de cometas o asteroides u otros cuerpos celestes, que al entrar en nuestro espacio solar, podemos llamar meteoritos, los cuales al chocar con la Tierra han producido enormes cráteres. Ha sido relacionada la desaparición de los dinosaurios con este fenómeno.
- Dejaron por llegar a las aguas.
- Cómo te explicas todo esto.

- Meteoritos, asteroides y cuerpos celestes menores, no tienen que ver con las moléculas. Se explica con observaciones arqueológicas. Por descubrimiento de fósiles. En estudios científicos -dije yo, de mis conocimientos leídos en las pancartas de las nebulosas-. Los carburantes fósiles, por ejemplo el petróleo, el carbón etc. informan del fuego de los rayos solares encerrados en la corteza terrestre.
Se da el caso que la energía del uranio se eleva a una fase anterior a la creación de la Tierra, muy posible en el periodo de la evolución, digo, de la expansión violenta de las estrellas.
Entonces alguien dijo:
- Dejaron caer en las aguas del planeta Tierra, esas partículas o elementos simples.
- No fue fácil.
- Explícate, hombre.
Me resistía a ser más explícito de mis observaciones.
- Tengo mi opinión onírica sobre la creación de la vida.
- Cuenta, cuenta. ¿Lo leíste en la nebulosa?.
- No vengáis con burlas y escuchar. Decía una pancarta en sánscrito, hecha con luces tan intensas que me adormecían:

Las partículas que fueron transportadas por los meteoritos hubieron de soslayar el calor del Sol para no ser destruidas.
Cayeron los átomos en la Tierra, las cuales se reunieron en una proporción de dos de hidrógeno por uno de oxígeno y se formó el agua. Se condensó y creó los océanos hace unos 3.600 millones de años.
Acto seguido las aguas se fueron combinando con el dióxido de carbono, y formaron las rocas carbonatadas.
Las siguientes partículas que fueron cayendo en las profundidades de las aguas, éstas ya con lodos, provocaron con sus reacciones químicas el Caos, pasando de lo simple de los elementos químicos a los compuestos orgánicos.
Se formó del agua, con el calor de la Tierra, aún su corteza ardiente y de los rayos solares, vapor que fue constituyendo la atmósfera que rodeando el planeta lo protege de nuevas incursiones de meteoritos.
Estos no pueden atravesar la atmósfera con su carga intacta. Los elementos de esas moléculas se dispersan, destruidas al aumentar sensible el calor con el roce de las capas altas de la estratosfera, recién creada.
En consecuencia en nuestro planeta Tierra ya no se engendra nueva vida: y, por tanto, nuevos seres. Los cuales pudieran degenerar en otros inicios que evolucionaran en líneas distintas a los individuos que en principio se
desarrollaron.

Pero, en el transcurso de tantísimos años de existencia del planeta, alguna vez se rompió la capa protectora; el ozono se destruyó por muy diversas causas.
La capa atmosférica se abrió, dejando paso a rayos solares los cuales, eran rechazados con anterioridad por las capas altas, arrasaron la tierra provocando grandes cataclismos y destrucciones.
Pero la vida subsistió en las profundidades marinas. Renacía en la medida que la existente era destruida. Los dinosaurios desaparecían de la Tierra.
Por el agujero creado por falta de ozono, nuevas partículas se hundieron en las profundidades de los mares. Esto dio origen a nuevas formas de seres, extrañas hasta el momento.

De sánscrito sólo había conocido la palabra eka, que quiere decir uno, leído en un libro sobre la India, lo cual me extrañó mucho supiera descifrar lo grabado.
En la actualidad podemos ver en el cielo nocturno estelas de luz producidas por alguno de esos fragmentos de material procedente del espacio que, arde al chocar con la atmósfera terrestre. Esas partículas de polvo y fragmentos de roca describen órbitas alrededor de nuestro Sol en grupos y se dan en chaparrones de estrellas fugaces, en ciertas épocas del año, cuando la Tierra cruza uno de estos grupos. Pensemos pues, como sería cuando no existía atmósfera.
- Afirmó Carrascosa: Por cierto, la Luna aún está expuesta a esa lluvia desorbitada de trozos de material estelar. Pues yo sé de biólogos que aseguran que, la radiación solar y los rayos cósmicos sobre la atmósfera generaron moléculas orgánicas, antes de nacer los primeros organismos vivos.
- Siguiendo con mi hipótesis digo:
En los primeros años de la formación terráquea la vida que se formó en las aguas, permaneció en ellas. Millones de años después, se aventuró para salir a la tierra firme.
Pues en la nebulosa se decía:
Las primeras plantas terrestres existieron hace 410 millones de años.
Los primeros insectos se desplazaron a tierra hace 360 millones de años;
y los primeros vertebrados terrestres hicieron su aparición 30 millones de años después.
Otros científicos manifestaban que la vida es fruto de un proceso químico complejo por el cual las moléculas orgánicas primitivas se organizaron para formar aminoácidos, proteínas y, más tarde, organismos vivos. Se han encontrado moléculas en el espacio, especialmente en nubes moleculares mediante espectroscopia, utilizando tanto la luz como las radioondas. Se han identificado unas cien mil moléculas interestelares, compuestas principalmente de carbono(materias orgánicas). Algunas de ellas contienen más de diez átomos. Es decir, no contradicen mis aseveraciones en años anteriores en el Colegio.
El dióxido de carbono es un gas invernadero...
- A qué te refieres con eso de invernar.
- No es lo que tu interpretas, Polo, sino todo lo contrario. Entre la atmósfera y la tierra se forma una recogida de calor del Sol que no deja perderse en las altas capas. Ese dióxido atrapa el calor radiado por la caliente superficie de la Tierra, formando así un manto; calienta el aire y la tierra que se encuentra debajo.

La temperatura del globo terráqueo ha variado muy poco desde hace 4.000 millones de años, aunque el Sol, según experiencias, se ha hecho más caliente. Ya veis lo interesante de las plantas verdes, cogen el dióxido de carbono del aire durante la fotosíntesis. Cuando mueren éstas, la mayoría del carbono de sus tejidos vegetales se oxidan, devolviendo el dióxido de carbono, fundamental para proteger a los seres vivos. En consecuencia, la temperatura de la Tierra se mantiene extremadamente constante por acción biológica.
- Te he oído despotricar contra quienes ponen reparos al uso de ciertos productos.
- Cierto, e insisto en ello. Volviendo al compuesto químico que conocéis vosotros, Carrascosa, de la clase de Química digo que, por todos los razonamientos obtenidos en el Séptimo Cielo, no debemos interrumpir la concentración atmosférica de dióxido de carbono.
Al rebasar cierta capacidad, el desarrollo de las plantas se abstendrán en intervenir en ese proceso natural, y en conclusión se ha de esperar fuertes enfriamientos del clima. Por el contrario, de aumentar, se espera un calentamiento, en parte compensado, quizá, por las funciones nutrientes del fitoplancton.
Ya he dicho que estas palabritas eran analizadas y comprobadas en el diccionario que Carrascosa portaba.

Nace la vida.

Pero ocurrió que, las técnicas fallaban y teníamos que recurrir más tarde a otros de mayor envergadura que nos aclararan los conceptos. Así, llegamos a saber que el fitoplancton son los elementos vegetales del plancton y éste es un conjunto de organismos en general de pequeño tamaño, que viven suspendidos en el agua y a merced de la misma. Lo comprendimos bien, y pasamos a la siguiente polémica.

- ¿En otros planetas del sistema solar pueden encontrarse seres parecidos a los nuestros?.
- Esto es lo que dicen los científicos, en contraposición del Génesis -afirmó Carrascosa.
- Escuchen mis versiones, dije muy serio:
- Esas materias vivientes precisan, antes de formarse la atmósfera, que el planeta en el cual se precipitan, se encuentre en una órbita adecuada, alrededor del Sol correspondiente. No tan cerca cuyo fuego desintegre las moléculas, sin dar lugar a que lleguen a las aguas. Pensad -me decía la nebulosa-, por ejemplo, en Venus y Mercurio. Éste con seis veces más radiación solar por metro cuadrado que en la Tierra, y Plutón no tienen atmósferas apreciables; pero Venus, la Tierra y Marte son mucho menos cuantiosas que el profundo envoltorio gaseoso que rodea a los planetas gigantes, también llamados jupiterianos. O en otro planeta, por el contrario, más alejado del Sol, por la falta de calor las congelaría, evitando reacciones propias al proceso de la vida. Tal es el caso de Neptuno, Vulcano, Plutón y otros planetas más alejados no visibles.
- Intervino Carrascosa: Es más, yo he leído que, los rayos ultravioletas del Sol, regidor principal de nuestro sistema solar, separan de las moléculas de las capas superiores de la atmósfera, los átomos que las constituyen. A más temperatura, mayor es la velocidad de desplazamiento de los átomos y las moléculas; pero se mueven las que más pesan con mayor lentitud que las más ligeras.
Cuando hablaba Carrascosa, el silencio era evidente, le entendiesen o no. Tenían por un muchacho bien formado.
- ¿Cómo se llama tu teoría? -me preguntó Carrascosa.
- Ya he dicho que no es mía; la ciencia de los sabios se proyectaba en las imágenes sobre la nebulosa, en forma de holograma.
- Rápido creas tú, no solo el mundo, sino la vida -fue Jiménez
- De eso nada. Los procesos fueron complicadísimos. Radiaciones solares, frío estelar, procesos previos a la creación de la capa atmosférica. Justas reacciones y bien orientadas al fin conseguido.
- Date, ¿quién las orientó?.
- El mismo Infinito. Han transcurrido años luz, como todo lo que se mide en el Universo, de distancia y años luz de energías desarrolladas en el espacio interestelar.
- Pero vamos a ver. ¡Jope!. No me entero. ¿Quién dirige todos estos procesos? -preguntó muy intrigado Benito, dolido en su fuero interno, tan callado siempre.
- A mí se me ocurre una idea preocupante. ¿Y si estas bolitas generan extraterrestres?. Es decir, seres distintos a nosotros y a los que conocemos. Suponer a enormes hongos creciendo con desorden, invadiendo nuestras ciudades y campos. Enormes ratas apoderándose de lo que tenemos; o simios capacitados para relevarnos o... .....
- No sigas, Polo, nos pones los pelos de punta. Esos procesos son propios de mentes exaltadas. Salvo que en la actualidad, en alguna parte del orbe terrestre permanezcan camuflados, en tanto prospera la especie, Años luz tardarían según tengo entendido a nuestro viajero cósmico, -dijo Carrascosa.
- Por otra parte aseguran los astrónomos que, el universo está plagado de neutrinos del estallido primario, los cuales pasan en su mayoría a través de la Tierra sin notarlos. Son entidades excesivamente efímeras.
- ¡Jope!, pues sí que lo has arreglado tú.
- ¿Eres capaz de afirmar tal absurdo?.
- Claro que sí. Informaban que, el corazón de una estrella vieja al colapsar de forma catastrófica libera una enorme cantidad de neutrinos. Los neutrinos tampoco reaccionan a las fuerzas electromagnéticas y sí a la fuerza de la gravedad, entre los leptones. Esto me hizo entender sean capaces de soslayar la zona del viento solar.
- Dijo Carrascosa: Voy a leeros lo de leptones. Dice el diccionario: partículas elementales entre las que se encuentran el electrón y el positrón, los muones y los neutrinos.
- Buena ducha de fantasías nos has dado. Muones. Qué palabra más rara.
- No me fastidiéis más. Si empezamos así nos vamos a marear con el diccionario. No más, te digo que muón es mayor que el electrón. Es más, para que sepas, la fuerza principal entre los electrones de la nube y en la tierra se acumula produciendo una gran fuerza electromotriz, liberada en forma de rayo. Puedo asegurar que un rayo de luz puede dar diez veces la vuelta a la Tierra -le contestó Carrascosa.
- Yo advertía desde mi observatorio cósmico, agarrado al eje galáctico como si un palo de salvación fuera, se encontraban los vacíos en innumerables direcciones. Suponía la distancia al fondo invisible tan inmensa que ningún rayo procedente de él, es capaz de alcanzarnos. Eso son en realidad otros universos. Es el más allá de la frontera cósmica.
Si la velocidad de la luz es finita, según Ole Romer, pienso que los fotones han muerto, incapaces de continuar caminando por kilómetros del espacio.
Lo que hoy nos parece obvio y de sentido común, quizá dentro de setenta años parezca tan ridículo, y, pasado de moda, como encontrar la idea actual de considerar un universo eterno e inmutable. Más de trescientos años costó admitir la afirmación de Galileo, apoyando anteriores concepciones de Copérnico, de no ser la Tierra el centro del Universo. (El Papa Juan Pablo II aficionado a la astronomía, se retractó de la condena de la Inquisición a Galileo en 1992. Como se ve tardaron mucho).
- El enigma sigue sin haber sido explicado científicamente: el firmamento se ve oscuro y no brillante, dado el inconmensurable número de estrellas que existen en el mismo -dijo Carrascosa.
-Puedo dar una explicación: el universo se está expandiendo y con el paso del tiempo evolucionando. La enorme rapidez de los cuerpos celestes, ya os he dicho, eran para marear al mejor formado. Miraba al hueco entre las estrellas, según se alejaban, y de las galaxias aprecié el zumbido de la radiación del fondo cósmico, equivalente a luz con una temperatura enorme. Pensaba si no se hubiera provocado el Caos y el universo no se hubiera ensanchado, todo el espacio seguiría estando tan caliente como en el segundo cero. Resplandecería tan brillante como la superficie de una estrella. Digo y no miento, por lo poco que he visto hasta ahora allí arriba, no es de temer atrocidades de mentes calenturientas. Estaros tranquilos y no creáis pensamientos fantásticos que os confundan. Se me antojaba que el Cosmos estaba vacío y, sin embargo, sé que hay infinidad de estrellas que lo pueblan. Contemplaba galaxias como zarcillos de luz débil y tenue por todo el espacio intergaláctico. Me encontraba incapacitado de ver más allá de lo que mi persona, digo mi imaginación, tan insignificante se me era permitido. Por apreciar esta situación contemplo las hormigas como corretean arrastrando pesos muy superiores a la envergadura de su cuerpo, y lo poco que deben ver del espacio que las rodea. Éste les parecerá enorme y a nosotros, tal como una descomunal galaxia que puede aplastarlas. ¿Qué apreciarán?. Pues yo ni a una microscópica partícula podía compararme en aquel lugar -les dije yo.
Seguía rememorando lo leído en la galaxia y volvía a repetir:
- Las partículas traen principios creados en el centro de las estrellas, ya lo hemos dicho, ¿verdad?. Bueno, pues, perdonar os hable en metáfora:
Allí se industrializó el hidrógeno y el helio, así como el carbono, elemento indispensable en el componente orgánico y otros productos.
Allí comprendí me encontraba a años luz de nuestro planeta Tierra. Contemplaba en dos direcciones el espacio- tiempo, cuadridimensional.
- Divisabas el espacio en forma cuadrangular.
- No, sino curvo, como una bóveda maravillosa de estrellas cuya luz, había sido producida en alguna de ellas hacía cientos de miles de años.
- Si en el espacio interestelar, esas partículas con vida, se fueron formando...
- No, hombre. De nuevo afirmo: con vida, no. Requirieron complicado proceso. Cierto que los científicos han descubierto en una nube interestelar, aminoácidos. Luego esas nubes significan el lugar de nacimiento de las moléculas de la vida; pero no de los seres vivos, lo cual es otra cuestión. Con la congelación a que fueron sometidas no pudieron los elementos continuar su proceso molecular; quedaron aparcadas en espera de mejores tiempos.
Recordad lo que habéis estudiado en Química, en el Instituto, que la molécula es la parte menor de un cuerpo que puede existir en estado libre sin perder las propiedades de la sustancia original. Las moléculas están formadas por dos o más átomos unidos por una de las fuerzas fundamentales de la naturaleza de las partículas: la electromagnética.
No sólo nació el hombre de ese barro, que acogió maternalmente los elementos simples del Espacio, sino también las plantas y animales: todo ser vivo. Ese entorno no ha variado y la vida que en él se crea por un proceso de simbiosis, refuerza la ya existente, sin inmiscuirse, ni entorpecer su desarrollo.
- Entendí que no todos los meteoritos que bombardearon la Tierra consiguieron su propósito.
- Es lógico, por tantos obstáculos que vencer hasta llegar a la Tierra y luego a las profundidades de las aguas con su rica carga.
- Me gusta afianzarme en estos criterios del Más Allá -dijo Onofre-. Los meteoritos afortunados transportaron las moléculas del exterior cósmico y atravesaron la atmósfera.
- No, Onofre. No estaba entonces la atmósfera. Barrera ésta que, con posterioridad al existir, no pudieron atravesar con su carga intacta. Se desintegró ésta, al rozar con ella. Llegaron antes de formarse. En el barro, y no en el exterior, surgieron los componentes moleculares de la vida merced a las reacciones químicas necesarias en ese complejo de elementos para formar la materia viviente, pasando de lo simple a lo compuesto.
- ¿Pero ese fango qué contenía?.
- Otros elementos depositados en las aguas, formando el conglomerado que dio lugar al Caos, por reacción química.
- ¿Así es la materia viva? - preguntó Chillón.
- La materia viviente se compone de moléculas complejas que hacen intervenir el carbono y el nitrógeno.
- Ellos solos, o ¿por la acción directa de Dios? O, ¿quién es capaz de maniobrar con las moléculas sin desintegrarse en ese centro neutrónico de calor? -dijo Benito infatigable.
- ¡Ostras!, pues no te entiendo; pero me supongo por reacciones químicas. Perdona, no sé con exactitud.
- Tanto yendo al Séptimo Cielo y ahora resulta que dudas.
- Qué quieres, ¿que sea más que él mismo?. Decía el sabio: Sólo sé que no sé nada. Quién puede ser capaz de conocer, ni alcanzar, ni llegar al principio y fin de las cosas. El Infinito es todo. ¿Quieres que el Infinito sea representación de tu Dios? : vale. ¿Quieres que se nos aparezca con figura humana?. Pero no me pidas que pretenda saber tanto, como ese Infinito. Mirad: llego a suponer que ni él mismo sabe su inagotable existencia.
- De forma coloquial, quieres decir: no hay dios que lo sepa, para calificar lo imposible - confirmó Carrascosa.
- Esto sí que es bueno. Con tus conocimientos estelares aseguras que procedemos de las estrellas -dijo Jiménez.
- No exageres. Puedo asegurarte que pasamos por ellas. Fuimos infatigables viajeros por el espacio, hasta encontrar el planeta donde aterrizamos, aún en el fondo de las aguas y con la figura de minúsculas partículas.
- Hombre eso es muy poético. En ocasiones veo la Luna que nos hace guiños.
- ¡Ya!. Mirad: aseguraban los científicos contemporáneos, no sólo en una sino en varias imágenes, haber encontrado en el espacio interestelar, en un ambiente frío esas partículas de las que he hablado antes. A base de ellas han reconstruido las primeras etapas del camino hacia la vida; pero las etapas posteriores, ya veis, quizá lo más fácil, resultó tan complicado que, por el momento, se desconoce el proceso de los eslabones ulteriores hasta llegar a la vida. A esto digo, a la creación del alma. La información que recibí, está de acuerdo con lo que dice Silvestre, de alma vegetativa. Alma única de las plantas, su propio nombre indica la función que desarrolla. El alma sensitiva, localizaban en el corazón. Ésta, con la vegetativa ubicada en la barriga, conforman el ser de los animales. El alma racional, con las otras dos abraza el componente humano.

- Un momento. Si no hay posibilidades de elegir, ¿cómo es posible que el alma del hombre, sea racional?. ¿La de los animales sensitiva, y la de los vegetales, vegetativa?. No comprendo bien.
- Bueno, Platón y Aristóteles lo determinaron como fruto del conocimiento y la observación. No conocían el número de neuronas que cada animal tiene en el cerebro. O de las plantas, cuyo sistema neurovegetativo, al igual que el del hombre, regula sus funciones básicas. Esto lo he contrastado con libros en la biblioteca, junto con Onofre - guiñé el ojo a éste como cómplice en nuestras clases nocturnas de Romil.
Nosotros no completamos el espacio cerebral donde pudieran instalarse más neuronas, y con ello poder mentalizarnos para conocer los secretos de la Vida.
Además, por cuanto con nuestro raciocinio nos encerramos en el cascarón de soberbia humana.
Somos incapaces de comprender al resto de los mismos compañeros; quienes se encuentran como nosotros embarcados en este planeta.
O no me entendieron o desviaron la conversación con intención.
Dijo uno de los contertulios:
- Entendí que la vida en la Tierra es de una época no muy lejana.
- Has mentalizado lo leído en la Biblia sobre el tiempo transcurrido desde el inicio de la creación del mundo. No es así como debemos interpretar el tiempo de los Antiguos Testamentos - dije y continué: .
- El día que tardó Dios en crear el hombre, digamos como ejemplo, hay que interpretarlo como el enorme compendio de año luz. La Tierra se fue adaptando para hacer idóneo el desarrollo embrionario de todos los seres que la han poblado, y pueblan actual, y en un futuro serán.
- De forma, que todos estos procesos de movimientos sísmicos que padecemos, tienen, según tú, por finalidad adaptarse el planeta a las condiciones exigidas por la "vida".
- Por el alma sinónima de vida.
- ¿La Tierra tiene alma?.
- Nacida en lo más profundo de los tiempos, en el Espacio intergaláctico, cuando el grandioso estallido.
- ¿Y antes?.
- Antes en la Eternidad.

- ¿Cómo es ésta?.
- Con superlativos no creados en la lengua castellana, capaces de definirlo.
Quien más y quien menos de los apasionados contertulios daba su mejor opinión. Teníamos al bonachón de Martí que era el más callado. Éste oía y silenciaba. Más parecía un competente espía de las indeseables organizaciones CIA, KGB, que un joven preocupado por el futuro.
- Planetas hay muchos. Lo que hace falta es saber si están capacitados para desarrollar vida - dijo alguien.
- Yo callaba
- Quizá los meteoritos portadores de sustancias capaces de crearla, pierden el tiempo en muchos de los planetas, faltos de agua y aire; sin medios indispensables para el desarrollo de la materia viviente -aseguró Carrascosa.
- Dijiste bien. Se cree que ni en la romántica Luna, ni en el belicoso Marte, ni en el dios de las aguas, Neptuno, ni en los otros planetas del sistema solar nuestro, pueden tener vida.
Es el agua elemento esencial para favorecer la aparición de una forma de vida semejante a la conocida en la Tierra. Ya sabemos la proporción de agua que tenemos los adultos y más el feto.
En los planetas de nuestro sistema solar, se cree no existe esa idoneidad. Al menos, hasta el momento, no se ha descubierto en ninguno de ellos atmósfera adecuada. Por otra parte ya se hubieran puesto en contacto. En el principio, fue fundamental el hidrógeno, así como el oxígeno.
- Vuelvo a insistir: ¿Cómo es posible que sólo haya agua en nuestro planeta?.
- Una de las razones conocidas por mí en el Séptimo Cielo es muy sencilla: las moléculas de hidrógeno y oxígeno cayeron desde el espacio interestelar, creo lo tengo dicho. El magma ya se había enfriado lo suficiente, pero no todo, para hacer posible la unión de dos moléculas del hidrógeno por una de oxígeno.
Sólo así se inició el proceso indispensable para que surgiera el agua, elemento fundamental de la vida. Las partículas que caen en Venus o Mercurio se desintegran por el calor de la superficie de esos planetas cercanos al Sol. Dentro de años luz, me decían las pancartas, enfriadas estas superficies, es posible aparezca el agua en el planeta que reúna esa condición.
- Venus quizá - preguntó Carrascosa.
- Es posible por ser el planeta más cercano a la Tierra. Esa luz fija y brillante, reflejando los rayos solares que vemos por la noche en el firmamento.
Seguirán cayendo sobre las superficies planetarias los meteoritos portadores de partículas, bien conocidas por los científicos al ser recogidas en el Cosmos para su examen. La Luna está llena de señales: impactos de estos cuerpos celestes, así como Marte y los demás planetas.





CAPÍTULO IX.

¿Qué son las galaxias?

- Preguntó Jiménez: ¿No pudiera ser Júpiter buen depósito de esas partículas cósmicas, dado el estado de congelación de su superficie?.
- ¿Por qué no?. Si su superficie y la de sus satélites tienen más de 200 grados bajo cero - aseguró Carrascosa.
- Tengo entendido que, al estar congelados los elementos simples, no se producen las reacciones químicas, necesarias, para crear materia orgánica.
- Así es, Onofre.
- ¿Y no serían posibles otros elementos simples, distintos a los enumerados, capaces de provocar vida? - intervino cauto Martí.
- Son los que constituyen nuestro universo. Se fueron formando en el centro de las estrellas al condensarse los gases y el magma procedente de explosiones cósmicas en otros cuerpos celestes. Se formaron nuevas estrellas con luz propia. Con núcleo incandescente en constantes reacciones nucleares. Transforman la energía en materia y viceversa. Todo cuerpo celeste que cae dentro de su radio de atracción gravitatoria, es engullido. Es el producto indispensable para mantener el fuego interno.
Estando Allí, agarrado muy firme, admiraba la maravilla que se me ponía a la vista. Se producían explosiones, las cuales me recordaban los fuegos en las pueblerinas chimeneas de Burón, en los duros días de invierno, en mis vacaciones, cuyos troncos arrojados al fuego me agradaban ver chisporrotear.
- Vaya, vaya. ¿De forma que con ese desorbitado proceso termonuclear pueden convertirse en sustancias vivas? - insistió incrédulo Jiménez.
- No sino que por fuertes reacciones termonucleares en el centro de las candentes estrellas, se transformaron en elementos más pesados, como son el carbono, el oxígeno y el nitrógeno. La diversidad de moléculas en el fondo de las aguas dio origen a la exuberante vida. Millones de años fueron necesarios para ello -asegura Carrascosa convencido de mis afirmaciones oníricas del Séptimo Cielo.
Me entusiasma oír a este compañero, pues comprendí que no habían caído en saco roto mis disertaciones científicas procedentes del Cosmos.
- En la Luna ¿por qué no hay vida?.
- Supongo que fue ese trozo de masa rocosa enfriada antes que nuestra corteza terrestre. Las partículas de los meteoritos y otros cuerpos celestes caen de continuo en su superficie; por no haberse formado el agua antes de enfriarse el magma, no se ha producido el Caos, indispensable para pasar los elementos simples a compuestos orgánicos, -dijo Carrascosa y añadió: El estallido estelar arrojó esa masa lunar a la órbita terrestre.
- ¿Y de formarse agua?.
- No lo creo. No reúne la Luna las condiciones deseadas.
- Mucho habéis leído en estas vacaciones de 1935.
- Mira que casualidad: mi número de Colegio es el 1935 - dije.
- No creí nunca fuera a entretenerme tanto en una vacaciones como interesándome por profundizar en lo que aquí tratamos. Coincidimos, además, por casualidad en nuestras lecturas. ¿No es cierto, Jiménez?.
- Así fue.
Retomé la disertación:
- Si la Tierra se hubiera aproximado el 5% de la distancia que la separa del brillante Sol, se hubiera convertido en diabólico horno, imposible para el desarrollo molecular. Hubiéramos quedado, en consecuencia, sin agua y sin vida.
- Aproximado. Quieres decir que se hubiera acercado - preguntó Chillón.
- Tomando otra órbita más próxima al Sol.
- ¡Aaah!.
- Por el contrario si se hubiera alejado, con sólo el uno por ciento, la Tierra se hubiera convertido en desierto helado. Con una órbita alrededor del Sol sin posibilidades de aterrizaje para las fructíferas moléculas congeladas
- Sólo puede existir vida, al menos como nosotros la entendemos, partiendo del principio indispensable de la existencia de agua, en una región cósmica límite. Con órbita favorable. La que, también, puede encontrarse en otro planeta, en condiciones similares.
- Es decir, como está la Tierra: entre Pinto y Valdemoro -dijo uno.
- Ni muy cerca que se abrase, ni muy lejos que se enfríe -confirmó Carrascosa.
- Vamos, lo ideal -entendió Onofre.
Jiménez, por el contrario, no daba el brazo para torcer:
- Dios hizo el mundo en seis días.
A muchos les desagradaba que no hubiéramos sido capaces de designar el planeta donde reuniendo las mismas condiciones que la Tierra, fuera receptor de vida y en consecuencia de seres como nosotros. Decían:
- Habéis perdido el tiempo con esos viajes nocturnos.
- ¿En dónde hay planetas capacitados? - preguntó incrédulo Jiménez.
- Espero enterarme en mis próximas excursiones al Cosmos. De todas las maneras voy a deciros que, por lo advertido hasta ahora, existen infinidad de estrellas en los universos. Como islas que pueblan el Infinito navegando por el mar proceloso del espacio interestelar. No me extraña tengan esos sistemas solares planetas que circunvalen su sol de forma análoga, sino igual, al nuestro.
No olvidemos como dijo Chillón: con una órbita propicia.
- Ya estamos con tus ideas. No; si lo que quiero es saber si los científicos de nuestros días creen en la existencia de seres extraterrestres.
- Esperamos den resultado las ondas radio, enviadas al espacio para explorar el universo, con intención de que alguien nos oiga; pero es como buscar una aguja en un pajar, por la grandeza del universo, entre tantos cuerpos celestes, estrellas y mayor cantidad de posibles planetas.

Advertí, aún en el supuesto de que esas ondas vayan a la velocidad de la luz, lleguen a su destino deseado en una infinidad de años. Para recibir la contestación a nuestro interrogante, en muchos casos, se cifraría en cientos de años. Conocimiento que en todo caso será en más de un siglo. Tiene nuestra acumulación de estrellas un diámetro de 100.000 años luz. Ya podéis ir multiplicando por nueve billones.
- En las noches claras se observa en el firmamento una banda luminosa blanca.
- En mi privilegiada situación, observé de nuestro Sistema Solar, ya conocéis el poema:
El Sol, los planetas y sus satélites,
así como otros cuerpos celestes,
se encuentran situados
En un cuerno de esa galaxia.
Que todos llaman Vía Láctea.

En esas noches claras quise ver reflejadas en alguna de las nebulosas las imágenes de las almas de quienes en vida informaron su cuerpo. Sabía que la atmósfera dificulta. Entonces pensé que quizá con un telescopio de gran potencia pudiera contemplar. Acaso se llegaría a construir uno basado en reacciones termonucleares. Imposible. Llegué a convencerme. El Cosmos es Infinito, inescrutable en todos sus secretos, reservados sólo a quienes son inspirados por él. Corroboro lo que los astrónomos afirman.

-¿Fuiste contando las estrellas?, -me preguntaron con recochineo.
- Es el cálculo indicativo que hacen los estudiosos del firmamento -les dije sin perder la compostura. Sabía que si me soliviantaba, toda mi experiencia onírica iba por los suelos. Quien grita, se dice muy a menudo, no tiene razón.
- Vamos, no será número exacto.

- Cómo crees, González, la posibilidad de contar una por una. Serías tu capaz de contar la arena de la mar. Toma un montón de granos, pesa y calcula: una aproximación.
Recordaréis cuando la Reina dijo a un científico:
- No serás capaz de pesar el humo de tu pipa.
- Majestad, permitidme que pese el tabaco antes de quemar.
Ahora pesaré las cenizas que han quedado.
La diferencia es el peso del humo.

Es lógico le diera una condecoración. O, ¿no se merecen esos conocimientos el aprecio general?.
- La Andrómeda. ¿A qué distancia está de nosotros? -preguntaron.
- Intervino Carrascosa: Tengo leído está a 2.200.000 años luz.
- ¡Qué enormidad! -dijo Chillón.
- ¡Date! ¿Para qué sirve? -cada uno dio su opinión.
Onofre callaba obsesionado por mi disertación.
- Pues sirven para conocer las proximidades entre los cuerpos celestes. Las masas indican la enormidad de nuestro Mundo, compuesto por infinidad de otros universos, y de estrellas con luz propia, como nuestro Sol; y espacios, donde el Universo pueda expansionarse. Dejemos en la mente, tal como pude comprobar, que por cada estrella es posible que haya algún planeta con seguridad de vida en él, como en la Tierra. No quiero decir con igual imagen y semejanza. ¡Dios nos libre de caer en tan atroz idolatría!.
- Vamos a ver. ¿Tú viste algún planeta donde hubiera vida?. Has dicho que sí contemplaste almas de otros mundos. Luego admites hay vida extraterrestre.
- Puede que mis visiones fueran engañosas, por haber leído historias de seres de otros mundos.
- Pero haberles, había.
- Claro.
- Y si no fueran sus cuerpos iguales, ¿hay probabilidades de que siendo distintos a nosotros, haya seres inteligentes en otros lugares?.
- Puede haber espacios ocupados por seres inteligentes. Nada hay que lo impida. Ahora bien, en la Tierra toda la vida está formada por moléculas de carbono. Imaginaos, amigos, otra forma de vida a partir, supongamos, no del carbono sino del silicio que resiste mejor al calor y, por tanto, la órbita del planeta que la sustentara podía ser más cercana a otros soles, de otros sistemas, que el nuestro con relación al Sol. Las propiedades del silicio están entre el carbono y el germanio -dijo Carrascosa, bien instruido sobre la materia.

Me dejaba apabullado con sus conocimientos. Me encontraba atado por falta de nuevas visiones. Así resolví esa noche; tenía que volver a emprender el
viaje a zonas donde pudiera informarme de estos por menores.
- Luego; podíamos ser invadidos por silicosponjas -dijo en esto, González Luna,
- Extraterrestres, ¡puñetas!, explícate mejor. Poseedores de partículas cósmicas portadoras de elementos indispensables para la vida. De mayores capacidades para resistir el intenso calor que provoca el roce al atravesar la atmósfera del planeta.
- ¡Ya!. Ahora sólo falta que lucubremos con relación a eso. No temáis. Si pretendieran llegar a nosotros, desde el frío estelar, quedarían reducidas a figuritas de sílice, con claro color a distinguir: amarillento, insoluble al agua y duros como el cuarzo. Serían seres incapaces de caminar por la corteza terrestre. Seres que al mezclarse con el oxígeno, su componente molecular se solidificaría, convirtiéndose en todo caso, en rocas: en pedestal, embelleciendo los campos de nuestra casa.
- Pero; ¿si en lugar de esas bolitas de carbono, tiraran las de silicio en otro planeta?, y hayan caído, con polvo o fango apropiado para que la vida se crease. Entiéndase, con posibilidad de provocar el Caos.
El silicio, habéis de saber, es un átomo. La silicona una molécula, una de los mil millones de variedades distintas que contienen silicio. El silicio y la silicona tienen aplicaciones diferentes.
- Interrumpió González Luna: O sea, el jaleo.
- Con orden natural, no artificial.
- La explosión atómica de los componentes, he querido comprender.

- Aclaremos. El orden es desastre: perturbación de la naturaleza que está en constante evolución darviniana. Por el contrario el caos es progreso: es desarrollo molecular que da lugar a la vida. La cantidad de desorden en el Universo (la entropía) siempre aumenta.
- Oye, y si esas rocas que conocemos, fueran figuritas de seres extraterrestres,
- Me temo -dijo Jiménez- fueran capaces de enfermarnos de silicosis.
- ¿No parece mucho suponer?.
- Tanto que creo es fantasía.
- ¿Y la distancia al Sol? -preguntó Martí.
- ¿Y con relación a la galaxia externa? -dijo un oyente circunstancial.
Las preguntas caían como lluvia.
- Insistió Jiménez: Dices que han llegado los astrónomos a conocer entre unas 300 galaxias, cuya lejanía de la Tierra se encuentra a 300 millones de años luz. Y de la velocidad, de ellas, entendí apreciabas las enormes aceleraciones de atracción y repulsión entre las estrellas.
- Sí. Es más; lo han comprobado los mejores sabios astrónomos, ya fallecidos, cuyas imágenes se proyectaban.
En ellas se leía:
La velocidad de huida,
Es como mínimo, de 10.000 kilómetros por segundo, en la Galaxia del sistema solar nuestro.
Creo ya he dicho, se alejan unas de otras con una velocidad, a lo largo de la linea de mira, proporcional a su distancia.
La más cercana a la Tierra es la Gran Nube de Magallanes, distante de nosotros 165.000 años luz, o sea:
Trillón cuatrocientos ochenta y cinco mil billones de kilómetros.
Total nada: a la vuelta de la esquina.
- ¿No te equivocarás cuando haces tantos números?.
- No me extrañaría. Pero qué importa millón de kilómetros más o menos ante la Eternidad. Tened en cuenta que, es tan grande la celeridad con la que me desplazo por el espacio exterior hasta alcanzar el eje de la luminosidad que, no llegué a percibir los núcleos cósmicos que se aproximan a gran velocidad desde las profundidades del espacio. El Universo se está dilatando a medida que se estira el espacio entre los cúmulos de estrellas, según Hubble. Se infla como un globo, sin tener necesariamente que ser el Universo un aeróstato.
- No conocemos el aumento de la actividad que van tomando, según se separan unas galaxias de otras y con relación a la Tierra.
- Luego crees sea mayor.
- Sin duda. En ocasiones veía separarse unas estrellas entre sí y al tiempo otras aproximarse de tal forma que visto o no visto -dije.
- Tengo entendido que hay galaxias con una velocidad de huida de 108.000 kilómetros por segundo -dijo para rematar, por no esperado, el bueno de Martí.
- No sé; pero ya he dicho, en ocasiones, me parecían las desarrolladas entre los cuerpos celestes mucho más enormes que las calculadas en Tierra. Hasta podría pensar que esos kilómetros eran bastante más.
- Es decir, según tú, la explosión cósmica se produjo por cuanto la sustancia simple sufrió los efectos del Caos. Dio origen a infinidad de compuestos inorgánicos. Estos a su vez provocaron la creación de cuerpos cósmicos; entre ellos las estrellas.
- Y de astros: de cuerpos celestes en general.
- Y de las bolitas sumergidas en el éter interestelar, creo entender.
- Y en los universos islas, según dices, ¿qué se produjo?. -Carrascosa me acosaba.
- Por analogía, supongo, de igual forma, por el eterno contraste de dilatarse y contraerse, como si fuera cinta elástica, en lo incalculable de los tiempos. En los dos casos depende de la densidad de la masa que tenga.
- Entonces, ¿dudas que el tiempo exista?
- Desde allí, desde mi atalaya, la apreciación que tenía de la vida y del Más Allá se encuentra sumida en un mar de confusiones. No puedo asegurar que es el bien ni que es el mal. Sólo sé que no conseguía enterarme dónde estaba el principio y dónde el fin.
Intuía que todo lo que se mueve en lugar inconmensurable es imposible que recorra el lugar en tiempo finito.
Multitud de mundos,
- Insistes que hay millares de fantásticas galaxias, con su número incalculable de estrellas -Jiménez escéptico, como siempre.
- Sí, señor, millones de millones de estrellas, que bien sabéis son cuerpos celestes con luz propia. Tienen especial fábrica de producción energética. Un verdadero horno en su centro. Haceros idea de lo que significa que cada una de esas enormes galaxias tenga, a su vez, muchas estrellas gigantes. Como si el firmamento fuera la palma de la mano de unos 100.000 millones de años luz de diámetro. Con más de 500.000 millones de años luz de espesor. Es hora que se invente otra medida, por ejemplo el año-tiempo, para manejar tantos trillones.
- ¿Cuánto mediría aproximadamente?.

- Yo creo -dijo Jiménez- que, si multiplicamos cien mil millones de años luz de diámetro, por los billones de kilómetros que tiene el año luz, resulta; espera que termine, son novecientos mil trillones de kilómetros de diámetro, del universo nuestro, con un importante cúmulo de galaxias.
- Entiendo que ese puede ser el año-tiempo -propuse.
- ¿No se habrán equivocado en algún kilómetro, los científicos?.
- Puede que sí; con lo difícil que debe ser medirlos.
- Las distancias entre los astros, se miden merced a la espectroscopia, así como la naturaleza de los objetos celestes mediante el análisis de la luz u otras formas de radiación que producen: su espectro, -dice John Gribbin-. Lo que no entendía bien es la forma de hallar resultados con los desplazamientos hacia el rojo, de estos aparatos -dijo Carrascosa.

Aseguré que no estaba descaminado en mi puesto de observación, al tener la opinión de tantas imágenes de insignes astrónomos: reunidos alrededor de Aristarco de Samos, quien ya en el siglo III antes de Cristo afirmó que la Tierra giraba alrededor del Sol, adelantándose en muchas observaciones astronómicas a Copérnico.
- Vaya burla. No obstante, lo que resulta como positivo es hacernos idea de lo inconmensurable. Veamos; si a esos trillones se suman ahora los de otras agrupaciones de galaxias y luego otra más y así hasta el infinito de ellas, no llegamos, ni por mucho, a hacernos idea de esa Inmensidad.

- ¿Ese número de galaxias ha sido contado?.
- Me supongo que con los medios fotográficos, enormes telescopios, captación de sonidos, discernimiento de colores de la luz y otros procedimientos, llegan los estudiosos a sentar esa hipótesis.
Carrascosa animándose en soltar los conocimientos que tenía sobre astronomía, aprendidos en una conferencia de la organización llamada Catastrópoli, ubicada en Madrid, de comprometida reputación. Se informó mejor, más tarde, de lo que había oído. Dijo:
- Es tal la distancia a la que se encuentran las galaxias, medida en año- tiempo, que con la intensa luminosidad que brota del centro de las estrellas, no podemos ver a simple vista en la Tierra. Pueden observarse con los prismáticos.
- ¿Pero hacia dónde tengo que mirar?- pidió González incorporado al coloquio en compañía de Silvestre.
- Siguió Carrascosa: Verás, Las Nubes de Magallanes hacia el Sur.
- ¿Y la Andrómeda?.
- Hombre, González, es de suponer que al Norte.
- Intervine: Carrascosa cuenta con amplios conocimientos para que pueda acompañarme en excursiones al Séptimo Cielo. Allí podría ampliar sus maravillosas nociones sobre el multidimensional Cosmos.
- No, gracias. No me agradaría -me dijo Carrascosa.
- ¿Por qué?. ¿A qué te refieres?.
- A la simple chaladura de salir de mi cálida cama para ir a lugares destemplados, donde nada se me ha perdido. Una noche en vela... No, gracias.

- Te aseguro que duermes lo suficiente y descansas lo indispensable como para no sentir al día siguiente cansancio alguno por el fantástico viaje.
- Soy muy friolero.
- Nada de destemplado o frío. El ambiente es satisfactorio.
Te aseguro que allí no notas cambios climáticos de ninguna clase. Es como la primavera eterna.
- Si me decidiera, ya te lo diría -me contestó muy diplomático.
Nuestro insatisfecho Benito preguntó a Carrascosa:
- Pero vamos a ver, ¿qué son en realidad las galaxias?.

- Digamos son los componentes fundamentales de cada uno de los universos a que corresponda ese conjunto de estrellas. Actúan de forma independiente con relación a las demás; pero dentro de las normas que rigen el Universo. Me supongo por efectos de la gravedad. Ésta mantiene nuestros pies en el suelo y al planeta Tierra en órbita alrededor del Sol.
Es una fuerza cohesiva cósmica y universal, que une los planetas a las estrellas; las estrellas a las galaxias y las galaxias entre sí. El electromagnetismo hace que los átomos se mantengan unidos de forma química para poder constituir todas las sustancias de nuestros cuerpos y de todas las sustancias que nos rodean -se explayó Carrascosa.
- Aquello es de tal magnitud que me encuentro incapacitado para explicártelo -dije a Carrascosa-. Todo a distancias inalcanzables. Distinto y enorme; con tal rapidez que me impedían seguir los cuerpos celestes en movimiento. Toda la profundidad del Cosmos, allí queda reflejada.
Las lejanías tan desmedidas, podemos comprender sabiendo que la luz emitida por el Sol tarda en llegar a la Tierra 8,3 minutos. De la Luna a la Tierra la luz reflejada tarda en llegarnos 1,3 segundos. Del Sol al planeta Plutón 5,4 horas. La luz que emite la estrella más cercana al sistema solar, la Próxima Centauri, tarda en llegar a la Tierra 4,3 horas. Multiplicando nos da el resultado de más de 96 billones de kilómetros de distancia a esta estrella.
- Vamos, no hay quien se lo crea -dijeron varios.
Excepto Carrascosa, quien afirmó creer en las enormes distancias y velocidades, que los libros científicos no mienten.
- Me importa un pepino seáis personas de poca fe. La verdad cuando es verdad va desnuda. Fijaos que las grandes separaciones entre el Sol y la Tierra y ésta con la Luna son irrisorias, comparadas con la enormidad de aquellas estrellas. Teniendo mucha más masa que el Sol y de volumen mayor, no se ven desde la Tierra. No se recibe su potente luz, ni a la velocidad que tiene ésta, debido a las enormes distancias en que se encuentran.
-. Menuda burla te traes, con tus números -dijo Silvestre al pasar cerca de nosotros; -¿quién viene a jugar al frontón en el Patio Pequeño?..

Era éste espacio al aire libre, algo más que la cuarta parte del Patio Grande. Colindaba con el Cuartel de Aerostación, gente de Ingenieros, con cuyos soldados nos llevábamos muy bien y nos devolvían de su patio las pelotas que cayeran por encima del muro.






La bondad del alma.
- Ni color, ni estrellas, ni galaxias capaces de discernir. Atontado estarías con tus visiones oníricas. Lo digo por la experiencia que tengo en las mías -dijo Carrascosa.
- No creas, Carrascosa. En mis viajes no sólo recuerdo los hechos visionados, sino la fisionomía de las personas que en su día informaron las almas. No hay que dudar fueran esas imágenes, en principio, percepciones mías en la Tierra. Lo de atontado, no lo niego. Es más, confirmaría si alguien me dijese que en sueños no se aprecian los colores, por cuanto el sentido de la vista no participa. Mi conciencia se perdía en admirativos.
- ¿Cómo podías contemplar aquello que no tiene materia, ni energía, tal como dices son las almas?
- Mi voluntad era quien veía, apreciaba y consideraba esa y otras circunstancias en el bellísimo Séptimo Cielo, Varias veces, lo he dicho, Carrascosa. No mis ojos, bien cerrados y sumidos en la profundidad del sueño nocturno. La mente es a la par como las almas, o casi quizá, de nuestro ser lo más cercano al infinito, a lo incalculable, lo irreal, ser y no ser, el hecho incuestionable de existir. En tanto, nuestro cuerpo vivo, con sus conocimientos y asimilaciones de ideas y luego con el espíritu, en simbiosis, forman el alma propiamente dicha.
- Tal como dices, esas almas son imaginativas; pues sé que en estado aletargado o con los ojos cerrados, pensando, y soñando, jamás llegas a percibir colores. Así que colores de trajes, nada. Se sueña como resultado de imágenes sin dimensiones, ni colores, ni sabores, sin ruidos, ni suaves o ásperas al tacto, ni con posibilidades de reproducir los símbolos obtenidos por los sentidos en vivo, por lo menos yo -me propuso Carrascosa, bien documentado. Y continuó:
- En la enciclopedia leí: También otros mamíferos (gatos, perros, leones etc.), tienen en el sueño actividades síquicas semejantes a las del sueño del hombre. Por término medio se tienen tres sueños cada noche, a pesar de que después no se recuerdan siempre; los sueños duran el mismo tiempo necesario para contarlos. También leí que Santa Úrsula en sueño vio un ángel. Incluso en la misma página figuraba el grabado de la pintura a ella referida.

Aquella tarde resultó instructiva. Advierto que mis interesados amigos contertulios de las tranquilas tardes en el banco han progresado mucho en conocimientos de astronomía.

Saúl.
Quien desvió sus preocupaciones por la astrología, con sus horóscopos; pero no progresó su conocimiento y hubo de desechar lo estudiado por inservible entre nosotros.
Rechazamos toda forma de engaño, magia o brujería.
A este respecto recordaba y al tiempo leíamos el pasaje del rey Saúl en la Biblia cuando fue castigado por Yahvé por recurrir a la nigromancia.
Dice el versículo 1 Samuel 28,6:
Saúl consultó al Señor;
pero el Señor no le respondió
ni por los sueños, ni por las urim, ni por los profetas.
Entonces dijo a sus servidores:
Buscadme la mujer dedicada a la nigromancia
para que vaya a consultarla.
Más adelante escribieron en la Biblia con relación a la nigromante, quien le dijo:
Tu sabes muy bien lo que ha hecho Saúl,
(Saúl aún no había sido descubierto)
que ha expulsado del país a los nigromantes
y adivinos.
¿Por qué tiendes insidias a mi vida
para hacerme morir?........
La Biblia más adelante:
- ¿A quién quieres que te evoque?.
Él contestó: Evócame a Samuel.
Samuel dijo a Saúl: ¿por qué has turbado
mi descanso, evocándome?.
Yahvé castiga a Saúl con su muerte ante los filisteos; por ser esta práctica prohibida con severidad entre los judíos en el Antiguo Testamento. Y eligieron a David rey de Israel, a quien Saúl había perseguido.

Ínterin de reunión a otra, tuvimos alegres vacaciones, lo cual explicaba el progreso habido en la formación cultural de los contertulios sobre los temas desarrollados. Repetían las preguntas que antaño habían hecho. Volvían a sus andadas por conocer ciertos misterios esotéricos, que no tenemos al alcance, de forma normal, en la Tierra. Me confesaron más tarde que habían aprovechado mucho los días de asueto. Prefirieron invertir algunas horas de diversión en la instrucción. Y vaya si lo hicieron. Me vi en la necesidad de pasar mayor tiempo soñando mi permanencia en el escalón de los racionales. Asimilaría pormenores de los espacios siderales. Dedicaría mayor tiempo en oír al sapientísimo Romil, todas las noches.
Cuando despertaba, después de tener atroces presentimientos sobre la posibilidad de hundirme en los sinuosos espacios desconocidos para los astrónomos, respiraba con profundidad.
¡Qué satisfacción cuando me hallé de nuevo entre mis queridos compañeros!.
Estos me preguntaban:
- ¿Cómo es posible que no hayas sufrido náuseas, reducción del volumen sanguíneo, ni los quebrantados músculos se te atrofiaran con intenso debilitamiento del sistema cardiaco?.
- Me supongo que, siendo mi espíritu el que se lanzaba a la ingravidez del profundo espacio, mi activo pensamiento actuaba con mucha intensidad.
- Al regresar a la realidad, cuando de nuevo se unieron, esa parte del espíritu viajera, con el resto acoplado en el cuerpo, tuviste que sufrir la intensa desaceleración de la velocidad. El brusco impacto del espíritu al atravesar la atmósfera. Posible electrocutarte por las nubes negras cargadas de energía negativa, una y la otra positiva, haciendo oídos sordos a las temidas tormentas con truenos y centellas -dijo Silvestre.
- Cierto, nada de eso noté. Y debo aclarar que allí me informé cómo debemos temer a las tormentas. Si vemos la caída del rayo y de inmediato oímos el trueno, es señal de que se encuentra encima de nuestras cabezas, tan cercana que el peligro es manifiesto. Dicen que, si tardan 8 segundos en oír el trueno está la tormenta a un kilómetro.
- Y cuando se oye retumbar tan fuerte, será la mejor señal.
- No. Sabemos que la luz es más veloz que el sonido. Cuando tardamos en oír el trueno, el rayo ya cayó con resultados a veces catastróficos. Si está cerca, es lógico que, la luz y el sonido apreciemos casi simultáneas.
- ¿No contemplaste el alma de Faraday? -preguntó Carrascosa.
- Pues sí. Su imagen observé rodeado de físicos. Por cierto destacaba su pelo blanco enmarañado. Sus profundas cejas y su aspecto tranquilo y observador. Sobre las Nubes de Magallanes estaba escrito:
- Al igual que otros grandes genios de la Humanidad, fui a los catorce años aprendiz de encuadernador. Ello me dio ocasión para poder leer muy diversos ejemplares, sobre todo libros científicos.
Descubrí el benceno en mis investigaciones químicas.
Me entusiasma transmitir mis conocimientos e investigaciones a mis alumnos, por lo que llevé a cabo unos cursos llamados Christmas Courses, dedicados a ellos, con el afán de que se interesaran en los estudios científicos.
- Pues si seguimos con nuestro interés en los coloquios, ¿qué mejor parangón podemos hacer con esos cursos? -afirmó Carrascosa más que interrogante.
- Yo continué con Faraday:
Eso no fue todo. Senté las bases de la inducción electromagnética, dígase más claro: electricidad, en la aplicación de ésta para la transformación de la energía mecánica en energía eléctrica y viceversa.
La dinamo, los alternadores y los motores eléctricos son el resultado de algunas de mis indagaciones. Entre los descubrimientos que llevé a cabo está la que más tarde llamarían, en mi memoria, Caja de Faraday, la cual permite demostrar como en el interior de conductor vacío no existe ninguna acción de las cargas eléctricas del exterior.

De esta caja bien conozco los efectos de la caída de rayos en las fuertes tormentas. Si en la casa se cierran todas las ventanas y puertas, o más si durante un viaje en coche nos sorprende la tempestad, cerremos todas las ventanillas, y de caer el rayo sobre la antena de la radio nos sorprenderá el hecho de que en el interior nadie sufre sus consecuencias.
- Dijiste ayer: el éter que hay entre los cuerpos celestes, es limpio, traslúcido, vacío; pero tengo conocimiento de existir polvo entre las estrellas y nada de éter.
- También he oído esa incongruencia. Te digo que visto el espacio intergaláctico, y la infinidad de ellos que existen, y el interestelar de nuestra Vía Láctea, de polvo, como partículas de sólidos que flotan en nuestro aire y se posan sobre los objetos, nada. La gravedad es la atracción mutua entre todas las partículas de materia. Controla el movimiento de planetas, estrellas y galaxias.
- Pues tengo leído que hay gas y polvareda.
- Voy a seros más persuasivo. Existen constantes explosiones con formaciones de nuevas estrellas de energía descomunal. Eso lo contemplé, muy bien situado, en mi observatorio.
Las pancartas galácticas, en las que imágenes de astrónomos exponían aquellos conocimientos que en la Tierra, en vida, defendieron, alcanzaban infinidad de enseñanzas.
Yo llamo nebulosa y quien galaxia: materia originada por esas recientes novas, supernovas, cuyas fuerzas de atracción y repulsión, provocan baile de masa desprendida, en formación de cuerpos: bien que sean planetas, satélites, meteoritos, asteroides, y cualquier otro cuerpo desconocido. Es inapreciable para nosotros el tiempo que tardan en formarlos. Pero, eso sí, en esas nubes que decías de polvo donde se forman las estrellas en los espacios interestelares abundan las moléculas orgánicas.
Continuaban instruyéndome: Sus principios son iguales a los que todo ser vivo tiene. Digamos, los materiales de la vida abundan en el universo; pero son elementos microscópicos inapreciables a la vista. Esto originó que famosos compañeros dedicados a la Astronomía y colegas biólogos, aseguren, como verás, que la vida procede de los espacios infinitos; pero la vida requiere un planeta idóneo donde pueda ésta desarrollarse y una estrella, como nuestro Sol, que suministre energía.
Esto ya lo hemos comentado. Un planeta con oxígeno, por ser el elemento simple necesario para muchos de los organismos vivos, con el fin de quemar los alimentos y obtener energía. Ya sabemos que las plantas necesitan dióxido de carbono como materia prima para efectuar la fotosíntesis.
- Mas yo me pregunto: Y los cuerpos celestes, que danzan entre las estrellas o los planetas, ¿por qué no son barridos del espacio?, -dije a mis insignes acompañantes del Séptimo Cielo.
Leía como respuesta: Es preciso por esa acción de gravedad. Hay espacio vacío, en el cual no hay ni fuerza centrípeta ni centrífuga, pese a las enormes velocidades que desarrollan las estrellas, planetas y otros cuerpos celestes. Advierte la contracción gravitatoria, indispensable para mantener en orden el universo. Partículas como los neutrinos atraviesan todo el globo terráqueo.
Cuando levantes los ojos hacia el Sol, durante un segundo pasarán por ellos infinidad de neutrinos. No quedan en la retina, sino que atraviesan la cabeza. Lo curioso es que si de noche miras al suelo, hacia la parte donde debería estar el Sol (si no hubiera interpuesto la Tierra), por tus ojos pasarán un número casi exactamente igual de neutrinos solares que fluyen a través de la Tierra interpuesta, tan transparente para la luz visible.
Es creencia generalizada entre mis compañeros, que por cada gramo de materia visible, existe como mínimos diez gramos de materia invisible. Pero nadie en este momento sabe en que consiste esta materia invisible. Las investigaciones hacen que se afirme esta hipótesis.
- Has dicho atravesar. No me digas que se clavan como agujas.
- Pues creo haber leído que no sólo como agujas sino como balas disparadas por potísimos instrumentos lanzadores del Cosmos: de las estrellas de neutrones. Todo ello está demostrado por la ciencia. Ya sabéis que son informaciones de sabios que fueron en vida. La atmósfera del planeta atomiza aquello que pudiera atravesar incólume, y, ponga en peligro la integridad de la Tierra.
- Hay quien asegura que las estrellas se bañan en gas interestelar muy poco denso, esencial el hidrógeno, que contiene polvaredas -dijo Jiménez.
- Esa materia desconocida del Mundo, existía antes del nacimiento de nuestro Universo y de los múltiples que surgieron de ella, como barcos de vela sobre proceloso mar, profundo y tenebroso. Existen tales partículas en el fondo de los océanos.
- Pero, ¿qué pasa con los pedazos que se produjeron con la explosión?.
- Las estrellas de neutrones absorben con gran potencia aquellas masas existentes en sus proximidades, arrojadas desde kilómetros inconmensurables. Te aseguro que, de acercarse nuestro planeta a esas estrellas, sería engullido en un santiamén. No quedaría ni polvo, fuera el que fuera, flotando por el espacio exterior.
- Ostra, ¿con todos nosotros?.
- Sin dejarlo. Recordemos el Apocalipsis de Juan el Teólogo escrita en la isla de Patmos de hace dos mil años.
- Eso sería el fin.
- Eso fue la rusticidad de mentes calenturientas.
- Hombre, yo sé que los aztecas predijeron la caída del Sol y las estrellas saltarían de los cielos. Como pensó Juan Evangelista.
- Pero la fantasía, en ocasiones, se confunde con la realidad.
- Sin comentarios, cuando se barajan años luz de posibilidades de catástrofe.
- Me interesa saber si sería el fin del Mundo -insistió el silencioso Benito Martímanuel, preocupado consigo mismo.
- El Sol ha de tardar en desaparecer como tal. Se pensaba con anterioridad que en el centro del Sol se fraguaba el hierro y elementos pesados, cuando en realidad son el hidrógeno y el helio los que arden y su fusión lo mantienen caliente.
Es una estrella, no olvidemos, y como tal un fénix destinado a levantarse durante un tiempo de sus cenizas.
Agotado el hidrógeno y el helio, que mantienen el fuego de su centro, o reacción nuclear, otros productos los sustituirán, continuando alumbrando por otro periodo largo. Bien pudiera ser que, antes del fin del Sol, la humanidad no exista o esté ocupando otros lugares en el sistema solar.
- No, quizá los copistas griegos del siglo II, lo anotaron por error, en la traducción de lo transmitido de boca en boca, sobre lo sucedido en el año treinta y tres de nuestra era. Fecha inclusive dudosa, por el error cometido por un obispo cristiano.
Carrascosa se dirigió a Benito:
- Nunca calcules que las obras del Creador tengan fin.
- Lo hecho por Él es perfecto y duradero -replicó el otro.
- ¡Leches!, pues nosotros bien que cascamos.
- Nada de eso, nos transformamos, según comprobó Fernando en el Cielo.
- A mí déjame de ostras, sino asegúrame que si la peligrosísima estrella de neutrones nos engulle, nos transformamos, ¿en qué?.
- En parte integrante del universo.
- Pero dejo de ser humano.
- Claro. Las plantas dejan de ser vegetales, y se convierten en sustancia alimenticia de otras células del organismo vivo o elementos simples.
- ¡Joder!, que pedante estás, patricio.
- Bueno, no es para tanto. Vosotros también estáis hechos unos cursis hablando.
- Es la forma adecuada de expresarnos.
Galileo.
- Tú, Jiménez, buenos tacos echas. Carrascosa, en ocasiones repugnas. Fernando, cuando despotricas no hay quien te aguante.
- No puedo dejar pasar la duda que tengo. Dices que no hay polvo en el espacio interestelar y luego hablas de toneladas de polvo cósmico. Aclárame esta contradicción -dijo González Luna.
- Vuelvo a repetir. Nada de polvo al estilo del existente en el globo terráqueo: resultado de la pulverización de la tierra seca. Allí no se da cuenta uno de que haya polvificación de cosa alguna. Supe que las estrellas, entre ellas el Sol, están lanzando al espacio fuertes llamaradas de elementos químicos, que llamamos simples, sin que tuviera posibilidad de observar partícula alguna en el Cosmos.
El fuego, propiamente dicho, no está compuesto de ningún elemento químico. Es un plasma radiante en el cual la alta temperatura ha arrancado alguno de los electrones.
Un descubrimiento relativamente reciente es el del átomo compuesto por tres tipos de partículas elementales: protones, electrones y neutrones.
Pese a opiniones interesadas en negar la indivisibilidad del átomo, para mí, éste es como un cuerpo humano. De forma natural o provocada se extrae un órgano para trasplantar.
Digamos, por ejemplo, un riñón en caso parecido una partícula como el electrón, para que vaya a cumplir una misión en beneficio de otro cuerpo y la partícula a otros átomos, sin dañar mortalmente éste o al cuerpo, del cual procede. El átomo aumenta o disminuye un electrón; se convierte en ion negativo o positivo respectivamente, como el cuerpo al que le han cortado un brazo se convierte en manco. Al propio tiempo tenemos los cirujanos con intervenciones similares a las cuatro fuerzas fundamentales que actúan sobre las partículas; pero el cuerpo subsiste, así como el átomo.
Luego la indivisibilidad, al definir el átomo en tiempos de los filósofos griegos, en particular Demócrito y Epicuro, es ajustada al conocimiento científico de nuestros días. Así me dijeron en el Séptimo Cielo.
Si hay un átomo con un protón es hidrógeno; con dos, helio; con tres, litio; con cuatro, basilio; con cinco, boro; con seis, carbono; con siete, nitrógeno; con ocho, oxígeno y así continuamos hasta 92 protones, que es el uranio, del cual ya hemos hablado.
Uno de los más eximios doctores dijo:
La fuerza nuclear débil, una de las cuatro fundamentales de la naturaleza, de acción próxima, actúa como un conjunto de garfios sujetando sólo cuando los protones y los neutrones se aproximan mucho y consiguen superar la repulsión eléctrica entre los protones.
Los neutrones ejercen una fuerza como de cemento, uniendo el núcleo. Muchacho, ya que de combinaciones hablamos, veamos otra unión de elementos: dos protones y dos neutrones forman el núcleo de un átomo de helio que resulta ser muy estable. Tres núcleos de helio forman un núcleo de carbono; cuatro, oxígeno; cinco, neón; seis, magnesio; siete, silicio; ocho, azufre y continua. Si restamos un protón y tres neutrones del mercurio, hacemos oro.
- Oye, pues manos a la obra.
- Si eres capaz de extraer el protón y los tres neutrones del mercurio, el éxito es tuyo.
Seguí leyendo en la pancarta:
- Más allá del uranio hay otros elementos que no existen de modo natural en la Tierra. El plutonio es una de las sustancias más tóxicas conocidas, es el elemento 94. Por desgracia se desintegra lentamente.
Desperté esta noche entusiasmado de leer tan interesantes enseñanzas de doctos astrónomos.
En el banco les dije:
- Voy a volver sobre mis experiencias en el Séptimo Cielo. Alrededor del alma de Galileo, se encontraba la de Nicolás Copérnico, Insigne astrónomo, éste, de origen polaco. En 1543, año de su muerte, publicó la teoría de que el Sol era el centro del Universo, y no la Tierra, como defendía la Iglesia católica.
Años más tarde, Galileo Galilei, apoyó sus teorías referentes a que el planeta Tierra al ser uno más entre los que forman parte del sistema solar, se mueve como los otros, alrededor del Sol, en círculo. No era nueva la idea. Ya los griegos en siglos antes del nacimiento de Cristo, habían dejado constancia del movimiento del planeta alrededor de su astro Sol.
No quiero decir la que se armó. La Iglesia azuzada por los más radicales hombres de la curia, se exacerbaron. Organizaron un espectáculo triste.
Decía el holograma de Galileo proyectado sobre la nebulosa:
- Yo, Galileo Galilei y antes Copérnico, aseguramos que la Tierra no es el centro del Universo, sino que gira alrededor del Sol y ni éste lo es, por estar nuestro sistema en una punta de la espiral galáctica.
Rechazó la Iglesia mis teorías por entender que atentaban contra la primacía de la Tierra, palabra de Dios en el Génesis. Nada más lejos de la realidad.
La Inquisición me obligó a retractarme de mis afirmaciones, de rodillas en 1633, si bien al levantarme y sin pensármelo dos veces solté la filípica:
Eppur si muove. Y, sin embargo, se mueve.
Suerte que no me entendieron distraídos como estaban en refocilarse con su odiado orgullo.
Ya conseguimos adjurase de sus pensamientos pecaminosos.
Dejémosle ir libre, poco ya nos podrá importar -dijeron los inquisidores. Urbano VIII, antes cardenal Barberini, gran amigo mío, hasta el fatal día que, me condenó a abjurar ante la Inquisición.
El cardenal Bellarmino escribió que: la teoría de la Tierra en movimiento
es un insulto para nuestra santa fe y pone en tela de juicio las Sagradas Escrituras.

Galileo, reconocido creyente, no cesaba de investigar. La ciencia le atraía como un imán. Así surgió, de las mediciones que hizo, el conocimiento de lo falso de las ideas aristotélicas y las atropelladas ideas geocéntricas de Tolomeo. No sólo en relación con la rotación de la Tierra, sino a rechazar la afirmación de que un cuerpo más pesado cae a tierra antes que otro cuerpo con peso menor.
Dejó claro que cada cuerpo aumenta su velocidad
al mismo ritmo, independientemente de su peso.

- ¿Que estás asegurando? : ¿una bola de hierro rueda al mismo ritmo que otra de pasta? -dijo Carrascosa alarmado.
- Eso al menos me dejaba dicho la imagen en la nebulosa. Espera y verás. Si se suelta una bola en una pendiente que desciende un metro por cada diez metros de recorrido, la bola cae por la pendiente: con una velocidad de un metro por segundo después de un segundo; de dos metros por segundo después de dos segundos, y así sucesivamente, sin importar lo pesada que sea la bola.
- He de hacer el experimento pues no creo sea cierta la traducción que has hecho. Debe haber un error. No creo que una bola de diez kilogramos de peso, caiga igual que una de cinco.
- Se dice, Carrascosa, que Galileo lanzó desde la torre de Pisa, ya sabéis, esa que está inclinada. en Italia, una bala de cañón y otra de mosquete y las dos cayeron al mismo tiempo.
Descarta con claridad, la realidad de que, tirando al mismo tiempo una bola de plomo y una pluma, aquella llega antes a tierra, por ser frenada ésta por la resistencia del aire. El fenómeno, pese a los griegos que sostenían, como tú, lo contrario, es debido según la ley de la fuerza de la gravedad de Newton, que elegantemente me obsequiaba con ella, decía: todo cuerpo atrae a todos los demás cuerpos con la fuerza proporcional a la masa de cada uno de ellos.
Con los experimentos basados en esta ley, se puede ver ahora por qué todos los cuerpos caen con la misma celeridad. La bala de cañón que tiene doble peso sufre una fuerza doble a la que incide sobre la bala de mosquete; pero al mismo tiempo tiene doble masa que contrarresta la gravedad.
Por esta segunda ley de Newton, estos dos efectos se cancelan exactamente y la aceleración es la misma en ambos casos.
- Bien, pero a mí más que peroratas, lo que me interesa es la demostración de lo que estáis hablando. Veamos. Cojo esta piedra grande y esta pequeña, veis, al lanzarlas seguro que cae antes la mayor por tener mayor peso.
¡Coño!. Bueno es que no me ha salido bien, tiré antes la pequeña.
Hubo sus discusiones al respecto, pero no se les dio mayor importancia.
Carrascosa, cuando se instruyó, dijo al día siguiente:
- Estas investigaciones dieron origen al tercer principio de Newton:
Si un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, éste a su vez ejerce una fuerza igual y de sentido contrario sobre el primero.

Si el Sol ejerce una fuerza de gravedad sobre la Tierra, ésta a su vez ejerce exactamente la misma fuerza sobre el Sol. Lo que ocurre es que esa misma fuerza ejerce una gran atracción en el movimiento de la pequeña Tierra y muy poca sobre el masivo Sol. Este equilibrio mantiene en órbita a los planetas. Quizá el centro de la agrupación mantiene a su vez en órbita al sistema solar, merced a estas fuerzas equidistantes de gravedad. Si seguimos razonando digo que, la Vía Láctea, ejerce igual gravedad sobre el centro del universo conocido, sobre cuyo centro orbita, junto con las otras 26 galaxias que dicen los astrónomos componen nuestro universo.

La imagen de Newton aseguraba que había apoyado la teoría de Hooke sobre el fundamento de la ley, y de la gravitación universal:
Cada partícula del Universo atrae a las demás partículas con una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas, e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia.
Me aseguró fuera esta ley la inversa del cuadrado.

Después de un descanso les dije:
- Cuando quería moverme agarrado a un pivote galáctico, me resultaba pesado, pues era mi propio peso en la Tierra quien al pretender posarme si me movía en dirección hacia delante o torcer por alguna causa, me resultaba muy molesto.
Interrogué a las almas de los sabios y me contestó Newton, quien proyectó sobre la nebulosa: es la fuerza de la inercia que ejerce sobre tu cuerpo.
-Ya; pero mi cuerpo está abajo y mi espíritu aquí por mi gracia onírica -le dije muy animoso.
Nada me contestó. He razonado que acaso, sean actos reflejos que imagino percibir de lo que el cuerpo sufre.
- Mira no lo entiendo, la verdad -dijo Onofre.
- Voy yo a explicarte lo que es la inercia -dijo Carrascosa-. Todo cuerpo se resiste a cambiar su posición. Si está en reposo permanece así en tanto no haya una fuerza que lo ponga en movimiento. Puesto en movimiento todo objeto se resiste a cambiar de velocidad y dirección, en tanto no haya una fuerza que cambie su modo de estar.
- Bien se sabe que la fuerza centrífuga impide que los cuerpos celestes se escapen de sus órbitas, produciendo un desastre en el espacio -intervino Silvestre.

Intrigados aún por los experimentos de Galileo, tomamos una tabla bien lisa, sobre la que marcamos los metros, haciendo de ella una pendiente, no muy pronunciada, para que tuviéramos mejor visión en observar el fenómeno. Carrascosa lanzó las bolas de gua. Vimos como se producía el fenómeno de bajar las dos por igual, con la misma rapidez. Es más, hubo quien dijo que una bola de miga de pan cayó al mismo tiempo que una de acero. No se si tuvo en cuenta la resistencia del aire y la aspereza de la bola frenara su velocidad, bajando la pendiente.
En las inmediaciones, se encontraba Kepler, quien aseguraba que no eran las órbitas de la Tierra circulares, sino elípticas. La forma no desvirtuaba el verdadero concepto de la supeditación de la Tierra al gran señor del sistema solar. Alrededor del cual gira y gira por los siglos de los siglos, sin capacidad humana para vislumbrar el fin, en tanto y cuanto el Sol siga alumbrándonos.
No fueron sueños los que tuvo el sabio griego Aristarco de Samos que vivió de 310 a 230.a.C. cuando tuvo la osadía de afirmar que la Tierra giraba alrededor del Sol en un periodo de un año.
Hace poco la Iglesia llegó a reconocer ese avance científico de quienes persiguió y algunos pagaron con sus vidas en la hoguera de la Inquisición. Afirmaciones de ese tipo contradecían las tesis aristotélicas, y las del Génesis, que había abrazado la Iglesia.
- ¿Es posible que todo eso se apreciara en la nebulosa, dado el tiempo transcurrido?.
- Sí, sí. Es más, seguía proyectando conceptos, aclarando que la Inquisición castigaba a quienes se atrevieran a creer y difundir esas teorías copernicanas, consideradas como herejías, pese a que eran continuadoras del centralismo solar, advertido por los egipcios y los sumerios.
Eran acusados de herejes, hechiceros, brujos y malvados por quienes tenían cogido el poder temporal por la gracia de Dios, para sentar cátedra. Que nadie se descarriara.
Allí estaba la Santa Madre Iglesia con su Inquisición para poner orden.
Mi amigo, quien más me apoyó, se encontraba entusiasmado con mis disertaciones.
- Sabes, Onofre, por qué pese a tener el Sol tan larga vida, no ha agotado el proceso nuclear de su centro y continua con igual potencia, derrochando calor y luz. Me han sido dadas por los grandes astrónomos y científicos que pueblan las cercanías de Copérnico, en el Séptimo Cielo. De los detalles que más me llamó la atención, agarrado al extremo, fue no haber percibido, en el transcurso del viaje desde la Tierra, el intenso calor, suponía irradiaba el Sol.
Es más, en otros soles tan potentes como el nuestro, y más, y mucho más en otras galaxias, con infinidad de planetas girando cerca de ellos, atraían mi atención.
- Qué atrocidad, quién te lo va a creer - me recriminaba de nuevo, Onofre.
- Espero que nadie dude de mis palabras; si acaso alguno pueda poner en tela de juicio mi situación onírica. En todo caso el problema será de ellos.
- Ya veremos.
- Tuve la convicción que distintos creadores habían formado otros mundos. Diferentes universos, esos que como islas pululan por el Cosmos y quizá algo, como el nuestro, girando en órbita análoga a la terrestre, óptima para crear vida. Los universos, hay quien los llama bebés, brotan de sus progenitores a través de agujeros negros. Las leyes físicas en estos universos surgidos puede que sean ligeramente diferentes a las leyes físicas del nuestro.
Desconozco si mis experiencias en el emplazamiento galáctico son exactas, o al menos hipótesis que los científicos admitan como indice de trabajo.
- Según tú, no creerás lo que algún biólogo afirma de los primeros microorganismos si fueron o no enviados a la Tierra utilizando unas sondas espaciales especializadas por otra civilización estelar avanzada -dijo Carrascosa, cuando nos reunimos.
- No. Insisto en mi hipótesis, que ha sido confirmada en el mundo exterior durante mis viajes al Séptimo Cielo. Me opongo a la creencia de que moléculas biológicas surgieron espontáneamente a partir de moléculas inorgánicas en el ámbito de las especiales condiciones existentes sobre la Tierra primitiva. Reafirmo mi opinión: fue debido al Caos, que hizo pasar los elementos simples a agruparse en elementos compuestos, por reacciones químicas de las partículas de los átomos, eso sí, procedentes de las estrellas, al menos de nuestro Sol: hidrógeno y helio, en un principio, y el oxígeno, nitrógeno y carbono, fundamentales, más tarde para la creación de la materia orgánica.
- De forma que rechazas la posibilidad de haber traído alguien del otro Mundo esos microorganismos -dijo Jiménez.
- Ni siquiera se sabe que fue primero: si células, enzimas o genes -confirmó Carrascosa.
- Esa es una teoría muy manida. Existe una imagen de Tom Gold que afirma:
Extraterrestres han hecho una pequeña visita a la Tierra, dejando con su basura, los primeros microorganismos.
Además, diré de otras que reafirman: Están de continuo invadiéndonos del exterior los microorganismos responsables de diversas enfermedades, como son los de la gripe.







CAPÍTULO X.

Louis Pasteur.

Esta monstruosidad espacial de intervalos, números, velocidades y de sucesos desconocidos, impresionan en el raciocinio de cada uno.
Los torpes animales son más conscientes de este Imposible. Ellos se percatan de sobra, con la capacidad que el instinto les facilita, cual es su próximo fin. Saben que han de procrear para mantener la especie. Hay que mimar, cuidar con esmero, alimentar a los retoños para que a su vez cuiden a los suyos. Y hasta los hay que tienen en mente cuando llega su fin y saben elegir el lugar apropiado.
- Pero vamos a ver. ¿No conseguiste ver otros lugares con seres inteligentes?. A los que llamamos extraterrestres -preguntó Carrascosa.
- Pese a encontrarme en tan alto puesto del Cosmos me fue imposible percibir la creación de nuevos mundos, con sus estrellas, planetas y demás objetos del firmamento o supernovas con explosiones; no pude contemplar seres inteligentes, de otros lugares, que proyectasen sus imágenes en las nebulosas. No sé, ya veremos en el catorceavo escalón. De momento sabemos que sólo nuestro planeta está habitado. A la altura en que me encontraba situado, se esfumaba totalmente la luz del Sol.
- Mal negocio has hecho hasta el momento con tus viajes. No conoces el principio ni el fin. Para qué tantos sueños -me espetó Jiménez.
- Pues veréis. Estando en el bellísimo Séptimo Cielo pregunté en voz alta: ¿El temido juicio final sobre qué versará?. Esperaba me contestase el Apocalipsis, de Juan el Teólogo.

Me asusté. Creí que como otras veces no recibiría contestación. Entonces se produjo lo más sensacional. El suave viento cósmico fue empujando las apiñadas almas hacia unos maravillosos estrados levantados a lo largo del Séptimo Cielo.
- Contemplarías, también, los bellos ángeles, las exquisitas carrozas y los admirados caballos blancos, con independencia de todas las horripilantes bestias del temido Apocalipsis -inquirió Jiménez.
- No se parecían a las carrozas que describe el Apocalipsis; pero bueno, dentro de mi humilde persona, creía imaginármelas con la suficiente belleza que me complacía. ¿Qué significaba lo que estaba percibiendo?.
Pronto en otra enorme pancarta leí:
- El juicio será presidido por Jesús,
Llamado el Nazareno, el esperado.
¡Leches!, me dije. Me va a pillar el juicio en todo el mogollón. Qué hago aquí. Más me vale regresar cuanto antes.
Por más esfuerzos que hice, imposible despertar, ni fuerza capaz de arrancarme de allí arriba. Me encontraba como solidificado al férreo eje de la blanca galaxia: el rico depósito de todas las almas racionales, procedentes del azulado planeta Tierra, desde los tiempos más arcaicos de la creación del Cosmos. Ya dije de otros planetas: de existir vida en ellos, no percibí ninguna. Sensaciones de ella acumuladas en la memoria no tenía. No formaba asociación de imágenes que hubiera visto de los extraterrestres.
Tened en consideración que la memoria no es un sistema sólo como el corazón o los pulmones, sino que la constituyen muchos subsistemas. Todos capaces de guardar información, en tanto haya uno o más de los sentidos correspondientes que transmitan las vibraciones de las partículas. Para crear memoria sensitiva tenemos los sentidos, incluido, dicen, el sexto sentido. Otra memoria surge por necesidad de trabajar con esas primarias sensaciones para obtener un resultado. La memoria a largo plazo, acumula las sensaciones no sólo en asociaciones de ideas, sino que las fija para un futuro más o menos largo. Una u otra variada actuación se vale mediante reacciones químicas que sirven de medio para transportarla.
Os voy a contar una de mis experiencias, con ensayos que llevé a buen término:
- En el segundo escalón, donde me encontré con insectos de todas clases. Rectifico: con almas de esos insectos. Contemplé un baile de abejas que me apabullaron: sin movimiento, sino proyección de imágenes. Luego llegue a conocimiento de ser una de las formas que se valen para comunicarse con sus compañeras de la colmena. Indican donde hay una fuente de polen. Los científicos llamaron a esto, memoria genética. Entonces desconocía lo que significaba la genética, hasta que un insigne doctor en neurología fisiológica, me aclaró el concepto reflejado en la imagen de la nebulosa: se refiere a la herencia. Anda, ¡leche!, me dije, si ya conocía la problemática de Mendel con sus experimentos. También supe que las hormigas se comunican con el olfato, por medio de feromonas. Monos y otros primates se avisan del peligro de depredadores con chillidos y llamadas. Los delfines por el sonido.
Hay muchas investigaciones respecto al lenguaje, teniendo en cuenta la perfección de este medio de comunicación entre los seres humanos. Se ha intentado y conseguido que, hembras del mono formen frases. Aquí está el quid de la cuestión.
Si los genes de esa mona transmitieran el aprendizaje, se produciría un enorme adelanto en el conocimiento del origen de la vocalización en el hombre.
Dejémoslo para próximos viajes y ya contaré si llego a distinguir esas almas de otros mundos. Seguro que tendrán, pues si es sinónima de vida, de estar ésta existirá aquella.
Queridos, compañeros, si queréis que os diga como se me apareció la imagen del alma de Jesús, con toda mi sinceridad quiero dejar bien claro: no podría describirla. No se reflejaba en pantalla alguna, de las que tanto proliferaban en el firmamento. Allí todas las almas, por antiguas que fueran en el lugar, sabían de sobra quién podía ser la maravillosa imagen proyectada sobre el estrado principal de la enorme sala galáctica, que para mí me estaba vedado percibir, con nitidez, por el momento.

- Cómo fuiste capaz de distinguirle.
- Muy fácil. Todos los espíritus aparcados, de quienes en Tierra vivieron, reflejando su cuerpo resplandeciente, en muchas ocasiones, se dirigieron hacia Él, empujados por el viento cósmico.
- No me digas que tienen alas.- me recriminó Carrascosa.
- Pues, no señor, quizá me expresé irreverente. Allí, cierto, es todo bonito.
En esto estoy totalmente de acuerdo con Mahoma; soy incapaz en describir
lo bueno del lugar; sólo quien se decida a subir podrá saber lo que es perfecto, o leyendo el Corán. De frágil, como conceptúas las almas, Carrascosa, nada; vamos, que no hay bestia humana capaz de romper.
- Luego, eran reflejos de ellas en la Tierra.
- Date, no es así. Era la energía desprendida por los espíritus, los cuales proyectaban lo que fueron. Allí, habéis de saber, en el Séptimo Cielo, al cual me refiero con insistencia por así someter mi estado onírico noche tras noche; es mucho más que estas expresiones que tenemos para designar algo volátil: suave como la mariposa o sutil como la fresca brisa que acaricia en verano.
- ¿Quién impedirá mi llegada de lanzarme a la loca aventura?. ¡Qué raro lo encuentro!. ¿Acaso San Pedro? -dijo no recuerdo quién.
- No vengáis con chistes de mal gusto. Ya he dicho que allí no existe nadie con figura humana y su alma, como las demás no pueden tener atribuciones de guardianes en lugar tan diáfano, abierto a los cuatro vientos.
- Pero, coño, cuando vas a dejar de materializar, lo que dices que no es posible. Y a Él, ¿Cómo es que no viste?.
- Me lo imaginé; pero como las otras almas, no.
San Juan

Dice en el controvertido epílogo del Apocalipsis
- Yo, Juan, soy el que he oído y visto estas cosas.
Cuando las oí y vi, caí a los pies del Ángel
Que me las había mostrado para adorarle.

Ángel, no se olvide, viene de palabra griega: significa mensajero. Es decir, enviado de alguien. ¿Quién fue?. No conseguí en el privilegiado lugar enterarme. Decían: ¿fue Judas de Gamala, el héroe de la revolución judía llamada del Censo?. Impuesto éste por el emperador Augusto Octavio, contrario a los principios judíos.
Otros niegan tal circunstancia y así, prefieren ignorar quién envió esas notas, antes que contravenir la tradición.
Dirigiéndome al más confiado de mis compañeros, le dije:
- Así, mi querido amigo Onofre, soy quien se permite interpretar irreverente la razón enviada desde lo mas alto. Desde las profundidades del Cosmos, para dar fe a quienes sean infelices incrédulos y adoren a becerros de oro; a los que tengan por norma las del libro diabólico:
Evangelio de San Lucro: donde lo que no se cotiza en el mercado no tiene valor. (1).
Digo para nuestra salvación eterna que, de seguir como hasta ahora, todos iremos al más horripilante estado de putrefacción de la sociedad.
- Ya estamos con tus ideas escatológicas. Desde cuando, en contra de tus convicciones, tantas veces repetidas, abogas por la salvación eterna.
- Es juego poético que hago de lo maravilloso que es viajar por el Espacio intergaláctico. Conocer los secretos que la sociedad, con intención malvada, nos oculta. Ver y sentir la acaricia del Eterno, de lo Infinito. Me complace en grande que tú, mi mejor compañero y fiel seguidor de mis ensueños, tengas fe en mí. Como quien siguiendo las instrucciones del galileo, me comprendas las razones que motivan la pureza de las almas, en contra de las falaces directrices eclesiásticas, institucionalizadas, y por eso corruptas de las enseñanzas del Maestro.
- Defiendes la pureza de las almas, con lo cual contravienes muchas doctrinas filosóficas -me dijo Carrascosa.
- No es defensa. No lo necesitan. Es creencia propia de muchos hombres conocidos en la Historia. Como los cátaros.
También ellos creían que las almas estaban libres; que no necesitaban rezos, ni defensores para sí. Pero su radicalismo les confundió. Ni colocaban objetos en sus tumbas, como hacían los egipcios para favorecer el tránsito del alma a la gloria. Aún hoy hay costumbre de meter en el féretro las condecoraciones, insignias, atributos, ropaje que dignifican al muerto.
Con esos radicales creyentes de ciertas doctrinas cristianas que rechazaban el matrimonio no me confundas. Por esta regla de tres, todos los empedernidos solterones son cátaros y no es cierto.
Muchos aseguran hallar en los sueños la indicación del comienzo de alguna enfermedad; de la que en estado de vigilia no experimentan el menor indicio. En época remota de la antigüedad, entre varios, como ejemplo: Aristóteles lo afirmaba. En la actualidad Freud, Struempell y otros.
Puedo asegurar que entre los griegos existieron onirocríticos, como si fueran curanderos de la actualidad, a los cuales acudían enfermos en demanda de curación, por medio de la interpretación de los sueños.
Por ello, dije más tarde en el banco de los coloquios:
- Queridos compañeros, recomiendo os lancéis a la curación del alma, digo espíritu, en particular aquellos que sufran de dudas. Hágase mediante fenómenos oníricos que reporten conocimientos más exactos de vuestra sensibilidad. Dejemos a los cardiacos con sus sueños cortos de aterrador despertar, con la agravante de cuyo módulo central se halla casi siempre constituido por la muerte del sujeto en terribles circunstancias.
O que los enfermos del pulmón sueñen que se asfixian y por ello angustiados de peligro, o sea, en medio de la muchedumbre que los aplasta.
Inclusive, los que padecen del aparato digestivo, relacionan sus sueños con el sentido del gusto. Dejemos a los insatisfechos sexuales se exciten en su posesión irreal o se lo imaginen con efectos físicos, en bastante momentos placenteros.
- Vamos a ver, de donde sacas tamañas incongruencias. ¿A cuento de qué, cuando he soñado con alguna chiquita y me he corrido, es por sentirme insatisfecho sexual?.
Miré a Onofre con reserva. Ambos recordábamos las lecciones oídas a Romil, nuestro mejor instructor somnílocuo en las pasadas noches en vela por escucharle.
- Aristóteles aseguraba que los sueños no son de naturaleza divina, sino demoníaca, pues la naturaleza en sí es demoníaca y no divina. Entiéndase la hierática que pueda considerarse: digo, naturaleza como la materia surgida del fango. Artábanos dijo a Jerjes...
- ¿Cómo te remontas a épocas anteriores a Cristo? -me reconvino Jiménez.
- ¡Pero si allí, ya he dicho, están todas las almas!, desde los más alejados tiempos que hayan informado a algún ser vivo. No hay fronteras ni límites. Allí las tienes y puedes contemplarlas cuando escapes a los espacios estelares.
- No me digas que te informan de todo esto.
- Claro. Ya lo he dicho, como en un espejo la imagen tridimensional sin duda un holograma, y por todos los siglos, se mantienen sus reflejos en el Cosmos. Repito. ¿Acaso tú no has seguido ayer mis relatos oníricos?. Si así es, vuelvo a decirte: las almas lanzadas al bellísimo Séptimo Cielo no tienen materia, luego nada pueden decir, ni emitir apariencia por cuenta propia. Los espíritus de los cuerpos que fueron seres vivos en la Tierra han dejado huellas, apreciaciones, y otros efectos paranormales que se proyectan en las nebulosas, como si fueran magníficos espejos. Sí. Ellos son los que me invitan a visualizar toda palabra, todo párrafo, toda insinuación.
- No entiendo; pero te ruego continúes.
- Todos dejamos, para bien o para mal, impresiones duraderas en el modo en que vivimos. Por circunstancias extrañas afloran y los hay que ven fantasmas por todos los rincones, se les representan imágenes u oyen voces. Ya en lejano tiempo se insistió que el alma es el cúmulo de átomos que vibran por los efectos de la vibración de los átomos de los sentidos. Luego esas vibraciones imprimen y ahí quedan. Cuando existe la vida el alma forma parte del cuerpo. Repito: sin alma no existe vida. Muere el cuerpo, muere el alma. ....
- No entiendo ese galimatías de circunstancias -dijo Carrascosa.
- Verás como lo entiendes mejor. El sueño es ajeno a la realidad vivida en estado de vigilia. Todas sus creaciones oníricas, tanto las más sublimes, como las más ridículas, tienen siempre que tomar su tema fundamental de aquello que, en el mundo sensorial aparece ante nuestros ojos. Encuentra, en una forma cualquiera, un lugar en nuestro pensamiento despierto. Esto es, aquello que ya ha vivido antes interior o exterior.
- Sí, lo entiendo; pero insisto. Es muy endiablado. No comprendo puedas con esa facilidad iluminarte, como dices, de tantos hechos. ¿Encontraré esas imágenes como si amplio diccionario fuera?.
- Prueba, Carrascosa, decídete -dijo Silvestre.
- Algo similar. Pero, no esperes vislumbrar lo que no pensabas, o llegar a conocer el futuro. No caigas en el ingenuo juicio del individuo despierto, que acepta el sueño, aunque ya no sea de origen extraterreno, si ha raptado el durmiente a otro planeta distinto. Ni caigas en el engaño de pícaros que se proclaman videntes.
- Esto, ¿Quién te lo dijo?.
- Todo fue obra de Freud -volvimos a mirarnos Onofre y yo en complicidad-. Y no olvides cuando allí estés, citar a Burdach, quien te dirá que el individuo ensoñado toma insignificantes fragmentos de la realidad o se limita a admitir el tono de nuestro estado de ánimo y simboliza las circunstancias reales.
- O a Maass, -intervino Onofre, temerario- quien te dirá: Las pasiones tienen que poseer la influencia sobre la génesis de nuestros sueños.
El ambicioso sueña con los laureles alcanzados o por alcanzar. Quizá tan sólo existen en su imaginación.
- ¿Se saca conclusión benéfica para nuestra salud, con los fenómenos oníricos?.
- Que duda cabe. Nuestros órganos internos en estado de salud apenas nos dan noticias de su existencia. Llegan a constituir para nosotros, durante los estados de excitación o enfermedades, la fuente de sensaciones, en su mayoría, equivalente a los estímulos de las excitaciones dolorosas y sensitivas procedentes del exterior, lo cual nos lleva a provocar estados oníricos por esa situación de nuestro cuerpo.
En estado de adormecimiento los pensamientos abstractos se transforman en imágenes plásticas que, aspiran a presentar idénticos significados.
- De forma que según tú, consideras embaucadores al psiquiatra, y a los que interpretan sueños. Sin embargo, son especialistas en el arte de llegar a saber, a través de su interpretación, los males que nos aquejan -dijo Carrascosa, ya en plan de cooperar en mis relatos.
Intervino Martí y dijo:
- Tengo entendido que es difícil recordar lo soñado.
- Es proverbial -dije yo- que el sueño se desvanece a la mañana.
Sin embargo, existen también los que muestran la extraordinaria adherencia a la memoria del sujeto. Es lo que me ocurre a mí. Freud tenía pacientes con sueños que databan de 25 años atrás. Es decir, la memoria es relativa. Las más de las veces no nos acordamos de lo que hemos soñado y nos parece efímero y muy difícil de recordar ciertos sucesos. Con esto te aseguro que respeto enormemente a los psiquiatras, no así a quienes descaradamente engañan al prójimo.
Por otra parte, el olvido de los sueños se puede atribuir al escaso interés que en general les concedemos. Cuantos días me es imposible acordarme de lo soñado, pese a estar seguro de haber tenido. Y vosotros, me decíais lo mismo.
Recuerdo mucho los célebres sueños de Moisés, o de infinidad de profetas que aquí en la Biblia se reflejan.
Los sueños de Mahoma. Percepciones de Buda. Ensoñaciones de Gandhi. Utopías de Lenin y de Santo Tomás Moro. Y tantísimos poetas y hombres admirados en la Historia, con sus ensueños transformados en realidades.

Rehuye, muchacho, del sueño profundo en el cual la pérdida de la conciencia de las vibraciones de los átomos de los sentidos es completa. No existe ningún contenido de conciencia del que alguien pueda acordarse. Este es el que te llevará a situaciones comprometidas.
Los ensueños aparecen en periodos de entre 20 a 30 minutos, tres o cuatro veces cada noche. Es muy probable que sólo se recuerdan los sueños de la última parte de la noche. Las personas que dicen no soñar tienen, en realidad, una gran capacidad para olvidar los sueños de forma rápida.
Y allí, amigos, no hay quien pueda hacer daño a las almas. No más.
De los odiados inquisidores, famoso es Torquemada, con más de tres mil muertos a sus espaldas; con la hoguera destruían las contagiosas sustancias llenas de ponzoña de tan lúcidos individuos.
O iban arrancando, los torturadores al servicio de aquella, y de la jerarquía eclesiástica, en tiras las pieles corrompidas de los infelices. Eran estos anticristianos perfectos, pese a su loables acción de liberar almas de endemoniados.
- Quisiera que mis viajes oníricos me sirvan de algo y recobre la esperanza. Oí decir a un teólogo:
Me hacen que pierda la esperanza
Que es peor que perder la fe.

- Al ver allí las almas de estos herejes, ¿no sentiste algo raro?.
- No. Lo más hermoso que vi fue la grandeza del cielo, del suntuoso firmamento de aterciopelada alfombra de tantas bellas estrellas. Firmamento iluminado con una multitud de ellas a cuál más brillante como diamantes engarzados en los blancos mantos de las galaxias.
Las hay más intensas en luminosidad que nuestro querido y adorado Sol. Aquel que con tanta devoción adoraban los egipcios, al que llamaban Ra y los faraones se atribuían nombres que simplificaban algo sobre su descendencia del sol dios: Tut-ank-amón, por ejemplo: de la casta de Amón.
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En el majestuoso banco pétreo de los coloquios, cual hermoso salón decimonónico mentidero de inteligentes mancebos en sus complicados años de adolescencia, en horas de la apacible tarde liquidábamos el sabroso bocadillo que nos repartían a diario.

Nos arracimábamos alrededor de Jaime, larguirucho él, buenazo y de figura muy similar al de la Triste Figura. Me trae a la memoria la lectura con bastante fruición del Quijote en la versión reducida. Desde esos felices años tuve pleno conocimiento de la joya de la literatura española. Como el loco personaje, soñador y viajero a los altos vuelos del pensamiento, pretendía emular.
Pero cuando nos animábamos, en defensa de nuestras convicciones, gritábamos como energúmenos tal cual como si perdiéramos la vida, en un desengaño.

De todas formas, por unanimidad me obligaron a que revelara lo que había contemplado durante la noche anterior. Su mayor interés ponían en saber algo sobre el alma. Intrigados me escuchaban cuando versaba sobre la de insignificantes seres vivos, incluidos los microscópicos.
Decían ya en su tiempo los epicúreos, que el vacío estaba lleno de minúsculas partículas. Llamaban átomos, lo que con sus vibraciones componían la esencia de la vida.
Me aseguraban que el vacío está lleno de energía; pero la idea de que la energía del vacío es infinita, es demasiado ingenua -apostillaba Milonni.
Había que ver el efecto que mis palabras hacían sobre los ingenuos camaradas. Romil nos proporcionaba todas las noches, tanto a Onofre como a mí, en secreto con los demás, buenos conocimientos.
Cuando rendido me dormía, después de estar bastante tiempo escuchando las lecciones magistrales de mi compañero, emprendía viaje onírico a las altas esferas interestelares.

- Sí. He visto en mi último viaje al Más Allá, almas de los más variados seres vivos de la Tierra. No podéis imaginaros.
- ¿Todos?.
- Sí, todos.
- Consideras entre esos seres vivos a los gusanos, a las molestas moscas y mosquitos, a los monos etc.
- Sí, sí, Carrascosa. Ya he dicho que todo bicho o sabandija viviente tiene alma y van al Cielo como la nuestra.
- ¡Qué barbaridad!. Lo que hay que oír.
- Allá tú. Considero como seres vivos con capacidad para tener alma, todo componente orgánico que posea los elementos químicos simples que nosotros también los poseemos: con enzimas, ácidos ribonucleicos, y desoxirribonucleicos (tuve que leer en el resumen que llevaba anotado).
Carrascosa y Jaime, eran los más intrigados por las barbaridades, según ellos, les decía del Más Allá. Pero no las tenían todas consigo.
- Dinos, las almas de que bichos viste. ¡Joder!, que difícil me resulta considerar esto.
- Pues verás, Jaime: quiero recordar cuando hablamos de embriología en el Instituto, en la clase de Historia Natural salió a relucir la existencia de unos seres unicelulares y otros microscópicos.
- Recuerdo al profesor Montserrat con su afeminamiento -dijo Chillón.
- Nos dijo existían microbios, de los que ha hablado Carrascosa, todos pequeñísimos seres con vida, clasificados como vegetales algunos, pese a que tienen movimiento, como el bacilo de Koch, incapaces los hombres de verlos a simple vista -corroboró Martí.
- Sí, sí. Nos presentó el microscopio para contemplar seres con vida, imposibles de percibir a simple vista. De ahí recibieron el nombre de microbios: son no más una micra. Bien que recuerdo este nombre -afirmó Carrascosa.
No me engañaba a mí este nuestro buen compañero. Sus conocimientos se dejaban sentir en el coloquio.
- ¡Eh, ahí!. Seres vivos microscópicos, unicelulares, con vida organizada, la cual surgió a partir del Caos. Como éste se define en filosofía, en el sentido de confusión general de los elementos y de la materia, antes de la creación del Mundo.
- Has insinuado que también tienen alma inmortal.
- Afirmo, si he de hacer caso a lo que contemplé en el Primer escalón del cielo. No tengo complejos en afirmarlo. Todos somos criaturas nacidas del mismo tronco común, incluidas las bacterias y demás seres, es más que el más ridículo, por su tamaño, por ínfimo que sea, hijo de Dios.
Si me hubiera oído Lucrecio, o sus inspiradores en la doctrina ateísta atómica, me hubiera corrido por la expresión en la cual me explayé para surtir mayor efecto en mis interlocutores: hijo de Dios.
- ¿También allí te informaron de esto? -dijo con miedo Onofre, señalando con el dedo arriba, pues seguro estaba no haberlo oído a Romil.
- En uno de mis viajes al cielo tuve la oportunidad de hacer una pasada por todo el Infinito: por los siete escalones.
- Vamos como si fueran estanterías celestiales, donde las almas estuvieran bien clasificadas.
- ¡Ah, no!. Eso sí que no. Archivadas no. Es aberrante pensar en ello.
- Cuenta, cuenta y dinos lo que sepas de esos fabulosos viajes nuevos. Oye, ni los de Gulliver se pueden comparar a los tuyos.
No todos eran receptivos a mis afirmaciones: las conceptuaban como ciencia-ficción, lo cual me molestaba. Prefería me creyeran y se convencieran de la realidad en lo comprobado.
- Cuándo vas a decirnos la forma de combatir a quienes se opusieron en las alturas a tus excursiones -dijo uno de mis compañeros.
- Los ángeles de San Juan el Teólogo, tal como nos has leído en la Biblia, ¿te salieron al paso? -dijeron otros.
- El profeta en su carro de fuego, ¿seguía en él por los siglos de los siglos?.
- ¿Y Abraham, adorado por los mahometanos?. ¿Ha pretendido hacer competencia a Mahoma?.
- ¿Y a San Juan Evangelista?.
- Y todos los santos. No ser pesados, rediez -dijo Carrascosa.
Se lo agradecí, pues tanto atosigar agota el raciocinio.
Me hubiera sido fácil espetarles un cuento de esos que son tan intrigantes en mantener la atención en su lectura, sin poder desligarte de ella.
Imposible. No podía ser tan cobarde en tirar por la borda todo mi rico tesoro en rememorar, con toda claridad, los viajes celestiales, por fantásticos que fueran.
Punto de Lagrange
Seguí con mis relatos, les gustara o no.
Tercera noche, serena y tranquila en el amplio dormitorio de la 1ª compañía del Colegio, muy propicia para el viaje.
La velocidad alcanzada por mi pensamiento en los desplazamientos oníricos, era de una proporción impensable. La de la luz quedaba reducida a la referencia para los astrónomos: año luz.
Consideraba que en un abrir y cerrar de ojos me situaba en lugares desconocidos para los telescopios más sofisticados. Me desplazaba por el espacio intergaláctico a velocidad superior a la luz. Lo que la luz tarda en recorrer esa distancia, mi pensamiento lo hacía sin posibilidad de medir su velocidad. Mas no se crean que lo deseado se desviaba de la realidad. Mi pensamiento más veloz que la luz, se basaba siempre en hechos conocidos de la Historia, de la Astronomía y demás Ciencias. De hipótesis creadas por grandes pensadores o científicos. Mis excursiones al Cosmos me resultaban siempre muy agradables y fructíferas.

Pregunto ¿el pensamiento es más veloz que la luz?.
Nada material puede viajar a mayor velocidad que la luz y, por tanto, no puede ir al futuro. Por el contrario, el pensamiento siendo inmaterial, alcanza con su velocidad, estadios del pasado, dependiendo siempre de las percepciones que su consciente tenga asociadas. Por ello, el futuro es inalcanzable, ni aún con el pensamiento de rebasar a la luz. Pero incapaz de asociar imágenes, o ideas, no percibidas.
Dios me libre que alcance algún agujero negro, en uno de mis viajes al Infinito; como resultado de mantener velocidad superior a la de la luz.

Medido el tiempo por un reloj de bolsillo guardado en la guerrera, al regresar de ese espectacular viaje, correspondería una fracción de segundos de mi propio tiempo, a toda la eternidad futura del universo. Entonces llegaría a presenciar el juicio final. No sabía que la gravedad de una estrella de neutrones es mil millones de veces superior a la de la Tierra. Esto significa que a una enorme distancia de ella podría ser absorbido por su gravedad y aniquilado en mil millonésimas veces de segundo. Estos temores me fueron dados por astrónomos ilustres. J.L. Lagrange, por ejemplo, que vivió de 1736 a 1813, hacía su imagen referencia al conocido Punto de Lagrange, por el cual se sabe que entre la Luna y la Tierra hay un punto donde los campos gravitatorios están equilibrados, y un objeto colocado en ese lugar permanece completamente estable.
La gravedad de la Luna es sólo un sexto de la correspondiente terrestre.
Este es el motivo de insistir que no deben volver a preguntar nada sobre si mi cuerpo u objetos llevaba en mis travesías; pues de sobrepasar la masa la velocidad de la luz, llegaría a ser infinita. Hoy no estaría aquí hablando con vosotros.
Mirad: A medida que la velocidad de un cuerpo, -me orientaban los astrónomos- se aproxima a la de la luz, su masa aumenta de forma espectacular; su longitud se reduce y el tiempo transcurre más lentamente que el medido por un reloj.
No llegué en esas condiciones a emitir energía alguna. Carecía de masa.
La Energía es igual a la masa por el cuadrado de la velocidad de la luz, -según Einstein.
Tal sistema sirve para comprender por qué brillan las estrellas. No es que sea, como vulgarmente se dice por emitir luz propia, sino por la energía tan enorme que se desarrolla, con lo que podéis llegar a entender, de forma somera, tal cual yo, sobre la naturaleza de los sucesos que debieron ocurrir en los segundos siguientes a la explosión cósmica, con el resultado de la creación del universo.
Dije a los asiduos contertulios, y a los que en ocasiones acudían como curiosos oyentes al pétreo banco de los coloquios, rememorando este tercer viaje interestelar:
Me preguntaron, en aquella ocasión insistentemente, sobre como era ese universo del cual daba tantos datos. Tenía que conocer.
- El universo es curvo, resultado de la curvatura de la luz, que hasta yo he llegado a comprobar en el Laboratorio de Física, así como su descomposición en el arco iris a través de un prisma. Espero lo recuerdes, Carrascosa.
- Sí, cierto.
- Un gran cosmólogo dijo:
La materia le dice al espacio cómo tiene que curvarse,
y el espacio le dice a la materia cómo tiene que moverse.
- Anoche tomé la decisión de probar la posibilidad de frenar mi impulso inicial con el pretexto de permanecer en el primer escalón. Aquél en el cual me intrigaba mucho, debido a la clase de almas de quienes les pertenecía en vida.
- Vamos, que te permites hasta el esquizofrénico lujo de controlar el mismo impulso inicial.
- Mi impulso inicial nace por la propia voluntad. Ella dice: lánzate al espacio y la mente veloz obedece y sube, sube, y sube con tal velocidad que nunca serás capaz de comprender. Porque el pensamiento es más veloz que la luz, vuelvo a repetir.
- Nunca había considerado eso, ni leído -dijo Carrascosa.
- Ni yo; pero dime, ¿puedes medir la velocidad del pensamiento tal como han hecho con la luz y el sonido?.
- Creo que no -aseguró Carrascosa.
- Entonces, cómo podríamos medir el pensamiento. ¿Dos o tres años luz, acaso?.
- Más. Mucho más. En un periquete nos situamos en el Espacio intergaláctico. Siempre en el lugar donde deseas y claro es, que tu pensamiento lo prevea. Siempre en el Más Allá. Al otro lado de la frontera de la luz.
- Bueno, pues en este momento he pensado que llegué al principio del Mundo -dijo, ingenuo, Chillón.
- ¿Dónde está?.
- Donde pienses tú que está, allí se encuentra el principio.
- Amigo, yo no pienso. Has sido tú. Dinos, pues, dónde está. Me da la sensación que es mentira.
- Pensé que había llegado al principio. No sé más.
- Para medir algo es necesario un punto de referencia.
- ¿Cuál es?.
- Mi pensamiento no necesita puntos de referencia para llegar a donde quiere.
- Vamos, hombre, entonces, ahora pienso que llegué al fin del Mundo.
- ¿Qué ves en él?.
- No veo nada. Sólo eso, que es el fin.
- Qué bobería. También puedes pensar que eres Napoleón, ¿o no?.
- Cuando pierda el sentido de la razón, quizá.
- Tanto ocurre con el principio o fin del mundo. Verbigracia: Chillón está para que lo atemos. Vuestros puntos de referencia son de escaso conocimiento. Obráis por oídas; pero no por convencimiento. Esto imposibilita al alma enriquecerse con sensaciones por la lectura o la visión o por la vibración atómica de otros sentidos.
- Entiendo el conocimiento figurado de lo que dices. A mí me parece que estos viajes tienes tan metidos en tu espíritu, que terminas por creerlos.
- Acertaste, Chillón. ¿Qué es lo que te estoy diciendo?. Me he convencido de las valiosas prácticas en mis intrigantes viajes nocturnos, con los amplios conocimientos adquiridos.
- ¿No te dicen nada?.
- Gracias he de dar a las muy serviciales y magníficas almas de tantos insignes hombres que en el mundo han sido, son y serán. Lo que queráis, amigos, pero lo cierto es que he aprendido infinidad de cosas que antes no tenía noticias de ellas.
- Para qué te sirven.
- ¡Leches!. Esa pregunta es capciosa. El saber no ocupa lugar, frase que tantas veces nos han repetido en clase -le dijo Carrascosa.
- Ninguno de esos sueños, según parece, le producen algún daño. Otra cosa sería que insistiera en hacer desplazamientos interestelares sin apoyo del ensueño: esto si que sería preocupante. Ahí tenéis al celebre Alonso Quijano el Bueno, que terminó cuerdo por la gracia de Cervantes. El ingenuo Don Quijote y el ignorante Sancho Panza en trances de darse un mamporro al derretirse su caballo de cera, el Pegaso -dijo Onofre muy juicioso-. Sirven de distracción y aprendizaje.
En un aparte me dijo Onofre:
- Lo que siento es que no he realizado el viaje.
- No te preocupes. Cualquier día de estos también tú emprenderás el intrigante viaje -le prometí.
- Sin tu ayuda no lo consigo. Me es difícil dormírme cuando lo deseo; pero es que, además, de lo que sueño estando dormido, una vez despierto, no recuerdo nada o muy poco.
- Eso ocurre a la mayoría. Se requiere hacer unos ejercicios mentales, cena frugal y acostarse de inmediato, tan pronto nos suban a los dormitorios.
Me pidió le mantuviera despierto hasta cerca de las dos de la madrugada, en cuyo momento nuestro estupendo compañero, estudiante empollón como ya se ha dicho, nos soltaría una buena lección. Teníamos seguridad versaría sobre Historia de las Religiones. Al pasar cerca de su pupitre en la Sala de Estudio comprobamos el libro que estudiaba. Cosa que nos interesaba mucho para documentar nuestros caminos hacía el firmamento.
Era la forma de contar con datos sensoriales. Formaríamos agrupaciones en la mente. La imaginación recurrente percibiría datos proyectados sobre las imágenes de sabios, doctores o mártires elegidos.
A los temores de Onofre le dije:
- No te preocupes. Ya verás como consigues llegar al Reino de los Cielos.
- Por lo que has dicho, no sabes dónde se encuentra, ni has llegado a percibir la imagen.
- Eso suena a irreverencia -había dicho Jiménez.
- ¿Por qué?. Aquí no hay más irreverencia que la de quienes se tengan por infalibles, y martirizan con sus radicales pensamientos los pacíficos espíritus.
- El Reino de los Cielos pertenece a Dios, a cuya diestra está sentado nuestro Señor Jesucristo -dijo el beato Martí, tan silencioso siempre, tan callado y, ¡vaya salida que tuvo!. Para una vez que habló dijo: ¡Zas!.
Quedé maravillado de conocer la facilidad de los aviones de reacción, en frenar su extraordinaria velocidad en el momento del feliz aterrizaje.
Así que, en aquellos años, quizá por efecto de prognosis, imaginé lo que con el tiempo se utilizaría con aeronaves espaciales.
Parecido a un paracaídas supuse colocaba bien sujeto, en el suave cinturón de mi esperanza.
- Seguro que...
- No me interrumpas, Carrascosa, ya sé lo que ibas a decir. Bien conocido es tu abierto pensamiento: magnífico cosmonauta onírico tú puedes ser. (En la guerra fue un magnífico piloto de caza). A tu interrogante insisto que nada se coloca de tipo material. A los gigantes cielos se sube limpios de corazón, libre de ataduras, tal como nacimos, cuando no eramos cuerpo. Pero podemos imaginar lo que deseamos. La mente ejerce tal poder sobre la voluntad que ésta es capaz de llegar a donde la intención mande. Eso fue lo que me permitió quedarme, con revoloteo, como sutil mariposa, sobre el brillante estrado del primer escalón.
- No sería que revoloteases como mariquita, en lugar de mariposa. O ambas.
- Como eres afeminado, te lo imaginas a tu estilo -contesté de mala leche.
- Estrado, revoloteo, mariposa; valiente tinglado tiene armado.
- Porqué os empeñáis en no comprender lo que tanto me canso de repetir. Nada de átomos, ni sus constituyentes: electrones, neutrones y protones o partículas cósmicas. Forma parte del sentido figurado de mis palabras. Partiendo de este principio, cuando designo objetos, cosas, movimientos, cierta es la metáfora en esos casos. Pero no me hartaré de repetiros. Para ello pensaba, antes de iniciar el viaje, aprovisionarme de fantástico aparato con el cual pudiera observar alguna de estas almas, según entendía por entonces.
Mi sorpresa, amigos, fue presenciar en el primer escalón del cielo tan lleno de almas, tan virginales almas, tipos de hermosas y elegantes almas, como las racionales. De igual tamaño, y belleza que las del Séptimo Cielo.
- No quedaste con deseos de trasladar algunas de ellas a tu amado Séptimo Cielo, por ver que pasaba -preguntó el sexto.
- Pretendéis diga que tenía temores de producir una catástrofe, de tal magnitud en el espacio exterior, incapaz de controlar. Te vuelvo a insistir, Jiménez, en ese primer escalón como en los demás, todas las almas, son eternas. A los egipcios les hubiera gustado contemplar la de sus animales sagrados. Ninguna puede ya contagiar, ni infestar, ni contaminar en el lugar donde se encuentra.
El vacío del espacio exterior es de calidad muy superior a la que conseguimos en el Laboratorio de Física. Es casi perfecto según las normas terrestres. Cierta cantidad de materia contiene, en forma de gases, muy dispersos y diminutas partículas. De las nubes de gases llegué a saber dónde y cómo nacen continuamente nuevas estrellas.
También advertía que el universo contiene materia y radiaciones intergalácticas sumamente tenues.
Todo él parece estar en constante expansión y evolución. Está demostrado que en la Tierra, hace millones de años, medía menos su radio que en la actualidad. Hoy se calcula tiene 6.371 kms de largo.
- ¿Vacío llamas al éter estelar, si no estoy equivocado?.
- Hombre, mira por donde. En ese vacío, y en todos los demás, decía Demócrito que los átomos se movían como peces en el agua -dijo Carrascosa.
- De éter nada. Es más: allí las almas bacterianas, no son ya zimógenas, ni patógenas, ni simbióticas. No fermentan, ni son putrefactas, ni causan enfermedades, ni son útiles para la nutrición y desarrollo de los seres vivos; todas ellas tienen misiones específicas en la Tierra. En ésta, mejor dicho, no las almas, sino los cuerpos que las sustentan.
- ¿Tanto aprendes en tu privilegiado lugar? -dijo al pasar por el banco Buna, el muy criticable usurero que nos envenenaba con los asquerosos cigarrillos, que nos vendía, por él confeccionados.
- Que allí no hay quien consuma tus inmundos cigarrillos. Ya lo sabéis. Allí en el séptimo escalón comprobamos que, tal ocurre por la sencilla razón de que allá, en el Espacio intergaláctico, en el Reino de los Cielos, sabemos ya nosotros aquí que no hay materia viva, sobre la cual actuar, ni ella tiene capacidad para elaborar. Así que, sería el lugar ruinoso para ti.
- Cómo iba a ser posible si son inmateriales, sutiles, vaporosas y etéreas, tal como has repetido.
- En igual medida la de los terribles microbios u otras sustancias patógenas.

No hay nada malo, ni nada bueno. Todo allí es neutro -le dijo muy sensato Chillón.
- Luego no sirven para nada -este fue Jiménez.
- ¿Para qué quieres que valgan?. Ya hicieron su labor cuando fueron creadas.
- Es que tal como razonas, es para pensar que crees en la reencarnación. Podían bajar a la Tierra y sino, decirme.
- Pues no, señor, están muy por encima de las miserables acciones terrestres de sus microscópicos cuerpos, los cuales son de su natural. Pero también debemos considerar que hacen de depredadores de otros microbios dañinos. Inclusive abonan terrenos con el nitrógeno que aportan y ejercen en muchos casos acciones benéficas. No todo es patógeno en ellos.
- De donde deduzco que, elevas a los altares a los grandes bidones de detergentes. Tienen la facultad de eliminar bacterias y microbios malignos para la naturaleza, de forma sonada, por la manada de almas que envían a los escalones celestes. ¿Dónde van a meter tantas?.
- Ahí quería llegar. Las almas no ocupan lugar en los espacios siderales, por su propia esencia. Son ellas todo lo contrario: vida. La vida ni se corrompe, ni se contagia, ni se contamina por muchas bacterias que haya.
- No entiendo muy bien. Entonces cómo se destruye la vida de tanto ser.
- No se destruye. Vuelvo a repetir, nada se destruye, sino que todo se transforma. Los elementos simples de los cuerpos de seres vivos se diseminan. Volverán a transformarse en otra materia orgánica o inorgánica.
- No sé como se distribuyen los elementos simples de que has hablado -dijo Chillón.

Le contestó Carrascosa:
- Sin la existencia del oxígeno, de mala manera podrían respirar los animales y las plantas. Creo está en una proporción del 49,4%, según estas notas.
El hierro, calcio, sodio, potasio, magnesio, en una proporción del 7,51 al 1,94%.
Hidrógeno con 0,88%.
Cloro, fósforo, carbono de 0,19 a 0,087 %.
El azufre en 0,84%. Nitrógeno 0,030 %.

Todos sin excepción forman la actividad orgánica. Estos son los 12 elementos simples que forman parte de todo ser vivo, ya sean vegetales, o animales, incluido el hombre.
- Todo eso agitado y a servir seres vivos -irónico habló Jiménez
- No es tan sencillo, pues en la materia viva existen con los principios inmediatos, mezclas moleculares: inorgánicos, por ejemplo el agua. Orgánicos son los glúcidos, hidratos de carbono; los lípidos o grasos; los prótidos, cual ladrillos de la sustancia viva y son los más complejos albuminoides, como compuestos de elevado peso molecular -hablaba Carrascosa como un papagayo, leyendo de sus apuntes de química. Correspondían a la lección del día anterior dictada por el profesor Sr. Martín, del Instituto.

- Has dicho bien, Carrascosa. Dinos, si lo tienes escrito, en qué proporción existen en algunos seres. -Le pregunté intrigado yo.
- Cierto. Leo: el hombre tiene 65% de su peso en agua. Las medusas, por ejemplo, tienen el 95%. Los cacahuetes el 6%. ¿Os sirven como datos comparativos? -preguntó Carrascosa.
- Sí. Lo que ocurre es que no veo la relación de estas informaciones con el Séptimo Cielo -dijo Jiménez.
- Dirás con el primero. Es donde nos encontramos -dije.
- Te encontrarás tú, que bien seguro estoy de estar sentado en nuestro banco.
- Pues escucha -dijo Carrascosa- más datos: el embrión humano de unos días tiene el 0,7% de agua. El 70% los recién nacidos. El 60-65% los adultos.
- En todo esto -insistió Jiménez- qué tiene que ver el carbono, cual se ha nombrado antes.
- Muy sencillo -recordaba Carrascosa de la clase de Fisiología- el carbono es la piedra angular de las sustancias orgánicas.
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Continuó una pequeña discusión sobre el carbono y demás componentes moleculares.
Las conversaciones no eran tan hilvanadas como las narro. Controversias y discusiones eran múltiples. En ocasiones llegaron a agriarse; no obstante, la paz reinaba pronto. Cada cual queríamos poner nuestro granito del saber.
Onofre tomó parte activa en las posiciones doctrinales que habíamos oído a Romil en las clases nocturnas universitarias.
Seguí con las anécdotas de los datos proyectados sobre las transparentes nebulosas, referentes al sensacional primer escalón.
- Antes nombraste primer cielo.

- Bien, es lo mismo. Lo que digo es de aquellas infinitas distancias en las cuales mi proyectada vista se perdía sin distinguir objeto alguno materializado, ni las partículas cósmicas precursoras de vida. Ni fotones, mesones, cuaks, ni cosa parecida. Ya Hubbe estableció que el desplazamiento hacia el rojo es proporcional a la distancia que nos separa de una galaxia. Pero esta ley no es válida para un grupo de galaxias, ya que por ejemplo la Andrómeda que tanto me entusiasmaba con sus pancartas muestra sus desplazamientos hacia el azul del espectro, por su proximidad a la Vía Láctea.
- No habrá animales.
- ¿Dónde, en el primer escalón del cielo?.
- No, hombre, en las profundidades marinas, merecedoras del primer escalón.
- Pues verás: allí nunca estuve.
Intervino Carrascosa:
- Esas profundidades marinas son como el infinito que nos muestra Fernando de sus viajes por el espacio. Donde no llega la luz solar y no existe vegetación, o es muy escasa.
Hay peces, por cierto, ciegos y casi ciegos. Los ojos tienen atrofiados. Desarrollan apéndices, que llaman fotóforos conteniendo luciferina.
- ¡Joder!. Eres una enciclopedia viva. ¿Tienes tiempo de anotar tanto?, refiriéndose a Carrascosa.
- Sustancia segregada por glándulas que bajo la influencia de enzimas se produce por oxidación la luciferasa, sustancia compuesta, productora de luz. No existe vegetación. Los peces que viven en aquel entorno abismal, desarrollan enormes fauces con afiladísimos dientes para atacar a otros peces de mayor envergadura -dijo Carrascosa.
- Se producirán verdaderos combates por un pedazo de pescado.
- Reíd. Pero es normal ver luces de fotóforos corretear incansables, zambulléndose en el lodo que envuelve cadáveres procedentes de la superficie, para devorarlos, por falta de vegetación con la cual alimentarse.
Son sus habitantes peces, anélidos y moluscos, quienes sumidos en la más completa oscuridad, desarrollan muy variadas prolongaciones del cuerpo. En los peces, por ejemplo, grandes y delgadas colas como látigos, con las aletas pectorales casi atrofiadas. Esto y otros apéndices les sirven, ya he dicho, como receptáculos de la nombrada luciferina que, segregan sus glándulas. Dicen, ser la mar reflejo de lo más profundo del Cielo -respiró Carrascosa.
- Así como en el inimaginable lugar pululan las almas de los seres microscópicos, también en el abisal no dejan de figurar manadas de bacterias, seres unicelulares que cumplen la misión que tienen encomendada para el mantenimiento del equilibro ecológico de las especies. Creo es así. -dije.
- Así es. -afirmó Carrascosa.
- Los peces...
- No, Jiménez, los peces son pluricelulares, como nosotros.
- Es que no comprendo la existencia de la célula libre por el mundo, como cualquier ser vivo.

- Acéptalo -dije-. Esto no contradice tu fe.
- Estás como para que te examinen el chorlito y vean la cantidad de sustancia gris que debe contener tu cerebro.
- Cualquiera de vosotros, con voluntad, podéis hacer y comprobar luego con maravillosos itinerarios, sin costaros nada. ¿Qué agencia puede proporcionar más intrigante excursión?.
- Quería dejar claro -dijo Onofre- que, por una gracia especial se encuentra, Fernando, capacitado para llegar a ver, estudiar y comprobar, ipso facto.
- Ja, ja. -Contestaron varios. Martí como siempre calladito.
- Si tuvierais tranquilidad contaría mis fructíferas experiencias. Sin mantener reservas de ninguna clase. Hablaría de las percepciones oníricas obtenidas durante mi viaje al primer cielo -les dije.
- Si crees que nos interesan.
- Pero evita mezclar realidades con fantasías.
- Pues a mí me encantan las historias fantásticas. No creo que a estos años pienses que los tres mosqueteros de Dumas existieron.
- Son fantasías de este gran escritor.
- Bueno, ha podido inspirarse en hechos reales de la historia francesa.
- Natural.
- Entonces, de dónde iba a sacar el personaje del Cardenal malvado, de la inocente Reina, del bobalicón del Rey de Francia y las hermosas niñas que describe en su novela -dijo Silvestre.
- Al menos son entretenidas -opinó Chillón.
- Oye, la historia de aquellos tiempos en Francia, si que refleja -fue González Luna quien habló.
- Es cierto. Me ha servido cuando estudié Historia Universal. Supe, al menos, situarme en el tiempo -dijo Carrascosa.
- Tú siempre fuiste un empollón -aseguró Jaime.
- No sé como no has hecho algún viaje al espacio sideral -dije yo.
- No me apetece. Me ha gustado conocer por los libros, hechos relevantes.
- Pues a mí, si los quemaran todos... -no sé quien fue.
- No seáis amantes del analfabetismo. No creo pienses como Millán Astray que desprecia a los intelectuales.

- No, no me vengas con ideas derrotistas. Nuestros padres dieron sus vidas por el bien nacional y basta.
- Dices bien, Carrascosa. Si es preciso lucharíamos por mantener el espíritu castrense de nuestros padres.
- Tú, Jiménez, que tanto hablas de los socialistas, ¿qué dices?.
- Este banco no es el lugar apropiado para hablar de política.
- Lo mismo pienso. Habéis cambiado la conversación. Me voy, no quiero perder el tiempo.

Continuamos cinco de los compañeros asiduos al banco, dispuestos a escuchar mis peroratas sobre el primer escalón, del cual no conseguíamos salir, por las interrupciones de mis amigos.
- Como ya dije, almas de microbios y unicelulares se ubicaban allí. El tamaño, repito, el mismo que la del resto de las que pertenecían a bacterias; o a gigantescos árboles. No había diferencias. Me llamó la atención, como ahora a vosotros; pero me dije:
Las almas siempre, desde el principio del Mundo, que no tiene principio ni fin, según el Tao, han sido iguales y su implantación en uno u otro ser, es cuestión de atraparla al vuelo. Ved que las almas están ahí en montones. Es la misma Vida y, por tanto, tan numerosa como ella, es la cantidad de almas que la informan.
Tenemos los mismos elementos simples, en proporción al metabolismo de cada uno de los seres que poblamos la Tierra. Despreciamos a quienes se sientan a nuestra vera en el mismo tren, en el avión, en cualquier medio de locomoción, en casa, inclusive en nuestros alimentos, con los que corremos el mismo riesgo de hundirse este planeta y nos precipitamos en lo más profundo de la ignorancia. Si los microbios desaparecen, tened seguro, amigos, que la misma catástrofe ecológica arrasaría con todo ser vivo.

- A esos tipejos, de compañeros no los aguanto.
- Dirás: no los comprendemos porque no les prestamos mayor atención.
- Oye, Carrascosa, si vieras cuando voy de permiso a Madrid y mi inteligente Suchay, hermoso siberiano, inclina la cabeza para mejor entenderme. Presta atención sin desesperarse por que no sepa hablarle o hacerme comprender por él. Comunica su desconocido pensamiento con múltiples alborozos, o agobiante tristeza; con el resignado aburrimiento, o las inequívocas distracciones de amigos. Se tumba tranquilo y me contempla.

Infiero que me reprocha:
- Amo, tú eres inteligente, más que muchos seres de la Tierra. ¿Cómo no haces algo por comprendernos?.
- Chucho, qué atrevimiento. Desde cuando un perro, por muy amigo del hombre que sea, se atreve a ponernos en entredicho.
Nadie lo entendía. Él seguía su vida sin más complicaciones y tan feliz, como así pueden ser los restantes seres vivos -dijo Chillón y calló.
- Cada ser vivo cumple su noble misión en la Tierra.

- Ninguno debe imponer su desmedido orgullo al resto de los pobladores del planeta.
- El hecho de ser racionales no nos da privilegio para excluir al resto de los seres vivos, ya sean plantas o animales irracionales y menos seres humanos. Nos costaría muy caro.
- Todos estamos aquí, en igual medida, como consecuencia del desarrollo enzimático de moléculas que componen la materia viviente -recordó Onofre.
- Podemos destruir, sin sentido, enormes cantidades de vegetación, de animales, eliminando su hábitat, hasta aniquilando por diversión -dijo muy sensato Carrascosa.
La venganza será terrible.
Intervine :
- Pero no se nos olvide la frase: la venganza será terrible. Otros animales llevarán a cabo la justa compensación, de diente por diente: las bacterias y otros microbios, acudirán prestos a destruirnos en masa, en igual medida, mediante enfermedades: hambre, guerras y otros fenómenos catastróficos.
Participarán como castigo del deterioro del medio ambiente, por los humanos. Con la atmósfera agujereada por donde puedan entrar nuevas partículas cósmicas portando los elementos indispensables para crear nuevas materias orgánicas, creadoras de seres vivos más peligrosos para la humanidad.
- Mi querido amigo, ya he dicho todo lo enorme que era la velocidad inicial en dirección al Séptimo Cielo, desde la posición boca arriba que tengo en la cama.

- Prefiero dormir sobre costado, muy arrebujado en días fríos -dijo Onofre.
- Me pongo boca arriba por ser la más adecuada para ver como mi espíritu, por medio de la voluntad emprende el viaje a las altas esferas.
- Creo entenderte. Tu espíritu es como la acción explosiva del percutor en las balas -me dijo Onofre.
- Exacto. Sin el concurso del espíritu no se puede conseguir que los viajes resulten eficaces. Que sean recordados en todos los pasos dados por el firmamento.
- Te estás consumiendo con tus pretensiones. Quién quieres que te crea.

- No pretendo ser creído por nadie. Me basta con saber dónde estuve. Lo que vi, lo que sentí y en particular el gran gozo que tuve por estar en aquellos altos contornos. No es que lo diga, sino que en realidad los vi: son reminiscencias de la vida real. Luego, ¿qué puede extrañarte?.
- Lo que sé, es que me veo con deseos de hacer viaje de este tipo -con las dudas que tenía Onofre.

- Mira y no lo consideres como concepto comparativo, ¡Dios me libre!. Quiero saber si te has fijado alguna vez en estos chiflados que vemos por la plaza de la Concordia, toreando al aire, con trapo rojo, saludando al respetable: cuatro chachas, dos viejos y chiquillos que le contemplan apenados por su estado síquico. Pues él se siente feliz.

Se cree aplaudido, lo vive en el subconsciente; contesta al saludo y da la vuelta al ruedo, dado que el respetable se lo exige con sus aplausos.
Hasta el lloro de las mocosas criaturas, son como ángeles celestiales que les tocan las trompetas del honor y la victoria. Pues esto nos ocurre a los soñadores, y a los poetas y grandes pensadores. Si no lo crees, allá tú. Se vive, se vivió y se disfruta de los recuerdos oníricos, hasta periodos de cien años, según la doctrina del gran investigador de los sueños.
Tsiolkovski.
El estupendo hombre, Tsiolkovski, dado a la noble profesión del sufrido maestro de escuela, tiempo tuvo para entretenerse con la lectura de libros de caballería del aire; mas no le secaron el cerebro como a Don Quijano el Bueno. Pasaron por sus manos libros de física, del espacio cósmico, de todo aquello relacionado con la fantástica idea, entonces utópica, asegurando que un vehículo podía funcionar en el vacío, fuera de la atmósfera.
Posiblemente Tsiolkovski hubiera pensado en ello, además de preocuparse de la razón de las masas, la cabina estanca, la purificación del aire y regeneración del mismo en una aeronave.
Su libro titulado La exploración del espacio cósmico por aparatos a reacción fue un gran tributo a la ciencia aeronáutica.
Hace los cálculos fundamentales de la aeronáutica. Es visionario. Otros también mantienen la utopía de la igualdad, libertad y fraternidad humana:
Decía, el entusiasta investigador del Cosmos, en fuerza de su fantasía exaltada al figurar y crear con facilidad cosas quiméricas:
La Tierra es la cuna de la Humanidad, pero no se puede vivir siempre en la cuna.
Fundador de la cosmonáutica soñaba:
Con asentamientos extraterrestres. Con ciudades en el Cosmos, quizá basado en el Punto de Lagrange, con fábricas de valiosos materiales de difícil producción en la Tierra -e incluso imposible-, con centrales eléctricas especiales que suministraran a nuestro planeta energía sacada del Sol. Un visionario del futuro: las ilusas ensoñaciones de Julio Verne díganme si no hay muchas de ellas reales en la actualidad.
A partir de 1917 la Unión soviética reconoce sus ideas y se lanza a la conquista del espacio. Tuvo la visión de cómo deberían ser los cohetes, las naves, y estaciones espaciales.
En varias noches, entre lo imaginado y soñado, al estilo de la torre de Babel, se encuentra con la posibilidad de crear una estructura metálica que uniera la superficie terrestre con un laboratorio en órbita. Pero esta propuesta, en aquellos tiempos, había de considerarse como irrealizable; pero en la actualidad nos encontramos con sorpresas.
Basándose en la idea tsiolkovskiana, surge la hipótesis de la nave sujeta por cable de cobre, tan fino que un kilómetro de él pesa 8,2 kgs. Sujetas de esta forma dos masas en el cosmos se adaptan sus movimientos a la gravedad, al magnetismo terrestre y a la posibilidad de mantener en el espacio una nave de investigación; pero la idea verdadera de Konstantín Tsiolkovski no es esa. En su obra publicada en 1903 asegura que, podría vivirse fuera de la Tierra, libre de ataduras.
Mas no pudo llegar a conocer los vehículos de navegación solar.
Tienen colectores parecidos a grandes espejos unidos por largos cables. Son similares en sus dimensiones a los receptores de energía, siendo las masas mucho mayores ya que las fuerzas y las cargas terrenales experimentadas serán considerablemente menores. Las células solares convierten la luz solar en electricidad.
Hay otros que desvarían, tal es el caso del astrónomo(?) Franz Von Paula Gruithuisen (1774-1852) quien atribuía la luminosidad en Venus a hogueras en los bosques del planeta, encendida por sus habitantes para celebrar el inicio del reinado de un nuevo monarca.
Más allá de la órbita de la Tierra es posible el método de navegación solar alternando con el propelente(1), y evitar de esta forma los problemas de una excesiva masa de despegue.
La luz solar que cae sobre un objeto ejerce en él una presión, creando una fuerza en la dirección opuesta a la de la luz del Sol. En el espacio donde las fuerzas gravitatorias son pequeñas, y no existe el empuje atmosférico para resistirse al movimiento, incluso las minúsculas fuerzas que produce la presión solar son suficientes para mover una nave espacial. Con el paso del tiempo, las fuerzas que actúan de forma uniforme permitirá que el vehículo alcance una velocidad respetable. Se presume que puede alcanzar mayor velocidad aprovechando las fuerzas gravitatorias de los cuerpos celestes con sus órbitas.
(¡Cuantas películas de ficción científica conocemos!. Todas basadas en las propuestas del genial maestro ruso).
Muchas veces insisto que mi aventura onírica no es patraña, como lo fuera la famosa de la Luna, que llevó a cabo, John Herschel(1792-1871), hijo de William. En 1835, se encontraba en Suráfrica para estudiar el cielo meridional. En aquellos días las comunicaciones eran lentas e inciertas y R.A.Locke periodista del Nueva York Sun, advirtió que haría falta cierto tiempo para que fuera desmentida cualquier atrocidad publicada. Así pues el Sun salió a la calle con una serie de artículos. Describían la forma en que Herschel, utilizando un método para observar detalladamente la Luna(plausible en apariencia, pero de imposible realización), había descubierto fascinantes formas de vida. Entre ellas hombres murciélagos e incluso una extraña criatura esférica que giraba a gran velocidad por la pedregosa orilla. Muchos de los lectores americanos picaron el anzuelo, aunque por poco tiempo.
En el Séptimo Cielo, como bien sabes, amigo Onofre, al lado del buen maestro ruso vi por un lado a Roberto Goddard, el alemán Oberth y el francés Robert Esnault Pelterie, seguidores de los estudios de aquél.
Aprovechando que mi fiel seguidor y buen compañero quedó mudo, sin saber que decir, continué con el entrenamiento de mis disertaciones. El grupo que constituía el coloquio en el pétreo banco de los coloquios esperaba: próxima la hora de reunirnos.
Allí el que más y el que menos se jugaba su prestigio onírico y se valoraba con igual puntuación que la seguida por los profesores del Colegio para calificarnos las lecciones.
Dije pues:
- Pero ocurrió una noche que, logrado el método de reducir velocidad, cual frenazo mediante paracaídas, salvo que éste no era de tela, sino yo mismo con la práctica que me daba el constante ir y venir de aquel lugar, desarrollé la técnica del soplo, al estilo de los cohetes reactores, que me reducía la velocidad.
Quién sabe donde hubiera llegado sin este método, de continuar con la endiablada velocidad alcanzada.
Método, más bien, copiado de los intensos estudios del maestro ruso.
- Dices soplo -me dijo Carrascosa cuando nos reunimos-. En sueño me imagino cual pudo ser.
- No, señor, nada de eso. Materializado nada hay en esa situación, si acaso el cuerpo fuera responsable. Entonces me dije: quizá lo experimentado en astronáutica, sirva para mis vuelos por el Cosmos. A partir de entonces, amigos, practicaba, no mal interpretar, ¡por Dios!, los soplidos que lanzaba con afán de dominar el impulso acelerador del espíritu. Lo conseguí aventurándome hacia alturas nunca soñadas por mí.
Así obtenido me dirigía presuroso al escalón, que me pluguiere.
- Eso, es demasiado. Es correr albur muy peligroso.
- Lo sabía; pero mi deseo me arrastraba a vencer dificultades. Así ocurrió: pude... Cómo diría yo: aterrizar no es correcto por cuanto en el Cielo lo que existe es el vacío, y no como en Marte u otro planeta, rocas. Acaso, reuniéndose los científicos en un congreso decidan dar el nombre de acializar al tomar contacto con alguno de los escalones celestiales. O pudiera ser alguno de los otros nombres que se me ocurren: acelizar o acielar. Observé la gran diversidad de formas que tomaban las almas de las bacterias, al surgir sobre la pantalla sus jeroglíficos trazos, así como la enorme descripción que de ellas podía hacer. No obstante, de entre las mismas sobresalían los bacilos, así llamados por tener figura de bastoncillos.
Algunos de estos, en la Tierra, son capaces de producir enfermedades contagiosas en los seres vivos. No creáis que han sido sus almas, bacterianas, internadas en el Purgatorio, ni arrojadas al Infierno, como afirman grandes pensadores de la Iglesia.

Las almas son puras por naturaleza.
Es error. Ninguna alma es impura, sino los cuerpos como muy bien lo señala la Biblia y el Corán: impuro es el cerdo, para los mahometanos y los hebreos tienen sus animales impuros detallados en las Sagradas escrituras. Insisto:
Al contemplar a los pedigüeños, algunos en estado calamitoso, me digo ahora: Eh aquí, que estas almas piden a gritos ser liberadas de estos cuerpos maltrechos, sucios, en llagados y abandonados al destino hambrón. Las almas de estos desgraciados claman por la eutanasia. ¡A ver quién nos libera!.
Las almas de estos enemigos nuestros, no se encuentran purgando pecado alguno en los Infierno. Están libres de pecado.
Entonces me decía: Quise entender que Dios debía de pensar:
Los pecados de los hombres
Que ventilen los doctores
Los pecados contra mí
Ya ventilaré aquí.
- Cuales son los pecados contra Dios -me susurró temeroso Onofre.
- A nadie debe gustar que siendo malvados, según el Génesis, al ser descendientes de Caín, y amasados con barro, pretendamos igualarnos en imagen y semejanza con el Creador: tan alejado, tan distante, tan superior.
En una imagen proyectada por un muerto en la guerra de los bóers, sin nombre tal como heroico soldado anónimo, decía que:
Gandhi ayunaba para que el enemigo admitiera sus errores, los cuales auto inculpaba como propios y surtían efectos por actos reflejos.
Esta palabra de Gandhi es traducción del sánscrito de la palabra ahimsa, significa: No deseo de matar.
Con su doctrina de no-violencia pretendía modelar la agresividad humana, tanto frente a la naturaleza, en el sentido ecológico, como ante el propio cuerpo: higiene alimenticia, vegetarianismo; o relaciones entre las personas: solidaridad. Rechazaba la solución de los conflictos humanos por la violencia y recomienda la objeción de conciencia. Reacción contra violentas estructuras: violencia de los países ricos sobre los países pobres.
¡Cuantos desmanes e injusticias con este cristiano comportamiento enmendó!.
Si te dan un bofetón, pon la otra mejilla.
Quién esté libre de pecado que tire la primer piedra.
Seguidor infatigable de las enseñanzas del Maestro, sin ser católico, ni mahometano, más hindú que los seguidores del Gita, sin serlo. Buscaba como aquél la Verdad. Al fin la halló con su muerte: ¡Oh Dios!, fueron sus últimas palabras en vida.

Envejecimiento y muerte.
- Si las almas de todos esos seres unicelulares están en el cielo, ¿por qué regla de tres las almas racionales han de parar en el Purgatorio?, donde filtran sus pecados y luego unos al Cielo y otros endemoniados al Infierno -me preguntaba.
- Lo que dices, Onofre, no es de recibo.
- Los vi.
- Ya hablaremos de eso.
- Conforme.

En este lapso de tiempo llegué a pensar que lo que decía Onofre de cuando estuvo en los infiernos, era mentira. Creánme, es imposible existan. Si fuera así, seguro que las imágenes en las nebulosas me harían saber que de ciertos grupos bacterianos, patógenos o de microorganismos malvados viviendo a expensas de otras células, sus almas estarían ausentes, por penar en los infiernos. Y no fue así.
Para comprenderme insisto penséis esta enormidad que os voy a decir: mirad, el huevo primordial del organismo está construido por más de 220 mil millones de células, divididas en 250 familias diferentes, cada una con misión concreta. Las células que forman nuestra piel, vísceras o cerebro, tienen vida. Nacen, se reproducen y mueren. Así se dispuso en la evolución de los seres vivos. Se dice que cuando la vida se iniciaba en las aguas, era el paraíso de los seres que surgían. Los unicelulares se dividían una y otra vez, haciendo reproducciones de sí mismas las células, en sentido horizontal, así eran inmortales. Luego el desarrollo evolutivo puso sus condiciones.
Todo en la vida evoluciona. Las revoluciones son procesos violentos de carácter progresivo. Los inventos han encontrado siempre el caldo de cultivo en la necesidad de los pueblos, normalmente en guerra, para superar al enemigo. Son hechos que se han producido en el desarrollo de los conocimientos primarios que ya tenía el hombre.

Nada surge de la nada y menos de generación espontánea. Esto quedó perfectamente demostrado por Louis Pasteur, al afirmar que de la materia esterilizada no nacen seres. Se esterilizaron los instrumentos quirúrgicos, se mantuvo la asepsia de los quirófanos y se salvaron infinidad de vidas.
- Esto me hace creer en la legitimidad del Génesis cuando habla del Paraíso.
- Exactamente, Jiménez, pero interpretando su exposición sobre la manzana, origen del primer pecado, con el rigor científico.
- A que te refieres.
- Si Dios creó a todos los seres del Paraíso, no hay otra forma de interpretar la doctrina.
- Eso te crees tú. Mira, yo no niego. También estoy instruido en el temor a Dios y, por tanto, a lo desconocido y a la superstición. Pero interpreto esas palabras del Génesis, cual reflejo del hecho primario en el nacimiento de la vida. Las células se fueron dividiendo, y felices los seres vivos más simples, los unicelulares, se mantuvieron en ese Paraíso de la Biblia. Surgió la manzana. La serpiente representa el deseo surgido de copiarse y se impuso la reproducción sexual. Al tiempo que dio vida, trajo la muerte y en consecuencia el envejecimiento. Envejecimiento y muerte fueron los condicionamientos impuestos por la evolución. Su permanencia en el Paraíso bíblico no era posible y éste desapareció del planeta. Los seres se multiplicaron, y evolucionaron, en el transcurso de años, poblando las aguas, y la tierra. No se olvide que, han llegado a conocer por los genes de una mosca, por ejemplo, la formación de las alas. Son similares a los genes humanos para la creación de los miembros. Creo ya he dicho. Las aletas de los peces se fueron modificando, y los nuevos seres, algunos monstruosos, transformaron en alas y otros en patas y en quienes, como en los reptiles, desaparecieron, quedando atrofiadas. Como extinguido, por ejemplo, tenemos nosotros el rabo de nuestros primeros progenitores, los primates, quedando reducido al cóccix. La rabadilla, donde si te dan un puntapié duele mucho.
Mirad en las aves, es la extremidad en donde están las plumas de la cola.
- El profesor nos habló de la posibilidad de conocer la vida de hace años a partir de ciertas células -opinó Polo.
Tengo leído, si, que los embriones pueden ser desarrollados a partir de las células de los tejidos congelados y se pueden utilizar las elefantas indias como madres sustitutivas de un mamut, del cual una pata congelada de hace treinta mil años fue descubierta en la Siberia, por unos mercaderes de oro -contestó Carrascosa.
¡Cuánto parecido hay en el estudio morfológico, entre sí, de cada parte externa de los animales!.
- Luego opinas que en otros mundos puede haber otros paraísos, si no llegaron al desarrollo necesario.
- Así será.
- ¡Vaya leche!. Es decir, que si no tuviéramos pito, estaríamos en el paraíso.
- Qué gilipollez dices, Chillón.
Cuando reiniciamos la redacción a petición de mis compañeros, después de oír aquellas exposiciones de quienes en la noche tuvieron sueños capaces de reproducir, dije:
- Lo primero que me llamó la atención fue la facultad que tenían estos microscópicos seres en proyectar su imagen sobre la maravillosa pantalla del firmamento; de forma tal que me fuera factible distinguirla.
Sabed que los genes son grupos Nucleótidos.
- No me vengas con palabras raras. Aclara, aclara los conceptos para que nos enteremos. ¿Has subido al Séptimo Cielo para tener tanta sapiencia?- me dijo Polo.
- Entonces intervino Carrascosa, nuestro amigo diccionario quien dijo: Nucleótidos son sustancias formadas por ácido fosfórico y........
Cualquier diccionario de la lengua de Sancho Panza te aclara estos conceptos.
- Dirás Cervantes.
- Bueno, eso no quita que Sancho Panza como Don Quijote, hablaran el castellano antiguo.
- Reduce, muchacho. No entiendo nada.
- Luego tendremos una sesión de diccionario.
Nos divertimos en buscar palabritas raras: desoxirribonucleico, coño, pene, vagina. Onofre le preguntó por nucleósido, y por otras muchas más escabrosas en aquellos momentos.
-Yo digo -intervino Onofre- que si las células de los animales son inferiores a las de los vegetales, no entiendo bien, digo, las almas son asimismo inferiores, de donde deduzco que el alma racional es inferior a la vegetativa de los vegetales.
-Vamos, Onofre, ya hemos discutido bastante la grandeza de las almas para empezar de nuevo. Si todas son puras, todas son iguales. La vida es única. Se formaron por casualidad merced al Caos, hace incalculables años luz sobre la Tierra.
- Dijo Carrascosa: Los virus son las células menores que se conocen. Sólo capaces de verse con el microscopio electrónico. Las bacterias son capaces de dividirse en setecientas mil hijas en cada proceso de mitosis. Estos seres diminutos, los microbios, fueron desconocidos por siglos hasta que un muchacho le dio por examinar las cosas más reducidas que encontraba a su paso, y, a su vez, su diminuta esencia.
Allí en el Laboratorio, en principio en el Colegio, me preguntaba a mí mismo con gran curiosidad: ¿qué es aquello proyectado? : una rama de vegetal, excremento, punto trazado por la punta de un lápiz. Tan extraño me resultaba contemplar lo que me dijo el profesor: una célula. Me interrogaba, ¿son, acaso, vegetales?.
No se veía clorofila. ¿Acaso animales?. Ni una cosa ni otra -me dijeron- es tan confusa su clasificación por diversas causas: entre ellas, la enorme multiplicidad de que son capaces de llevar a cabo.
Por su metabolismo bioquímico, muy diferenciado de los vegetales, y animales. Pues pese a ello, son seres vivos y contienen los mismos elementos simples, que nosotros:
Constituyen grupo de importancia capital para el equilibrio del resto del mundo viviente.
- Sin las bacterias, continuó Carrascosa metido a profesor, no hubiera surgido la vida.
- A lo que contesté: Ratifiqué mis opiniones, comprobados desde aquel comprometido lugar, fueron los primeros seres que brotaron del Caos biológico y primeras que actuaron sobre la materia viviente. Con guiños refulgentes me informaron que las bacterias son capaces de transformar la materia orgánica en gas y sustancias inertes, aptas para entrar de nuevo en el ciclo vital. Ellas fijan el gas de la atmósfera; enriquecen el suelo de nitrógeno. Proporcionan a los vegetales las sustancias inorgánicas indispensables para su desarrollo.
Creedme me alarmaba la pancarta que se refería a las bacterias patógenas. En particular su capacidad de reproducirse y propagar el mal por todo el planeta. Ya se dijo que en seis horas dan lugar a más de 700.000 nuevos individuos. Se reproducen por escisiparidad.
Interrumpió Jiménez:
- Veamos, Carrascosa, que es esta palabrita mal sonante.
- Leyendo dice que escisiparidad es método de reproducción asexual. El organismo se divide en dos partes. Cada una de ellas a su vez, hasta alcanzar en pocas horas esos setecientos mil individuos. Es enorme la capacidad que tienen para dar nueva vida: se reproducen, lo cual significa la destrucción de otros organismos.

Téngase en cuenta que con un miligramo de bacterias patógenas bastan para ocasionar la muerte de mil toneladas de materia viviente.
No todas son dañinas de por sí; pero las hay que son ocupadas por virus filtrables responsables de varias enfermedades infecto contagiosas. Ejemplo: el mosaico en el tabaco; la fiebre aftosa en los animales; la gripe, el sarampión, la poliomielitis. Etc.
Los virus sólo constituyen pequeña parte del universo bacteriano.

Las bacterias se hallan en los más diversos lugares: en los terrenos estériles, en las aguas, en el aire.
Se han encontrado en estado fósil, en los terrenos primarios, acompañando restos de animales o de plantas que presentaron trazas claras de la acción microbiana.
La teoría de la generación espontánea daba por hecho el nacimiento de seres vivos, bacterias, microbios en general, de forma indiscriminada, donde quisiera la vida instalarse.
Esta teoría afirmaba que la materia inerte podía generar vida.
Como si una mano misteriosa determinara su nacimiento, hasta en los lugares más insospechados, donde nunca hubo esa planta, digamos por ejemplo, o esos bichitos de charcas y lugares abandonados. Louis Pasteur que vivió de 1822 a 1896 demostró que la vida sólo puede proceder de la vida, por lo menos en las condiciones biológicas reinantes en la Tierra. No puede existir vida en lugares donde la materia está esterilizada.
Un gran servicio hizo a los cirujanos. Descubrió que las infecciones procedían del aire que se respiraba y que emponzoñaba las heridas. No el propio aire, sino las bacterias y virus que transportaba. Peligro tan difundido en aquellos días.
Destrozó por completo la hipótesis de la generación espontánea. Otro palo que la Iglesia supo aguantar.
¡Pues que no tuvo que luchar para conseguir la esterilidad de las salas de operaciones!.
- Todo eso que has leído está bien, Carrascosa; pero estoy más intrigado con lo que cuenta Fernando, de las almas de estos malditos bichos -dijo Silvestre.
- Yo sólo sé, referido a las bacterias cuyas almas, no me interpretéis mal, ocupaban extensas praderas floridas del espacio estelar. Allí donde hay vida están las bacterias, desde el principio y ya se verá si tienen fin.
Si la vida va a otros lugares, allá irán las bacterias.
Es más, me arriesgo a deciros: vida hay por todo el espacio del Universo. Tengo en cuenta lo que los biólogos aseguran. Las materias orgánicas compuestas por los cuatro elementos fundamentales: Nitrógeno, Oxígeno, Hidrógeno y Carbono, existen en los espacios interestelares.
Hay microorganismos con inteligencia innata, capaces de luchar contra los medios con los que el hombre pretende eliminarlos: se acorazan a los medicamentos, antisépticos u otros materiales. No se destruyen todos, ved su capacidad de reproducirse con tanta prodigalidad, y mutación.

Esto capacita a las poblaciones para una rápida adaptación a los cambios ambientales y su enorme inconstancia. Incluso el virus sigue las mismas fases de división que la bacteria en la cual parasita. Para las bacterias que se desarrollan como comensales sobre un ser vivo sin interferir sus funciones, no hay nada que no les sea comestible. Así ocurre con nuestra flora intestinal. Nuestro cuerpo está constituido por microorganismos sin los cuales no podríamos sobrevivir. Los hay que pueden descomponer el petróleo. Otros fijan el nitrógeno. Si algún producto químico interfiere en el compuesto de bajo peso molecular, de sus paredes celulares, no pueden resistir la presión y son las bacterias destruidas, cuando el agua penetra en la célula bacteriana.
Sin embargo, los virus, siendo la forma más sencilla de vida, no pueden reproducirse, por que forman cristales. Estos la mayoría de las veces consisten en una simple cobertura protectora y generalmente están formados por proteínas, y en su interior, una gran molécula de ácido nucleico(ARN o ADN). Excepto dentro de las células de las bacterias, de los animales o plantas, de las que viven, donde tan pronto entran se reproducen.
Hubo ocasiones de llegar a creer que los virus eran las propias partículas de elementos simples, existentes en el Universo.
Los seres más diminutos, parásitos de células bacterianas.
Con esos principios conseguidos en el primer cielo, o primer escalón de la Eternidad, como queráis llamarlo, me di cuenta que los seres vivientes aparecen ante nosotros con una característica, cada vez más unitarios.
Son las mismas moléculas orgánicas las que dirigen y coordinan su complicada máquina viviente, al igual que al resto de los seres vivos, incluido el hombre.
Los elementos químicos que forman parte de la materia viva, son los que aparecen con mayor abundancia en la composición de la biosfera.
Todos estos razonamientos de seres microscópicos, vienen a colación del origen de la vida. Para el desarrollo de la vida es preciso el agua, por ser el elemento compuesto indispensable. Los meteoritos, asteroides, o cometas, no pueden transportar ningún elemento compuesto de ácidos nucleicos, por inexistente en el Cosmos. Elementos simples unidos forman el agua (H2O) extendida por toda la Tierra. En cuyas profundidades, los otros componentes provocan el Caos, y pasan de lo simple a lo compuesto, creándose la materia orgánica. Surge la vida del fango, tal como Benito lo recitaba en el Génesis:
La tierra era soledad y caos y las tinieblas cubrían el abismo. Quien derrame sangre de hombre verá la suya derramada por el hombre porque Dios ha hecho al hombre a su imagen.
A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó. Y Dios los bendijo y dijo: Sed fecundos y multiplicaos. Poblad la Tierra y sometedla. Dominad sobre los peces del mar. Las aves del Cielo. Y cuantos animales, se mueven sobre la tierra.
Y Yo os doy toda planta sementífera sobre toda la superficie de la Tierra y todo árbol que da fruto conteniendo simiente en sí. Ello será vuestra comida.
A todos los animales campestres, a todas las aves del Cielo y a todo cuanto se mueve sobre la tierra con ánima viviente, y doy para comida todo herbajo verde. Y fue así. Vio Dios todo lo que había hecho y he aquí que todo era bueno.
De nuevo hubo tarde y mañana. Día sexto.
-Si así fue lo que hizo, todo le pareció bueno. Nada de atrocidades atribuidas al Creador.
Toda obra de Dios es perfecta. Las almas son inmaculadas, como obras perfectas de Dios -dije.
Dimos ese día por terminada la reunión, que por cierto había sido muy acalorada.
- Luego el Mundo no es tan ínfimo y ruinoso.
- Nada es negativo, por favor. Toda sustancia constituye parte de todo lo que es la Creación: una de cuyas obras fue la Vida. Veamos. Analicemos estas contradicciones que encontramos. El movimiento es una impresión del alma. Hay movimiento en la sustancia, luego hay impresión del alma en la materia compuesta.
- Vaya lío que nos estás armando.
- Esto es metafísica sencilla; pero interesante para conocer.
- Es puro silogismo. A ver si estudias más para enterarte -le dijo Carrascosa.
- Si tú lo dices.
- Dije yo: Las almas sensibles atrapan las formas sensibles, sin aprehensión de las materias que están sujetas por ellas. El alma no coge la materia; lo que está fuera de su esencia; luego aprehende las formas, por cuanto están dentro de su esencia.
- Mira no me entero de nada.
- Razona, hombre.
- Contéstame pues: ¿cuál es la acción por la que se conoce el ser de la naturaleza?.
- Consiste en atraer y retener, mandar y arrojar.
- No me fastidies; ese es el arte de torear -dijo Silvestre muy oportuno.

Provocó una pequeña discusión sobre la tortura de los animales.
- ¿Y del alma vegetativa que nos has hablado?.
- Sencillo: vegetar y engendrar.
- ¿Y la del alma sensible en el animal?.
- La sensibilidad y el movimiento.
- ¿Esto lo sabía ese sabio griego?.
- ¿Te refieres a Platón?.
- Eso es.
- Natural. Él dice que: La acción del alma racional es sentir las formas sutiles de los inteligibles.
- En los seres inteligentes existe materia y forma -insistió Carrascosa.
- El alma creada es cognoscible.
- ¿Dónde lo llegaste a saber?.
- Lo leí en una imagen proyectada en una nebulosa.
Me dijo Onofre más tarde, solos:
- Te están enredando allá arriba, amigo.






CAPÍTULO XI.


EXTRATERRESTRES.

- Nada, te contesté. Estaba soñando.
- ¡Caray!, me dijiste: más parecía que te estuvieran degollando.
- Sí, es cierto. Das aquella noche un grito tan tremendo que, despertaste a la mayoría de los compañeros -dijo Anafre.
- No estaba en el lugar degollador de infelices criaturas como nosotros, sino que en aquella ocasión perdí la velocidad inicial para alcanzar el espacio exterior del globo terráqueo y temí precipitarme en lo mas profundo del barranco Tirabuelos -le contesté.
- Pues al Infierno muchas veces, soñé precipitarme. ¡Cáspita!, que mal se pasa - recordaba Anafre.
- No me digas los momentos transcurridos por mí, cuando me he lanzado por el espacio. Debe ser horroroso si por cualquier circunstancia o descuido en el impulso, sin fuerza suficiente para sostener el espíritu y evitar el hundimiento en sueños, en lo más profundo de los infiernos -dije pese a mis convicciones.
- Sí, sí. Por experiencia lo conozco también yo -invocaba el lugar Anafre.
- Como iba diciéndote: pronto me acomodé en aquel lugar al contemplar las imágenes de esos seres unicelulares, proyectadas sobre las nebulosas. No hacía diferencias, estuviese situado en el escalón que me encontrase. Todas las almas me parecían iguales.

Fue de tal magnitud el estudio que hice de estas criaturas que, merced a ellas, conseguí comprender como la vida surgió en la Tierra. Y no sólo por ella, sino por haber sido uno de tantísimos planetas elegidos.
Llegué a preguntarme: ¿En qué otro planeta de nuestra galaxia, hay vida?.

Me siento escéptico. En otros sistemas o universos, como quieras llamar, no hay duda, puede que haya; pero no igual a los seres vivos terrestres.
- Vamos, dime. Tu crees que hay vida extraterrestre -Anafre me acució contestara.
- Bien que lo he comprobado estando en aquél hermoso lugar de la galaxia M31 de la constelación de la Andrómeda. Si no me equivoco ésta era la nebulosa.
En cierta ocasión estuve por traer a la tierra un puñado de materia congelada. Como hizo Colón para justificar su viaje.
- Pues en menudo lío te hubieras metido. No creo pudieras traer algo material -dijo con sorna Anafre.
- Pues no pongas en duda lo que te he dicho. Bueno y ¿qué me dices de la fe?. Esta si que es competente para mover montañas.
- Bueno, eso es lo que dice Don Anselmo en la clase de Religión.
- ¡Ya!. Sólo por quienes sientan en lo más profundo de su alma (entiéndase espíritu), el fuego eterno de la esperanza. Escucha bien. Te voy a confesar secreto que hasta ahora he guardado como oro en paño. Espero que tú también lo hagas.
Pues sabrás que, al propio tiempo llegué a conocer de otros planetas de distintos sistemas solares, donde los meteoritos tuvieron la delicadeza, como agentes de transporte, de llevar sustancia simple congelada que vi en el espacio estelar.

Surgieron otras formas de vida en un sistema solar distinto al nuestro, denominé Caserne, por cuanto me parecía cuartel alemán. Los seres que pululaban por él, eran de formas tan diversas que soy incapaz, ahora menos, dado el tiempo transcurrido, en detallar.
Anafre calló. Mas bien quedó pensativo. Se dijo para sí:
¡Jolín vaya secreto!. Esto si puede ser, si se publica, bombazo nacional.
Como cuando me dirigía a mis contertulios le dije:
- Para darte una idea de mis apreciaciones, anoche tras las oraciones, siempre rezo para que tan arriesgado viaje resulte provechoso, llegué con enorme impulso adicional a la velocidad iniciada por la voluntad; a traspasar los límites de mis anteriores ascensiones, hasta el catorceavo cielo.

Lo cierto es que no pude permanecer allí, por mucho tiempo. Mareaba la velocidad tan endemoniada que tomé. Así llegué, me horrorizaban las imágenes que observaba de aquellas almas pertenecientes a materias vivas en otros lugares, de otros sistemas solares, de la distancia tan enorme en la cual me encontraba. A millones de billones de kilómetros. Como lo oyes. Más hermosas me parecieron las imágenes de las almas de nuestras bacterias.
- Interrumpió Anafre: Lo que me extraña es que en ocasiones dices por ejemplo que te mareas, que te daban náuseas, que perdías el sentido, que te precipitabas. Si tu cuerpo quedaba acostado en la cama qué podía marearse. Difícil es creerte.
- ¿No me has dicho que en sueños has tenido tú, Anafre, la sensación de precipitarte en un gran precipicio?.
- Sí, pero era como si flotara todo mi cuerpo.
- Qué otra cosa pide flotar de mí en aquellos espacios tan dilatados, por todo el Universo.


Volveré a repetirte que todo es hermoso en ese estado onírico por el cual vuela la imaginación y dejémonos de otras consideraciones. No pienses que, fuera causa de ingravidez o cosa parecida. Lanzado en esa forma viajera por esos lugares sin materia, ni energía y ende por esa perspectiva, no sufría males que se suponían podía padecer mi cuerpo.
Otra cosa es que creyese, aletargado en la noche, ser víctima de alguna sensación aparente: miedo, mareo, vómito u otra.

Observé las imágenes proyectadas por otros seres de diversos universos, en paralelo al del Séptimo Cielo. Estoy seguro que no subieron ni Mahoma, ni Jesús, ni Elías con su carro de fuego, ni tantos otros profetas, o dioses egipcios, asirios o babilónicos, ni de distintas clases, o de los muy grandes del Olimpo. Nadie nos ha informado algo al respecto.
Fue desconcertante lo observado.
Aquellos seres que pretendía descubrir como humanos en otros mundos, los célebres extraterrestres que tanto se ha hablado sobre ellos, así como de sus formas humanoides, no tenían en sus jetas ni boca, ni nariz; les faltaba el recto u otro conducto excretor, o similar, de materias inservibles. No llegué a enterarme como podían ser capaces de llevar a cabo el intercambio de materias: expulsión de excrementos, y asimilación de sustancias alimenticias. Suponía sí, que la ingestión la harían en forma muy parecida a nosotros, por medio de aparato digestivo diferenciado. Acaso como las amebas. Más tarde no me extrañé de mis fantasías.
Di por realidades al comprobar lo que de las bacterias, unicelulares, amebas, y pequeños organismos acuáticos, me aseguraban: eran individuos asexuados.
Que la circulación sanguínea, supuse, pues no me enteré si tenían sangre, la realizarían igual, por sistema cardiológico. Pretendía, incluso, comprender que realizaran estos actos digestivos al estilo de las amebas con sus sistemas de envolvimiento de las sustancias necesarias y la vacuola por la que llevaran a cabo el acto de excreción. Vamos, algo raro se advertía. Pero, ni esto podía comparar.
- Entonces como podías advertir que eran seres -volvió impaciente a interrumpir mi exposición.
- Quién te ha dicho que puedan ser organismos vivos en el sentido que tú lo mencionas.
- ¿Por qué sabes tú mi opinión?.
- Porque razonas de forma distinta a lo que pensamos. Si dijeras por ejemplo: materia viva, a partir de aquí ya podíamos hablar.
- Bien, acepto. Dime como era esa materia viva.

Por naturaleza y según naturaleza.

- Su figura externa, ya he dicho que carecían de nariz, ano y boca, con los ojos situados, creía observar, en una superficie plana. Monstruos nos parecerían en la Tierra.
Es decir: de antropomorfos no tenían nada; de animales mamíferos, tampoco, al menos en el aspecto que en la Tierra tenemos. Les faltaba, tanto a la hembra como al macho, los órganos genitales al exterior. Unos auténticos seres púdicos, que harían las delicias de esos obispos tan relamidos en la crítica a las vestimentas de los bañistas.
- Bueno, también se olvidaron, como andaban desnudos o poco cubiertos José, María y Jesús en Egipto, durante el tiempo que allí permanecieron. El clima, la costumbre egipcia y la necesidad, se imponían -afirmó Anafre.
- ¡Caray!, te veo muy preparado.
- Mejor maestro tengo. Ahora viene lo más gordo -aseguró.
- ¡No me digas!.

- Claro. En cada sistema es posible la existencia de amplios espacios, de miles de millones de kilómetros cuadrados para albergar las almas de seres vivos, caso de existir en alguno de los planetas del mismo.
- Eso lo leíste.
- No, eso me dijiste tú.
- ¡Ya!.
- Almas sencillas.
- ¿También puras? -pregunté.
- ¿Por qué no?.
- Como son tan raras -dije con ironía.
- ¿Has visto algún extraterrestre para opinar así?.
- Lo que se dice por ahí. Bulos, calumnias, embustes y difamaciones. Por otra parte la fealdad no es sinónima de maldad. Y ya que estamos metidos en harina, vamos a filosofar un poco.
Verás: La distinción entre lo natural por naturaleza y lo natural según naturaleza. Va a resolvernos el problema.
En efecto: nada puede existir contranatural, ni lo feo, horroroso y malvado, en el primer sentido de la premisa.

Esto representaría la destrucción del mismo principio intrínseco del ser, es decir, verdadero cambio de naturaleza.
- Aclárame esto que no me entero.
- Es natural todo aquello que es intrínseco de la naturaleza. Es artificial lo que se compone según la naturaleza.
- Entiendo. El feo lo es por naturaleza.
- Así es.
-Y la mujer embellecida y hermosa, si es artificial, lo es según naturaleza.
- Ya puedes caminar solito, Anafre. Ahora tratemos del bien y del mal, mejor dicho del pecado, al mismo tiempo del vicio y la virtud.
El pecado en sí: No es contra naturaleza.
En el primer sentido axiomático: Por naturaleza.
Pero sí en la segunda preposición: Según naturaleza.
- Comprendo: también artificial.
- El vicio es: Contranatural.
En el mismo aspecto, puesto que es una inclinación disconforme a lo que conviene a la naturaleza humana, consecuente de la animalidad de que el hombre participa.
En analogía, las virtudes a las que se opone el vicio no son naturales por naturaleza, sino según ella.
- Pues estoy en un mar de confusiones. Me dices que las almas son perfectas, que no existe el pecado y, ahora me vienes con teorías foráneas contradictorias.

- Estamos hablando de la naturaleza material, y no de la espiritualidad. Si el alma parece ser lo primero en el orden creativo de la naturaleza, del mundo para ser más concreto, en lugar del fuego, el aire, y todos los elementos simples; entonces puede decirse con toda verdad que vive por su propio ser, de existencia. Esto es verdad si se muestra que el alma es anterior al cuerpo. Según Platón...
- Y que voy a pintar en todo esto.
- Proponerte visitar lugares celestiales -así le entretenía para mis fines.
- Ya sabes que sí lo deseo.
- Bien, pues escucha. Decía que el alma es anterior al cuerpo. Platón desconocía el problema consistente en encontrar en dónde radica el Primer Principio Engendrador; en los cuerpos primarios o en el alma. Para Platón el alma es la fuerza primaria de las cosas y, por tanto, la verdadera.
- Recuerda que una vez dijiste que es la que insufla de energía al espíritu, el cual obra como intermediario de aquella.
Entonces surgió la ironía, dado que las imágenes representadas en las nebulosas también hacen ese burlesco cometido, enunciado con aparente seriedad, para expresar lo que no interpretaban.
Pero antes, la Iglesia, hubo de llevar a cabo una labor escatológica grande, muy elogiada. Eminente conservador por el mantenimiento de la pureza de la Fe.
Liberaron las almas de los corrompidos pensadores, seguidores de las terribles teorías que trastornaban el infalible concepto de la supremacía de la Tierra, sobre todos los demás cuerpos celestes que existían. Así lo expresa el Génesis y así las teorías aristotélicas. Ya se sabe la falacia que tuvieron con Galileo Galilei.
¡Pues si me enjuician a mí, como descubridor de tantas maravillas extraterrestres!
Arrancaron a tiras o tirones las grasientas cárceles que, aprisionaban almas en este mundo pecador, y así, pudieron ir a disfrutar del regreso a su reino: al Séptimo Cielo. De allí, algún día partieron como partículas cósmicas portadoras de elementos simples creadores de la materia orgánica. No obstante dejaron la imagen holográfica del cuerpo.
En realidad mis continuos viajes eran resultado del estado paradójico en que me sumía desde un principio.
No era normal que padeciese de pesadillas, como les ocurrió a varios de mis compañeros, entre ellos Anafre con sus visiones del Infierno.
No obstante, esos ensueños angustiosos y tenaces que causan terror, los sufrí pasados varios años, ya en plena época de la guerra civil.
En el Colegio tampoco fui somnílocuo. De ello hacía gala nuestro muy querido compañero Romil, como ya sabemos en qué condiciones.
Se opinaba con gran liberalidad sobre él.
- Deberían someter a observación sus facultades.
- Es caso tan raro; que podía significar adelanto en el aprendizaje del saber.
- No cabe duda.
- Lo mismo opino.
- Podría ser enorme adelanto de la enseñanza.
- ¿Suponéis lo que podría mejorarse el sistema de estudio?. Póngase, digo, un disco, cuyo locutor vocalizara con perfección la lección a grabar en la memoria del paciente, durante el sueño.
- Maravilloso.
- Pero sería necesario conectar unos electrodos en la cabeza del estudiante de forma que, se pusiera en marcha automática el gramófono, tan pronto se durmiera, y al mismo tiempo introdujera por acción electrónica las palabras, repetidas en el disco.
- Me temo que no haya pretensión de observación.
- Quizá, sea mejor -dijo el silencioso Benito.
Mi acción psíquica era considerable. Lo cierto es que noche tras noche, infinidad de fantásticos sucesos, de graciosas visiones y de interminables nociones celestiales, que endilgaba tristes sucesos, en mi fecunda memoria para luego repetir en el pétreo banco de los acalorados coloquios. Casuística: difícil podía con anterioridad conocer. Eran como resultados premonitorios. Como los que tuvo Carrascosa la oportunidad de experimentar, cuando creyó ver en tiempo anterior el entierro al cual acudía.
Alguien dijo:
- Fenómenos parapsicológicos.
Si hubieran estado en los siglos XVIII y XIX, es posible se hubiera extendido como reguero de pólvora, que invadiera todas las clases sociales.
En la forma que invadieron el imperio romano los caldeos adivinos en el siglo III de nuestra era. En los siglos anteriores persiguieron a esta bobalicona creencia de la astrología, de poder determinar el comportamiento humano con la actuación de los adivinos magos caldeos.
Al instaurar el Sol como mediador de los astros, en su afán de absorber Roma las religiones de afuera, tuvieron los caldeos astrólogos el camino abierto y sus conocimientos se extendieron por todo el Imperio. Jerónimo Cardano que vivió de 1501 a 1576 calculó el día de su muerte según la astrología y se dejó morir de hambre para que se cumpliera su pronóstico. La profecía le falló en el día y la muerte le hizo un guiño picaresco que el hombre no se merecía.

Desde la prominente atalaya que ocupaba en mis divertidas excursiones al Séptimo Cielo, admiraba el misterioso Espacio celestial, como tengo dicho.
-Entendí que fuera de la atmósfera terrestre existe ingravidez -alguien preguntó.
- En ese lugar privilegiado no sentí la ingravidez. Me encontraba tan cómodo y era el lugar tan acogedor que, estaba muy satisfecho.
-Claro, como no tenías cuerpo -dijo uno.
- No pesabas nada -comentó el segundo.
- Eras inmaterial -repitió el tercero.
- De esto si me di perfecta cuenta, ya que me extrañaba mucho -afirmé.
- Como puedes darte cuenta de algo. Tú en esas alturas nada podías ser -volvió a insistir el primero.

- Exacto. La nada no pesa; pero creía percibir movimientos suaves de mis piernas y brazos. No encontraba la menor resistencia muscular, ni el roce de las articulaciones, ni los rápidos latidos del corazón por la emoción de encontrarme en el lugar que ocupaba.
- Me supongo estás hablando de tu cuerpo descansando en la cama.
- No, no. Es una sensación que mi psique apreciaba. Por lo visto ocurre a quien le duelen las muelas y se las habían arrancado: sigue percibiendo el dolor en ciertos momentos. O a quien le amputaron una pierna y descubre que el pie no existente le duele. Es una de las percepciones de la mente, por actos reflejos.
Qué son sino sensaciones acumuladas en la mente, las que motivan ciertos aparatos a descubrir la verdad de quien se somete a ello. Eh aquí, como el alma se subordina a las vibraciones de los sentidos, el tacto en este caso.
- Pues, chico, estabas listo con tus sensaciones.
- También temores producen la aventura. Comprendía que si me desprendía por alguna causa del pivote, al cual me agarraba como yerro ardiendo, situado en el brazo de la fantástica galaxia, me hundiría en lo más profundo del Espacio intergaláctico.
- ¡Jope!. Me pones los pelos de punta, nada más pensarlo.
- Como atado, mejor dicho, solidificado, tal era la fuerza que ejercía, por no soltarme. Y tal era el temor que me invadía -les dije.
- Puede que fuese así una noche; me alarmaste por el intenso movimiento que imprimías a la cama. Pretendí despertarte, pero fue imposible -dijo Anafre.
- Cierto. Debí despertarme algo, era el horripilante temor más fuerte que mi normal raciocinio adormecido. Como autómata me resistía perder lo que creía fuera mi punto de salvación. ¡Dios mío!, ¿qué sería de mí, hundido en lo más profundo de lo Desconocido, sin poder volver a mi cálido colchón del Colegio? -pensaba.
- Qué cariño tienes a la camita, chico -dijo el segundo.
- Quién no -así habló Chillón.
- No era para menos, cuando no tienes nada con lo cual suplir -fue la opinión del tercero.
- Sobre todo cuando no puedes hacer nada contra la adversidad -el cuarto.
- La mente no razona -el quinto acertó.
- El cuerpo descansando agradece el reposo -el sexto fue más conservador.
- Es lógico. Se encontraba uno como tronco, durmiendo -así habló en esta ocasión el primero, Carrascosa.
- Ya veis. Temía que la atracción cósmica me hundiera en lo Desconocido. Digamos más bien como desfiladero muy profundo, de trillones de kilómetros -dije muy convencido.
- Vas a terminar por dar vuelco a la astronomía -dijo Carrascosa.
- No sería la primera vez que opiniones tenidas por fijas han cambiado en el transcurso de la historia; la esencia de la ciencia, tengo entendido, consiste en la facultad de auto corregirse.
- ¿Confirmabas en tu paranormal situación, la falta de existencia de agujeros negros? -dijo otro de los siete.
- Puedes suponer por la cuenta que me tenía. Y he dicho el gran temor de hundirme en aquellos tenebrosos espacios, hasta que me acerqué al lugar escogido, considerado engañosamente tétrico, y contemplé hermosas luces, suaves, sin potencia suficiente para proyectarse fuera de la galaxia.
Las galaxias contienen imponentes agujeros negros, con capacidad para generar grandes cantidades de energía siempre que se den circunstancias especiales. Contemplaba en las hermosas imágenes proyectadas sobre la constelación de la Andrómeda la producción de energía cuando el gas y las estrellas empezaban a caer en el interior de estos agujeros negros a una velocidad mayor, cerca de una masa solar al año. Visiones que podía permitirme el lujo de contemplar, ya que alcanzaba a percibir la luz de estrellas jóvenes con escasos millones de años luz de vida. De las que surgieron hace más de 15.000 millones de años. Mi visión allí no era de un día, sino también alcanzaba años y años que no supe discernir.
- ¿Pero la atracción gravitatoria de los astros te arrastraría?.
- Ya os he dicho que estoy sin masa, cuando mi mente me sitúa allí; en consecuencia ni energía y por ello la acción de atracción o repulsión del Cosmos no va conmigo. Ni podemos aplicar las leyes de Newton, en mi caso. No aprecié en mi veloz viaje el viento solar que barre el espacio extra planetario, impidiendo la entrada de cuerpos celestes en el Sistema Solar. El Sol es su guardián. Ni percibí el campo magnético entre los planetas, cuando son detenidos por la minúscula presión del gas y el campo magnético interestelar. Fue veloz mi tránsito para atravesar la región donde el campo solar predomina sobre el campo interestelar. El límite de lo que llaman la burbuja magnética solar se conoce con el nombre de heliopausa. No se sabe con certeza donde se encuentra la heliopausa, pero probablemente de 50 a 100 UA, del Sol.
El núcleo del Sol es una central atómica que arroja de continuo al exterior, en todas las direcciones, partículas atómicas de baja energía, lo que forma el viento solar. No llegué a saber a que distancia se encuentra nuestra estrella.
No quise me ocurriera lo que al caballo Pegaso, cuando Don Quijote no se percibió estaba construido de cera y al aproximarse al Sol, según creencia del Hidalgo Caballero, (las velas que los duques mandaron poner), se derritió. En el límite final de la edad bestial que llaman el medievo, aferrados a la ignorancia secular de los sectores sociales más dominados: persecuciones de científicos, como Galileo que contradijo opiniones de Aristóteles, antes Copérnico; Miguel Servet, por su descubrimiento de la circulación de la sangre, condenado por Calvino; la Inquisición, la caza de brujas, la alquimia, el infame comportamiento de Papas, y acoso sin límite a la ciencia y a la cultura, al servicio del pueblo. Opinaba Carrascosa, quien aseguraba desconocían, por entonces, el efecto invernadero de la Tierra. Desconocían que la temperatura disminuye por la altitud, según se va subiendo, hasta alcanzar 12 kms donde termina la troposfera, llegando a unos grados bajo cero, en el límite superior o tropopausa.
Luego va aumentando la temperatura con la altitud; por efecto de la absorción por el ozono de los rayos ultravioletas del Sol, entre los 15 y 50 kms.
Carrascosa detalló las distintas capas de la atmósfera de la Tierra y afirmó que, la temperatura vuelve a descender hasta alcanzar 75 grados bajo cero a una altitud de 85 kms. A partir de ahí los gases enrarecidos de la termosfera se calientan por la luz del Sol, subiendo hasta 1500 grados centígrados. Por la noche baja grados. Todas estas cifras como podéis suponer son aproximaciones de las mediciones que los astrónomos han efectuado.

Manifesté yo:
- Me sentí aliviado cuando pasé de los 700 kms de altitud. Imágenes de astrónomos sobre las Nubes de Magallanes, me decían que es una capa donde se hacen menos densos los gases: se pierde en el vacío cósmico.
- Tengo muchas preguntas que hacerte, Fernando. Son tantas las dudas que planteas. Pero vamos a ver, hablas de la atmósfera terrestre. Ya has dicho es exclusiva de la Tierra y que otros planetas carecen de ella. ¿Es así? -preguntó Polo.
- Yo no aprecio diferencia alguna de las que menciona Carrascosa. Ya os he dicho que, fue consecuente con la enorme velocidad, superior a la de la luz, que tomé en mi viaje espacial. Decían los conocedores en la materia que la atmósfera primitiva, durante los primeros 1.000 millones de años, estaba compuesta por nitrógeno, monóxido de carbono, dióxido de carbono, vapor de agua, hidrógeno; éste por ser un gas ligero se perdió en el espacio; gases inertes componiendo la nube original de polvo cósmico y gas. El vigoroso viento solar se llevó la mayor parte de la atmósfera primitiva, de nuestros planetas.
- Has hablado de agujeros.
- Desde el exterior, recuerdo ahora, parecían espacios oscuros; pero desde mi observatorio se percibía la hermosura de las estrellas, continuación de los universos islas. El astrónomo Linde afirmaba que el sistema cósmico es auto reproductor del que brotan otros universos inflacionarios y él mismo es un brote de otros universos. Mi observación desde aquel punto no podía asegurarlo, por la enormidad de la magnitud que se extendía a todos los lados: arriba, abajo, a la derecha o a la izquierda -dije.
- ¿De dónde pues, procedían esas luces?.
- De estrellas próximas a extinguirse o de poca masa. Restos de enormes componentes de incandescente materia. Desgastadas en el transcurso de miles de millones de años luz. Quizá sea basurero del Universo conocido.
- Alto ahí. Dices conocido.
- Hemos hablado de universos islas; pero, creedme, desde allí llegaba a comprender que el Mundo, dicho con propiedad, ese Desconocido, tal Infinito, o esa Eternidad, se extendía mucho más allá de lo que veía y de lo que los astrónomos más preclaros, conocen. Es posible, como he discernido en ocasiones, que al mismo tiempo fueran los agujeros negros centros productores de nueva energía cósmica. De cuerpos celestes recién creados y de otros Universos -aseguré.
- ¿Acaso examinabas la fábrica cósmica?. El origen quizá del principio del mundo.
- Luego tenías en cuenta, del mismo modo, su fin -otro me atosigó.
- ¡Oste!. Me expreso mal. No, muertas no, pese a quien pese, sino sufriendo las transformaciones propias de los espacios sidéreos con intensas explosiones, con movimiento entre los cuerpos celestes a velocidades desproporcionadas. Las galaxias se alejaban unas de otras. Admiraba entusiasmado, por la belleza de lo que digo, baile celestial, de unas velocidades proporcionales a sus distancias, a lo largo de la linea de mira que me permitía el pivote, al cual seguía agarrotado.
- Verdaderos bailes de estrellas, ¿dices?
- Puede ser; pero con velocidades que iban en aumento según se alejaban.
- ¡Leches!. El baile sería endiablado.
- De las estrellas me mareaba el hermoso movimiento. Diría que me adormecían por lo silencioso del lugar. Las luminosas estrellas se movían hacia fuera de las enormes galaxias, desde el centro.

No me olvidaba de las palabras de Einstein, aun cuando su imagen no se proyectaba sobre la nebulosa, por la sencilla razón de que su alma no había subido aún al Séptimo Cielo. Dijo:
La masa depende de la velocidad.
De ello podemos deducir: si unas partículas aceleramos bien, podríamos llegar a fabricar una galaxia.
- Tengo entendido la existencia de fuerzas centrífuga y centrípeta, impulsadas por la gravedad de los objetos celestes.
- También creo yo -dijo Carrascosa- pues se dice que la fuerza centrífuga es una fuerza ficticia, que contrarresta la fuerza centrípeta la cual es real y dirigida constantemente hacia el centro de la trayectoria
- No sé si es cierto lo que me han dicho: el motorista en el anillo de la muerte se mantiene adherido a éste incluso cuando va boca abajo, por efecto de que las fuerzas centrípeta y centrífuga se contrarrestan.

Los sueños.- Un hermoso viaje.- Los ateos atomistas.

Es emocionante contemplar a la velocidad que van, girando por todo el interior del anillo metálico.
- Sí, sí. Con la potencia irreconocible de las fuerzas de atracción y repulsión se mantiene el equilibrio de masas celestes, cuyo volumen se mide en millones de kilómetros. Esta creencia de enjambre de estrellas en movimiento en las brillantes galaxias fue defecto óptico de muchos insignes astrónomos; por ser observado el firmamento desde nuestro planeta, rodeado de obstáculos con la densa atmósfera.
- También pudiera ser que esos insignes sabios hicieron en sueños viajes parecidos a los tuyos.

- Sí, creo que algunos sí. Yo allí advertía que la irresistible contracción gravitatoria producía una esfera que aumentaba de densidad y disminuía de tamaño. Son fenómenos, entre otros poco explicados por la Ciencia. No podemos olvidar la frase de cierto sabio: Sólo sé que no se nada.

- En eso coincido contigo -dijo Jiménez-. No es lo mismo examinar los cuerpos celestes desde los telescopios, por buenos que sean, que ver el Infinito, como dices, desde allá arriba, libre de obstáculos.
- El éter que llena todos los espacios entre las estrellas, astros, meteoritos, asteroides, cometas, y toda clase de objetos celestes, es traslúcido. Gran vacío, mejor que el que se pueda hacer en la Tierra. Mucho mejor, y la visión a través de él es perfecta.
- Tengo leído que es billón de millares de millones de veces más diluido que el agua, es...
- Un momento: lee mejor lo que traes escrito, Jiménez. Dirás, más diluido que el aire -le rectificó Carrascosa.
- Perdonarme, dice: por centímetro cúbico no contiene más que algunos
átomos.
- Puñetas. Pues tú, Jiménez, me traes también buena retahíla de números. Qué barbaridad. Dijiste billón de millares de millones. ¡Carajo!. No sé cuanto es.
Esas eran, en el Colegio, las sapientísimas ideas que animaban a nuestras serias conversaciones, regidas por el ansia de saber más y con el loable deseo de exponer cada uno de nosotros las vivencias, los sueños nocturnos, y los recuerdos. Que las ensoñaciones o sueños diurnos, considerábamos propios de melancólicos o chalados.
Parangonando a Isaac Newton, decíamos ser unos niños jugando por las noches con la vista puesta en el azul del cielo, por descubrir una estrella, que nos guiñe con picardía o un planeta que fijo nos señale estar ante el inmenso, inconmensurable Infinito, donde se guarda la Verdad, aun completamente ignoto.
Los míos, en especial, digamos viajes al Séptimo Cielo, no tienen ninguna coincidencia con lo que Sigmund Freud hallaba en relación con el mundo de seres sobrehumanos. Tal como tenían en la antigüedad en su mitología y traían agrupadas revelaciones divinas, demoníacas en intencionalidad con el sujeto: en general la de anunciarle el porvenir, lo cual aprovechaban los magos, los caldeos adivinos, digamos con claridad: los listos, los brujos de la tribu para ejercer su profesión. Aún hoy los hay que han resurgido.

Esas sensaciones no obedecen a revelaciones sobrenaturales, sino a leyes de nuestro espíritu humano y a nuestra personalidad mental.
Decía Freud:
Si alguien se dedicara a elaborar sus propios sueños, no haría sino emprender su propio autoanálisis.
Los estímulos del mundo exterior son percibidos de forma atenuada. La conciencia, en este caso, afecta altamente al desarrollo de las ideas. A menudo las expresamos en forma de imágenes visuales, en blanco y negro o auditivas, sin tonalidades. Es lo que llaman adormecimiento. En él, la calidad del comportamiento es mala, en general, pues falta la coordinación y no se halla ordenado en el tiempo.

En un aparte decía a mi amigo Anafre,
Evita esta ensoñación con la cual nunca conseguirás resultados buenos.
Cuando la pérdida de la conciencia de los estímulos del exterior, es prácticamente total, casi absoluta, el contenido de la conciencia es el pensamiento del sueño. Corresponde al llamado sueño ligero. En este periodo de abandono, la mayoría de las funciones fisiológicas se adormece. La actividad cognoscitiva es mínima; pero hay movimientos periódicos que preceden a los cambios de una fase a otra. A éste debemos acogernos, y con él, el resultado será siempre bueno, pues nuestra conciencia obrará según nuestro pensamiento.

Por el contrario en el sueño profundo es completa la pérdida de la conciencia. No existe ningún contenido de ella del que alguien pueda acordarse. Éste es el que te llevará, querido amigo, a situaciones comprometidas.
La inhibición aparece por sí misma allí donde se desarrolla una excitación. Inhibición y sueño son esencialmente el mismo fenómeno. Cada vez que se produce una inhibición inevitablemente causa un estado de somnolencia.
Es falso, decía Paulov, que muchas funciones del sistema nervioso, como órgano supremo de mando y de reparto de toda la actividad del organismo, en los animales superiores sean independientes de la influencia de los hemisferios cerebrales, por ser este segmento el que rige todos los fenómenos que se desarrollan en el organismo.
Omitió en su razonamiento la teoría atomista, con la actividad de las partículas de los átomos de los objetos que nos rodean, que hunden sus vibraciones en los fondos de la mente para expresar los distintos estados de la memoria, la inteligencia, el instinto y el raciocinio. Flotan por todo el cuerpo sobre una alfombra de sustancias químicas; indispensables para transmisión de vibraciones de las partículas. Hay un sexto sentido o varios, según ciertos científicos, cuyo centro rector no nos queda más remedio que suponer radica en los hemisferios cerebrales, similar a los conceptos contenidos en las lecciones magistrales de Paulov.
¿Dónde sino se sitúa el alma?. Esto nos preocupaba mucho. Fijémonos en el fenómeno tan conocido de aquella mujer que sugestionada se cree embarazada. La actividad de las glándulas mamarias y la acumulación de grasa en la pared abdominal, proviene de la cabeza; de los pensamientos, de las palabras, de los sentidos en general; de los hemisferios para influir sobre un proceso vegetativo como es el crecimiento del tejido adiposo.

Aseguraba el insigne doctor:
Nuestra actividad nerviosa está constituida por dos procesos: la excitación y la inhibición; toda nuestra vida es únicamente un encuentro continuo, una interacción de estos dos procesos, los cuales son inseparables, constantemente presentes no sólo en la célula nerviosa. Sino también en cada fibra nerviosa.
Cuando Romil nos dio una lección de filosofía, quise ver en la noche siguiente las imágenes de Demócrito, Epicuro y Lucrecio proyectadas en la nebulosa de las Nubes de Magallanes. Dicen los astrónomos es, esta galaxia, de una figura irregular barrada, situada a una distancia de un millón seiscientos veinte mil billones de Kms.
Demócrito discípulo de Leucipo de 460 a 370 a. C desarrolló la teoría de los átomos elaborada por su maestro en el marco de una filosofía materialista. Leucipo discípulo de Zenón de Elea, fundó el atomismo y el materialismo mecanicista. Éste es un sistema filosófico que trata de explicar el conjunto de fenómenos naturales, únicamente mediante las leyes de la teoría del movimiento.
No conseguí el propósito, de que sus imágenes me informaran. Sin embargo, mi curiosidad fue satisfecha por la proyección majestuosa de Aristóteles en la nebulosa de la constelación del Cisne.
Su presencia, era como consecuencia, estoy seguro, de mi interés en sombrear su figura en la clase de Dibujo, en el Instituto. Así como la de los peripatéticos. Tan inesperada como deseada, dio riendas sueltas a su verborrea, haciéndome partícipe de las opiniones que en su tiempo y anteriores tenían sobre Epicuro. Gracias a Dios, dije yo entusiasmado, por encontrar alguien que consiga explicarme los pormenores de la doctrina fundamental de los llamados atomistas. Nada me dijo sobre sí mismo, ni sobre su maestro Platón o sobre la escuela de Atenas y sus razonamientos de la espiritualidad del alma. Y bien que lo sentí.
Con sorpresa informaba:
- Epicuro fue recalcitrante seguidor de las doctrinas de Demócrito. Llamamos a éste el filósofo atomista, porque, aun siguiendo la escuela de Mileto desarrolló sus enseñanzas sobre la actividad corporal de los seres vivos. Mejoró los conceptos de Anaxímenes de Mileto. Demócrito defendía que el nacimiento primario de los seres vivos se producía a partir del agua y el limo.
- Alto ahí. Si Demócrito afirma que el nacimiento de los seres vivos se produce a partir del agua y el limo, destruye la idea generalizada, hasta no hace mucho, de la generación espontánea -creo fue Carrascosa.
- Así debe de ser. Esta coincidencia de hipótesis filosóficas de los antiguos griegos con las afirmaciones científicas actuales, no es raro encontrar Es más, ya entonces se pensó en la evolución natural de las especies.

El elemento más incidente de la evolución por selección natural es la adaptación, es decir, la forma en que los organismos adecuan con aparente exactitud, el mundo externo en el que viven. La selección natural es una fuerza ciega que no recurre a proyecto alguno. Se dice que el panda era carnívoro y su aparato digestivo hubo de adaptarse a ingerir grandes cantidades de tallos de bambú. Para captar los tallos creó un sexto dedo.
La evolución se las arregla con lo que tiene a mano y nunca puede recurrir al lapicero para realizar un proyecto ideal. Los animales marinos: delfín, foca y pingüino, todos ellos mamíferos son descendientes de antepasados terrestres.
- Intervino Carrascosa: una adaptación coordinada, afecta a dos o más especies a la vez; uno crea para defenderse de los depredadores y estos para atacar.
Hay un ejemplo muy simpático, que en varios tratados lo refieren: las gaviotas limpian su nido, no por higiene, aparte de esto. Arrojan las cáscaras de huevo en cuanto nacen las crías. Con ello evitan que los depredadores acudan al nido, a por los huevos. Es una adaptación de defensa.
En este capítulo, detallaba mucho la imagen proyectada sobre la nebulosa. Decía que en el Mioceno continuaron evolucionando hacia lo que hoy en día son los cerdos, ciervos, elefantes, antílopes, monos, gatos, caballos y prosperaron muchas otras especies. En el estudio de estos casos de la evolución tanto animal como vegetales, es motivo de referencia el hecho de que en el breve Plioceno el istmo de Panamá se elevó.
Cortó la comunicación, y el intercambio de animales marinos, entre el océano Pacífico y el Atlántico. La contrapartida facilitó la reciprocidad de servicios y comportamientos altruistas de los mamíferos terrestres, ovíparos y aves, entre Norteamérica y Suramérica.
- ¿Pero cómo han sabido esto?. Hay afirmaciones que yo pongo en duda. En estos casos no me convencen los científicos.
- ¡Han sido tantos los investigadores desde todos los tiempos!. Ya en la prehistoria, que gracias a ellos, y nuestros antepasados continuadores, hoy tenemos muchos medios. Hay que tener fe en la ciencia. Díganme como, si no, la tecnología ha avanzado tanto. Gracias a la investigación científica.
Era la época en la que aún no había fronteras. Los seres humanos caminaban por todos los territorios cazando y recogían los frutos de los árboles. En todo momento conocían el tiempo que maduraban, y los vegetales espigaban. No existía cazador solitario. Todos en grupo se desplazaban repartiendo el producto de su trabajo. Era el tiempo que el Génesis bien lo define. Nómadas obligados a trasladarse de un lugar a otro. Donde encontraban un lugar con temperatura agradable, con buena cosecha, se asentaban. La vida sedentaria les obligó ha cambiar de vida. Ya los grupos se fueron dividiendo en células familiares.
Con el progreso humano, se procede a la cría de plantas y animales, de perros por ejemplo, que procediendo del mismo tronco genético que el lobo, produce esta selección artificial seres tan diferentes como el chihuahua, y el gran danés, el galgo y el san bernardo. Selección mucho más rápida que la natural.
Hubo quien puso en duda esta descendencia; a lo cual yo les dije:
- También nosotros partimos del mismo árbol, si queréis por su sencillez de Adán y Eva, y, sin embargo, unos son enanos, otros deformes, otros altos y otros menos altos y todos somos iguales como género humano.
Continué traduciendo:
- El movimiento mecánico del átomo, tiene lugar por efecto de un acoplamiento, que aunque casual, sería absolutamente diferido, de al encontrarse uniéndose las minúsculas partículas de tierra húmeda con los átomos de fuego.
Coincidía con las últimas hipótesis del nacimiento de la vida, en el acoplamiento por reacciones químicas, uniendo las partículas, digo yo, de elementos simples.
Continuaba Aristóteles:
Epicuro ejerció su magisterio en los jardines de su casa ubicada en esta bella Atenas, donde se instalaron las doctrinas filosóficas más avanzadas de mi época y anteriores": Filósofos del jardín". La autoridad de Epicuro sobre sus discípulos, era muy grande. He de reconocer su buen estilo en desarrollar su magisterio. Pese a no coincidir con sus materialistas doctrinas.
- No faltaron calumniadores. Los mismos dioses del Olimpo, desde la cumbre del monte, o el Oráculo de Delfos, rechazaban sus ideas; pero aún fue peor la falsedad de quienes pretendían presentarle como un loco. No faltó quien aseguró fuera ésta la causa de su muerte, en edad joven.
Vivió más de setenta años, lo que aseguran insignes escritores.
Aristóteles, como Platón y todos los sabios adoradores de los dioses, aborrecieron las enseñanzas de Demócrito y Epicuro, en particular, y de otros ateos atomistas, por negar la existencia de los dioses. Las doctrinas de aquellos sabios griegos se dejaron influir en las religiones existentes en épocas de entonces y venideras, en particular en la católica, a las que se amarraron por los siglos de los siglos, con graves disidencias con los científicos, de este siglo. Anteriormente con Santo Tomás de Aquino, discípulo de San Alberto Magno, que le introdujo en el pensamiento de Aristóteles, contrario a las ideas atomistas de Epicuro, como ocurrió con Copérnico y Galileo.
- Dije: La calumnia es propia de las fuerzas fácticas, cuando temen ser víctimas de las opiniones contrarias a sus refinados procedimientos de dominar el pueblo.
Intervino Carrascosa:
Tengo entendido que, la escuela epicúrea subsistió hasta el siglo IV después de Jesucristo.
- ¿Tú cómo lo sabes?. ¿También has subido, acaso, al reino de los cielos, como Mahoma? -le dijo el Flecha
-¡Leches!.¿Quieres saber más?. Lee y no te dediques a recorrer la ciudad en las vacaciones, pegando algún cartel de la Falange. Algún día te van a dar fuerte garrotazo los obreros.
- Eso te crees tu. Me los paso por debajo de las piernas.
- Perdonad, yo sigo -les dije-. Aristóteles me informó que Epicuro era neto caudillo de su propia escuela.
Me interrumpió Carrascosa:
- Séneca dejó escrito:
"Las grandes almas epicúreas, no las formó la doctrina, sino la asidua compañía de Epicuro".
No es cierto: Continuaron sus discípulos hasta cerca del siglo IV.
- Cierto que llegaron a divinizarle sus alumnos; pero no fue válido este deseo de los discípulos, por el propio peso de sus enseñanzas: sobre la falta de dioses en el mundo.
Decía la imagen cósmica de Aristóteles que, para negar a los dioses razonaba Epicuro de la forma siguiente:

-Partiendo de la existencia del mal, argumenta:
1.-La divinidad o quiere suprimir los males y no puede.
2.-O puede y no quiere.
3.-O no quiere ni puede,
4.-O quiere y puede.
1. - Si quiere y no puede es impotente. Y la divinidad no puede serlo.
2. - Si puede y no quiere, es envidiosa. Y la divinidad no puede serlo.
3. - Si no quiere y no puede, es envidiosa e impotente. Por consiguiente, no es la divinidad.
4. - Si quiere y puede(que es lo único que le corresponde), ¿de dónde viene la existencia del mal?.
¿Y por qué no lo suprime?.
Por esto argumentaba que para explicar el orden del mundo, excluida la acción de la divinidad, no queda sino las leyes que regulan el movimiento de los átomos.

Es doctrina de Epicuro que:
De las sensaciones repetidas y conservadas en la memoria nacen las representaciones genéticas.
A este respecto recuerdo a los gansos de la nieve que emigran anualmente como resultado de patrones establecidos muchos años antes de su nacimiento. La memoria está determinada genéticamente.
Epicuro llamó anticipaciones. Ejemplo: se dice: Este es un hombre. Hay que poseer ya el concepto de hombre, adquirido en virtud de las sensaciones anteriores.
Sin estas sensaciones yo no podía ver las imágenes proyectadas sobre las nebulosas.
La sensación es el criterio fundamental de verdad. El criterio de la realidad está constituido por las sensaciones, por las anticipaciones y por los sentimientos. El sentimiento, es decir, el placer o el dolor.
La sensación se produce en el hombre por el flujo de las partículas de los átomos que vibran en la superficie de las cosas, según la teoría de Demócrito. (Lo que está comprobado hoy con el microscopio electrónico)
Este flujo produce en los hombres imágenes, en todo semejantes a las cosas que las crean.
De estas imágenes nacen las sensaciones; de las sensaciones nacen también las representaciones fantásticas que resultan de la combinación de dos imágenes diversas (como, por ejemplo, la representación del unicornio, animal fabuloso, nace de la unión de la imagen del rinoceronte con la del caballo). De esto eran muy conspicuos los egipcios con sus máscaras y representaciones de hombre animal, en señal de poder.

Epicuro poco antes de comenzar el siglo III- -341 a -270- funda en Atenas su escuela, jardín filosófico, donde ensañaba su doctrina, llamada epicureísmo.
Su doctrina -decía Aristóteles- se basa en la necesidad de que pudiéramos eliminar el temor a los dioses y a la muerte y se suprima el dolor para alcanzar la felicidad, entendida como serenidad y reposo del alma. (Ataraxia).

Decía Epicuro en Sobre el fin:
Por mi parte no sé concebir que sea el bien: Si no preciado de los placeres del gusto, de los placeres del amor, de los placeres del oído, de los que proceden de las bellas imágenes percibidas por los ojos, y, en general, de todos los placeres que los hombres poseen gracias a los sentidos.
No es verdad que sólo el gozo espiritual sea un bien, puesto que también la mente -facultad intelectual, digo yo- se alegra con la esperanza de los placeres sensibles, en cuyo disfrute la naturaleza humana puede librarse del dolor.
Además, agregaba diversas anotaciones del pensamiento epicúreo.
De todo cuanto la prudencia nos ofrece para la felicidad de la vida, la mayor es, con mucho, el logro de la amistad. Quien haya alcanzado el fin del hombre, aunque nadie esté presente, será por igual honrado.
Es no sólo más bello, sino también más placentero hacer el bien que recibirlo.

Epicuro también dice:
El lenguaje es producto natural por ser la expresión sonora de las emociones que experimentan los hombres en determinadas condiciones.
El placer unido a las sensaciones constituye el principio y fin de la felicidad. El epicureísmo propone el placer como el fin último del hombre, esto es, aquello que se ha de amar por sí y todo lo demás por él, incluso la virtud y la sabiduría. Idea principal: el fin último del hombre es la felicidad.
Demócrito, como su discípulo Epicuro, aseguran que:
Nada procede de la nada y que todo cuerpo está compuesto de corpúsculos indivisibles -átomos- que se mueven en el vacío.
Modernamente Heisenberg sentó el principio de la indeterminación. Según él, una carga que se mueva como un electrón en un átomo debería perder energía mediante la emisión de radiación. Si el electrón sigue dando vueltas al núcleo es, según Puthoff, porque absorbe sin cesar energía del punto cero.
En esta teoría mecanicista, el alma es un simple conjunto de átomos, aunque constituye el origen de la vida. Su moral tiende a la democracia. Los dos afirmaron que toda la materia está compuesta de partículas elementales. Se llamó átomo: quiere decir indivisible; así lo creían y, además, indestructibles. Se les escapaba la existencia en el átomo de un núcleo en el que se concentra la casi totalidad de su masa, compuesto por protones, neutrones y una corteza constituida por electrones. Es éste extremadamente pequeño y con carga positiva; alrededor del cual gira un cierto número de electrones con carga negativa.
Protones y electrones en un átomo, son iguales en cantidad, por lo que estos se mantienen unidos.

Yo he pensado que al igual que con el microscopio electrónico han visto los átomos existentes en la punta de un alfiler, puedan no tardando mucho en conseguir examinar los átomos del alma. Sé que puede ser una temeridad este pensamiento; pero de hipótesis de este tipo, el mundo ha progresado.
En 1932 se descubrió por Chadwick que los núcleos de los átomos contenían otra partícula llamaron neutrón sin carga eléctrica. Partículas y más partículas llamaron a lo que surgía, quarks.
Se llega a saber que un neutrón o protón están constituidos por tres quarks, uno de cada color: rojo, verde y azul. Como para reír: el electrón tiene su pareja: el antielectrón y el protón, el positrón.

Es decir, que cada partícula tiene su antipartícula, con la que puede aniquilarse: materia y antimateria. Sigamos razonando: me informé perfectamente sobre el pensamiento de que puede existir ayuntamientos y antipersonas, hechos de antipartículas. Me advirtieron más y yo os lo hago saber, con el cariño que a los colegiales nos caracteriza: Si alguno de vosotros os encontráis con vuestro antiyo, no se os ocurra darle la mano, pues ambos desapareceríais en un gran destello luminoso.
Nada tiene que ver esta desaparición con la que le ocurrió al investigador químico Schönbein, quien haciendo un experimento en su casa en 1845 vio como desaparecía el delantal de algodón de su mujer que usó para limpiar una mezcla de ácido nítrico y sulfúrico, derramado. Al poner a secar el delantal detonó y desapareció. Había convertido la celulosa del delantal en nitrocelulosa.
Hoy día podrían apoyar la teoría de la panspermia, es un decir, con relación a las hipótesis del origen de la vida. Sostiene la llegada de ésta, en forma de vida microbiana básica universal, y que luego evoluciona en función de las condiciones del planeta fecundado. Idea que hoy ha tomado auge. Todo ello porque se ha descubierto una bacteria que resiste radiaciones de 60.000 veces superiores a la que puede aguantar el ser humano. Destrozado su ADN lo reconstruye retejiéndolo, e hilándolo en menos de veinticuatro horas. Puede vivir, según tengo leído, dentro de chimeneas nucleares y resistir las duras condiciones del Cosmos exterior. Mantendrían la afirmación sobre la composición atómica de los elementos simples de las partículas microbianas.

No sólo es dudoso que Epicuro muriese loco, como calumnian sus detractores, pues Diógenes Laercio nos atestigua el amor de Epicuro a sus padres, su fidelidad a los amigos y su sentido de la solidaridad humana.
De los papiros encontrados en Herculano se recogen datos sobre la formación de la doctrina epicúrea.
Epicuro llamó canónica a la lógica: teoría del conocimiento. La considera esencial y dirigida a ofrecer el criterio de verdad. Por tanto, un canon, es decir, una regla para orientar al hombre hacia la felicidad.

El alma, según Epicuro, está compuesta de partículas corpóreas difundidas por todo el cuerpo, como soplo cálido. Tales partículas son más finas y redondas que las demás, y, por tanto, más móviles. Las facultades del alma, como se vio, son en fundamento tres: la sensación en el sentido propio; la imaginación (mens, según Lucrecio), que produce las representaciones fantásticas; la razón, que es la facultad del juicio y de la opinión. A estas facultades teoréticas, se añade el sentimiento: placer, dolor que es la norma de conducta práctica. La parte irracional del alma que es el principio de vida se extiende por todo el cuerpo. Con la muerte los átomos del alma se separan. Y cesa toda posibilidad de sensación.

La muerte es privación de sensaciones. Por eso es necio temerla.
El más terrible de los males, la muerte, no es nada para nosotros porque cuando existimo nosotros no existe la muerte. Y cuando existe la muerte, nosotros no existimos. La cumbre del placer es la simple y pura destrucción del dolor. El placer es el principio y fin de la vida feliz.
Sobre el alma decía Santo Tomás:
El principio primero por el cual vivimos, sentimos, nos movemos y entendemos. No cabe duda que este buen santo confirmaba mi tesis: El Alma es sinónima de Vida.
Aristóteles también aseguró:
El alma es el acto primario del cuerpo físico orgánico que tiene la vida en potencia.
- Comentó Carrascosa: En el siglo XIX, el químico Dalton, que vivió de 1766 a 1844, siguiendo los pasos de los atomistas griegos, creó la que se conoce como Ley de Dalton, según la cual a cada elemento químico corresponde un átomo, distinto de los oportunos a los otros elementos, de los que se diferencia, por lo menos, por su peso. Se combinan para formar moléculas. Reivindicó las teorías atomistas de Demócrito y Epicuro, no olvidadas por Lucrecio.
Había contertulios que rechazaban unos datos que en realidad no aclaraban el contenido del átomo, en particular dedicado a percibir vibraciones y transmitirlas
Y añadió Carrascosa, después de un pequeño receso bastante movido:
- Sobre la existencia del alma, los egipcios llamaban Ka, el doble, pues consideraban que el alma lo era del cuerpo, el cual había de mantenerse sin corromper en el sarcófago, pues el alma volvía al cuerpo después de muerto. No le abandonaba, durante un tiempo mínimo. De los egipcios procede el culto a los muertos y las ofrendas, sacrificios y honores que se tributan a los difuntos, al alma de los finados.

Las que en el Más Allá necesitarían para alimentarse, y atender a las mínimas necesidades y en particular ser acompañadas por las gracias recibidas en vida. Los caldeos y asirios no dieron importancia a la conservación del cadáver; pero mantenían la inmortalidad del alma. Decían los asirios que el alma llevaba alas grandes como único vestido. Cuantas imágenes tenemos, incluso en grandes museos de la actualidad, con figuras aladas que representan el alma.
Los etruscos la representaban en sus monumentos funerarios.
- Bien, Carrascosa, luego no es descabellado que yo las vea en mis viajes oníricos por el espacio celestial, cuando ya todas las religiones representan el alma caminando por lugares fuera del alcance de los vivos -dije.
- Nunca he criticado tus conocimientos, sino que me es imposible comprender y menos emprender viajes de ese tipo tuyos, como viajero por el Cosmos.

Yo no supe que contestar, pues en la nebulosa no encontraba información sobre lo que Carrascosa, tan bien había expresado. Humilde como es, nos indicó el diccionario donde lo había leído.
- Me intriga lo que ocurre a quienes carecen de alguno de los sentidos, cuando se dice que mejoran el resto.
- Es por exigencia del alma para su supervivencia. Los científicos que investigan la percepción dicen que, tenemos más sentidos que los cinco tan conocidos y los clasifican en sentidos físicos como la vista y el oído y sentidos químicos como el olfato, el gusto y el tacto. La retina contiene muchas células sensibles a la luz: unos mil millones de ellas. Llaman bastones y conos. Cada una de las cuales realizan una función visual. La luz y el sonido se transmiten por ondas y por impulsos sonoros que se envían al cerebro.

Lucrecio ofrece una reflexión sobre los sentimientos profundos del alma humana: el temor a la muerte, las tentaciones de las riquezas, y de los placeres sensuales. Lucrecio invita a imitar en el espíritu y la conducta cotidiana, siguiendo las enseñanzas de Epicuro.
- Hablas de millones de células, así como del cerebro, pero nada del alma.
- Eso escrito está en la pancarta de la nebulosa. Hasta ahora, se consideraba inmaterial, como si fuera algo distinto al cuerpo humano. Es imperceptible, por el tamaño de sus átomos. y su distribución por el cerebro. La ciencia no ha alcanzado a descubrir el cúmulo de átomos que vibran al impulso de las vibraciones de los átomos de los sentidos, según Epicuro.
- ¿Pero existe algún conocimiento científico al respecto?.
- Sí: existen conocimientos de carácter muy amplio. Ejemplo: el murciélago se sabe que emite una corriente de chillidos o chirridos de alto poder. Utilizan la dirección y la intensidad de los ecos que vuelven para cartografiar su contorno. Todo en milésimas de segundo.

Hay ciegos que pueden asignar los vestidos a sus propietarios simplemente mediante el olfato. Tienen este sentido bien desarrollado por la carencia del de la vista. Muchos ciegos advierten la proximidad de un obstáculo por las ondas que este emite, las propias de sus átomos. Los pacientes de esquizofrenia desprenden un olor muy característico que les es fácil a gente especializada en apreciar. La lluvia es detectada por un leopardo a cincuenta Kms. Es el animal terrestre más veloz. Llega a alcanzar 300 kms por hora.
- Pues yo tengo conocimiento de que el oído del perro es muy superior al del hombre. Es la distancia, a la que percibe sonidos, cuatro veces superior a la que puede percibirlos el hombre, y más fino. Puede registrar hasta 35.000 vibraciones sonoras por segundo. Además, capta sonidos de muy alta frecuencia. En ocasiones se utilizan silbatos de ultrasonidos (de 20.000 Hz a 35.000 Hz) para darles órdenes silenciosas.
- Hombre, ya que hablas del perro, creo sepas, en cambio, que su visión de cerca es inferior a la nuestra. Por lo demás su ojo es similar al del hombre.
- Cierto, también yo lo he comprobado. ¿Que sabes del olfato?.
- Su mucosa olfatoria llega a cubrir una superficie de 130 cm cuadrados frente a los 3 cm cuadrados del hombre. Puede olfatear olores hasta un millón de veces más diluidos que los detectados por el hombre. El gusto lo tienen muy ligado al olfato.
- Yo tengo leído que Napoleón escribía a Josefina: No te laves, regreso a casa. El emperador pese a todo no era ciego. También leí que nuestra piel está cubierta de sensores con el fin de recibir información de nuestro entorno -dijo Carrascosa- al tiempo que tenemos glándulas productoras de olores que excitan los sentidos.
- En la nebulosa aseguran que los más importantes sensores son los que se pueden estimular con el contacto físico.
- Las palomas encuentran su camino de regreso a casa utilizando el sol como guía durante el día y las estrellas durante la noche. Pueden llegar a detectar cambios insignificantes de la presión atmosférica y también sentir la dirección del magnetismo terrestre orientándose como la aguja de una brújula -dijo alguno en la marabunta de frases que cada uno lanzaba arrasando el silencio.
- No cabe duda que ejemplos de esta naturaleza de sensibilidad de los seres vivos hay infinidad de ellos.
- En una publicación sobre la evolución de las especies, leí que, después de los seres humanos los chimpancés son unos de los animales más inteligentes y su cerebro muestra gran número de similitudes con el cerebro humano.
- Distinción existe entre una garganta y laringe pequeñas de un recién nacido y la del adolescente, así como sucede con las de un simio, y por ello son físicamente incapaces de hablar como un adulto -dijo otro entre varias opiniones que cada uno de nosotros comentamos.
- Les aseguré que: El alma de Paulov, recién fallecido, o sea, su espíritu proyectaba en los astros:
En el cerebro hay puntos de guardia, islotes en actividad aun cuando el resto de los hemisferios cerebrales duerman.

Ponía como ejemplo, el caso del molinero: si el molino se para, él se
despierta aunque esté en una fase de sueño profundo.
O el caso de la madre que duerme, a la que: los ruidos más fuertes no la impiden dormir. Sin embargo, al menor movimiento del hijo la despierta.
Nuestras charlas eran diarias por regla general. No nos circunscribíamos a uno o dos días de la semana, como hacía ese insigne científico ruso. Conocido como el de los reflejos condicionados, que tenía sus mejores charlas los miércoles: los llamados miércoles de Paulov.
- ¿El alma de Beethoven no apareció por tu cielo? -preguntó Silvestre.

Amor universal.
- Pues sí. Una piña formaban alrededor de él los que admiraban a este magnífico compositor.
- Tengo entendido que era sordo.
Dijo Silvestre, uno de los más aficionados del colegio a la música:
- No de nacimiento. Cierto que degeneró su audición hasta la sordera total. Beethoven fue de las personas que por su situación familiar se vieron en la necesidad de seguir trabajando, sin desmayo, para poder mantener a sus hermanos. Decía su pancarta celeste que en 1800 parecía que el éxito le sonreía; pero le empezaron los problemas al notar la disminución de las facultades auditivas. En 1802 describe a sus hermanos los problemas cuando les hace ver su desasosiego interno y teme la muerte próxima. Son célebres sus palabras:
Cogeré el destino por la garganta, no podrá doblegarme por completo.
Palabras que honran su fuerte carácter. Nunca conoció los apuros materiales como ocurre con otros genios.
En 1813 tras la victoria de Wellington en Vitoria escribió una fantasía para la orquesta: La batalla de Vitoria.
Es la 9ª Sinfonía compendio de la alegría como don del cielo para la humanidad. Antes la 5ª sinfonía trata de la victoria de la luz sobre las fuerzas de la sombra. Alcanza con la 9ª la culminación con el canto del Himno de la Alegría de Schiller para 4 coristas y coro mixto. Schiller, se ubicaba en las cercanías del alma de Beethoven. Poeta lírico escribió en 1785 el Himno de la Alegría. Beethoven murió de hidropesía el 26 de marzo de 1827. Más de veinte mil personas participaron en las ceremonias de entierro.

En las instructivas noches de Romil, oí que, el digno personaje apocalíptico se mantenía exiliado en Patmos, isla griega del Dodecaneso, donde -se dijo- escribió su obra maestra. Se comentó que, lo había hecho con odio a Roma por las persecuciones indiscriminadas contra los seguidores de Jesús, en Jerusalén.
El odio no es bueno, ni en los santos. Un pasaje bíblico dice:
El que odia a su hermano es un homicida, y homicida ninguno lleva en sí la vida eterna.
- Quién podía decir tamaña desvergüenza de San Juan -me dijo un compañero de Colegio.
- Los valdenses, los cátaros, los protestantes, Prisciliano, el obispo Arrio y sus seguidores y muchos de los primeros días del cristianismo, se apiñaban en el disputado Séptimo Cielo. En el mismo lugar donde estuvo Mahoma, según él. El profeta, el inspirado por Dios para que dictara el Corán. Éste se maravillaba, según emotivos relatos.
Los suyos tan distinguidos y distintos, contemplando las hermosas huríes, los pacíficos ángeles y toda la belleza del Más Allá, con su música celestial, guiado por uno de los espíritus escogidos por Alá para su ministerio. De los mensajeros, ángeles y de orden superior, el mismo Arcángel Gabriel. ¡No era nada!. ¡Ay, si yo hubiera tenido también un ángel que me guiara, cuando estuve, por los intrigados lugares del espacio sideral!
- ¿Quién interpreta música en esos lugares?. Serán los actuantes del Apocalipsis con sus trompetas.
- Es el ruido que producen los cuerpos celestes en sus rotaciones.

Sigo: El prelado, monseñor Giuseppe del Ton, autor de "La verdad sobre los ángeles", reveló ver al arcángel Miguel una tarde de verano en los jardines del Vaticano:
Era de estatura elevada, frente espaciosa, y penetrantes ojos negros, egregia cabeza juvenil de luz rojiza aureolada. Robustas, recogidas y quietas alas, pero listas para emprender el vuelo.
Ningún Papa ha contradicho las afirmaciones de la Contrarreforma, según las cuales, en las fiestas más importantes, bajan los ángeles a la basílica de San Pedro, para sumarse a las oraciones de los canónigos. Los teólogos hablan de ellos como si fueran superhombres.

Hasta se permiten el lujo de afirmar, sin subir como yo al espacio, que allá en el noveno cielo está la morada de Dios. Ni los papas admitieron las afirmaciones de Galileo; hasta no hace mucho, que doblegaron su conocimiento a las investigaciones científicas.
Dudé de las fantásticas visiones de Mahoma, sobre tan prolíferas criaturas en los espacios siderales; pero estando allí comprendí fuera lógico contemplara verdaderas hermosuras del cielo; no menos que las apabullantes afirmaciones papistas.
Siempre he pensado y sigo pensando: Mahoma sufrió una ensoñación. De ella salió inspirado por Alá, para que guiara a su pueblo nómada y salvaje. Adoradores de piedras negras se extendían por todos los desiertos de Arabia.
Un pueblo desunido en su totalidad, llegó a ser nación fuerte y respetada.
Después de entretenerme en leer la Biblia, tenía la completa seguridad en el divino Maestro. En articular después de conocer las doctrinas de Epicuro. Quisieron enseñar a vivir a los míseros hombres, como tales. No dudaba. Lo acepté antes de descubrir lo bien que podía estarse en el otro Mundo. También los cátaros creyeron poder alcanzar la Gloria; grave error, dada la grandeza del Universo, y así les fue.
Sabemos, y esto pocos hay que lo discutan, las consignas eran claras, como el agua cristalina.
- Amaros los unos a los otros.
Recuerdo que Goethe escribió:
No ama aquél que no tiene por virtudes las faltas de la persona amada.
Así opinó mi compañero Carrascosa:
- Es justo lo que afirmas y, además, debemos ser benévolos, comprensivos y tranquilos.
Él dijo:
- Si te dan una bofetada en un carrillo, pon el otro.
Es decir, hemos de ser bondadosos.
- Pues yo leí que, para un reformador del confucianismo, todos sus actos se basan en el principio:
Amor universal es la capacidad de respetar las propiedades de los demás, como las propias; el hogar de los demás, como el nuestro; a las demás personas como si fuesen nuestro propio ser. Haz bien y desecha el mal.
El cielo desea que, poseyendo la gente suficiente energía para trabajar unos por otros, aquellos que saben deben enseñar a los demás y aquellos que poseen riquezas tienen que compartirlas con los demás.
- Lo cual, más tarde, me decían unas imágenes referidas al líder indio, hacía realidad el anhelo por las enseñanzas del galileo.
Gandhi, el ser más respetado de este siglo, en su lucha de no-violencia y de ausencia de cooperación con los que sojuzgaban a su pueblo.
- Dijo Carrascosa: Jesús vestía con pobreza, andaba con sandalias roídas, comía langostas, frutos secos, miel y frutos del campo.
- También Gandhi le imita en eso -le contestó Anafre.
- Le dije: No se te olvide que Jesús comía ajo, sobre todo los días de permanencia en Egipto, como a los campesinos egipcios les era suministrado, cuando mayor esfuerzo tenían que realizar en la construcción de las pirámides.
- Bueno sí, que contra el colesterol es muy bueno el ajo crudo, así como el limón, y de lo que le abastecían las humildes gentes de su tierra natal Galilea. Sus enseñanzas siempre versaban sobre la pobreza de bienes y de espíritu. No comprendo los motivos de sus representantes , de no imitarle en la forma de vivir y alimentarse -dijo Carrascosa.

Esto me molestaba. Me hacía pensar aquello de vender y entregar lo obtenido a los pobres. ¡Desnudarse uno para vestir a otro!. Si todos hacemos lo mismo, ¿no cambiamos los unos por los otros?. ¿Sin solución de continuidad?.
Valiente arreglo. Pero yo pensaba y más tarde en mis sueños escatológicos llegué al convencimiento que no era eso lo que propagó, sino la igualdad: todo para todos.
Alguien del cole dijo:
- Todos iguales, son los que quieren los jorobados.
Advertí la falta de caridad de quien así hablaba.
- ¿No sería mejor pensar que todos iguales sin joroba?.
Decía yo: en ello radica precisamente la diferencia.
Unos altos, otros bajos; unos listos, otros torpes; unos buenos, y otros malos; pero en realidad dentro del género humano todos somos iguales; pero distintos. O hay algún ser humano que sea genéticamente un cerdo, o un toro. ¿No son iguales todos los leones, digo como ejemplo?. ¿No mantienen entre sí un respeto digno de emular?. ¡Y tantos seres vivos, nos dan ejemplo!. La inteligencia nos diferencia y distingue de los irracionales; pero nuestro comportamiento, comparado con el de algunos animales, es más bestial: esquilmamos a los humildes, a los pobres de espíritu, a los incapacitados, a tantos seres sin menoscabo del mal que hacemos no sólo a la humanidad, también al equilibrio ecológico, para nuestro mal.
No significábamos gran cosa: entre el Bien y el Mal. Zoroastro en su momento dijo que los hombres tenemos para adorar al Dios bueno y al Dios malo.
- Dios cuando hizo el Mundo, -según leía en el Génesis- cometió el enorme error de crear espíritus malignos, dispuestos siempre a desobedecer las leyes divinas. Ya no tenía Paraísos donde alojar a los buenos. El fuego sería morada eterna de los pecadores.
Hubo quien me dijo:
- Por no tener espacio en el Paraíso para alojar a los espíritus malos, Dios decidió echar de él a Adán y Eva y les dijo:
- Estoy harto de veros haciendo el vago en el Paraíso, Así que os echo de él.
Adán sin inmutarse espetó a Dios: Qué tonto es.
Preguntó Dios: ¿Por qué?.
Dijo Adán: -¿No sabe que donde está Eva, está el Paraíso?
Pensaba yo:
- Imposible. Dios hizo el admirable mundo y todos los seres que lo pueblan. No pudo hacer nada malo, quien era lo mejor. ¿Porqué lo hizo, si luego iba a arrepentirse?. Me convencía el razonamiento de Epicuro. Más le hubiera valido crear vida en otro planeta mejor, donde el género humano no fuera enviciado. O dedicara nuestro satélite a girar, como un loco lunar, a merced de los fríos vientos cósmicos, navegando perdido por el grandioso Universo.
De aquí deducía que todas las almas son puras. Los hombres pecadores son el resultado de las mil combinaciones químicas que conforman nuestro mísero cuerpo.
¡Ay, Dios, esas enzimas!. Un fallo de la naturaleza humana.
Esto no es obra propia de un Creador, que está muy por arriba de nuestras pequeñeces, sino de esquizofrénico soñador.
El alma sinónima de vida, es incorruptible. En particular, cuando en un principio estaba el hombre y la mujer en el Edén o Paraíso. Allí pecaron al ser corruptos y dejarse engañar por la serpiente. Dice la Biblia:
De Edén salía un río que regaba el jardín (el Paraíso era sino más, un jardín). Desde aquí se partió en cuatro brazos. Pisón se llama el primero que es el que bordea el país de Evilá, donde hay oro.
Es puro el oro de este país; y también hay allí bedelio y ágata.
El segundo se llama Guijón, que es el que bordea el país de Cus.
El tercero se llama Tigris que es el que pasa por el este de Asiria.
Y el cuarto es el Eúfrates... Y dio al hombre este mandato: De todos los árboles del jardín puedes comer; pero del árbol de la ciencia del bien y del mal, de ninguna manera comerás; porque si llegas un día a comer, morirás sin remedio.
Esto es lo que representa científicamente la evolución con sus consecuencias. Se irrogaron la sexualidad, quienes eran inmortales al reproducirse por duplicación lateral, como las amebas, y se produjo en compensación el envejecimiento y muerte de los seres vivos. Éste fue el precio de su evolución.

Ninguna de las almas se condena por el hecho de pecar el cuerpo: el cual es corrupto. No depende del alma la voluntad de pecar, ni la conciencia para hacer el bien es obra de ella. Ni del alma son las inclinaciones criminales de tantos desgraciados, que no se merecen la vida. Piensa, amigo Anafre, el alma está muy por encima de todas estas bajezas humanas.
Homínidos desquiciados. Seres racionales, sin instintos naturales capaces de gobernar sus actos. La razón, es decir, la acumulación de sensaciones, y las malas inclinaciones dirigen para bien y para mal los comportamientos humanos.

¡Esa materia nacida del barro!. (recuérdese el Génesis. Hasta los egipcios aseguran que el hombre fue modelado con el limo del Nilo). En consecuencia, sucio ya, de por sí. Enviciado, maloliente, repleto de bacterias, de seres unicelulares, y fruto del Caos. No es perfecto, ni puro. En su germen lleva el mal, y sólo la razón puede evitarlo. La Biblia ya lo señala:
La Tierra era caótica y desolada.
¿No es coincidencia que la Biblia indique? :
Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en sus
narices un hálito de vida y el hombre se hizo un ser viviente.


No se te olvide, querido Anafre, cuando digo que el alma insufla al cuerpo el espíritu, que es tanto como decir el hálito de vida.
Y como las vibraciones de los sentidos transmiten vicio, placer y dolor, los átomos del alma vibran al unísono de las vibraciones de las partículas de los átomos de los sentidos, con las consecuencias de ello derivadas, a la conciencia, la inteligencia y la voluntad. Pero libre de ataduras, queda limpia. Ya no recibe vibraciones y por ello vuelve a ser inmaculada.
He contrastado que en mis estados oníricos jamás pude determinar el color de las cosas. Que no tengan colores las imágenes seleccionadas en los sueños es comprensible si se parte del hecho de que aquellos se perciben a través de la vista. Para lo cual, no funciona el sentido propio de la visión, en los momentos de ensoñación, y no puede transmitir, por tanto, vibración alguna que pueda captar la imaginación.
La percepción extrae información del medio que nos rodea de forma automática e inconsciente.
La información recibida de los sueños, está basada su interpretación en experiencias pasadas y en nuestros deseos y necesidades al enfrentarnos con el mundo. Que el objeto era rojo, por ejemplo, pues el soñador lo percibe con un color diluido, sólo recordado, pero no sensitivo.

Necesita la percepción sensorial de la atención, así como de la memoria y de la imaginación; intensidad de los estímulos, su tamaño, cambio, repetición de los mismos; familiaridad con ellos, novedad, complejidad, como las motivaciones, intereses y valores. Dice Freud que los sueños nocturnos son satisfacciones de deseos. Los productos de la actividad fantaseadora, los diversos ensueños o sueños diurnos no son, en modo alguno rígidos e inmutables. Se adaptan las impresiones cambiantes de la vida. Quizá, tu puedas fantasear, Calatayud, o yo, por cualquier circunstancia, de relacionarnos por casualidad con el magistrado de la Audiencia Provincial. Nos casamos uno de nosotros con su hija, Mochales, tiene hijos, termina la carrera de abogado y consigue un elevado puesto al lado del suegro. Pero no mantengas la mudez en los sueños, considerada como una representación usual de la muerte en el psicoanálisis. Junto a la necesidad es el amor el gran educador.

El hombre en vías de formación es movido por el amor de los que le rodean a acatar los mandamientos de la necesidad, ahorrándose así los castigos que su infracción acarrea. Dijo Freud y acaté, y, además, continuó, y, de su disertación averiguamos que, en las sociedades primitivas aún existentes en diversos lugares del planeta; por ejemplo: Australia, se impone la más rigurosa interdicción de las relaciones sexuales incestuosas.
Pero aseguraba que la ley de la exogamia, inseparable del sistema totémico en esas sociedades, se mostraba como la norma más eficaz para impedir el incesto de grupo. Por lo cual el amor está presente en infinidad de relaciones del hombre.
Los males, amigo, vienen cuando se sufren enfermedades o daños psíquicos, causas de agnosias, por no ser capaz de transformar las sensaciones en percepciones propiamente dichas; alucinaciones, por tener percepciones sin objeto, alucinaciones fisiológicas, acontecidas percepciones durante el sueño, o alucinógenas; alucinaciones por lesiones sufridas tanto auditivas, como la otitis, y visuales como el glaucoma; táctiles propias de los amputados. Muchos de estos han informado a sus médicos que, tras la amputación siguen percibiendo el miembro ausente; creen que lo mantienen unido al cuerpo e incluso sienten dolores procedentes de él; alucinaciones oníricas, como las debidas al delirium tremens o por infecciones o intoxicaciones; en las alucinaciones producidas por la esquizofrenia y de las psicosis crónicas, que tienen ideas delirantes.
Todo esto bien sabemos, Anafre, por las clases recibidas en Psicología y Ética. Los anacoretas se daban con sensatez intensos latigazos para reprimir los nefastos deseos de fornicación. Otros con fármacos y sustancias naturales, corregían. Quienes con actos de constricción: con la lucha inconmensurable del cuerpo y del espíritu contra el Mal.










CAPITULO XII.


Historia de las religiones.

Recitaba en sueños, Romil con entonación perfecta. Su voz suave, cadenciosa y sin levantar el tono, apenas se le podía entender. La atención era indispensable, si no queríamos perder palabra. Esta era una de las ventajas que teníamos sobre el resto de los compañeros más alejados, y, por tanto, sin poder oírle.
Seguíamos un curso muy interesante, en tanto nuestros compañeros dormían plácidamente. Es natural que tuviera compensación este sacrificio nuestro.
Decía Romil en la primera noche:
.- El Tao-te-king es el libro sagrado por excelencia del taoísmo. Se supone que fue escrito en el año 380 antes de Cristo. Esta Biblia taoísta consta de cinco mil caracteres o palabras.
- Supongo -dijo Onofre- serían esos gráficos, tipo jeroglífico, de la escritura china que no hay dios que los entienda.
- Calla, ¡leche!.
Onofre se estiraba por encima de la cama de Romil, para hablarme, lo cual significaba un enorme peligro de poder despertar a nuestra magnífica enciclopedia.
Continuó Romil:
- Están escritas en forma de poesías esotéricas y místicas.
Dije yo:
- Igual que la Biblia judía que, tiene grandes párrafos de bella poesía asimilada por el pueblo hebreo.
- Tao es el camino. La norma, la ley de toda perfección. De la recta convivencia humana, de la justicia y asimismo se elaboran el Yin y el Yang.
Romil volvió a callar. Debía meditar, tal como en la Sala de Estudio hacía cuando leía una y otra vez, cada párrafo de la lección.
Aprovechó Onofre, para decirme: Esos deben de ser Dios y el Diablo.
Pese a que estiraba el cuerpo para hablarme a través de la cama de Romil, por la parte de los pies, me ponía nervioso pensando la posibilidad de que un pequeño movimiento fuera suficiente para despertarle. Si acaso quería hablarme, le insté para que pasara por fuera, gateando por el pasillo de mi zona.
El peligro radicaba en que, alguno de los compañeros, o el vigilante nocturno, nos encontrara de cháchara, con malos pensamientos.
- Esas palabras corresponden al Norte y Sur: hombre y mujer. Son como dos polos distintos y distantes que se atraen. En la antigüedad en las fiestas de primavera, los jóvenes se colocaban al Sol, en tanto las muchachas lo hacían a la sombra.
Romil volvió a callar. Al cabo de otro descanso continuó:
- De aquí el significado de las palabras: Yang, lugar del Sol, el fuego, el cielo, y la fuerza engendradora masculina.
Por el contrario, el Yin es la Luna, la sombra, la tierra, el agua y lo femenino.
El Universo es el resultado de las influencias recíprocas del Yin y del Yang. No se oponen, coinciden, no se repelen, se atraen, no se excluyen uno al otro, sino que se complementan: el Yin dando origen al Yang y el Yang dando origen al Yin. Es la creencia taoísta: el Universo siempre en transformación. Una sucesión de Yin y Yang. El Tao es la verdad originaria del universo.
Decía Chuang-tse del Tao:
Es el camino y el fin. Pero el mismo, no tiene principio ni fin.
El Tao-te-king hace más de dos mil años afirmaba:
La medida del tiempo es el Tao. Pero la medida del Tao es el mismo.
Mis palabras son muy fáciles de seguir y muy fáciles de entender.
Sin embargo, no hay nadie en el mundo que pueda entenderlas.
Nadie que pueda seguirlas.
Romil no respiraba. No comprendíamos fuera capaz de aprender las lecciones de forma tan exacta. No faltaban en su entonación los signos de puntuación. Había que verle en la clase de la Escuela del Magisterio.
Era espectacular escucharle, según opiniones de sus compañeros. Se esperaba que en los comentarios sobre lo estudiado, Romil fallara, como ocurre con muchos empollones que se recrean las lecciones de memoria y no hay quien les saque de ahí. Romil era otra cosa. Repetía una y otra vez, rectificando incluso faltas gramaticales; se permitía el lujo de ampliar lo estudiado.

Romil, como excepción, era un deleite para nosotros. No faltaba una coma, un punto y aparte. A las interrogaciones y exclamaciones les daba la entonación exacta. No era difícil con taquigrafía tomar nota de toda su nocturna exposición. Nosotros anotábamos sólo la parte de la lección.
A veces el sueño nos rendía. O no se le entendía, casi nada. De todas formas lo que en nuestras mentes grabábamos al unísono los dos, teníamos suficiente. Luego, en un momento, libres de clase, intercambiamos nuestras entalladas mentales de lo oído, y así hacíamos una, para enfrentarnos a los acérrimos contertulios que, en la tarde discutiríamos.
A Jiménez todos estos conocimientos los consideraba extraños y le resbalaban.
Más interesado estaba en mis experiencias del cielo, por lo que aprovechó cualquier resquicio para volver a interrogarme sobre lo que en el escalón del Séptimo Cielo, pude ver.
Siempre preguntaba, ya fuera por Jesús, la virgen, o todos los santos y en particular por los ángeles.
Además, de verdad, me duele decirlo, era un chivato de Don Anselmo, quien nos tenía a raya cuando íbamos a comulgar. Mis confesiones eran las más largas que se producían en el confesionario del estimado confesor, en el Colegio. Luego los amigos me preguntaban: qué te ha dicho; te ha puesto muchos padrenuestros y ave marías. Y del Séptimo Cielo y de las almas.
Eso sí, alguna vez, Don Anselmo, me echó en cara tener que sustituirme de monaguillo. El puñetero pretendía lavar su conciencia, acusándome descaradamente de empobrecerle la reserva vinícola en la Sacristía. En ocasiones, me penalizaba con una retahíla de oraciones: Credos tantos, Ave marías tantas.
Tenía que buscar muy dispares razonamientos para convencerles que no hubo mucha penitencia, ni llegamos a discutir en tan sagrado lugar de cosas celestiales.
Acostumbraba el notable conferenciante particular nuestro, Romil, a parar unos instantes. Significaba una delicia repitiera la lección con buena voz. Es muy corriente hablen alto los que sueñan, con periodos de interrupción y entrecortados, los cuales dificultan seguir la trama del pensamiento onírico. La voz de Romil era pausada y suave.
Nos dormimos aquella noche sin llegar a saber si continuaría repitiendo la lección del taoísmo. Al día siguiente volvimos a reunirnos, en la hora de la merienda.
- Oye, lo de anoche me tiene intrigado. De Dios, de la inmortalidad del alma nada dice el dichoso libro chino.
- Se sobrentiende cuando dice que, la medida del cielo es el Tao.
- Sí; pero del Séptimo Cielo, ¿qué?.
- ¿No comprendes?. Entonces estas gentes no lo conocían, incluso Lao-tse que por lo visto es el que recopiló la tradición.
- Luego, su alma...
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Romil seguía con las inspiradas religiones de Oriente. Sus estudios produjeron en nosotros un intenso desvelo psíquico, animoso, que nos arrastraba a lanzarnos en sueños al anhelado Reino de los cielos.
Era nuestro deseo saber más y comprobar lo que nuestro insigne, e improvisado profesor nocturno, repetía como un disco del mejor gramófono que pudiéramos instalar. Nuevamente agazapados, procurando no ser descubiertos por los compañeros. Evitábamos despertarle con nuestras impaciencias, por enterarnos de la lección del día que, iría con toda seguridad a relatarnos. Nos permitíamos tomar nota de varios detalles.
- Seguía: Para Confucio, traducción occidental de Kong-Fu, el Supremo Hacedor o Legislador, como solía llamar a dios, es un ser lejano que no se preocupa de los hombres. Tampoco estos deben preocuparse de Él.
¿Acaso el Cielo habla alguna vez? -solía insinuar Confucio.
Si mi doctrina subsiste, es el destino; si desaparece, es el destino.
¿Quién puede contra el destino?.
Tras pequeñas reflexiones por parte de Romil, continuó:
- Confucio dijo a un discípulo preocupado en el conocimiento de la muerte:
Quién puede negar la afirmación de si no conoces la vida. ¿Cómo quieres saber lo que es la muerte?.
Romil calló nuevamente. Onofre señaló:
- No entiendo nada de lo que ha dicho.
- Mañana hablaremos. Atención, ya empieza.
No murmuro contra el cielo(en chino T´ien). Y no murmuro más contra los hombres.
Mi sabiduría está al nivel de la vida. Pero mi comprensión está en nivel del cielo. Solamente éste se conoce.
Un pasaje recitó Romil, tan quedamente, que no entendimos nada. Más tarde comentaría Onofre:
- Este predicador ha debido de estar donde vas tú.
- No creo. Ten en cuenta que es muy difícil que haya dos en coincidencia ocupando tan enormes espacios como los que he visto y tu verás, si empeño pones en ello.
- Dios te oiga, amigo, pero si es difícil esa coincidencia de dos, ¿a dónde he de ir contigo?.
- No te preocupes, todo se arreglará en el momento oportuno. Lo importante es conseguir subir.
Luego con voz más fuerte y limpia dijo Romil:
- Kong-Fu-Tsien, nuestro conocido Confucio, hijo del orgulloso Ch´iu-Ledag-Ho, descendiente del heroico vizconde Ki, del clan de la dinastía de los valientes Chou, vencedores de los rendidos Chang, ascendió con su valía a los altos peldaños del glorioso gobierno del imperio chino. Obtuvo un cargo muy importante.
Confucio lo dejó todo: familia, honores, riqueza y se lanzó por el mundo con sus prédicas de paz y métodos de conseguir la eterna felicidad, llevando una vida ascética de mísero caminante. En una borrica, como símbolo de humildad recorre extensos territorios de la India.
- Tal cual, quinientos años más tarde Jesús entra en Jerusalén sobre un pollino.
- Fue una burra -dije yo-. Escuchemos a Romil:
Inspirado Confucio predicaba el desarrollo de la naturaleza para reflejar la armonía universal en el alma. El taoísmo contrapuesto pensamiento moralista con ribetes religiosos, requería la unión con la naturaleza. Es decir, aquél predicaba la paz colectiva espiritual y éste rechazaba todo progreso, toda educación y formación del individuo.
Aconsejaba volviera el hombre a la naturaleza, de donde vino, para obtener la felicidad. Por el contrario Confucio predicaba la virtud.
Romil calló. Nosotros dimos por terminada la escucha por esa noche. Nos dormíamos. En la siguiente lección de Historia de las Religiones, aún continuaba con el tema de Confucio y el Taoísmo. Decía:
- La dinastía de los Chou triunfó sobre la de Chang, lo cual originó que la paz se extendiese por todo el Imperio chino. Mandó Chou guardar los carros de guerra y las armaduras. Alivió los impuestos. Restableció los cargos antiguos. Los chinos se dedicaron a la práctica del deporte y la caza. Organizaron concursos de música.
La magnanimidad del triunfador Chou fue tal que, a los derrotados de la dinastía de Chang les concedió poderío y riquezas. A Chang le asignó el feudo de Wei; Al vizconde de Ki, le correspondió la tierra de Song, al Sur. La paz trajo consigo un notable avance en todos los órdenes. La que imperaba en el inmenso Imperio impulsó la relajación de ciertas normas y nobles costumbres milenarias.
- Dije yo: Magnánimos con los vencidos deben ser los triunfadores. Los vengadores se convierten en criminales en potencia en igual medida que lo fueron en su día los vencidos. Nunca un mal justifica otro. Son aborrecidos por los dioses. Los humildes son más dados al perdón y no se ensañan con el árbol caído. Malditos triunfadores: serán más tarde aborrecidos, por considerarlos peores que hienas, firmando penas de muerte.
Si yo te dijera -me decían las pancartas de las nebulosas- cuantas almas hay aquí de criminales, cuyas imágenes están prontas para informarte de los males cometidos. ¡Y en vida fueron glorificados!.
¡Qué buena lección dejó Chou en la Historia!. Y qué pocos imitadores hay. Más tarde se comentaba: estos han preferido la violencia, el rencor y la limpieza étnica.

De vez en cuando, Romil callaba. También nosotros aprovechábamos los silencios para reflexionar sobre lo que habíamos oído.
- Por lo que hemos escuchado, ese tal Chou fue un gran estadista. No sólo derrota una dinastía con las armas, sino que más tarde procede a asentar la paz con medidas eficaces: desarme universal, dando ejemplo, lo que provocó en los opositores hicieran otro tanto, y la paz reinó en todo el Imperio - Onofre habló así emocionado-. ¡Malditos!.
La escucha se restableció: Contemporáneos de Confucio fueron Buda, Zoroastro, el profetismo hebreo, el sintoísmo japonés, la religión animista egipcia, la filosofía oriental en la que brotaron y florecieron los grandes sistemas religiosos del mundo, como los pueblos entre los ríos Tigris y Eúfrates. Estos, paulatinamente, fueron abandonando el politeísmo y la idolatría para fijar el pensamiento devoto en el Dios único.
Sin ellos difícilmente hubiera surgido el cristianismo.
Otro caso parecido a Buda fue el de Zoroastro, de familia sacerdotal; nació del 600 a los 700 años antes de Cristo. A los veinte años se retiró a la soledad, entregándose a la vida contemplativa. Tuvo revelación de Ahura Mazdá, también llamada esta diosa Ormuzd, de ahí que se convirtiera en profeta del mazdeísmo reformado.
El clero se opuso, soportando Zoroastro terrible pruebas, pero la protección del rey Vistapa permitió la difusión de su doctrina. Según la leyenda fue asesinado a los setenta años.
La reforma de Zoroastro valoró la trascendencia divina y predicó la moral de acción fundada en la certeza del título de la justicia. Ahura Mazdá (Ormuzd), dios del mazdeísmo es la religión más antigua del Irán: principio del Bien al que se le opone el espíritu del Mal, Ahrimán. Ormuzd es el creador: la Sabiduría y la Ley del mundo que impone su soberanía al espíritu del Mal, como el fuego, símbolo de Ormuzd, quien triunfa de las tinieblas, símbolo del Mal. Como se ve el mazdeísmo es religión dualista. Reformó Zarathustra(Zoroastro): el sabio teólogo.
El mundo escenario es el de la lucha que enfrenta el principio del Mal (Ahrimán o Angra-Mainyul), y el principio del Bien (Ormuzd o Ahura-Mazdá) que alcanzará el triunfo final. El libro sagrado del mazdeísmo es el Avesta.

- Esto me produce cierto resquemor escuchar. No sé por qué razón, pero esta perorata de Romil, nos está descubriendo muchos entresijos de la antigüedad - dijo mi entusiasta discípulo de los viajes espaciales.
Sigamos escuchando:
- En ese periodo de tiempo proliferaron en China muchos libros sagrados: El Che-king, el Ye-king, el Chu-king, el Ch´un Ch´iu y el Li Ki.
El Ye-king es el libro de las anotaciones, se cataloga como procedente del siglo XI antes de Cristo. Es uno de los libros más interesantes para nosotros. Trata de la doctrina del Yin y del Yang. El Che-king es el libro de los versos. El Chu-king o Chang Chu, recopila los decretos, consejos y leyendas.
El Ch´un Ch´iu contiene crónicas de los años 722 al 481 antes de Cristo. Finalmente el Li Ki o Código ritual se refiere a los principios de los gobiernos.
Aquí Romil dio un suspiro, giró sobre sí mismo y se puso del otro lado. Desde mi cama no podía oír, de forma que a gatas en el pasillo tuve que situarme en la de Onofre. Desde ella continuamos escuchando las sabias lecciones del insigne somnílocuo. El temor me hacía temblar. Si algún compañero nos viera juntos en la cama, seguro que pensaría mal y los problemas serían gordos. Pero el ansia de conocimiento, era más fuerte que el temor y allí estábamos los dos agazapados como dos lebreles.

Ya estaba girando el gramófono de la mente de Romil cuando llegué. Onofre tuvo que indicarme las palabras anteriores, en un momento de silencio, y con un pequeño susurro.
Esa noche nos dijo:
- Amor universal, según dijo un reformador del confucianismo, es la capacidad de respetar las propiedades de los demás, como a las propias; el hogar de los demás como el nuestro; a las demás personas, como si fuesen nuestro propio ser.
Todos sus actos se basan en el principio:
Haz bien y desecha el mal.
El cielo desea que, poseyendo la gente suficiente energía para trabajar unos por otros, aquellos que saben deben enseñar a los demás.
Y aquellos que poseen riquezas tienen que compartirlas con los demás.

De vez en cuando, Romil callaba.
También nosotros aprovechábamos los silencios para reflexionar sobre lo que habíamos oído.
- En ese despiste religioso y social que dominaba la China antigua, surgen Confucio y Lao-tse, hacia los años 551 al 479 antes de Cristo, dispuestos a poner remedio y llevar al pueblo de la virtud hacia Dios.
- Oye, ese Dios, ¿es el mismo nuestro?.
- Naturalmente. ¿No te han dicho en clase de Religión que no hay más que un Dios único y verdadero?.
- Ah, claro.
- Sigamos escuchando, por favor, que perdemos comba.
Seguía Romil:
- Confucio ejercía de guarda real de los graneros, de ayudante de los sacrificios rituales, guardián de las tierras del Emperador y con 22 años fundó su escuela religiosa.
Fue gobernador de Chong-tu. Misión que ejerció tan bien que es promovido a puestos superiores. Ministro de Justicia y diplomático ante grandes príncipes del Imperio. Doctrinalmente no consiguió nada, pese a sus esfuerzos y entonces abandona el cargo y peregrina durante trece años propagando la paz.

La que él deseaba y sabe ha de salir del interior del hombre, como resultado de la armonía interna, de las virtudes humanas: primero del príncipe, después del pueblo.
- Ojo, tal como dices, el príncipe debe ser el primero ¿no es así?.

- Naturalmente. Quien arriba está debe ser el primero en cumplir con los preceptos, ya sean morales, sociales como religiosos. Tal cual se le ve, se le examina y critica por sus inferiores.
Seguía Romil:
- Con 72 años tiene Kong-Fu un sueño en el cual se le manifiesta su descendencia de los Chang. Se lo explica a sus discípulos y vaticina su propia muerte.
- Les dice:
La gran montaña debe caer.
La madera sólida se ha roto.
El sabio se marchita como una planta.

Entra en su habitación y siete días más tarde muere.
Como todos los grandes profetas, su historia empieza con su muerte, más que con su nacimiento. Los discípulos de Confucio le mantuvieron duelo de corazón durante tres años, como a un padre. Le erigieron un templo funerario donde se depositaron las reliquias del sabio, su boneta, sus trajes de ceremonia, su laúd y su carro.
- Has dicho, Onofre, -le dijo Jiménez al día siguiente-, tal cual lo que ocurre con Jesús. Es desviado el destino de su nacimiento. No, ya no es el Mesías esperado, el Nazareno, profetizado en la Biblia, como un insigne caudillo que guiara a Israel para la victoria sangrienta con las armas sobre sus denominadores romanos: el nuevo Cristo será quien redima al género humano.

Es su muerte, con su resurrección, cuando en realidad se fomentan los principios del cristianismo. Para éste, Dios es bueno; quien es hasta con los malos y desgraciados, alcanzando en Jesús la máxima manifestación. Es bondadoso, la bondad debe extenderse a todos, incluidos los enemigos.
- Dirás que más tarde con la herejía paulina renace el espíritu de discípulos dispuestos a propagar la doctrina de Jesús.
Callaron sin profundizar en lo que quise decir con herejía paulina, pues surgió, bien lo sabían, y se propagó pese a la oposición de Santiago, el hermano de Jesús, y Pedro, el pescador discípulo de éste, cuando dirigían la comuna de Jerusalén.
Les hubiera comentado las motivaciones que llevaron a estos discípulos fieles de Jesús a rechazar las innovaciones de Saulo, el renegado, el que les persiguió sin contemplaciones, hasta ser cómplice en la muerte de Esteban, el primer mártir del cristianismo, y, por tanto, desconfiaban de él.
En la imagen proyectada de Saulo, entendí que éste se culpaba de esta acción cobarde de participar con el pueblo para lapidar a Esteban: Decía: Mientras lo apedreaban, Esteban oró así: Señor no les tengas en cuenta este pecado. Y diciendo esto, expiró. Saulo aprobaba este asesinato. Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo, en cambio, asolaba la Iglesia, entraba en las casas, sacaba a rastras a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.

Saulo aún tuvo el atrevimiento de pedir la venia de los sacerdotes de la Sinagoga, para ir a Damasco a fin de que si encontraba algún seguidor de Jesús, poderlo llevar preso, hombre o mujer. Es en el camino, cuando le dio un ataque de epilepsia y fue curado por el mismo Jesús. Fue a Jerusalén y quiso imponer su criterio a Santiago y a Pedro, asegurando ser converso. Estos no confiaban en el arrepentimiento tan súbito de un asesino perseguidor de correligionarios seguidores de las doctrinas de Jesús.
Confucio y Tao-tse.
Mas tarde Martí cambiando la conversación me pregunto:
- Laúd en el templo funerario de Confucio, ¿por qué razón?. ¿era músico?.
- No. Costumbre tenía, como era hábito, ir predicando con canciones y versículos acompañados del sonido del laúd, que atraía la atención del pueblo. Allí está, aún hoy día, en el bosque de Kong-Ling, en el pueblo chino de Kong-li, llevando como veis los dos su nombre:
Hay una cosa formada confusamente. Nacida antes que al Cielo y la Tierra.
Silenciosa y vacía. Está sola y no cambia. Gira y no descansa. Es capaz de ser la madre del mundo.

No conozco su nombre. Y por lo tanto le llamo El camino. Si doy el nombre improvisado de Lo grande. Siendo grande se le puede describir. También como retrocediendo. Si retrocede se le puede describir como remoto. Mas es remoto, se le puede describir retornando.
Proseguía Romil:
- El taoísmo como filosofía mística, se atribuye a Lao-tse contemporáneo de Confucio. Sobre Lao-tse se fantasea mucho. Se llega a dudar de su existencia. Lo-tse, Tao Te-ching: China, hacia el 600 antes de Cristo.
Intrigado Onofre preguntó:
- Viste en el séptimo escalón de los cielos el alma de este reformador.
- No llegué a verlo. Ten en cuenta que no todos los que las leyendas y las historias contemplan, podía visualizar y su imagen, la cual no conocía: ni por sus retratos o películas al respecto donde ellos figurasen como personajes auténticos. De existir en realidad, claro que estaba, éste y los demás. No falta ninguna. Ya te dije que es perfecto el inventario que llevan de las almas en el Cielo, en sus distintos escalones. Debe de ser principio indiscutible de realidad cósmica.

Seguimos atendiendo a nuestro exquisito profesor nocturno.
- En contraposición a lo duradero de otras dinastías, la de Chou(722-249), la más fecunda de la China. Época gloriosa. Los habitantes de la China prehistórica consideran que el hombre tiene dos almas: el P`O más material quedaba en el cadáver. Y el HUN que sube al Cielo. Mantienen que Chang-ti es el Supremo Legislador y Hao t`ien el Cielo Absoluto.
- Dijo Carrascosa, cuando discutimos esta leyenda: Tanto presumir y ya ves, otros han estado allí, en tu glorioso lugar galáctico.
- Vamos, no exageréis. El Supremo Cielo, ese Hao t`ien, no es ni mucho el Séptimo Cielo. Desconozco su ubicación; pero estoy seguro no es el séptimo. Creo que éste, de momento, está reservado para mí y para el profeta Mahoma. En todo caso, un pequeño rincón pudo visitar también por Elías: al ser arrebatado hacia el cielo por un torbellino; al paso de un carro de fuego entre él y Eliseo su seguidor, con caballos ígneos. Continuaría allí desnudo que Eliseo se quedó con su túnica.

Dice la Biblia que, en los tiempos del Anticristo vendrá a la Tierra a predicar penitencia. Puede que haya ya descendido pues anticristos hubo muchos en los dos mil años transcurridos, hay y habrá a montones. Si ha de venir, ya contará mejores historias que las que os cuento del hermoso espacio interestelar.

Pero que conste que nada material vi en el séptimo escalón. Por eso dudo de la existencia de carros de fuego. Ya sé que la túnica de Elías quedó en manos de Eliseo, como prueba de ascensión.
Es decir, que, únicamente Jesús y su madre María subieron a los cielos, pero vuelvo a insistir, deben encontrarse en el Infinito donde el Creador puede estar en su Trono y a su diestra sentado nuestro Jesucristo.
-- Vamos, no te cachondees de mí.
- Perdona, chico, no era mi intención.


Budismo, hinduismo, mazdeísmo, cristianismo.

- Según tengo oído, -le dijo Onofre- Chang es el Uan del esperado, y rendía culto al Señor que es el Ti.
- Reminiscencias de la antigua religión de la China primitiva, enraizada en la aristocracia.
Aquellas largas retahílas de Romil no nos agradaban. Cansaba estar sin dormir, pendientes de lo que el profesor dijera.
Agotada nuestra paciencia. Terminábamos, como es lógico, durmiéndonos sin que ninguno de nosotros dijéramos: durmamos, es ya tarde. Buenas noches, como correcto parece entre amigos.

Procurábamos descansar de los atormentados dimes y diretes de las épocas de las religiones de Oriente.
Romil lo tenía fácil. Su labor no consistía más que en asumir el acto onírico de repetir la lección. Nosotros llevábamos la peor parte.
Teníamos que aguantar en vigilia constante, esforzándonos en no producir situación crítica, hasta que rendidos por el sueño dormíamos sin conocer el final de la disertación.

Oímos nuevamente al somnílocuo que decía:
- Buda, bien asistido por familiares principescos y sirvientes, caminaba por la ciudad de su legendaria India, cuando quedó sorprendido con el doloroso espectáculo de contemplar el estado de un anciano; luego de un enfermo abandonado; a continuación de un cadáver corrompido, y por fin de un humilde monje.

Altamente impresionado abandona la amante familia: a su querida mujer y al adorado hijo y a sus padres pertenecientes a la clase opresora de la sociedad india; a ricos vestidos y manjares sabrosos. Adopta la vida de eremita errante para descubrir el bello camino de la liberación del dolor, con pobreza de bienes y espíritu. Domina los deseos causantes de aquél: el placer desmedido. El resultado se lo ofrecerá a los atribulados hombres. Se lanzó por el mundo de la India a predicar la paz, el amor al prójimo, la humildad, y el respeto a la pobreza.

- ¿Pues que hizo Jesús? -dijo el acongojado Jiménez al día siguiente-. Fue al desierto y cuarenta días con sus noches estuvo en oración, dominando las tentaciones placenteras del demonio.
- También Buda, después de cuarenta y nueve días de meditación, sentado debajo de una higuera es inspirado e iluminado por lo que tanto había luchado. Las religiones de Oriente, tienen todas ellas un común dominador de rasgos fundamentales -dijo Carrascosa.
- Pues como habéis dicho -intervino Onofre- el señorial Buda se impuso una vida austera; renunció a todas las cosas terrenales que poseía; mortificó la tendencia natural de la sensibilidad y de la lucha constante con los instintos carnales.
- Jesús encontró el motivo de su venida a la Tierra, como el Mesías esperado, para salvación de los hombres -afirmó Martí.
- Dominadas las tentaciones placenteras del demonio, Jesús regresó del desierto a su pueblo a predicar, en Galilea -apostilló Jiménez.
- Tengo entendido fueron duras las incitaciones que hubo de vencer -dijo Carrascosa.
- En la medida que era Hijo de Dios -aseguró Martí.
Romil dijo la noche anterior: Buda se dirigió a Benarés, a continuación de sus ejercicios espirituales, y de vencer las tentaciones de Maza, el diablo búdico, y encarnación personificada de los vicios y las pasiones, así como de la muerte. Allí predica la nueva doctrina. Según él, la primera gran verdad es la realidad del dolor: Existir es sufrir. Ni siquiera admitió la aparición de algo divino (el atman), en yo individual.
Los textos canónicos más antiguos, marcan la teoría de los tres eslabones.
Muy difícil nos resultó escribir la palabra que repitió varias veces Romil como para dejar bien grabada en su memoria: pratityasamutpada.
Estirando el cuello me esforcé en ver a Onofre por encima de la cama de nuestro compañero. Nos hicimos una mueca como de extrañeza. También nosotros podíamos entender la reflexión a que se sometía, en varios pasajes ante la disyuntiva de comprender lo estudiado en todo su significado, por la noche anterior, cómodamente sentado en el pupitre de la Sala de Estudios del Colegio. Acostumbraba a reflexionar en sus lecturas cuando estudiaba. No era la grabación del papagayo en su memoria. Era el aprendizaje concienzudo de la lección; estampaba con asimilación de ideas en la mente, convenciéndose de lo leído.
Siguiendo su disertación dijo: Los Once Escalones de su teoría son:
1. - De la ignorancia nacen las impresiones latentes.
2. - Las que a su ve engendran la conciencia.
3. - De la conciencia surge la personalidad.
4. - De la personalidad los seis sentidos corporales. (A los cinco une el espíritu).
5. - De ellos nace el contacto entre los sentidos y los objetos.
6. - Del contacto resulta la sensación.
7. - De la sensación el deseo.
8. - De deseo la posesión(sexual).
9. - De la posesión proviene la existencia.
10. - La cual implica vejez y muerte.
11. - Así como sufrimiento y placer,
preocupación y desesperación.
12. - Tal es el origen de todo el imperio del dolor.


Seguía, después de repetir los doce escalones, con intención manifiesta de dejar la lectura bien estampada en el recuerdo.
La religión budista desaparece de su extensa tierra de promisión precisamente cuando China, Japón y numerosos pueblos del Asia Central y del Sudeste asiático le han dado entrada y carta de ciudadanía en su civilización y cultura. El hinduismo confrontado con el budismo, es precisamente el primero en asimilar la doctrina de Buda.
En el coloquio dijo Carrascosa:
- Tengo entendido que a un mandatario chino se le apareció en sueños el estrafalario Buda. Digo, por su aspecto humilde y desarrapado como un verdadero eremita -rectificó Jiménez.
Dijo Onofre repitiendo lo oído a Romil:
- Ese soñador fue precisamente el emperador chino Ming, del año 57 al 75 de nuestra era.
- Onofre, me dejas anonadado con tus últimas lecturas -dijo quisquilloso uno de ellos.
Siguió Onofre sin parar en mientes:
- A raíz de un sueño en el que vio a Buda, envió hacia el año 60 una embajada a la India que regresó tres años después con el texto del Satra en cuarenta y dos artículos y con algunos misioneros para traducirlo. En el año 67 hizo construir en la capital Loyang el primer monasterio budista, el templo de Caballo Blanco.
- No llegaron a tanto los Reyes Magos al regresar a sus reinos desde Judea, ¿verdad?.
- Ni se desplazaron a Judea para rendir pleitesía a un recién nacido, ni sabían fuera futuro rey de Israel, sino sabios astrólogos ansiosos de descubrir el misterio cósmico de una estrella fugaz o cometa que en aquellos días presenciaban en China y esos lejanos territorios.
- Se llevarían un buen chasco -insistió Jiménez.
- Al no comprender la predicación pacífica, humana e igualitaria del Hijo del Hombre.
Con una entonación rara, nuestro exquisito instructor nocturno fue recitando los párrafos de la lección sobre el hinduismo, budismo y el mazdeísmo.
En el banco tomé nuevamente la palabra para hablar de lo que habíamos oído de Romil.
- Así dije: el hinduismo es la única religión que no nació de un solo hombre.
- No entiendo -dijo el curioso Chillón.
- Bien sencillo. La inspiración recibida del Altísimo no corresponde a una sola persona, como fue el caso del budismo, sino que el hinduismo nació con la participación del pueblo, quien anárquicamente asumió el papel de creyente y difusor de sus mismos dioses por él creados.
- Insisto que no me es tan fácil comprender. ¿Acaso el cristianismo no surge de las profecías a través de la Historia de Judea?.
- Es mi opinión, el cristianismo se configura con la muerte y resurrección de Jesús, y no con el mesianismo tan deseado por los judíos. Es decir, de un sólo hombre. O si se quiere del Hijo de Dios, hecho hombre -dijo Jiménez.
En esto empezó una discusión sobre el cristianismo. Fue el momento que tuve para discernir en las opiniones. Dije:
- Hay un cuento sobre Krisna, el dios del panteón hinduista, la más extendida de las manifestaciones de Visnú. Se cuenta este relato en el Mahabhärata y en diversos Puräna. Su contenido es:
Un día Yasoda supo que su hijo adoptivo, había comido tierra. Cuando ella le regañó, él proclamó su inocencia y para demostrárselo le pidió que mirase el interior de su boca.
Una parte del Bhagavata Puräna, describe lo que sucedió a continuación.
Entonces ella vio en la boca del eterno universo los cielos, y las distintas regiones del firmamento, el globo terráqueo con sus montañas, islas y océanos; vio el viento y el rayo, y la luna y las estrellas y el zodiaco. Y el agua y el fuego y el mismo espacio; vio los sentidos vacilantes, el entendimiento, los elementos y los tres ramales de la materia; vio dentro del cuerpo de su hijo, en la boca abierta de él todo el universo, en toda su diversidad y de la naturaleza y de las acciones y de las esperanzas y su propia aldea y a ella misma. Luego le dio miedo y se sintió confusa.

- El hinduismo es un conjunto de religiones de la India no islámica. Perdura como una actitud interior. Sólo en los aspectos fideistas, es decir, doctrina según la cual la fe es la base del conocimiento religioso, negando todo valor a las pruebas racionales. O en las prácticas de los diversos cultos, sobre todo como síntesis especial de valores, constituyendo una cultura y una ciencia del espíritu. La cronología de estas culturas presenta grandes dificultades; aceptando la civilización védica(Vida) con la llegada de los arios. Se fija el comienzo en el año 2000 antes de Jesucristo. No obstante, se admite que en el siglo VIII a. de C. ya se había elaborado este complejo religioso.
- Nuestra Trinidad católica también se condensa en un Dios Único y Verdadero -dijo Jiménez a Carrascosa.
- Así creo: Dios padre, Hijo y Espíritu Santo -rezó Carrascosa.
- Exactamente. En la religión hindú, el dios padre es el creador, como ya se ha dicho es Brahma.

El Espíritu Santo cual Vishnú cristiano, conserva y magnifica los atributos del creyente a quien inspira. El Hijo es todo lo contrario del malo Shiva, pues en lugar de destruir, forma, interpreta y reconforta los espíritus enseñando al hombre como vivir como hombre y redimirlo del pecado original. Shiva no es de las divinidades arias, ante dichas. Es el dios creador y al mismo tiempo destructor del mundo en tiempos cósmicos. Es la representación de: Nada se destruye. Todo se transforma.
Krisna(el negro), oriundo de las tierras dravídicas, de un pueblo no ario que se extiende desde la India a Birmania y Rudra, el dios de los bosques y de las montañas ya existente en los cultos tribales.
- Fernando -me dijo Onofre, en un momento que Romil calló- esta religión nada habla del alma ni del Cielo.
- Esperemos que termine de hablar.

En ese preciso momento, Romil, volvió nuevamente a relatarnos la lección de la Historia de las Religiones. Lo hacía con más énfasis, después de este descanso que correspondía al que tuvo en la hora de estudio, seguramente en mantener conversación con algún vecino de mesa o hubiera necesitado descansar algo los ojos.
Se caracterizaba en lo empollón que era. No levantaba, corrientemente, cabeza del libro. Leía una y otra vez y mentalmente repetía aquello que había asimilado, conformando en ocasiones con el texto.
En esto tomó nuevamente la palabra:
- Atma en la filosofía india significa alma.

Miré a Onofre, quien me afirmó con un movimiento de la cabeza. Seguimos atentos procurando no dejar de escuchar. Romil dijo:
Es el soplo vital.
Según los Upanishads es el sí eterno(en sánscrito, sí mismo), encerrado en el corazón humano, y como tal, identificado con la realidad suprema escondida más allá del mundo de la experiencia. Mediante la práctica mística del yoga, el asceta debe intentar conseguir esta verdad en sí mismo, encontrando con ello el origen de todas las cosas y la potencia que gobierna el mundo de los dioses.
Calló Romil. Íbamos a dejar la escucha, algo cansados de sueño, cuando volvió nuevamente a papa gayar.
- Gita o Bhagavadgita es el canto del Señor o del Beato: canto religioso hindú que consta de 18 capítulos añadido el sexto libro del Mahabharata. Se considera como un texto sagrado, fusión de diversas corrientes filosóficas sankhya, yoga y vedanta. Es la epopeya en la que Krisna transmite a Arjuna, hijo de Indra, la enseñanza de la filosofía brahmánica, relativa al deber propio de los miembros de una casta y los medios para librarse del ciclo de reencarnaciones.
Por fin silenció. Nos acostamos resueltos a descansar tranquilamente sin más sobresaltos. Así fue.
Luego, en el banco, sin estar presentes todos, dije a mi amigo futuro discípulo mío:
- Si así lo crees, Onofre, estás en lo cierto; no hemos de olvidar que el jainismo y el budismo son dos religiones éticas. De ellas el hinduismo aprendió a considerar sagrada la vida animal; también la práctica del principio de no-violencia.
- Ya, en igual medida Jesús hizo en Israel gala del pacifismo que constituye la entidad de su azarosa vida.
- De forma similar, sí; pero no olvides a Gandhi.
- Espero que algún día veas la imagen de éste y nos cuentes tus experiencias, al respecto.
- Vamos, hombre, has de saber que Gandhi no ha muerto. Su alma o atma que dicen los hindúes o soplo vital, no se ha apagado y, por tanto, no puede estar más que unida a su enclenque, pero endurecido cuerpo.
- Alguno de sus discípulos habrá muerto. De él podrías obtener alguna enseñanza.
- Procuraré en otra ocasión recibir las imágenes de alguno de ellos, en particular de los que con él emprendieron la lucha por la sal: desarmados y resueltos a conseguir pacíficamente lo que por humanidad les correspondía. En mi retina tengo grabada la imagen de alguno de los que humildemente se dejaban apalear por los ingleses.
- También yo conozco muchos casos de seguidores de Jesús que han olvidado sus hermosísimas lecciones: por ejemplo, el Sermón de la Montaña, del cual el Mahätmä se sentía tan enamorado; tengo leído en sus memorias.
- Esos seguidores, fariseos, si la Iglesia por conveniencia de adopción les acepta, pese a sus reglas, allá ellos con su conciencia.
- Yo pido no mancillen el sagrado nombre de Jesús.
- Caricaturistas, y adoradores herejes de ídolos que representan a un imaginado Dios y a sus santos, más reales que aquél. Las más de las veces, admirables seres, idealizaron el amor fraterno.

La ley de Manú.
Volvimos en la noche a instruirnos con Romil, quien dijo:
- La ley de Manú fue el origen en la India de la creación del sistema de castas que, señala a cada individuo su función en la sociedad.
Hubo un pequeño silencio.
- Alto ahí. La ley de Israel era la dictada por Moisés, para el buen gobierno de su numeroso pueblo nómada, incansable caminando por el desierto en busca de la Tierra prometida -comentó Onofre.
- No, hombre, habla de la India.

- Decía Arriano: la sociedad india está compuesta de siete castas -declamaba Romil-. Una de ellas, los sofistas no realizan trabajos corporales, ni contribuyen al fondo común. Sólo tiene una obligación esta casta, celebrar los sacrificios en honor de los dioses. Si uno de ellos se equivoca tres veces en su función adivinatoria, no recibe castigo alguno; pero se le obliga a callar. Desnudos pasan su vida: en el invierno puestos al sol, en el verano en unos prados y lagunas. Se alimentan de los frutos de la época, así como de la corteza de estos árboles, de sabor dulce y no menos alimenticia que los dátiles de las palmeras.

Luego la casta de los agricultores. No disponen, igualmente, de armas de guerra; sólo se dedican al trabajo de la tierra: pagan tributos. No es permitido en guerra arrasar sus cosechas, mientras otros se matan los agricultores son mudos espectadores.
Tercera casta: los pastores son nómadas: pagan un canon por sus animales.
La cuarta casta: los artesanos y comerciantes. Tributan, excepto los fabricantes de armas para la guerra, quienes reciben sueldo del gobierno. Se encumbran los que trabajan en astilleros y marinos.
Quinta casta: los guerreros. Tienen mayor libertad y comodidades. Son otros los que les cuidan el camello, les limpian sus armas, les guían sus elefantes, les ponen a punto sus carros y les sirven como sus aurigas.
Sexta casta: los inspectores. Superiores en todo; dan noticias al Rey y a las autoridades donde son autónomos. Tienen prohibido dar noticias calumniosas.
Séptima casta: los más sabios y justos. Deliberan con el Rey o autoridades autónomas. Los más selectos de todos los indios: son pocos. De ellos se eligen los magistrados, nomarcas, gobernantes, tesoreros, generales, navarcos, intendentes y los capataces de las labores del campo.
No es permitido el matrimonio de castas distintas. Sólo es permitido el paso a la clase de los sofistas, la más penosa de todas.
Los brahmanes ocupan el primer lugar y se benefician de numerosos privilegios. Es la casta de los sacerdotes, filósofos, escritores y los encargados de guardar los escritos sagrados. No realizan trabajos corporales, ni contribuyen al fondo común. Sólo tienen una obligación celebrar los sacrificios en honor de los dioses.

En un aparte comentó Onofre:
- Quería decirte que en la religión hebrea también se da gran prepotencia a los sacerdotes y profetas. Hemos visto que la Biblia, está repleta de estos ejemplos.
- Mayor es en la India la importancia de la casta de los hombres de letras, con relación al resto de las castas.
Ya sé que en Israel para ejercer el sacerdocio ministerial, tenían la exclusiva los miembros de la tribu de Leví, cabeza visible de la familia de Aarón. Les correspondía custodiar el Arca de la Alianza.
- No fueron siempre fieles a su ministerio, lo que obliga a los profetas anunciar un nuevo sacerdocio que tendrá pleno cumplimiento en Jesucristo, según el Nuevo Testamento. Y en los sacerdotes de la nueva Alianza.

- En la India no estaba permitido el matrimonio de castas distintas. Sólo se autoriza, en este caso, el paso a la clase de los sofistas, la más penosa de todas.
Los parias no pertenecen a ninguna casta. Llamados también los intocables o fuera de casta, son en un principio hijos de matrimonios ilícitos entre personas de casta distinta.
- Ahí tienes lo más triste y doloroso por lo que con tanto ánimo ha luchado Gandhi, en los últimos años: el fruto de quien renegara de su casta por amor, era condenado al último orden de la sociedad.

Intrigados como siempre, seguimos oyendo a Romil, excepcional somnílocuo.
En el banco de los coloquios se expresó correctamente Carrascosa:
- Para hacernos idea de esta religión, debemos conocer la historia de la India. Recibe el nombre, según tengo leído, de un río, el Indo que desemboca por dos brazos, formando un delta como el Nilo, que llaman en lengua india, Pátala.
- Tanto los ríos indios como el Nilo, tenían cocodrilos, -afirmó Onofre..
- Fijaos bien, -insistía Carrascosa- los antiguos indios carecían de ciudades y de templos donde venerar a sus dioses.
- Los hombres acostumbraban ir al combate tocando tambores y timbales, amén de su variada vestimenta a usanza de los adoradores de Dionisos.

Se vestían nuestros antepasados, con pieles de animales que cazaban y se alimentaban con las cortezas de unos árboles conocidas en lengua india con el nombre de tala, (un género de palmera de la que se extrae una clase de azúcar).
En la copa de la tala, al igual que en las palmeras, crece un espádice. (Inflorescencia constituida por una espiga envuelta en una bráctea llamada espata, -aclaró Carrascosa- que se encuentra en los aros). Vivían como tribus nómadas. Al igual que los escitas (pueblo nómada) procedentes del Asía Central, ocuparon en el siglo 8 y 7 antes de Cristo el Cáucaso y el Norte del mar Negro. Se apoderaron de Armenia y gran parte de Asia Menor, invadieron Siria y Judea en 6625 antes del nacimiento de Jesús de Galilea y amenazaron Egipto. Desalojados del Asia Menor por los medas, algunas tribus pasaron a la India.
- ¿Los ascitas tampoco son agricultores?.
- Escitas, muchacho: tribus casi nómadas de origen iranio, no practicaban la agricultura, así tengo leído en el diccionario -explicó Carrascosa-. Los animales que cazaban, comían crudos
- Oíamos a Romil: Dionisos se hizo dueño de la India. Fundó ciudades; instituyó en ellas leyes por las que gobernara y enseñó a sembrar y como don especial les trajo el vino.
Los indios cuentan que han tenido, desde Dionisos a Sandracoto, un total de 153 reyes, durante 6.042 años. Plinio el Viejo señala fueron 6452 años, manteniendo los mismos reyes.

Con relación al budismo, decía Romil que, deja su tierra de origen: La India. Emigra a China, donde conoce su primera floración durante la segunda mitad del reinado de la dinastía Han. Se mantuvo del 202 antes de Cristo, al 22 después del nacimiento de éste. Más tarde me dijo Onofre sobre lo escuchado a Romil:
- Lo que me extraña es que no se extendiera hacia Occidente, alcanzando lo que hoy es la península arábiga.
- Todas las religiones fueron propagando sus enseñanzas en el Lejano y Próximo Oriente. Advertirás que, incluso, las monoteístas han nacido en esas regiones geográficas -le contesté.
El taoísmo que tenía su asentamiento en China encontró en el budismo un complemento y enriquecimiento de su doctrina, al mismo tiempo que, sirvió de vehículo de consolidación y posteriormente de expansión del budismo en ella. El trono de los Tsiu (289-419) sucumbe ante las invasiones tártaras. En 588 recobra China la unidad política que había quedado dividida en dos: Norte y Sur.
Los reyes tártaros no consiguieron desterrar al budismo, ya que contaba con el apoyo incondicional del pueblo.

El budismo.
Aquí Romil, -no supimos cual pudiera ser el motivo- silenció. Estuvimos mucho tiempo esperando que volviese a retomar el curso de la interesante e instructiva narración; pero no fue así. No tuvimos más remedio que dejarlo y acomodarnos para dormir. En circunstancias similares nos era imposible recordar los sueños que pudiéramos tener.
El motivo era claro, estamos agotados y el sueño se impone como reparador de nuestras fuerzas físicas y síquicas. Ya me encontraba adormecido cuando oí nuevamente al somnílocuo iniciar su cantarina perorata, en sol menor y cual barítono susurrante de gran sensibilidad. Así también Onofre se incorporó, un poco, en su cama para escucharle. Me hacía señas de ser muy tarde y teníamos que dormir para estar despiertos en la hora de ir al lavabo. No queríamos recibir un buen rapapolvo del galonista, vocero en esas horas de los inspectores que no tardarían en incorporarse a su trabajo. Nos azuzaban: rápidos a formar; para hacer gimnasia, en el patio grande; luego de media hora al amplio comedor, donde el calor del local satisfaccía descansar del trajín de la mañana en tanto se tomba el café y los bollos.
Acto seguido una hora de intensa instrucción en la bonita Sala de Estudio del primer piso y después las tempranas clases dadas por los profesores.
Nosotros emprendíamos el camino al Instituto de Segunda Enseñanza.
En un momento con Onofre confrontábamos notas oídas en las disertaciones del pedagogo nocturno, quien aquella noche volvió a su dicción clara y suave: Durante la dominación mongol (1279-1368), el budismo conoce en China nuevo florecimiento. Gengis Khan (1206-1227), nieto de aquél, y emperador de 1260 a 1294, refuerza la política religiosa del abuelo, impulsa el intercambio cultural con Occidente. Llegó a perseguir a confucianos y taoístas.
- Hombre, mira por donde me gusta haya hablado de Kubilai. Marco Polo nos deleitó con las aventuras en Pekín, donde este emperador tenía su corte, y de las buenas relaciones en Palacio y la feliz cogida que le dispensó este mandarín chino -me dijo.
Toda esta serie de fechas se nos atragantaban. En más de una de ella cometimos error al anotarlas. Aprovecharon los intrigantes contertulios, en el pétreo banco de los coloquios, para rectificarnos. Y menos mal que, confrontando las fechas tomadas por Onofre con las mías, sacábamos mejores notas. Muchas de las veces tuvimos verdaderos deseos de indicarles a los contertulios cual era la fuente de información, que enriquecía mis conocimientos obtenidos en el Séptimo Cielo. Supimos, no obstante, mantener el secreto. Bien sabido lo teníamos, tanto Onofre como yo: así se enterasen se produciría una verbena nocturna, sin solución de continuidad, ya estuvieran sentados en nuestras camas, incluso en el suelo, escuchando al magnetófono humano de nuestras entrañas; seguro terminaría por romperse el disco, al despertar sobresaltado.
Teníamos que callar, por necesidad. En este sentido, Onofre, era tan sensato como se puede uno imaginar, al saber que nunca hubo motivo para tener una indiscreción de su parte.
- Sabéis lo que os digo: tengo entendido que el confucianismo recupera todo el terreno perdido. Con el emperador Shih-tsung(1521-1566) precisamente, el confucianismo volvió a propagarse en toda la China, -Chillón continuaba leyendo en unos apuntes que llevaba-; La caída del budismo en China fue irremediable, siendo un pueblo laico, donde el ideal budista se situaba fuera de la esfera social y familiar. El confucianismo consideró siempre al budismo como un poder extranjero y una herejía hostil que atentaba contra la seguridad del Estado.
- Los forjadores de la nueva China -insinuó Silvestre.
- No, hombre, ya en las postrimerías de su implantación en China -aclaró Chillón.
- Pero en la India, ¿no lo tienes más floreciente?.
- No, señor. En la India actual, pocos son los que siguen la doctrina de Buda. Ver esta distribución en el mapa -presentó González Luna-. Sitúan su principal foco de adeptos en el norte de Bengala y Cachemira.
- Puedo aportar a vuestro conocimiento que, el confucianismo busca la armonía del hombre con los demás hombres y queda al margen de toda perfección personal. El budismo por el contrario es una doctrina de marcado carácter individualista. Lo que el confucianismo tiene de nacional, el budismo lo tiene de personal y de universal. Éste enseña el camino a la Verdad: un viaje hacia el interior de uno mismo, todos poseemos naturaleza de Buda, en lo más profundo -así estimó Chillón con gran conocimiento de la materia, según opinábamos todos.
- Díganme si están hablando de religiones distintas a la católica -preguntó Jiménez.
- Es claro. Sabemos te refieres a la universalidad que también tiene la cristiana -le dijo Silvestre.
- En cuanto al Japón, ¿qué conocimiento tenéis?. Vamos sabiondos, decirme si ha llegado a vosotros materia alguna al respecto -insistió Jiménez.
- ¿No te instruiste lo suficiente en Madrid?.
- No tuve tiempo. En estas vacaciones tan cortas, apenas pude remar en el lago del Parque del Retiro. ¿No es cierto Carrascosa?.
Miré a Jiménez que con gestos intentaba pedirme opinara yo, si algo había visto en el Séptimo Cielo.
- Que sea Onofre quien lo relate; conoce la historia mejor que yo -le dije.
- No es cierto. Tu estuviste... . -Onofre calló a tiempo.
- Vamos, Onofre, -insistí cortándole a tiempo- cuenta los anales del budismo en el Japón.
- Diré lo que se me quedó en la memoria: El rey de un estado llamado Packche que necesitaba apoyo militar del Japón para defenderse de otro estado vecino, tuvo la genialidad de enviar al emperador del Sol naciente, como regalo, una estatua de oro de Buda y algunos libros del Sutra, deseando obtener así su apoyo. En el Sutra, como sabéis, se recopilan normas y símbolos budistas, pues se asegura que Brahma es la calidad del principio universal de Dios. Kobo Daishi, gran maestro, propagó la ley.
Es una de las grandes personalidades de la historia japonesa en el campo religioso, y como promotor del arte y de la ciencia. Estudió dos años en China y fundó después en el Japón la secta Shingon(palabra verdadera).
- Perdona, Onofre, pero se te olvidó mencionar que, el rey de ese país asiático consideró pagados sus servicios, con la estatua de oro. Le ayudó en la guerra contra uno de sus vecinos. Luego envió emisarios a China para instruirse en la religión que el Sutra hacía referencia. Con ello se fue introduciendo el budismo en ese hermoso país del Sol naciente.
- Así te instruyó la pancarta de la Séptima Sabiduría.
- No te admito burlas, Jiménez. Yo también sé leer e instruirme cuando la ocasión se me presenta, -le contesté de mala manera.

Siguió Onofre con su disertación:
- Entre las fantásticas anécdotas mitológicas que cubren el espacio religioso de Japón, os voy a leer aquella que dice:
El emperador Sujiu en el año 225 de nuestra época, encargó a una de sus hijas que buscara un lugar apropiado para erigir un templo donde adorar el espíritu de Amaterasu, diosa solar de la cual descendió su ascendiente el emperador Jimmu en el año 660 antes de Cristo.
Los dioses fabricaron un espejo con el cual conseguir atraer a la diosa solar Amaterasu, fuera de la guarida en la que se había encerrado enojada por su hermano Susanowo. Llevaba el collar la diosa en el momento de su tormentosa entrevista con el hermano, durante la cual le exigió la entrega de la espada que sacó del cuerpo del dragón al que había dado muerte.
Estos tres objetos fueron donados por la diosa, como símbolo del poder imperial, a su nieto Ninigi.
- ¿Hoy siguen entregando esos objetos?. ¿Tanto valor tienen?.
- Son símbolos sintoístas, de la religión oficial del Japón, y, por tanto, tienen a los ojos de los fieles un valor espiritual superior al material e histórico. Hermosos edificios construyen con ornato propio del país. El emperador Temmu dio orden de construir el santuario sintoísta que se compone de dos templos separados por kilómetros entre ambos, en el año 686 de nuestra era, si no recuerdo mal. Al propio tiempo dispuso fueran derribados cada veinte años y vueltos a reconstruir. Los trozos de madera de que estaban erigidos, se distribuyeron como reliquias por todo el pueblo.
Uno de los ritos en la ceremonia de la coronación de los emperadores japoneses es la entrega de esas tres joyas divinas, de las cuales ya hemos hablado: espejo, collar de piedras preciosas y espada de Susanowo.

Comentó Carrascosa:
- Según lo leído, no llegaron a conocer la civilización más avanzada de los griegos, quienes desecharon la adoración del Sol y la Luna para crear sus propios dioses mitológicos.
- Tampoco alcanzaron en el conocimiento de Mahoma, quien destruyó los ídolos que adoraban en la Kaaba de La Meca. Sin embargo, protegió la imagen de María con Jesús en sus brazos que los cristianos árabes habían creado -dijo Jiménez.
- Dices bien, cristianos árabes. Los hebreos que abrazaron las enseñanzas de Jesús de Galilea, no fabricaban ni pintaban cuadros de una u otra imagen religiosa: se les tenía prohibido por las leyes de Moisés -intervino Carrascosa.
- Entiendo que las figuras que aparecen en las catacumbas, por ejemplo las de Roma, ¿no son hechas por los cristianos hebreos que se refugiaron en ellas?, -preguntó Onofre.
- Eso entendí a un asiduo visitante de lugares sagrados de Italia, quien llegaba a negar la veracidad de dichas pinturas -aseguró Silvestre, recordando el viaje que hicieron sus padres a Roma.
- Japón sigue con orgullo llamándose el País del Sol naciente, y a su emperador tienen como Hijo del Sol. Desde entonces a los emperadores japoneses en el acto de la coronación les entregan tres reliquias -continuó Chillón.
- ¿Desde el Emperador Jimmu?.
- Cierto.
Fue interrumpido por Jiménez.
- Dices dioses y antes hemos hablado de que no aceptaron los dioses de las mitologías griega y romana.
- Eran otros dioses. Siempre adoraron los que representaban fenómenos naturales, dando origen al sintoísmo.
- No me digas que fue nueva adoración.
- Sí. Consiste en un conjunto de creencias y ritos animistas. Llegaron a considerar al emperador como representante de los dioses, rindiendo culto a sus antepasados, -señaló Carrascosa.
- Creencias animistas, ¿qué son?.
- ¡Va!, Chillón, ¿no sabes qué procede de animación? -le contestó Martímanuel.
- No. Siento contradecirte, Martí, pero no es eso -dijo Onofre haciendo gala de lo aprendido-. Es una creencia que atribuye alma a los fenómenos naturales, y trata de hacerlos favorables por medio de prácticas mágicas.

Nos enzarzamos en discusiones filosóficas sobre el alma, sin llegar a un acuerdo. Difícil resulta fijar, cuando cada uno es dueño de sí mismo y la interpretación que hace de lo captado por sus sentidos, depende del componente de las ideas asociadas por anteriores sensaciones percibidas.
- ¿Los japoneses usan la magia?. ¿Es nueva religión, acaso el espiritismo?.
- No he dicho eso, ¡puñetas!. Me estáis en liando. Quiero deciros que sus prácticas encierran un sentido confidencial, reservado, e íntimo de cada individuo.
Para zanjar la cuestión, Carrascosa, les dije:
- Según se expresa Onofre, daban alma a sus dioses, creados por ellos mismos según sus necesidades. En una palabra: vida, como si vegetales o animales fueran. Sigue por favor.

Me encontraba también yo maravillado con la buena explicación que mi orgulloso discípulo de los viajes al Más Allá hacía gala. Así fue que me gustaba continuara.
- La coronación se asemeja a la de los emperadores de Occidente -afirmó un oyente.
No pasaba noche sin experiencias en sueños. Las tenía con relación a los conocimientos acumulados con nuestros coloquios en el banco, leídos o escuchados al enigmático compañero.
Sabíamos apreciar cuando el inteligente Romil iba a tener ramalazos somnílocuos. Esa práctica nos evitaba estar de penosa escucha, cuando en aquella edad tanto necesitábamos el sueño para dormir.


Pedro Valdo.
A instancias de mis contertulios volví a tomar la palara para hablarles de mis experiencias en el Séptimo cielo.
Así les dije, que por mi pensamiento vi la imagen del insigne cristiano, Pedro Valdo, creador de los pobres de Lyón, hereje declarado por la Inquisición, proyectada sobre la nebulosa, la cual me reveló:
- Fui un famoso propietario y rico comerciante. Contemplé la muerte repentina de mi amigo Duarte en una animada fiesta.
Fue tal la deprimente impresión ejercida sobre mí que, decidí consagrarme al servicio de Dios y de la Iglesia.
Anda -dije en voz alta, de la cual me asusté, pues resonó en el espacio intergaláctico como si fuera el trueno- en analogía a lo que Buda llevó a cabo, al contemplar la desgracia de un amigo.
Así dije y pese a la resonancia de mis palabras en la galaxia, nadie me contestó. Seguí leyendo en la pancarta de la nebulosa:
Eran tiempos aquellos, a finales del siglo XII, en los cuales eso de entregarnos en cuerpo y alma al servicio de Dios era: coger la espada, cinchar bien el caballo y lanzarnos a predicar por los campos del Creador.
Me decidí con inusitado afán por imitar a Cristo.
Puse en práctica las palabras del evangelio de Mateo: "Si quieres ser perfecto, anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; después ven y sígueme"(mt.19, 21).
Así lo hice; vendí todo mi patrimonio, que ascendía a grandes cantidades, localizado en la Región del Piamonte, en el noroeste de Italia.
Repartí entre los pobres el dinero obtenido y como en aquella época no había comuna donde acomodarme, cual existió en los tiempos de Jesús, recorriendo los caminos me dediqué, como ya he dicho, a predicar la palabra de Dios.
Muchos estaban dispuestos a seguir las enseñanzas de Jesús. Dijo éste: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falsos testimonios; honra a tu padre y a tu madre y ama a tu prójimo como a ti mismo".
Sólo necesitaban el ejemplo. Allí aparecí, entonces. Alrededor de mí se agruparon los que llamaron los pobres de Lyón, quienes impulsados por mi decisión vendieron asimismo sus bienes y dedicaron su vida a predicar por ciudades y pueblos de la región.
Instituí: todo aquel que siendo lego practique la pobreza podrá ejercer las funciones del sacerdocio. Proliferaron los sacerdotes predicadores.
Íbamos por los caminos, por las chozas, por los lugares más deprimidos e inaccesibles, propagando la fe de Cristo.
Llegamos a los lugares más recónditos de la geografía gala, donde no habían oído hablar de Jesús.
Asegurábamos que la riqueza de la Iglesia, los tributos, las bulas para soslayar el castigo divino, eran procedimientos del diablo: Del anticristo.
Los pecados no podían ser perdonados por dinero, ya que resultaba que los pobres eran quienes pagaban el pato.
Llenaban las cárceles del alma, inventadas por las elites eclesiásticas.
Arremetieron con anterioridad contra Arrio, por defender las enseñanzas sociales de Jesús, en lugar de pensar en su divinidad y proclamación como Hijo de Dios que tanto favorecía a quienes regían los destinos de la Iglesia.
Al Emperador Constantino, le vino bien, para mantener unido a su imperio.
Las almas no pecan por no ser parte intrínseca del cuerpo.
En todo caso, podrían pecar aquellas almas que como dicen los materialistas: forman parte esencial de la carne, que como ella es resultado de reacciones químicas o por flujos atómicos.

Las almas son virginales, como obra directa de Dios al dar la vida. Sobran los diezmos y primicias, las bulas y los tributos religiosos.
Consideramos indispensable para los que abrazamos la religión de Jesús, que se renuncie a la riqueza: es preciso hacer votos de pobreza.
Los obispos nos prohibieron predicar. Recurrimos al Papa, Alejandro III, en 1170, quien recibió una delegación enviada por mí.
Aprobó nuestro voto de pobreza; pero nos recomendó cumpliéramos las normas de los obispos en cuanto a la predicación de los Santos Evangelios.
Como los obispos eran nuestros directos enemigos, pasamos a la clandestinidad, perseguidos por la Iglesia dominante.
Provocado el cisma por el acoso de los obispos, nos consideraron herejes. Fuimos condenados en el Concilio de Verona en 1184, convocado por el Papa Lucio III.

¿Quién puede negar que, este nefasto Papa enemigo nuestro, fuera el verdadero impulsor de la Inquisición?.
Él y el emperador Federico Barbarroja acordaron eliminar las herejías con penas corporales. Ya no confiaban con someternos a la condena eterna.
Más vale pájaro en mano que cien volando, no fuera que la magnanimidad divina viniera con rebajas: Así que lo práctico era la hoguera.
Mi cuerpo muerto dejó liberada el alma que esperaba fuera a ocupar el lugar que le corresponde en el Reino de los Cielos.
El lugar que ya en vida se me había prometido. Luché por él.
Estas, como veis, son mis últimas impresiones dejadas para la posteridad, cuya imagen os deleitáis en contemplar.

Los valdenses.
Desvié la vista al otro lugar de la nebulosa, donde las imágenes de los correligionarios y discípulos suyos, me informaron de las etapas sucesivas.
Así leí:
Somos el grupo religioso de cristianos llamados valdenses, por cuanto seguimos las doctrinas de Pedro Valdo.
Nos tuvimos que separar de la Iglesia Católica, de la institución que tantos males han provocado en todo el orbe, deshaciendo lo conseguido por Jesús.
Nuestros puntos fundamentales son:
a). -Condenamos los juramentos y mentiras, incluso las más leves.
b). -Rechazamos el servicio militar y el oficio de las armas, así como los tribunales militares y la pena de muerte, por ser motivos que fomentan la violencia, contraria a nuestro espíritu cristiano.
c). -Consideramos superfluas las misas, la confesión y oraciones por los difuntos, ya que no admitimos el dogma del Purgatorio y las indulgencias.
d). -Identificamos la perfección cristiana con la pobreza verdadera y la obligación de ayuno, tres veces por semana.

Malos espíritus de la jerarquía eclesiástica nos difamaron, calumniaron, sentando en las páginas de la Historia falsedades, comparándonos con la brujería, la hechicería y la magia.
Al tiempo difundían que nuestras doctrinas eran las de los maniqueos y los cátaros. Bien sabían la enorme distancia que teníamos con ellos.
El Papa Inocencio II desencadenó feroz cruzada contra los que fuimos más firmes seguidores de Pedro Valdo.

En 1211 en Estrasburgo murieron 80 correligionarios en la hoguera. Época en la cual la Iglesia estaba corrompida; los más atroces crímenes y suplicios partieron de los espíritus de la peor calaña; se movían con completa libertad entre los bajos fondos. Coaccionaban a infelices desgraciados en su pobreza; compraban las almas de quienes ya las tenían a disposición del Diablo, para cometer los más execrables delitos.

- En mi refugio celestial, no aceptaba estas opiniones de los valdenses. Las almas no hay quien las mueva, ni quien las destruya con coacciones o pretenda castigar por su propia esencia natural.
La Iglesia estaba protegida por el poder temporal de los monarcas y por ello actuaban en completa inmunidad. En ocasiones se irrogaban ese poder temporal, el cual por cierto, no les correspondía. Sentaban los cimientos de la Iglesia del Anticristo que ha de gobernar no tardando mucho; en la forma que aseguraban los valdenses.
En las nebulosas seguían informándome:
El Anticristo reinará sobre mentes obtusas; sobre ingenuas gentes, ignorantes, débiles, propensas a dejarse convencer viendo el lado más brillante del collar, sin dárse cuenta de la corrupta superficie no expuesta.
Los corruptos fariseos, maniobran con lo más sagrado. Inventan, transforman, tergiversan, copian, usan indiscriminadamente de los palimpsestos y en conclusión falsean en bien de sus intereses y en perjuicio de la verdadera tradición. Como ocurrió con los pergaminos, borrando lo escrito y superponiendo sus criterios. Engañan la ingenuidad de los conciudadanos, cubren de temores los espíritus más proclives. Construyen un poder fáctico que dura ya más de mil seiscientos años, desde el emperador Constantino. Juntos se lanzan a vivir felices en un mundo endemoniado por ellos, donde tantos seres son destruidos; aniquilan a todos los que se opongan con las armas o las ideas a sus propósitos.
Seguí interpretando las doctrinas que me iban proyectando en la nebulosa. Engañados los hombres en su ignorancia, llegaron a creer que esa era la verdadera doctrina de Jesús. No podrían discernir que ha pasado el milenio desde que Él propagó la fe en el hombre bueno. En su pobreza y en la humildad del corazón, en el amor a los semejantes y en la bondad.
Se ciegan con los oropeles de los elegantes trajes sacerdotales; de los obispos y papas; de las ricas casullas, símbolos de su existencia. Deslumbrantes de riquezas, en tanto tienen fieles muertos de hambre.
Se encontrarán satisfechos con la promesa que les hacen de la vida en otro mundo. Podrán llegar a contemplar a Osiris, con la inmortalidad del alma, al estilo egipcio, quienes se mantengan obedientes a los dictados de los sacerdotes faraónicos, con sus dogmas y recomendaciones; si moderan y aguantan con resignación los sufrimientos que, otros malvados apoyados por ellos, les infligen sin solución de continuidad. Unos tendrán magníficos templos funerarios, sus cadáveres embalsamados con exquisitas esencias y los útiles necesarios en la gloria, en tanto ellos son arrojados a las arenas del desierto líbico, donde se conservan disecados por la acción de las arenas. Harán críticas acerbas al dinero, me indicaban en la nebulosa, a los poderes temporales, a la falta de derechos humanos, que otras organizaciones no religiosas defenderán, de verdad, con todas sus fuerzas. ¡Eh ahí, los anticristos!. La historia se repite. Fariseos y saduceos de la época, según los evangelios. Los primeros como secta, considerada por el poder sacerdotal judío, se mantenían en el tono de rigor y austeridad.
Fueron denigrándose cayendo en la compresión y el derroche, indulgencias y molicie; es decir, compromiso con los enemigos de Israel. Introdujeron en la Biblia las creencias paganas de Babilonia. De aquí que hoy la palabra fariseo sea sinónima de hipocresía.
Su secta enemiga en los tiempos de Jesús eran los saduceos quienes correspondían a las familias sacerdotales y más pudientes de Israel; despreciaban al pueblo, desconfiaban de los movimientos mesiánicos, que tanto se fomentaron; rechazaban las profecías sobre la llegada del Mesías, así como negaron la inmortalidad del alma que no contenían los libros sagrados de Israel; pero se acomodaron muy bien a la presencia romana, la cual, como a los asesinos de Viriato, despreciaron. A unos pagaron con treinta monedas y a otros arrojaron fuera de las murallas de Jerusalén. Tito arrasó ésta ciudad y el templo de Salomón, el cual no hacía cien años había sido reconstruido por Herodes el Grande. Los saduceos siendo los mayores enemigos de Jesús, perseguidores infatigables, temían no sólo las enseñanzas de amor al prójimo que él y sus discípulos propagaban, para el cumplimiento de las leyes, por ello le odiaban. Se valieron de los romanos para que le crucificaran.
- ¿Cómo? -interrumpió Carrascosa- ¿No fueron los judíos los que crucificaron a Jesús?.
- Eso también creía, según nos enseñaba Don Anselmo; pero allí, en lo más alto del Universo nuestro vi, leyendo las motivaciones que llevaron a los romanos para crucificarle. Según las brillantes pancartas era costumbre romana castigar a los asesinos, ladrones, sediciosos y enemigos temibles, con la crucificación; en cambio no era estilo hebreo. Estos lapidaban adúlteras, como fue apedreada María Magdalena, así llamada por ser de Magdala y a Esteban primer mártir, de su muerte fue cómplice, sino actor, el mismísimo San Pablo (entonces llamado Saulo), o degollaban: ahí tenéis el caso de Juan el Bautista, o acuchillaban, pero no aplicaban la muerte en la cruz. El Senado de Roma, para colmo, tenía prohibido crucificar a sus ciudadanos por considerar que este bochornoso procedimiento denigraba a la sociedad romana.
- A mi no me vengas con cuentos. Don Anselmo dice que fueron los judíos. Sus sacerdotes temían el poder de Jesucristo.
- Tus enseñanzas, se salen de madre. ¡Dices cada cosa! -comentó alguien al pasar.
- También opino igual. Es peligroso ese viaje nocturno llevado a peor término -dijo Jiménez muy enfadado.
- Lo siento; pero lo dicho, dicho está y no me vuelvo atrás, pues me engañaría a mí mismo -les repliqué-. Espero que no me contradigáis lo que vi a continuación. Decían las imágenes:
Contra estas sectas, luchó Jesús, con todo su cuerpo y alma.
Dio la vida por el género humano, para librarnos de la barbarie que dominaba el mundo. Con su muerte se humanizaron las sociedades, hasta que llegaron a cristianizarse y con ello conseguir la felicidad en esta vida.
Gandhi y Simón de Monfort.
- Ahora no te entiendo nada -me dijo Chillón-. O las almas son puras o sufren, como si fueran materia: las condenas que en vida hubieron de penar los cuerpos.
- Cierto es, Chillón, lo que dices. Las almas siendo angelicales no pueden sufrir castigo alguno; pero mi forma de expresarme es para que me entendáis. Ya os lo he dicho en otras ocasiones, que estos retruécanos o metáforas son formas de expresión.
En aquél momento cósmico llegué a recordar a Gandhi en su constante búsqueda de la Verdad, en mayúscula, la misma que Jesús proyectaba, la única eterna e infinita, como la vida misma.

Decía Gandhi:
Quiero alcanzar el perfeccionamiento de mí mismo, para mirar a Dios cara a cara.
Gandhi tenía tres armas para luchar contra la injusticia: Resistencia pasiva, desobediencia y la no-violencia.
Él enseñaba:
La resistencia pasiva es una espada de múltiples virtudes. Sin derramar una sola gota de sangre, obtiene resultados extraordinarios.
La desobediencia para que sea civil, tiene que ser sincera, respetuosa, mesurada y exenta de todo recelo. No dejad que la dicte nunca el odio o el rencor.
La no-violencia es la fuerza mayor que la humanidad tiene a su disposición. Es más poderosa que el arma más destructiva inventada por el hombre. La primera exigencia de la no-violencia consiste en respetar la justicia alrededor de nosotros, y en todos los terrenos. La violencia es necesaria para proteger los bienes temporales. La no-violencia es indispensable para asegurar la protección de nuestro honor y del atma(alma). La no-violencia no consiste en amar a los que nos aman.

- Alto ahí. También Jesús dijo que amar a los que nos aman no tiene mérito -afirmó Benito.
- Notaréis la similitud de doctrinas seguidas por Gandhi con relación a las de Jesús. Bien pudiéramos asegurar que aquél ha plagiado de éste, el carácter doctrinal, -aseveró Carrascosa.
Continué con la lectura de la imagen proyectada en la nebulosa:
La no-violencia comienza a partir del instante en que amamos a los que nos odian.
- Digo yo -dijo Carrascosa- que amar a los que nos odian es amar a la humanidad.
- Opinión dada por Gandhi en infinidad de ocasiones. Siempre procuró no odiar ni guardar rencor a quienes le hicieron daño, no sólo a él, sino a la India y a sus compatriotas. Amó a Inglaterra, aunque la combatía con sus armas predilectas. Consiguió la independencia de su patria, sin derramamientos de sangre. Pisó los elegantes suelos del palacio de los reyes de Inglaterra, sin renunciar a su vestimenta tradicional -aseguró Silvestre.
Continué yo:
No se puede ser no violento de verdad y permanecer pasivo ante las injusticias sociales. Todo el mundo admite que sacrificarse así mismo es infinitamente más noble que sacrificar a los demás. Adoptar el principio de no-violencia obliga a separarse de toda forma de explotación. El amor es la fuerza mayor del mundo y, al mismo tiempo, la más humilde que se pueda imaginar.

Un ramalazo de luz me hizo enterarme de los consejos que me transmitían los valdenses:
- Fíjate en aquella pancarta de una nebulosa de la constelación de la Osa Mayor.
Te instruirán las imágenes sobre la falsedad y maldad de estas instituciones que nos persiguen. Por cierto en el interior de la Osa Mayor hay unas tres mil galaxias. Pensad el número de estrellas de cada galaxia.
Miré y fui informado de la imagen proyectada: se trataba de Simón de Monfort.
Afirmaba:
- "Soy Simón de Monfort, aquel que fui nombrado por el Papa para destruir la herejía de los valdenses que se extendían por gran parte de Europa. Mis bravos cruzados tuvieron que llevar a buen fin feroz asalto a Béziers en 1208, refugio de los herejes, pasando a cuchillo a veinte mil seguidores de las doctrinas heresiarcas de Pedro Valdo. Estos en realidad fueron los prolegómenos de la Santa Inquisición."
- ¿No fueron cien mil los cadáveres recogidos en esa carnicería?.
Tuvo intercalada esta pregunta, en la confesión de Simón de Monfort.
- Los veinte mil acuchillados lo son después de ser vencidos en el campo de batalla. Con certeza quedaron en aquellos combates unos cien mil muertos, entre ambos bandos. Me conceptuaron como granuja y bien cierto, me aproveché de los beneficios que reportaba la cruzada desencadenada contra las herejías que se extendían por Francia y resto de los países europeos.
Significaron para mí una mina estas acciones de bandidaje encomendadas por las jerarquías eclesiásticas y el poder reinante. No olvidemos que sólo una parte llegaba a mis bolsillos.
El resto engrosaba los de las jerarquías, las instituciones y los gobernantes. Tenía a estos como ganado fácil de sobornar con las promesas de riquezas arrebatadas a las víctimas en mis correrías criminales, las que desorbitaban sus pupilas. Tuve en mi poder, "custodiado", al príncipe Jaime, el que más tarde fuera llamado Jaime I el Conquistador, Rey de Aragón, a la muerte de su padre. Entregué a su madre por presiones y exigencias del Papa.
Se esfumó el semblante de Simón de Monfort, buen perillán: brazo derecho del poder temporal y eclesiástico de la época.
Ese rostro de maldad no era nítido. Tampoco de éste contemplé jamás un retrato. Sí, por asociación de ideas y las imágenes de su época en libros o películas históricas, que nos presentan a los personajes con sus vestimentas típicas en el combate.

Más tarde quedaron patentes estas acciones de rapiña, cuando el Papa y el Emperador, de mutuo acuerdo se apoderaron de las riquezas de la Orden del Temple. De aquellos que se hicieron llamar en un principio:
Milicias de los Pobres. Soldados de Cristo y del Templo de Salomón.
¿Por qué motivos los templarios se desviaron de la línea maestra de la Iglesia Católica?.

En el espacio sideral no conseguí enterarme. Luego se especuló si quizá fueran los descubrimientos que hicieron los templarios de manuscritos en pueblos de Tierra Santa, cuando participaron con gran eficacia en las Cruzadas, o por motivos de misteriosas conversaciones mantenidas con sabios árabes, con caballeros judíos o con "perfectos" cátaros y valdenses.
Lo cierto es que, los templarios cambiaron de chaqueta y se convirtieron en enemigos religiosos de aquellos a quienes hasta este momento les habían servido. La Inquisición, la Santa Inquisición para ser más exactos, se cebó en ellos. No sólo por herejes, sino por traidores a su causa, con gran beneplácito por parte de los poderosos que supieron aprovecharse de las circunstancias, para repartirse las grandes riquezas de la Orden.

- Debo aclararte algo, amigo Onofre, -señalé haciendo pequeño paréntesis-; como ves las imágenes proyectadas sobre las nebulosas, no falsean los delitos, ni sienten arrepentimiento de las malas acciones por ellos ejecutadas.
Es el mayor privilegio de quienes habiendo sido granujas, pueden hacer actos de constricción. Relatan Pe con Pa sus hazañas nobles y maldades, en el preciso momento de su muerte. Palabras que de forma paranormal quedan grabadas para la Eternidad, sin temer al Infierno ni al dios griego que lo fundó.

Los cátaros.

Es la franquicia que tienen las imágenes proyectadas en su día en el propio lugar de los hechos. Como en otras ocasiones te he dicho, son fenómenos paranormales. Dejan grabada su impronta en los objetos que fueron parte principal en la vida del interfecto:
Sus voces y figuras se esparcen por todo el espacio del polvo de los caminos; de los altos montes, de los árboles milenarios; en las tierras secas, en el limpio aire; en las piedras como panfletos litografiados; en los muros, paredes y techos de los magníficos edificios, y de suntuosos palacios, serigrafiados; y en los monumentos, estampados; en humildes casas, recordados con el cariño que une a estas gentes.
La imagen de Jesús quedó esculpida en la Cruz, con fino cincel, adorada por error por quienes deberían repudiarla, como tormento que fue del Maestro. Aborrecidas las huellas de los desgraciados sayones que le coronaron de espinas. Las acciones de Poncio Pilatos y los sumos sacerdotes, y las voces del cobarde pueblo que chillaban:
Crucifícalo, crucifícalo.
Por considerar fueron engañados al no ver en Jesús el dios de la guerra, largamente esperado: el Nazareno.
Ahora se proyectan para conocimiento de los que tenemos el privilegio de subir en sueños a los cielos.
Esto le daba a Onofre una envidia desordenada. Más adelante se manifestó con claridad, y hube de dar satisfacción a sus deseos de viajes oníricos.
Reunidos en el banco, sin necesidad de bando como en el pueblo se hace para la asamblea municipal; a la hora prevista que todos teníamos en mente, me pidieron que en mi turno siguiera con mis fantásticas exploraciones por el Espacio.
No me hice de rogar y les manifesté.
- En las proximidades de los valdenses percibí las imágenes de los cátaros; otra secta de herejes de la misma época, que odiaban los valdenses y la Iglesia intolerante. Decían que, ellos eran rechazados por las máximas esferas de la Iglesia de Roma, dado que condenan el matrimonio, supeditando la adhesión a Dios con la abstinencia total de carne.
- Tengo conocido eran unas bestias en su comportamiento comunal -aseguró Martí.
- Puede que sí. Y quedé convencido cuando en la pancarta leí: "Los más radicales nos mantenemos en la creencia de ser el cuerpo humano obra del mal, de ser la cárcel del alma, por lo cual consideramos imposible que Dios se encarnara. Rechazamos en consecuencia, no sólo la divinidad de Cristo, también a la Iglesia jerárquica: condenamos como supersticiones los sacramentos y los ritos católicos".

Consolamentus.
En otra pancarta hacían referencia a la forma de ingreso en la Orden de los cátaros:
- Teníamos que seguir una iniciación y purificación llamada consolamentus.
En paralelismo con la Inquisición la cual enviaba al cielo a las almas de herejes, pecadores, y dígase con toda la razón, también inocentes, liberándolas del cascarón, a lo cual llamábamos las cárceles del alma, incinerándolas. Tal fue el caso mío que, como veréis apenas proyecto imagen en la pancarta por mi delgadez, propia de los que mueren de hambre, quedando en los puros huesos.
No poseíamos bienes, rechazábamos el matrimonio, nos manteníamos vegetarianos, recurríamos al ayuno y al valor ante el martirio.
Los pertenecientes a la Iglesia de Roma, se admiraban del valor con que los cátaros hacían frente a la hoguera de la Inquisición, condenados por herejes.
Rostros nunca vistos por mí; pero sí las pinturas negras de Goya de cierta similitud con esos individuos famélicos, por asociación de ideas, leí:

Nos agrupábamos en comunidades, como las comunas creadas por Jesús en las cercanías de Jerusalén. En éstas su hermano Santiago rigió durante muchos años. O como las instaladas en la ciudad de Hebrón, camino de la península de Sinaí. Lugar este de paso para muchos, que huían de las represalias de los romanos, según tenemos leído en evangelios y otros escritos de la época. Negábamos el derecho a la propiedad. Recibíamos el apoyo de los señores feudales.
Entre ellos estaban Raimundo VI, conde de Tolosa, el conde de Foix y el vizconde de Béziers.
Se acusó injustamente al conde de Tolosa del asesinato del legado pontificio, Pedro de Castelnau: proceder acusatorio de nuestro tiempo, habitual para encontrar motivo de ahorcar al denunciado. Fuera o no culpable de algún delito. La calumnia era su procedimiento para inculpar a quienes no les agradaba.
El Papa Inocencio III le excomulgó, huyendo Raimundo a Francia, desde cuyo momento se intensifica la lucha contra nuestros correligionarios los llamados albigenses.
Los cátaros prosperábamos en su mayoría por el Mediodía francés y por diversas zonas europeas. Recibimos varias denominaciones:
- En el Mediodía francés, se nos llamaba albigenses y cátaros.
- En el Norte francés, se nos conocía como publicanos.
- En Dalmacia y Norte de Italia, patarinos.
- En la región del Rin, ketzer.
- Con otros pretextos, búlgaros.
A uno de los cátaros más próximos a mí pregunté:
- ¿Por qué búlgaros?. En España por analogía los tenemos como gitanos.
No recibí contestación; pero más tarde me enteré que tenían su origen en los, -esperad que lo lea-: bogomilos, secta en Bulgaria, quienes creían que el mundo material había sido creado por el diablo y negaban la encarnación de Cristo, los sacramentos y la autoridad de la Iglesia de Roma.

Seguían las imágenes informando:
- Llegamos a tener una importante comunidad de fieles. Raniero Sacconi, fue obispo cátaros en 1250, quien contó con 16 iglesias. Celebraron nuestros hermanos en Cristo un concilio en 1187, presidido por el prelado llamado niquinta.
Pierre Authie en su prédica a comienzos del siglo XIV, así dijo:
Hay dos iglesias: la una huye y perdona, la otra posee y despelleja.
La que huye y perdona mantiene el recto camino de los apóstoles: no miente ni engaña.
Y esa iglesia que posee y despelleja es la Iglesia romana.
Nos odian como odiaron a Nuestro Señor y lo persiguió, al igual que a sus apóstoles y nos odian a causa de su Ley que observamos con firmeza; y quienes son buenos y quieren guardar su fe con constancia, se dejan crucificar y lapidar cuando caen en poder de sus enemigos, como hicieron los apóstoles. Y se niegan a renegar de una sola palabra de la sólida fe que mantienen.

Otras imágenes de herejes aparecían a lo lejos: los maniqueos. No me fue agradable leer sus pancartas.
- Vamos a quedar sin conocer la historia de estos tipos -se lamentó Onofre.
- No me agrada repetir lo que percibí.
Afirmó Carrascosa:
- Tengo experimentado que pueden destruirse las organizaciones y las personas; pero las ideas permanecen por más represión que se haga contra ellos. Quizá esta persecución indiscriminada sea la causa de su resurgimiento en el momento menos esperado.

- Cierto debe ser, porque estaban convencidos que sus pensamientos religiosos eran los verdaderos, por los cuales dieron la vida. Sufrieron la horca, la hoguera impuesta por la Inquisición, fueron degollados y los más torturados.
- ¿Acaso concedían los valdenses títulos eclesiásticos como en el Palmar de Troya o como la secta Puerta del Cielo?. Hoy día aún mantienen la aberrante idea de liberar con el suicidio las almas de sus adeptos -interrogó Jiménez.

Juana de Arco.
- Incluso nombraron obispos, -afirmó Silvestre.
Llegan a considerar a los valdenses, cátaros y otras sectas, como brujos, debido a su clandestinidad: de practicar la hechicería: calumnias para exterminarlos.
Decía en otro párrafo la imagen de Valdo:
Entonces y siempre en esta institución católica de carácter político social moralista, de alto copete las libertades de expresión y de pensamiento, brilló por su ausencia.

Por arte de magia apareció en la nebulosa de Andrómeda la imagen de Juana de Arco
- ¿Por qué?. Pregunto. ¿Qué relación puede tener?.
Podéis suponer que todas mis expresiones orales tenidas por no oídas; pero en las Nubes de Magallanes, hizo su aparición la referencia sobre esta heroica francesa.
Esta figura sí que era nítida, como elegante jinete sobre caballo blanco con las crines flotando al aire. Qué hermosa película y que personaje más maravilloso la heroína francesa, con la cruz en una mano y en la otra la espada -lo siento pero llegó a recordarme a los santones musulmanes propagando la fe a golpe de espada.
- Es mi alma esta imagen, la de Juana de Arco, me llamaron "la doncella de Orleans". Tuve la dicha de ser liberada del cuerpo, mediante la consumición del mismo en la hoguera de la Inquisición.
Me mantuve virgen. Los corrompidos gerifaltes de la Iglesia no consiguieron doblegar mi recio espíritu y violar mi integridad física con el fin de deshonrarme. Vencí a los enemigos de mi Patria, los indeseables ingleses, en la Guerra de los Cien años. Salvé el tambaleante trono del postrado Rey, quien resultó ser cobarde traidor. Nada hizo por liberarme o al menos defenderme, como estaba obligado.
Tuve la desgracia, para el cuerpo, como es de suponer, y no para el alma, por la gracia de Dios, de ser apresada. Iba en auxilio de Compiegne, el 23 de mayo de 1430, contra quienes en aquellas fechas, los borgoñeses eran enemigos de los míos. Estos, con gurrumina complacencia, me entregaron a los ingleses. Fui sometida a los juicios endiablados de la asquerosa y criminal Inquisición.
Entidad, afirmo, del más pernicioso estilo anticristiano. Muy similar, si hacemos caso, -la historia se repite-, a los comportamientos en los cosos romanos; cuyas víctimas de los seguidores de Jesús, destrozados por las fieras, daban plena satisfacción a los espectadores asistentes.
- Pues, ¿cómo dicen seguidores de Jesús y no cristianos?.
- No consideraban todavía a Jesús como el Mesías: Cristo en griego.
Ante la Inquisición -seguía la imagen de Juana de Arco- se me acusó de valdense, queriendo decir hechicera, por ser la forma más acorde con la cruzada desencadenada contra ellos. Por el coraje que puse en defensa de mi honra y religión, inspirada por Jesús, mi gran maestro, resistí hasta el desfallecimiento, sin que consiguieran violarme, sin mancillar mi espíritu. Morí como nací. Y heme aquí disfrutando de la gracia divina, por haberme restituido a mi punto de partida: El Reino de Dios. La Inquisición y los sucesores de la misma son anticristos: carecen de caridad cristiana, al tiempo que no dan ejemplo con su comportamiento. Me resultan hipócritas; fariseos que olvidaron el rigor y la austeridad cuando argüían principios fundamentales, en el mundo carcomido por el pecado.
Se fue distanciando la imagen de la heroica mujer, hasta desaparecer de mi vista. Carrascosa que conocía bien la historia de Juana de Arco, se encargó de documentarnos sobre la vida y acciones de la que fuera equivalente a nuestra heroica Agustina de Aragón.
Volverán, no las oscuras golondrinas del poeta, sino el desquiciamiento de mentes endemoniadas, capaces de restablecer nuevamente el odio, el rencor y la muerte de tantos inocentes. Volverán a restablecer el odiado Diente por diente y ojo por ojo. El maldito Talión, contra el que Jesús luchó hasta la muerte. Pero así no conseguirán la felicidad y su futuro endemoniado será similar al que Onofre percibió en los infiernos.
El hombre ha de ser siempre desgraciado. Hasta que consiga desterrar la formación cultural de un pasado guiado por mentes cobardes, fanáticas, y temerosas de la muerte. Solamente encontrará la felicidad en la solidaridad con los más deprimidos socialmente, con los minusválidos, viudas y huérfanos desvalidos, respetando al padre y la madre y protegiéndolos en su vejez. Imponiendo la Igualdad para que haya Libertad. La Fraternidad para ayudarse mutuamente: respetando el mundo en que vivimos.
En mayo de 1936 dejé de asistir a las reuniones del banco de los coloquios.
Cumplidos los dieciocho años, el 26 de abril mi madre me reclamó. Tomé el tren y ya sin protección de la Guardia civil supe desenvolverme bien para llegar a León; tomé el autobús a Riaño. Allí me esperaba mi madre con la que nos desplazamos a Burón donde ejercía de maestra nacional en propiedad. Aún tuve tiempo para contemplar, en el Primero de mayo, las algaradas de los obreros quienes gritaban: Los huérfanos de postre. Cosa que tomamos a broma, pues no hacía mucho estuvimos en camaradería con ellos, jugando al futbol contra la Ferroviaria.